14

Luego de unos días de investigación no llegamos a una correcta forma en la que podamos destruir el Horrocruxe.

Si bien la idea de usar fuego demoniaco es tentadora (pues Bellatrix no deja de ponerla sobre la mesa) Otra cosa que es tentadora es usar veneno de basilisco, pero no solo no sabemos donde conseguirlo, sino que el hacerlo es una tarea bastante complicada y tediosa.

No sabemos exactamente hacia donde debemos caminar, aun con ello Bellatrix pensó que era buena idea el tener juntos a los Horrocruxes en caso de que un problema ocurra y debamos movernos de Grimmauld Place. En sí, eso fue más su paranoia (y un poco mía) Por lo que los chicos declinaron acompañar a Bellatrix a por el mismo con la excusa de: "Podríamos llamar la atención" Como si una ex mortifago no llamara la atención por sí misma.

Después del desayuno ambas salimos de casa y caminamos en silencio hasta la esquina del final de la calle. Bellatrix se quedó congelada mirando el inicio de una nueva avenida, suspiro y dio un paso como si lo que acabara de hacer no dijera muchas cosas ya de ella.

Estuvimos alrededor de diez minutos para cuando pudimos tomar un taxi, no escuche con exactitud el lugar, pero Bellatrix lo dijo con tal confianza y normalidad que sentí la misma familiaridad hacia un lugar del cual no se nada.

El taxista nos llevó en silencio (si no contamos la radio) Por las calles del Londres Muggle, mientras miraba el despejado cielo y me quejaba por el incremento de calor de este verano. Para estas fechas estaríamos en unos posibles exámenes de incio de semestre en Hogwarts.

Tal vez los chicos estarían entrenando para el primer partido de la temporada o ya nos hubiéramos metido en algún problema... ¿Qué estarán haciendo los demás? Sé por lo que nos ha contado Dobby que Snape es el nuevo director y que asistir a Hogwarts es una obligación casi que de estado además de que la torre Gryffindor es tratada igual que como un basurero y que las mazmorras son el lujo hecho lugar.

Miro las calles y es en una parada que miro a un padre cargando a su hija (bastante conveniente a estas alturas) Quisiera sentir dolor, lástima... Pero sé que lo que les hice a mis padres fue lo correcto viera por donde lo viera.

Ellos no necesitan ser tragados por una guerra a la que no pertenecen... Pero, ¿acaso no eso es para todo aquel que solo quiera vivir?

-Hermione- llama Bellatrix sacándome de mi mente, parpadeo un par de veces y noto que estamos viendo un edifico viejo, desgastado por el tiempo al grado de tener la roca ennegrecida en ciertos lugares. Es de dos pisos, con una serie de seis ventanas (cada una con un pequeño balcón) y una enorme puerta que se miraba antes era del mismo material que él edifico, pero que en búsqueda de algo moderno fue cambiado por cristales y una puerta giratoria.

Bellatrix camina con total confianza al lugar, una confianza la cual me hace mirar la ropa que llevo y luego la de ella. Y es monstruosa la diferencia.

Ella lleva unos jeans (ni ajustados ni holgados) Un saco negro bastante grande que cubre una blusa crema que es adornada por el medallón que ella siempre lleva y como un "toque soberbio" Unos tacones con plataforma que le dan un extra de cuatro centímetros (muy baja aun a mi lado) De igual forma, todo en ella dice: "Alta clase" mientras que mis jeans y blusa negra dicen: "Me cole"

Ambas entramos y somos recibidas por un sonriente hombre en la entrada, la falta de gente me pone alerta al instante.

-¡Señorita Black!- saluda el hombre de color que lleva un peinado algo... Cuestionable, pues se nota a kilómetros que trata de cubrir su calvicie con lo que le queda -Es un gusto tenerla una vez más en nuestra sucursal-

-Lo mismo digo- dice Bellatrix con una calma y normalidad que me hace dudar si alguna vez estuvo al lado de Voldemort -He venido a retirar un artículo-

-¡Por supuesto, por supuesto!- la alegría del personal me parece curiosa, incluso me hace pensar en un hechizo Imperio sobre él. Pero tras mirar la cara incómoda de Bellatrix sé que todo va... Relativamente bien -Si me permite, necesito una identificación- me aterro al momento, pero me asusto aún más cuando veo que ella saca una identificación de su bolso -¿Podría seguirme?- el señor me mira y señala -Ella...-

-Es solo una acompañante-

-¿En necesaria para la transacción, señorita Black? Como usted sabe, el secretismo de los clientes de este establecimiento es nuestro máximo-

-Lo comprendo- dice sonriéndome en burla -Quédate aquí como una niña buena, la tía Bella ira a hacer cosas de adultas-

Una corriente de enojo choca con el rojo de mis mejillas, Bellatrix se burla y me abandona en la sala de espera de este lugar. Molesta camino a unos sillones de piel roja en donde me tumbo mirando las pantallas en donde anuncian "increíbles préstamos y seguros" para los clientes. Miro por última vez como Bellatrix se pierde con el señor, y, cuando da media vuelta, me enseña la lengua y se despide con una risa.

-Carajo- susurro entre miles de pensamientos que se repiten sin cesar en un sin fin de... -Es linda- admito mordiendo mi lengua.

Pasaron algunos minutos (posiblemente media hora) Para cuando Bellatrix volvió pavoneándose además de un sin fin de papeles que ella dice le dieron para una cuenta de ahorro y de retiro.

Al salir ambas corrimos al callejón más cercano en donde de su bolso salió la copa de Helga Hupplepuff. Una copa dorada en todo extremo de donde se mire, con forma de bellota donde es el fondo y una enorme tejón tallado.

-Es...-

-Horrible- termina Bellatrix por mí -Mira que lo de Salazar ya era algo... Pero esto, ¿Qué tenían el ego en las nubes?-

-Tal vez- susurro sintiendo la misma atracción que sentí por el guarda pelo -¿Cómo la ocultamos?- pregunto recordando que Bellatrix se quedó sin magia un par de días.

-De la misma manera- dice con una caja de madera pequeña que saca de su bolso el cual creo pensar tiene un encantamiento.

-Te quedarás sin magia-

-Si, ¿Y?- Bellatrix guarda la copa y repite lo mismo que hizo con el guarda pelo, la madera se volvió negra y verdosa, como si estuviera podrida. Una vez término metió la caja y todo el malestar desapareció -Listo-

Salimos del callejón como si nada y caminamos unas cuantas calles, pero aun de estar tan lejos del sentir de la copa. Hay algo que no deja mi mente y con justa razón de ser.

-Espera- digo tomando con fuerza la mano de Bellatrix.

-¿Si?-

-Yo...-

-¿Tú?-

-Tu magia, ¿Por qué parece no importarte más?-

-Oh- solo alcanza a decir antes de soltar mi mano, no con brusquedad, pero si con un claro sentimiento de incomodidad. Mira a la calle, como si lo que pregunte no importara algo -Sabes, pensé en comprar un auto-

-¿Qué? Bellatrix, tu magia-

-Un auto- repite -Quiero un auto, cuando todo se calme quiero un auto, o incluso antes para andar por ahí. ¿Sabes? Pensé en remodelar Grimmauld Place, dejarlo irreconocible. Aunque ya medio lo es, así que... Tal vez una nueva capa de pintura-

-Bellatrix ...-

-También he pensado en decirle a Kreacher en que me enseñe a cocinar, ya es hora, ¿No? Debo ser un adulto funcional-

-... ¿No quieres más tu magia?-

-... No- responde a secas -¿Por qué? Los estoy ayudando, le he dado consejos a Harry e incluso a la comadreja de ciertos hechizos y eso porque no podía usar magia. Pero, ¿Para qué la quiero? He estado pensando, Hermione. Pensando quien soy. Y lo mejor que puedo hacer es dejar morir a Bellatrix Lestrange a futuro. Es lo ideal, ¿No?-

-Pero Bellatrix. Entiendo lo que me dices, pero-

-Si lo entendieras no me estarías replicando-

-Pero-

-Oye- dice tomando mi mano una vez más y jalando de ella para volver a caminar -Ayudaré a Potter, eso es lo que importa. Lo que quiero una vez termine todo esto es... Una vida normal- explica con normalidad y encanto -Solo quiero eso. Creo que es momento, sé que hice cosas muy malas, lo entiendo, pero-

-Te cansaste-

-Si, yo... Estoy cansada- rasca su cabeza mientras una melancólica sonrisa aparece, y ejerzo fuerza en mi agarre -Me canse, Hermione. De lo que debí ser; de lo que no fui, de las personas que no elegí, de a que bando pertenecer. Me cansé, ahora solo quiero llegar a casa y mirar televisión o salir y perderme por ahí. Incluso me gusta que estén en casa, me gusta hablar contigo y que sepas seguirme la plática. Eso es lo que busco, tranquilidad. Y mi magia no me la dará, ya no-

La plática término tan abruptamente como empezó. Seguimos andando por las calles del Londres Muggle en una mañana calurosa y soleada, tomadas de las manos y con diferentes sentimientos de lo dicho y escuchado.

-Oye- digo al lado de ella sin mirarla, solo caminando y acariciando el arco de su mano en un intento de ocultar el nerviosismo que solo empeora al hacer eso.

-¿Si?-

-Yo... Bueno, yo...- Bellatrix comienza a reír, niega un par de veces y continua.

-¿Qué es eso, la caballerosidad Gryffindor?- pregunta con gracia.

-¿Tal vez?- Bellatrix detiene su risa, me mira y su cara da noticias de felicidad -Yo... Solo... Quiero decir que, te apoyo, y que en caso de que quieras hablar con alguien, con gusto-

-Para- dice de golpe susurrándome en el oído -No olvides quien soy, Gryffindor-

-No lo hago... Bellatrix-

Bellatrix me mira directo a los ojos y me llegan los recuerdos de las primeras noches en Grimmauld Place, como el marrón y negro se enfrentaban sin miedo alguno del otro, pero también recuerdo esos ojos suplicantes y solitarios.

-Eres demasiado buena para tu propio bien, Hermione- dice sin apartarse de mi espacio, sintiendo casi la respiración de la otra, sujetando el iris intenso de las dos en una lucha personal sin un sentido claro.

-¿Lo soy?- pregunto dando un paso hacia ella -¿No eres tú la que nos da asilo y comida además de ayudar a Harry?-

-... Solo hago mi parte-

-Seguro- digo presionando su frente con mi dedo y es que recuerdo la diferencia de altura la una de la otra.

Ella sonríe, revira la vista y volvemos a caminar.

-Demasiado para tu bien- repite.

-Lo mismo te digo, Bellatrix- le digo acariciando de nuevo el arco de su mano.

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