CAPITULO 35- SE ME OLVIDÓ OTRA VEZ.



NARRADOR EN TERCERA PERSONA.

Calum buscaba y buscaba por las calles del pueblo con su moto, la lluvia había apretado, por más que recorría las solitarias calles, ni rastro de Lucía, su preocupación iba aumentando por segundos a la vez que aumentaba la noche, ya era cerca de las dos de la mañana y nadie tenía idea de ella ¿Dónde estaría? ¿Cómo estaría? Pensaba mientras recorría las frías carreteras, para seguir su insaciable búsqueda, encontraría a su hermana le costase lo que le costase.

Mientras por su lado aún más intranquilo y con un gran sentimiento de culpabilidad por haberla dejado salir, Daniel y su gemelo Jesús buscaban por los pocos sitios que había aún abierto a esa hora, la mayoría bares de poca monta ante la mirada atenta de varios hombres borrachos, por más que la buscaba no daba con ella, si le pasaba algo el sentimiento de culpabilidad le atormentaría toda su vida. Tenía un mal presentimiento, sabía que Lucía no estaba bien, miraba el móvil a cada segundo con la esperanza de que Calum o los chicos que estaban en la casa llamasen diciéndole que Lucía estaba con ellos, pero a cada minuto que no tenía constancia de que ella pudiese estar bien, esa presión en el pecho que tenía aumentaba, la iba a encontrar, costase lo que le costase y fuese la hora que fuese.

Pero Lucía estaba en una situación peligrosa, un hombre en un estado de embriaguez la estaba intentando forzar, ya le había rasgado parte de su camisa y ahora se intentaba deshacer del botón del pantalón, ella ponía resistencia pero era más fuerte que ella, por más manotazos que ella le pegaba el hombre en el afán de hacerla suya resistía sus pobres golpes y seguía con su objetivo.

NARRA LUCIA.

Me arrepentía de haberme ido de casa, era tardísimo y algo como lo que me está pasando podía pasarme, lo intuía.

Al intentar volver a casa, un hombre algo borracho empezó a decirme cosas, yo intenté seguir andando para volver a casa, pero me seguía, intenté echar a correr pero fue en vano, al tener el impulso de correr se dio cuenta y me cogió del brazo, me apoyó contra el muro de una pared y empezó a rasgarme la camiseta y deshacerse del botón de mi pantalón, aunque intenté poner resistencia todo fue en balde, al cabo de los segundos más de media camiseta ya estaba completamente rota y ahora quería hacer lo mismo con mi pantalón, debido a su ebriedad para mi suerte todos sus movimientos se le complicaban, no le veía su cara, la zona en la que estaba éramos muy oscura, pero sé que estábamos cerca de un karaoke, porque a lo lejos se escuchaba el eco de varias canciones, la lluvia no había cesado, es más diría que incluso ahora lo hacía con más fuerza, al cabo de los segundos, el hombre pudo terminar de desabrochar el botón de mi pantalón, pese a mis manotazos y mis gritos de auxilio todo era en balde, no había nadie para escucharme, el destino me tendría esto reservado por tonta, por dudar y enfadarme del hombre que más me quiere, y del que no tendría que haber salido de casa jamás, me arrepiento. El hombre al deshacerse de mi camisa, murmuraba cosas, pero por el estado de nerviosismo que tenía no podía descifrar, yo ya lo daba todo por perdido, lo iba a hacer, estaba a escasos segundos de hacer algo que me daba muchísimo asco, pese a que aumenté la intensidad de los golpes y intenté dar alguna patada todo fue en balde, lo iba a hacer estaba a escasos segundos de hacerlo, cerré mis ojos, no quería ver lo que iba a hacer, tenía muy claro que su cara no la vería jamás por la oscuridad, y yo ya me di por vencida, nadie escuchaba mis gritos de auxilio, ni nadie atendía mis plegarias, no había vuelta atrás... cerré mis ojos, dándome por vencida, mientras que el hombre por llamarlo de alguna forma, seguía mascullando frases, mientras notaba como iba bajando poco a poco mi pantalón hasta mis rodillas, lo único que me quedaba cubierto era gracias a mis fina ropa interior, lo iba a hacer, conté varios segundos, deseaba que todo esto fuese un sueño, y que cuando despertase vería a Daniel y los niños a mi lado, durmiendo junto a mí, pero no, todo esto era la realidad. El hombre poco a poco, fue dándome besos por todo mi cuello, intentó hacerlo también por mi boca, pero no pudo, una lágrima caía por mi mejilla, lo iba a hacer, cuando parase con los besos lo haría y no había vuelta atrás.

Pero el ruido de una moto se escuchó a lo lejos, el hombre se levantó y echó a correr como si no hubiese un mañana, mientras que yo suspirando, y tiritando por el frío y la lluvia, me hice un ovillo en el suelo, puse mis manos sobre mi cara, y grité, pedí auxilio, rogando que el de la moto me escuchase y viniera en mi rescate, y así pasó, el ruido de la moto cada vez era más cercano, y yo cada vez chillaba más y más fuerte pidiendo ayuda, y así pasó cuando me di cuenta la moto estaba parando justo a mi lado.

- Lucía, pequeña, mi Lucía – era él, Calum estaba a salvo, una lagrima salió de mi ojo, expresando así toda la rabia contenida, con él no me pasaría nada- ¿Qué haces así? ¿Por qué tienes toda tu ropa rasgada y tus pantalones están desabrochados y casi en tus rodillas? – empecé a llorar amargamente, Calum imaginaba lo que me había pasado, mientras me daba un abrazo caluroso, justo el que necesitaba, entre el miedo, el frío y que lo poco que me quedaba de ropa estaba completamente mojada por la incipiente lluvia- yo lo mató, donde está por donde ha ido que lo mato... lo mato a él y mato al imbécil de tu novio por dejarte venir, Lucía ¿Qué te ha hecho Daniel para que hicieses esto? Lo mato, esos dos no van a tener España para correr, porque donde esté su maldito escondite los encuentro – estaba muy enfado, Daniel no tenía culpa de esto, no la tenía, la única tonta en venir aquí fui yo-

- Calum –susurré tiritando por el frío- llévame a casa por favor – la voz no me salía del cuerpo, no tenía ganas de hablar y aún menos de escuchar a mi hermano farfullar y echar sapos y culebras por su boca como lo estaba haciendo ahora mismo, necesitaba tranquilidad, sosiego y una ducha de agua caliente, que me quitara el frío interior que tenía ahora mismo, me sentía sucia, que las manos de aquel, puerco me hubiesen tocado o besado me hacían sentir como sino valiese nada, mi cuerpo lo sentía indecente obsceno, algún baboso me había rozado, a saber donde ha estado esa boca y esas manos antes, por no decir cómo me hubiese sentido si hubiese conseguido su propósito. La imagen de él encima de mí, no se me quitaba de la cabeza, pasaban mediante flashbacks por mi mente, y en ninguna de ellas le lograba ver la cara – y Calum, no pelees con Daniel, él no tiene la culpa, vamos a casa, necesito pedirle perdón he sido una tonta – pude ver como Calum fruncía su ceño, no tenía muy claro eso que le había dicho-.

Rápidamente Calum me ayudó a levantarme y cogiéndome como una princesita me llevó hasta la moto, de fondo y como si el destino así lo quisiese sonaba una cancioncilla que me cantaba mi padre, para que me durmiese, se me olvidó otra vez, "por eso aún estoy en el lugar de siempre en la misma ciudad y con la misma gente para que tu al volver, no encuentres nada extraño y sea como ayer, y nunca más dejarnos" menos mal que Calum llegó a tiempo, es como me lo hubiesen mandado para protegerme, para pasar por ahí antes de que el hombre baboso pudiese hacerme algo....

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ESCUCHEN LA CANCION, me encanta, probablemente estoy pidiendo demasiado se me olvidaba que habiamos terminado que nunca volverás que nunca me quisiste se me olvido otra vez que solo yo te quise----------------- muchas gracias por los comentarios y los votos, y por sus visitas, gracias, Capitulo muy intenso, desde anoche cuando vi llorar a los gemes en la gala de unicef ando muy blandita, pero bueno somos disco de oro ya, que orgullo y que guapos estaban porfavor ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO EL CAPITULO, creo que ha sido el mas dificil de escribir COMENTEN PORFIII QUE LES HA PARECIDO

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