12

 Fue difícil pasar las 24 horas necesarias para la poción multijugos, Bellatrix y yo nos turnábamos cada dos o una hora para vigilar que todo estuviera en orden. En la noche de ayer (alrededor de las nueve) Mundungus regreso con unos cuantos cabellos para los cuatro, cuando Bellatrix vio que se le pensó en el plan, rápidamente declino y se mostró en contra de tal pedido, pero aun así guarde el cabello en caso de emergencia o de unión.

Cuando Ron miro el cabello en frascos preguntó: ¿Cómo lo hiciste? La respuesta de Mundungus fue: "Muchos magos y brujas odian a personas, y esas personas que odian son fáciles de manejar" después de eso nos dio simples notas en donde estaba el horario de las personas que seriamos para poder interceptarlas y mandarlas a casa o noquearlas.

Bellatrix se alarmó ante esto, sobre todo cuando Mundungus dijo que bastaba con un hechizo aturdidor o uno que paralizara.

"Son unos malditos idiotas, entraran al ministerio y atacaran personas del mismo. ¿No entiendes que son buscados? Algo así les pondría mayor ganancia a sus cabezas"- nos regañó a los cuatro, aunque yo estaba pensando en maneras rápidas y menos peligrosas para deshacernos de tales personas.

Pero antes de que pudiera decir algo, Ron hablo, y usando un gran sentido dijo:

"Por eso debes ir con nosotros, tú sabrás que podemos usar y que no. Además por si algo sale mal"

Por lo que ahora tengo a una Bellatrix caminado de un lado a otro en la cocina viendo como pongo poción multijugos en un vaso para cada uno. Los chicos están en la sala discutiendo quien sabe que, mientras que Kreacher se pasea por la casa limpiando y susurrando molesto sobre: "Traidores" o "Pobre de mi ama, regresando a ello"

Miro de reojo a Bellatrix, caminando por toda la cocina, como si no se supiera ya todos los rincones de esta o no hubiera encontrado ya un patrón: Izquierda, derecha, derecha, para, izquierda, izquierda, me mira, derecha, se sienta y después de unos segundos repite lo mismo.

-Bellatrix- suspiro ya cansada. Dejo de verter él... "Líquido" en un vaso y la miro ya molesta -Solo dime... ¿Qué te tiene tan nerviosa?-

-¿Es una broma? ¿¡Es una puta broma!?- grita sentándose después de su caminata -Entraremos al ministerio-

-Si, ¿Qué con eso? Digo... ¿No se supone algo como esto deberías verlo como un gaje del oficio?-

-No entiendes, ninguno. Es SU ministerio, no el nuestro. No sabemos que pudo cambiar para bien o para mal- la pierna de Bellatrix comienza a subir y a bajar a la vez que con sus dedos índice rascan en casi espasmos los pulgares.

-Bellatrix- camino hacia ella y detengo su "comenzó" con mis manos sobre las de ellas -No te estará buscando ahí. No sabrán que vamos siquiera, no esperan que seamos tan estúpidos como para irrumpir en el ministerio-

-Algo saldrá mal, lo sé-

-Si sale mal, lo resolveremos. No estás sola, ninguno. ¿Bien?-

-... No seas tan suave conmigo-

-¿Qué quieres escuchar, que todo saldrá mal y moriremos?- Bellatrix asiente y eso hace suelte una carcajada -Bien, entonces "señorita Natalie Faves"- digo apartándome y sirviendo lo último de la poción -Si todo sale como usted quiere, nos mataran antes de la hora del almuerzo-

-... ¿Y el remate?-

-Ese es el remate. Nos iremos antes de que siquiera nos noten-

Bellatrix suspira, se levanta y sale de la cocina. De fondo escucho el televisor, Kreacher aparece con un crujido a limpiar la mesa.

Miro la poción y el pánico de Bellatrix se es contagioso.

Iremos al ministerio, nos haremos pasar por personas y de cierta forma las mantendremos cautivas por un largo rato...

-¿En qué me metí?- pregunto al aire viendo como el sol de las seis de la mañana comienza a aparecer a la lejanía.

......

Ocho de la mañana, el aire es fresco en las calles de Londres contra el cálido sol que da en la cara. Sin duda un día agradable, ni mucho frío, ni mucho calor. Estudiantes caminan apurados junto a sus padres oficinistas, autos rugen y pitan para tener un espacio en las estancadas calles de la hora mientras que unos pocos van caminando con todo el tiempo del mundo a su propio ritmo.

Creo somos de esos últimos, a nuestro ritmo. A las siete y media de la mañana Mafalda Hopkirk fue aturdida por la chica mientras que la trabajadora miraba el cielo de un nuevo día como si estuviera pidiendo algo o deseando algo con todas sus fuerzas, apenas cayo, la comadreja y yo la aparecimos en un armario dentro la Grimmauld place además de atarla de manos y cubrir sus ojos con una venda.

A las ocho diez de la mañana apareció Reginald Cattermole junto a la que creo es su esposa, la chica (ya convertida en Mafalda) Se les acercó, miro a Reginald y con una ceja levantada dijo: "¡Qué horror! ¡No puedes trabajar así!", y con una excusa de verse enfermo y bastante mal, se le pidió ir a San Mungo y que a orden del ministerio se hiciera todos los chequeos médicos posibles (lo que nos compraría un mínimo de tres horas)

El difícil fue Albert Runcorn. Cuando ya había más personal del ministerio "Reginald" le pidió ayuda a su compañero de trabajo pues su esposa se sentía mal, fue llevado a un callejón y antes de que la comadreja hiciera algo la varita apuntaba a sus ojos: "Nunca me habías dirigido la palabra y lo unico que nos une es el odio, ¿Quién eres?"- protesto aturdiendo a la comadreja haciéndolo chocar contra una pared. Me moví rápido y con un simple Depulso Albert termino contra el basurero, lo atamos de piernas y manos además de dejarlo dormir en el contenedor, después de todo. Se veía cansado.

Natalie Faves fue... Fácil. Resulta que ella fue la que le dio los cabellos y uñas a Mundungus, una joven secretaria mestiza que debe sentir sus días contados, por lo que con un poco de dinero y promesa de irse entrego a dos personas que odiaba y a una de colateral.

Los cuatro entramos a un baño público en la zona de Muggles, en este todos hacían filas donde estaba el pasaje al ministerio, uno... Bastante asqueroso, incluso cuando era chica y mi padre o madre venían al ministerio evitábamos usar la red flu por las manchas negras que quedaban en nuestro rostro. Cuando fue mi turno me quede mirando el inodoro, con asco intente poner un pie dentro de este. Pero no pude, no fue así hasta que entro un señor.

-Natalie- saludo con una sonrisa -Pensé que habías renunciado- dice poniendo un pie dentro del retrete.

-Si, yo... Tenía que arreglar unos asuntos antes de dejar del todo el ministerio-

El señor, gordo, rojo y con barba. Pero con ojos risueños y de niño, me tiende la mano y la acepto ayudándome a subir a su lado.

-Entiendo que estés asustada, si te soy honesto mañana mismo mi familia y yo nos iremos de aquí-

-¿Si?- pregunto sintiendo un poco del agua de fondo -¿Por qué?-

-Bueno, un "sangre sucia" corre riesgo al solo salir de casa- jala de la palanca y siento el tirón. Un parpadeo después estoy mirando el gran corredor verde, negro y viejo del ministerio -Suerte Natalie, ojalá nos volvamos a ver amiga mía-

-Así será- tiendo mi mano, pero el señor me abraza, palmea mi espalda y se despide.

¿Qué tipo de persona era Natalie como para dejar a alguien así tirado? Mundungus dijo que hay magos que odian, Natalie posiblemente es una de esas personas que siempre sonríen para caer bien y tener la mínima de supervivencia. Tal vez era una mierda de persona, un asco en la oscuridad de sus aposentos y una luz fuera de ellos, o todo lo contrario y el rencor hacia personas como yo la asusto tanto que dar los cabellos de dos personas como Mafalda y Albert la hizo sentir bien por sobreponer a alguien, incluso puede que Reginald haya sido (sea) una mierda de persona.

Eso no lo sé. Solo entiendo que Natalie huyo, escapo y dejo a todos a último.

Justo como yo...

-Bellatrix- susurra Mafalda a mi lado -¿Estás bien?-

-Si, solo... Pensaba-

Veo a lo lejos como un mago le grita a la comadreja mientras que Potter se mantiene estoico. A mi lado venden los periódicos de "El Profeta" en donde la primera plana es una foto de Potter con la leyenda: "Indeseable Número 1" Más al frente la fuente de lo que era un mago y una bruja asombrando (presumiendo) la magia a un elfo, centauro y duende desapareció. Ahora es un gran pilar en orden Dórico básico aplastando con fuerza y sin piedad a Muggles, un mensaje rápido y contundente.

Una sensación de emoción maldita me recorrió el alma después de notar que los demás apenas y miraban la nueva fuente. Pero, al voltear a mi izquierda vi como Hermione (con la cara de Mafalda) Miraba aterrada y con asco tal arte claramente brutalista. Y la emoción que sentí se volvió asco, asco a mi misma.

-Vamos a... Evitar esto- digo sin razón, Hermione asiente y caminamos hacia los dos idiotas.

-Chicas- dice la comadreja -Tienen a mi esposa, si no acabo con una lluvia ella...Pobre, esta ahí abajo, sola-

-... No tienes esposa- digo sin creer la estupidez Weasley.

-Oh... Cierto, pero-

-Solo di: "Finite Incantatem"- canta la chica -Eso debería ayudar-

Luego de repasar un poco el plan (y que se llevaran a la chica a la corte como audiencia) Quedamos Potter y yo, ambos caminamos con naturalidad entre las brujas y magos, en el camino me hice un una pluma y unas cuantas hojas para hacer mejor la cuartada. Aunque lo único que escribía era: "Vamos a morir"

Cuando llegamos Potter saco un juguete de su abrigo, lo soltó y esperamos. Justo cuando iba a preguntar, pequeñas explosiones y caos en las oficinas. Las personas gritaban y se enojaban, incluso creo algunos olvidaron tenían magia como para detener todo esto. Bueno, al final por algo hacen trabajo de oficina.

Potter saco una capa con la que nos cubrió por completo y, una vez frente la oficina de la perra de rosa, se quedó quieto.

-Potter- susurro al darme cuenta de que esta tela nos hace invisibles, pero no insonoros -¿Qué ocurre?-

Miro la puerta en donde está en dorado el nombre de la ballena, pero sobre esto hay un ojo color azul saltando por todas partes. Un ojo admito conocido, uno que me miro directo en solo dos ocasiones. Una en el ministerio y otra en los días oscuros, una noche en donde supe por qué la gente le tenía el mismo miedo a los Aurores que a los Mortifagos.

Empujo a Potter y entramos, la habitación tiene un color rosa tan repugnante que cierro los ojos tratando de adaptarlos. Hay pinturas de gatos por todas partes además de papeles y un pizarrón con hojas pegadas en él, empuño la varita y con un maleficio hago que todas las pinturas se queden quietas además de rematar con un Finite Incantatem.

-Era el ojo de Ojo Loco- dice Potter con ira en sus ojos -¿Cómo pudieron?-

-... Sí, es incluso mucho para mí- Potter comienza a buscar y me acerco al escritorio -Tampoco puedo decir que siento una gran pena, lástima sí, pena no- el chico me mira y reviro los ojos -Los Aurores como Ojo Loco aterraban a Mortifagos y civiles por igual, una vez me lo tope. Ni yo había usado tanto un cruciatus sobre alguien en esa época. Cuando Ojo Loco entendió no había nada, lo mato. Escape apenas ese día-

El chico se quedó quieto, como si de esa manera tratara de entender lo que dije. Es obvio, ¿No? Uno no despierta para escuchar algo tan turbio de alguien conocido y posiblemente admira.

-Por eso estamos haciendo esto- digo tomando los papeles -Para evitar días oscuros así una vez más- y por segunda vez en el día me preocupo por dos del trío de idiotas, Potter sonríe dejándome leer los documentos. Documentos que hacen camine hacia atrás con pavor.

-¿Bellatrix?-

-Nos están cazando- alcanzo a decir cuando Potter comenzó a ver los documentos con el nombre de sus amigos, su estado de sangre, posibles paraderos y futuras recompensas además de la peligrosidad de estos. Tanto vivos como muertos, todos ellos. Incluso yo con una gran marca que dice: "Traidora de sangre, altamente peligrosa, recompensa dada por el señor oscuro" -Lo sabía, lo sabía, lo sabía- digo comenzando a hiperventilarme.

-Bellatrix. Calma- pide el chico sujetando mi cabeza haciéndome mirarlo -Para eso estamos aquí, ¿No? Para evitar esto días oscuros-

Asiento, él sonríe y me abraza mostrándome un extraño cariño y haciéndome sentir cálida.

Seguimos buscando cuando nos dimos por vencidos, salimos del despacho viendo el desastre (Yo con unas carpetas en mano) Harry toma el ojo de la puerta y nos vamos como si nada en busca de los demás. Llegamos a los ascensores cuando la comadreja aparece con la ropa mojada, nos saluda con un: "Buenos días"

-Ron- dice Harry -Somos nosotros-

-¡Harry, Bellatrix!- festeja -Lo siento, es confuso... ¿A dónde?-

-Vamos por Hermione- respondo con rareza al sentir las letras de su nombre en mi boca.

El ascensor nos lleva a las partes bajas del ministerio, lugar en donde el sol siquiera llega y el frío es tal que en ciertos lugares sale humo de la boca de uno. Las paredes negras con gris y a lo mucho un que otro verde me recuerdan a las habitaciones de Slytherin, a aquellos días en donde solo me preocupaba por mis materias o si había que molestar o no a algún idiota en turno.

Una luz nos guio hacia la habitación en donde ocurría el juicio de la esposa de Reginald. Al solo dar un paso tomé del brazo a Harry y negué repetidas veces, este frío, lo conozco bien. Este miedo, este algo que sube por tu espalda y susurra en tu oído, ese algo que por las noches te mira en un rincón de la habitación en total silencio y espera a que te duermas o distraigas lo suficiente como para que salte a su víctima.

-De-de- Dementores- logro decir apenas. Pero para eso un Auror nos había visto, y con las piernas temblando nos unimos a la falsa obra, en medio de la corte estaba una chica y solitaria silla en donde estaba sentada la esposa de Reginald, una bruja de pálida piel, cabello arreglado y ropas que delataban su estado de sangre pues había optado por ropa bastante al estilo de una jurídica Muggle (o al menos a una que viene a mi memoria de cuando acompañe a Arlet al banco)

Dolores Umbridge se alzaba en la corte como juez y supremo poder. Un patronus en forma de gato parecía gotear hacia arriba, como si de un hielo derritiéndose fuera, al alzar la mirada vi una cantidad obscena de Dementores sobre la cabeza de la temblorosa Muggle. Al lado de la ballena Hermione estaba sentada, tensa y con los ojos señalando el pecho de Dolores, donde justamente estaba el maldito guardapelo.

-Oh, Albert- canta Dolores -Que bueno que hayas traído a Reginald- Potter asintió y empujo a su amigo junto a su "esposa" -Natalie- saluda con voz cantora -Que bueno que hayas decidido seguir en nuestra fuerte institución, y ayudando a Albert con papeleo y rastreo. Me encanta la gente con iniciativa-

-Gracias- digo en voz baja y camino al lado de Harry.

Dolores mira de nuevo a la esposa de Reginald (cuyo nombre parece ser Mary) Se le culpa por haber robado una varita, por haber... "Robado magia"

Palabras que antes gritaba, que decía a todos aquellos que no estuvieran al lado de mi señor o no fueran sangre pura. Pero ahora que lo escucho me parece tan estúpido y sin sentido. La varita elige al mago salvo sea por un desarme o cambie de lealtad por ciertas cosas que ocurran, en cuyo caso. Una niña hija de muggles no creo haya desarmado a un mago, y de haberla robado funcionaria de una forma horrible.

Viendo que trabaja en el ministerio, eso da a entender que tiene un mínimo de grado alto en ciertas magias.

En todo caso. Lo que hacen es culpar a gente sin fundamentos, buscar a los mestizos e hijos de muggle, una caza selectiva de aquellos que no son bien vistos a los nuevos términos susurrados de Él. Un seleccionamiento meticuloso por el cual se separa a "ciudadanos ejemplares" a "basura" solo por un estado de sangre, solo por un nacimiento.

Escudados tras las palabras: "Robo, impuro, bien común" ¿Cuántas veces paso esto en el mundo muggle? ¿Cuántas se ha repetido en el mundo mágico ya? El manifiesto de Grindelwald habla de como se deben separar a los muggles de magos en términos de poder, en que los magos al tener grandes cualidades naturales, Deberían ser la guía de mano dura y firme. Como un padre que regaña su mal portado hijo, y que con el tiempo los muggles dejarían de tener nacidos con magia, y de tenerlos alejarlos para que estos pudieran crecer en una igualdad mágica y alejarse de su pasado muggle en voz del bien común.

Una mierda total, una mentira para hacer una separación racial fundamentada en nada. ¿Y qué harán cuando un sangre pura no sea tan fuerte? ¿A dónde ira?

Parpadeo tres veces.

Una por cada acción que mi cerebro en guerra logra registrar.

Primero la cara de Harry comienza a cambiar además de alzar la varita contra la ballena rosa.

Segundo. Hermione toma el guardapelo y corremos junto a Mary (Hermione termino arrastrándome)

Tercero. Dementores.

El pasillo se ve eterno, escucho lamentos, gritos y quejidos. Un frío sepulcral hace mi mentón tiemble y mis manos se entuman. Pero mis sentidos y mente piensan otra cosa.

-¡Aléjalos, aléjalos!- suplico llorando desesperada entrando al ascensor. Un comulgo de Dementores choca con las rejas de metal, todos ellos comienzan a comer y siento una vez más que jalan mi vida, que la rompen, la estiran y quiebran. Imágenes de Arlet, el chico de la música, Kreacher e incluso el trío de idiotas pasan por mi mente, todas ellas se vuelven borrosas. Hermione sostiene con fuerza mi mano mientras grito, mientras lloro queriéndome alejar de ellos. No es hasta que un ciervo blanco y plata embiste a las sombras y el ascensor se pone en marcha.

-Bellatrix- llama Hermione y Harry. Las fuertes manos de la chica me sostienen los brazos con los que trato de cubrir mi cara, no sé en qué momento termine sentada en este lugar, pero sé que no dejo de llorar -Se han ido- dice recuperando su voz y aspecto -Se han ido, Bellatrix. No te harán daño lo prometo-

Bajo los brazos, miro a la chica, miro a Harry y a la comadreja. Los tres preocupados, asustados.

Temblorosa limpio las lágrimas, sujeto con fuerza la varita y me levanto cuando se abren las puertas.

-Haré tiempo- miro a Mary, alguien que no tiene que ver en todo esto, una víctima más de lo que Él y Dumbledore causaron -Vete- le digo -No estarás segura aquí, vete a un lugar Muggle o del país-

Camino, siento como los efectos de la poción multijugos comienzan a acabar, alzo la varita en aire, la mezo con cariño para que, cuando no hay más Natalie Faves. La gente grité al ver a Bellatrix Lestrange.

-¡Hola!- grito haciendo explotar la nueva y asquerosa fuente del ministerio. Fuente en donde admito vi a Arlet y familia siendo aplastados una vez más. Rayos verdes y rojos vuelan por todas partes en la sala central del ministerio, humo, roca y escombro cubren la vista de muchos. Veo la enorme propaganda a Pius Ticknese la cual quemo con un majestuoso Incendio -¡Sepan que Bellatrix... Black!- grito acercándome al trío de idiotas que al parecer encontraron al verdadero Reginald -¡Ahora es parte del ejército de Dumbledore, y que le da clases de defensa a Harry Potter, el cual, Por cierto!- miro a Harry y recuerdo las palabras que le dije, es hasta una burla al tan serio estado en lo que dije, pero...

A la mierda.

-¡Soy su tía! ... De forma legal, obvio-

Hermione me jala y corremos hacia las chimeneas, Corban Yaxley (cuyo nombre escuche apenas cuando me prive) Aparece atacando sin piedad todo lo que vea, pocas veces trabaje con él. No me interesaba saber apenas el nombre de mis allegados y menos un escalón menor. Su rostro cansado, de anciano, pero lleno de ira y amargura hacen que sepa todo saldrá mal.

La chimenea nos jala con fuerza al mismo tiempo que él se mete con nosotros, Corban presiona con fuerza mi carne y siento él desagarro a la vez que noto Grimmauld Place. Algo nos intenta llevar a otro lugar, pero no lo dejo y terminamos en la sala.

Mi brazo sangra y Hermione grita. Corban salta hacia Harry, lo estrangula, miro a todas partes como si esperara, Ron y Hermione intenta alejarlos.

Alzo la varita, apunto a su espalda. Susurro...

-Avada Kedravra-

La luz verde ilumina Grimmauld Place, cae el cuerpo sin vida de Corban.

Hay silencio, solo Harry tosiendo y mirándome. Miro mis manos, suelto la varita y me alejo del cuerpo.

Ya he matado muchas veces, deje de contar después de cinco. Dejo de interesarme luego de 17. Pero, ahora... ¿Por qué? ¿Por qué?

Quiero gritar.

Caigo contra el piso, me arrastro tratando de alejarme del cuerpo sin vida, grito, grito con fuerza. Sostengo mi cabeza como si en cualquier momento se fuera a desprender, las lágrimas me privan de la vista y mis gritos y susurros de los llamados del trío.

Del cuerpo de Corban salen sombras por debajo de este, se alzan como Dementores y me señalan con el dedo. La risa de Él y de Sirius resuena por todas partes a un punto en donde mi cerebro grita por silencio. Siento todo se agranda y achica por igual.

-Siempre igual- dice Sirius en mi oído -Siempre eligiendo lo rápido, siempre dañando-

-No, no-

-Mi hermosa Bella- susurra con su serpentina voz -Sabía que seguirías firme a lo que eres, ven, regresa. Podremos limpiar esas mórbidas ideas tuyas-

-No, No... ¡No me toques!- grito cuando veo su mano cerca de mi rostro -¡No me toques, aléjate, déjame, no quiero volver, no quiero volver!-

-¡Bellatrix!- grita Hermione, de golpe veo de nuevo Grimmauld Place y a Kreacher desaparecer con el cuerpo. La chica tienen a su lado un vial vacío de filtro de paz, sus brazos tienen marcas rojas de uñas al igual que su mejilla.

-Yo... Yo...-

-Está bien, está bien- dice tratando de acercar su mano, mano que tomo rápidamente. Hermione me jala y me abraza. Yo me aferro, me aferro a ella -Tranquila- susurra -Ya todo paso, estamos en casa-

-Lo mate, mate de nuevo, soy igual, no cambien, soy igual- chillo.

-Lo hiciste pasa salvarme, Bellatrix- dice Harry, acariciando mi hombro.

Mis ojos comienzan a pesar ante las caricias de los dos. Veo que la comadreja no sabe que hacer, así que cuando me mira solo sube ambos pulgares haciéndome reír. Hermione me enseña una poción de sueño sin sueños. La bebo con lentitud y dejo que haga efecto, durmiendo lentamente sobre sus brazos.

......

Cuando desperté vi mi habitación. Ya no hay más sol, solo la oscuridad de una cálida y normal noche, los sucesos del día golpean mi mente por lo que me siento tratando de comprender todo. Al hacerlo vi que Hermione estaba durmiendo al lado mío, mal acomodada en una silla y frente a mi cama.

Me le quedo viendo, notando que tiene una gasa mal cortada en donde la arañe.

Trago pesadamente y salgo de cama lo más lento y silencioso que me puedo permitir. Bajo las escaleras y en el reloj de la sala veo son las dos de la mañana, miro donde estuvo el cuerpo de Corban hace unas horas y un pequeño susurro y sentir de ser vista hace salga de casa y me siente en la entrada. Suspiro, dejando que el calor de la noche me acompañe.

El sonido de algunos autos lejanos es lo único que hay sobre los grillos y susurros que parecen acercarse. Quiero correr, gritar, huir.

Pero cuando siento Sirius estará en la entrada burlándose de mí, esta ella. Agitada y con cara de susto.

-Her...-

-¿¡Qué haces afuera!?- regaña -Es tarde, Bellatrix. Deberías descansar-

-... Yo...- miro de nuevo a la calle en silencio. Al poco un suspiro y Hermione se sienta a mi lado.

-¿Estás bien?-

-Creo-

-Estabas mal, trate de calmarte, pero me arañaste y me pedías que me alejara. Los chicos se preocuparon, incluso Ron lo cual me sorprendió-

-No quiero su pena-

-No es pena ni lástima, Bellatrix. Es genuina preocupación- deja de hablar y vemos la calle, después de creo dos minutos siento sus dedos sobre los míos. Temblando y buscando cabida en los míos.

-No muerdo- digo tomando su mano.

-Arañas- una risa sale de las dos como si ese fuera el mejor chiste de todos. Al poco la risa se va apagando y el suave agarre se convierte en uno fuerte, uno que es firme sin llegar a lastimar -Nos protegiste, te enfrentaste a tus miedos y aun así nos protegiste-

-No lo hice... Solo llore, grite... Te lastimé-

-Salvaste a Harry, nos diste tiempo en el ministerio. Para mí lo hiciste... Oye, no sé que pasa en tu cabeza y ojalá pudiera saberlo para ayudarte. Pero, aun así quiero entiendas que yo estaré ahí. Todos hemos sufrido y perdido y dañado. No soy la excepción y menos tú-

-Eres tan Gryffindor que es absurdo-

-Si, lo sé- Hermione mueve mi mentón haciéndome verla. Sus marrones ojos parecen brillar, sus rojas mejillas y su rostro pidiendo y juntando fuerza. Admito se ve... Hermosa.

-Hermione... No-

-No digas más. Nos protegeremos, todos nosotros, yo, tú, Harry y Ron. Solo deja que sostenga tu mano, Bellatrix-

Ayuda...

Ella quiere ayudarme, quiere salvarme de mí. Sin duda una Gryffindor, una tonta y estúpida Gryffindor.

-Si- susurro acunando su mano con las mías -Sí... Hermione-

Ella sonríe, no hace más.

Ambas vemos un rato la calle, en total silencio y calma. Y me pregunto...

¿Qué pasará en el ministerio? 























Que capitulo tan más largo lptm!!!


(Se que en el libro la estatua es diferente, pero se me hace una pendejada cuando se supone Valdomero se hizo del ministerio en secreto. Es como sacarse el pito y hacer el helicóptero o algo así. Por eso dejé el que se vio en la película) 

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