TWO
Mientras Hoseok hacía equilibrio en las vías de metal, avanzando como si un equilibrista profesional fuese él y en una cuerda, a metros de distancia del suelo estuviera, la mirada de su espectador tenía sobre sí. Le miraba con una sonrisa, como si un niño fuese.
¡Y es que lo parecía!
Sus grandes mejillas, sus achinados ojos con un brillo especial, su sonrisa tan reluciente e inocente ¡cualquiera que lo viera, pensaría eso de él!
No les tomó mucho incorporarse a la ciudad, a aquella zona con edificios altos, con calles que iban y venían de varias direcciones, con luces que provenían de las farolas, de los semáforos, de anuncios de varios locales o de ventanas en los edificios, con ese ambiente que solo en la noche se encontraba.
El Kim, lo guió hasta una zona baja, calmada. Allí no debían tener problema alguno para hacer lo que harían. Sin vecinos chismosos, sin patrullas, un buen sitio para plasmar el arte "ilegal" en algún portón.
- ¿cuál casa es? -preguntó el mayor, mirando los diversos departamentos
- es... -murmuró buscando el sitio por unos momentos antes de señalar un local cerrado de un azul oscuro, sucio- ¡ese! -le señaló y se apresuró a llegar a ese sitio, dejando atrás al de oscuros cabellos.- ¡alcanzame si puedes, Seok! -alcanzó a gritarle.
Aceleró su paso para poder alcanzarle, para alcanzarlo, pero se hacía difícil. Namjoon corría hacia el local que estaba a una cuadra pero logró divisar donde estaba.
Y entonces, sin saber como, Seok sintió miedo.
Miedo de ser dejado por ese chico. Miedo a no poder seguir su paso. Miedo a ser muy lento.
Y entonces, aceleró el ritmo en que sus pies avanzaban.
Más
Más
Y más, hasta que se encontró corriendo al lado del moreno. Corriendo a su lado.
El miedo se desvaneció al ver la sonrisa de su compañero, la sonrisa que le dedicó le quitó ese miedo y un calor se formó en sus mejillas
No se detuvieron hasta estar frente al sitio, con sus respiraciones agitadas, jadeando y riendo con dificultad.
- te-e alca-ancé -murmuró el mayor con una sonrisa victoriosa.
- eres muy veloz -jadeo- ¿no serás un super héroe, o algo así?
Aquello hizo reír Seok. Tardaron un poco en incorporarse nuevamentem en recuperar el aliento. Para cuando eso pasó, el menor se descolgó la mochila del hombro, la abrió y dejó ver distintas latas de pintura de distintos colores. El mayor tomó una delas latas, supiniendo que el contenido era carmesí y se dirigió a ese sucio lienzo gris en el que pintarían.
- está muy muerto -murmuró el de oscuros cabellos.
- pues nosotros le daremos vida
[...]
- y... ¿qué te parece? -preguntó Nam al lado de ese metálico lienzo que ahora estaba con varios colores de pintura impregnados en él
Ambos lograron hacer que ese grisáceo fuese borrado y colores de todo tipo se apoderaran de la superficie, dandole esa vida que tanto querían. No solo se dedicaron a hacer garabatos, no, ellos se dedicaron a formar una especie de ojo en medio de la puerta, un ojo con el iris de todos los colores posibles. Se sorprendían de lo bien que les había quedado a pesar de no se grandes artistas, pero bueno, estaban orgullosos de ello.
- somos tan talentosos -comentó con una sonrisa el moreno mientras admiraba su obra de arte- ¡mejor que el mismísimo Picasso!
El mayor rió por esas palabras, mas no dijo nada al respecto y eso irritó más a Namjoon, es decir, desde hacía bastante veía muy callado, muy cohibido al contrario y eso no era habitual. HoSeok era un rayo de esperanza, un rayo que no paraba de moverse. Pero ahora, parecía decaído.
- ¿estás bien? -preguntó de golpe, acercándose al castaño, tomándolo por los hombros para verlo a los ojos, cosa que tensó al mayor, y lo notó- hey, no te golpearé y lo sabes ¿verdad? -rió y Seok lo hizo, mas se le notaba nervioso aún- ¿qué sucede? ¿estás cansado? -niega- ¿hambriento? -niega- ¿frío? -vuelve a negar- ¿entonces?
No, Hoseok se negaba a decirle que su compañía estaba poniéndole ansioso. Se negaba a decirle que se estaba embriagando con su aroma impregnado en la chaqueta. Se negaba a decirle que su estomago no soportaba esa pizza que se comió, o tal vez no era, pues sentía aleteos dentro de él.
- Hobbi -llamó por ese apodo cariñoso tan inusual ocupado en él- puedes decirme lo que sucede y lo sabes ¿verdad?
- yo-o... -murmuró nervioso por esa cercanía, por esas palabras, por como Namjoon estaba frente a él.
Sus palabras, junto a mar de sentimientos, se mantenían en él, ahogandolo, pues se rehusaba a dejarle salir. No, no quería que saliesen, no quería reconocerlos. Pero momentos como ese hacían que todo eso quisiera salir de golpe
- Na-am, tú-ú...
Una luz les iluminó a los dos, de golpe, seguida de una voz de la autoridad, cosa que les hizo sobresaltase y separarse.
- ¡ustedes dos no pueden estar aquí! -habló la voz del hombre y vieron que venía acompañado de otro oficial
- vengan con nosotros -habló el segundo
- Na-am... -murmuró nervioso, retrocediendo un paso junto al más alto
- ¡no se muevan!
- tranquilo -respondió Namjoon- solo... corre
- ¿ah?
- ¡manos arriba y NO SE MUEVAN!
- ¡corre! -repitió tomándole de la muñeca y comenzando a correr lejos de los policías, siendo rápidamente seguido por Hoseok.
Escucharon a los hombres gritarles, ordenarles que se detuvieran en nombre de la ley, pero ellos no pararían. Oh no.
Sus piernas no paraban de correr, no pensaban detenerse y ser arrestados por... ¿septima vez? No, definitivamente no.
Seok sentía que en cualquier momento caería rendido al asfalto, pero no mientras el moreno lo estuviera sosteniendo, porque no, aun no lo soltaba a pesar de haber pasado ya varias cuadras y virae varias veces a la izquiersa o derecha y ya haber dejado a la ley muy atrás. Pero seguirían corriendo.
Correr
Correr
Correr
Por primera vez, realizando esa acción tan cobarde, Hoseok no se sintió cobarde, ni vacío... no con Namjoon corriendo con él y no de él.
Se sentía tan... calmado, a pesar de tal ejercicio que estaban realizando.
Se detuvieron solo hasta estar en un puente, sobre un pequeño río en medio de la ciudad, que separaba los grandes y lujosos edificios y múltiples locales de los hogares cálidos. Ellos no caían en esa categoría.
A un cuarto de la estructura, en esos momentos abandonada, se detuvieron y se recargaron en el barandal de este.
- no sentía una adrenalina así desde el embotellamiento del tunel -jadeo Nam con una sonrisa
- ¿en serio? Yo lo sentí hoy temprano cuando Jimin me descubrió con su cepillo -comentó y ambos rieron por ello.
- oh maldición... debo hacer más ejercicio -se lamentó el moreno con una mano en el pecho
- debemos -corrigió con sus manos en su cadera- o mejor no nos metemos nuevamente en estos problemas
- naaah -respondió Nam e hizo reír al castaño.
Mientras aun calmaban sus respiraciones, el menor recargo sus codos en el barandal y se dedicó a admirar el frío paisaje que poseía el puente. Una oscura masa de agua fluyendo a tan solo unos metros bajo ellos; el cielo oscuro que era adornado por miles de pequeños focos blancos a lo lejos, dandole vida sobre ellos; los coloridos y fuertes focos que provenían de la ciudad aun resaltaban a un lado de ellos; y el gélido viento les golpeaba levemente a ellos, haciendo bailar sus cabellos y prendas.
Hoseok sentía el latir de su propio corazón bajo aquella prenda que no era suya. Se sentía cálido.
- Seok -llamó el menor sin volver a verle.
- ¿sí?
- quiero que hablemos
Y el castaño tuvo un pequeño escalofrío con la mención de esas palabras. Le aterraban por el hecho de que no sabría con que venían acompañadas, pero debía ser malo si comenzaba con esas palabras. Como fue hace nueve días, él quiso volver a huir, a correr a pesar de volver a sentirse débil, pero antes de siquiera dar un paso hacia atrás, sintió calidez en su mano y al dirigir su mirada a esta, vio como era sostenida por la mano del moreno. Y al alzar la mirada, se topó con aquellos orbes marrones que buscaban ver su alma nuevamente.
- no quiero que huyas está vez -dijo soltando una pequeña risa- esto es importante.
Seok se quedo callado mientras sentía el calor en sus mejillas y sus nervios de punta.
- no sé como decirlo sin que suene mal o... que no te moleste o-
- ¿es muy malo? -preguntó con temor adherido en su voz.
- no malo, en sí. Si no más bien... quiero tu consejo, tu opinión... -dijo Nam antes de callar y apartar la mirada.
Estaba nervioso, dudoso y Seok lo sabía, puesto que el agarre en sus manos se hizo más fuerte y levemente temblaba.
El menor tomo valor y una bocanada de aire antes de seguir:
- tal vez me vaya de la ciudad
Fue como recibir un balde de agua helada en todo su cuerpo. Fue como recibir el mayor susto de su vida. Fue como si le hubiera dicho que se iba a morir en cuestión de días. Fue como si algo en él se estrujara y maldiciera esas palabras.
- ¿po-or... po-por qué-é? -preguntó con su voz quebrada.
- no creo poder sobrevivir aquí por mucho tiempo más. Mi trabajo no me mantendrá, mi casa está casi en ruinas, me alimento de comida rápida... eso no es lo que planee de pequeño... si me voy, podré mejorar mi estilo de vida... ¿qué piensas?
¿Qué piensa? ¿¡que qué piensa!? ¡¡piensa que no, que se quede!! ¡que a pesar de sonar egoísta, no lo quiere lejos de él! ¡porque sabe que su corazón nomlo soportará!
¡eso, eso es lo que piensa! Pero no será lo que diga...
- me parece...
Pues para él, para cualquiera, para ese chico frente a él, sería muy egoísta si...
- una gran oportunidad que no deberías dejar pasar.
Le dijese que se quedara con él.
- ¿cuándo te vas? -preguntó con una muy fingida sonrisa.
- mañana por la tarde -respondió- pero... no lo sé...
- ¿por qué?
- aun tengo una única duda que me impide irme del todo -respondió girando su cabeza para ver al menor, quien conservaba sus ojos completamente cristalizados, como si en cualquier momento fueran a romperse- ¿Seok? ¿qué...?
El mayor se apresuró a abrazar al más alto, con fuerza, para que no corriera, sabiendo que él lo haría. Pero quería tenerlo así, a pesar de que no fuera suyo. No quería que se fuera.
Sintió los brazos del contrario rodear su espalda mientras su rostro se colocaba en su hombro.
Quería permanecer así, junto a él, sin que él huyera, sin tener esa necesidad de correr, sin nada por el estilo. Solo sus cuerpos, unidos sin importar qué.
Tan solo unos momentos, que sintieron eternos, les bastaron para luego separarse un poco y poder ver sus rostros.
- ¿quieres que me vaya? -preguntó Namjoon.
Seok se quedó callado, perdiendose en los oscuros orbes del más alto, dejando ver un brillo de anhelo, esperanza. Su mente se perdió con tan solo esos orbes, dejandose llevar por...
Sus brazos pasaron a rodear el cuello de Nam para luego atraerlo hacia sí y unir sus labios con los propios, en un acto desesperadamente dulce. Tomó por sorpresa al menor, mas no evitó que rodeará sus manos en la caderas del más alto y le siguiera el juego.
El castaño se dejaba llevar por aquellos labios que por tanto tiempo estuvo anhelando probar, sabiendo que estaban prohibidos, pero en ello no pensaba. No no, lo único que le importaba era el delicioso sabor de sus carnosos labios.
Se sentía en el mismo cielo, no no, sobrepasaba este mismo. Ya debería ir saliendo de la galaxia.
Sus labios se movían lentamente. No tenían la intensión de pasar a más, solo querían que ese momento se sintiera tan dulce. Se sentía completamente controlado, con tan solo esos labios. ¡sentía todo!
También sintió cuando una mano fría se posó en su mejilla y un escalofrío, uno muy feo, le causó. Y con esa sorpresiva sensación volvió a la realidad. Volvió en sí y rápida y bruscamente se separó del más alto.
¿pero qué estaba haciendo? ¿Cómo pudo dejarse llevar por ese deseo prohibido? ¡no debía pasar eso! ¡no debía hacerlo!
- lo-o si-siento-o, y-yo no-o... -temblaba en su sitio, no, retrocedía lentamente.
- Hoseok, quédate quieto -pidió dando un paso al frente y, el mayor, retrocedió dos.
Ya podía predecir lo que haría.
- no lo hagas, Seok -volvió a hablar el menor.
Pero el nombrado ignoró su petición y, con sus ojos cristalizados, se giró y comenzó a correr.
Escuchaba como le llamaba, como gritaba su nombre. Mas no volvería a ver atrás, no regresaría. Ahora volvía a ser el mismo cobarde que volvía a correr.
Correr
Sin importar si su vista estaba nublada.
Correr
Sin importar la humedad en sus mejillas.
Correr
Sin importar si su corazón comenzaba a quebrarse.
Solo quería huir de aquello que a tanto le temía pero al estar allí tanto le gustaba. Sin mencionar que estaba prohibido, estaba mal visto. No quería... no quería que se le viera mal a él.
Sus piernas ya dolían y no sabía si podría seguir así hasta volver a su hogar. De hecho ¿a dónde iba? Ni él lo sabía, solo se dejaba guiar por sus piernas. En adelante, ya nada importaba. Ni las calles, ni las personas, ni el ruido a su alrededor. No importaba ya.
Ya sin energía alguna, se dejó recargar en una mientras se secaba sus mejillas con la manga de la chaqueta. Y no tardó mucho en volver a sentir esa escencia de esa persona a quien quería.
Cuando su vista mejoró, observó donde se encontraban. No reconocía donde se encontraba, pero sabía que había vuelto a la ciudad. Wstaba en un pequeño puente, por encima de la acera, la calle, puente que era parte de un gran sistema de pequeños puentes por esas calles que facilitaban la movilidad de su gente.
Lo iluminaban unas farolas del puente que estaban separada por cinco metros, y él estaba al lado de una. Aun jadeaba levemente, trataba de calmar su respirar, sus emociones, todo de sí.
Estaba por lograrlo, por volver a emprender su camino a su hogar, lo jura. Pero un agarre en su brazo se lo impidió, le sobresalto y al volver a ver, pensó que sería un policía, mas no él.
Trató de soltarse y volver a huir, pero el más alto fue rápido y lo sujetó del otro brazo, impidiendo que se fuera y que quedará de frente a él.
- ¡su-suelta-ame! -pidió Seok, forcejeando para obtener su libertad.
- no, no hu-uirás y me dejarás con dudas... otras vez -jadeó Nam, pues también había emprendido una carrera.- debemos hablar
- ¡ya lo hicimos! ¡te vas mañana y-!
- ¡no hablo de eso! -interrumpió, zarandeandole un poco- ¡hablo lo que pasó luego!
- no-o... olvida eso, por favor.
- ¿por qué lo hiciste?
- olvídalo
- ¿por qué lo hiciste?
- no-o hagas esto-o...
- ¿por qué lo hiciste?
- ca-allate-e...
- ¿por qué? ¿por qué quieres evadir esto? ¿¡por qué huyes!?
- ¡porque me da miedo! -exclamó, rompiendo sus ojos nuevamente en lágrimas- ¡esto me da miedo! ¡no quiero que esto me consuma, me aterra, el depender de ti, el quererte tanto! ¡me da miedo que me quiebres, que me rompas al saber todo esto! ¡me da miedo admitirlo y si ahora quieres irte est-!
Debía separarse, debía aleharse de esos labios que volvía a saborear y que las palabras le robaron. Quiso alejarse, pero las manos del contrario pasaron de apretar con fuerza sus brazos, a subir lentamente hasta llegar a su cuello y mantenerlo allí, volviendo a controlarlo ¡pero no era adrede! Namjoon solo lo hacía por reflejo y no tenía alguna otra intensión, pero en Hoseok causaba una dominación total, que lo hacía calmarse con rapidez y ceder ante aquel juego.
Dejó de sentirlos luego de varios minutos para ver que el menor apenas y se había separado.
- olvida ese miedo y esa idea de que te haré daño, de que tus sentimientos te haran daño. Porque no lo haremos -susurró sobre sus labios.- Hoseok, respondeme algo.
- ¿si-i?
- ¿quieres que me vaya?
- ¿por qué preguntas esto ahora?
- eres esa duda que no me deja irme -respondió- si me dices que me quedé, lo haré, y no volveré a pensar en la idea de dejarte.
Los ojos del castaño se abrieron con sorpresa, mientras sus ojos volvían a humedecerse. Poseía ese brillo de alegría, de esperanza y sin pensárselo mucho, contestó:
- ¡quédate! ¡por favor, quédate! Sé que suena egoísta pero quédate. Yo te ayudaré a conseguir trabajo, yo me encargaré de darle más vida a tu hogar. Haré todo y más si te quedas.
- ¿por qué? -preguntó, rozando sus narices
- po-orque te quie-ero... -susurro antes de volver a unir sus labios con dulzura. Tan solo unos segundos duró, en los que ambos volvieron a sentirse en el cielo, hasta que el mayor se separó- te amo, Namjoon
- Hoseok, también te amo -le susurró con una sonrisa antes de besar rápidamente sus labios y luego sus mejillas y luego su sien, su frente, la punta de su nariz, de llenar su rostro con besos que le hacían reír y sonrojar al castaño.
Esos besos pasaron de su rostro al cuello, para luego pasar al hombro derecho y luego ir bajando hasta llegar a su mano, que Nam la sostenía y que seguía haciendo reír a Hoseok.
Se sentían tan feliz. ¿Cómo no estarlo?
Ahora, Seok ya no sentía esa necesidad de huir, de correr lejos de sus confusiones, de sus sentimientos. Ya no. Ya no poseía una razón para huir.
Les interrumpió ese hermoso momento una melodía que les hizo reír levemente. El mayor se disculpó y del bolsillo de su pantalón sacó su celular, el mismo que emitía esa melodía.
- maldición, es Jimin -rió Seok.
- mi suegra -aquello hizo reír mucho más al castaño, quien se tranquilizó rápido antes de atender la llamada.
- Jimin
- ¿dónde demonios estás? -se escuchaba adormilado.
- salí a tomar aire, tranquilo, vuelve a dormir
- bah te creeré. Oye, Nam me escribió hace un buen rato y preguntó si podía venir. Pobreee me quedé dormido antes de contestar.
- descuida -rió levemente- ya llegaré, tu descansa.
- te haré caso. Pero te digo, espero que hayas llevado tus llaves, yo no te abriré -dijo antes de colgar.
- ¿qué pasó? -preguntó Nam, quien se había alejado un poco para no escuchar.
- ¿vamos a mi casa?
[...]
- no me dejes caer.
- no lo haré, anda, que yo te tengo.
No fue broma las últimas palabras de su compañero de casa. Había olvidado sus llaves ese noche más temprano, y no había otra forma de ingresar más que la ventana de su habitación, que estaba muy arriba para ellos. Ahora era Namjoon quien hacía una grada con sus manos a una altura que ayudaría al mayor a impulsarse y alcanzar la ventana.
Hoseok, quien temeroso estaba, colocó su pie en la mano y rápidamente se impulso y se lanzó a la ventana, quedando con sus brazos dentro de la casa y una pierna fuera. Escuchó como el menor bajo él se reía.
- ¡no te rías!
- es imposible no hacerlo -volvió a reír.
Con dificultad, logró entrar a su habitación, pero en el proceso, cayó al suelo emplumado de su alcoba. Volvió a escuchar el reír del moreno fuera de su casa. Se levantó con pesadez y se dirigió a la ventana
- ¡no te rías! ¡duele mucho! -hizo un puchero, cosa que hizo sonreír a Nam.
- bien, bien. Déjame entrar y te prometo que haré que ya no te duela -vio como el mayor sonrió y se apartó de la ventana para que Nam pudiese entrar él solo, pues podía hacerlo él solo y ya lo había hecho.
Se hizo a un lado de la ventana y vio como el moreno entraba con muy poca difícil por la ventana. Se puso de pie y se acercó al castaño.
- ¿dónde te golpeaste?
- aquí -apuntó su hombro izquierdo, haciendo un puchero.
Namjoon acercó su rostro al área dañada y depositó un beso en esta. Luego bajó levemente la chaqueta para solo dejar ver el delgado sueter cubriendo el hombro. Volvió a besar una, y dos, y tres, y varias veces esa zona mientras el chico que recibía esos besos reía por lo bajo, risa que fue cesando mientras los besos subían por su cuello y permanecían allí por largo rato, besando, lamiendo y mordiendo levemente. Acciones que le sacaban suspiros al mayor, quien hizo hacia tras la cabeza.
Sus labios ascendieron hasta el oído de Seok, mientras lamía levemente su lóbulo.
- ¿te sientes mejor? -susurró Nam.
- sí... -suspiró con una leve sonrisa y un carmesí en sus mejillas, adornandolas.
- entonces ya puedo descansar sin remordimientos -dijo antes de separarse del mayor, para acto seguido, lanzarse a la cama planca de quien ahora estaba en medio de la habitación en shock y un sonrojo a no más.
Para cuando volvió en sí, se giró a ver al moreno quien tenía sus ojos cerrados y una sonrisa en su cama.
- te dije que solo me lastime el hombro -farfulló acercándose a la cama.
- fue una recompensa por portarte bien -rió, cosa que le contagió al castaño.
Hoseok se sentó en la orilla de la cama y admiró a ese chico que estaba en esta.
- ¿te quedarás a dormir?
- sí, ya es muy tarde y no tengo energías para volver. -contestó sin abrir los ojos.
- está bien -sonrió levemente antes de levantarse.- dormiré en el sofá y-
- ¡ahh no no no! -se apresuró a decir mientras se incorporaba y sin salir de la cama atrapaba al mayor por la cintura.- quédate, sé que suena egoísta pero quédate. -repitió las palabras del menor hace una hora- si te quedas, tendras la parte del rincón, no me moveré mucho, no estorbare, no te robare la sabana y más si te quedas.
- no te robes mis palabras. -dijo avergonzado.
- no las robe. Solo... me inspiré.
- bien, tú ganas -dijo Hoseok mientras apartaba al menor y se acostaba a su lado, abrazandolo.
Y el menor le abrazó y le colocó sobre él, sin soltar su abrazo.
- ¿Qué cre-ees que haces? -preguntó sonrojado, por aquella posición, pues sus codos estaban a los lados de la cabeza del menor, sosteniendole y dejandole a pocos centímetros del moreno.
- solo quiero admirarte -sonrió
- te has vuelto muy cursi en esta última hora -comentó.
- no soy cursi, solo me inspiró más rápido, y es normal, quiero ser así contigo desde hace tanto tiempo.
- ¿mucho mucho?
- mucho mucho
- ¿en serio?
- en serio
- ¿me amas?
- no sabes cuanto -susurró y acto seguido besó rápidamente sus labios- ¿y tú me amas?
- más que a mi vida -murmuró y besó a su chico, sin ninguna prisa, disfrutando nuevamente de esos labios.
Sintió como en pocos segundos, el menor le mordió el labio inferior, jadeo por lo bajo y eso le dio el acceso a Nam de introducir su lengua en la cavidad del mayor, quien se sobresaltó por tal acto, mas no puso resistencia, solo se dejó hacer, suspirando entrecortado.
No sabe con exactitud cuánto tiempo pasó, solo sabía que tuvo que separarse del moreno para poder tomar una bocanada de aire, aire que comenzó a faltarle.
- sa-alvaje -jadeó, dejandose caer a un lado del moreno, el lado de la pared.
El comentario hizo reír a Namjoon, y como conpensacion, le depositó un beso en la mejilla y entre sus brazos lo atrapó con fuerza.
- disculpame
- no te preocupes -le sonrió, para luego bostezar.
- creo que ya tengo que dejarte dormir.
- ¿tú crees? -rió- es la una y pico de la madrugada y tú crees que deberíamos dormir ya
- sí, es muy temprano aun -rió Nam.
Acercó sus rostros y besó sus labios suavemente, antes de separarse y quedar rozando sus narices.
- descansa, te amo -susurró Namjoon
- también te amo -cerró sus ojos, que ya pesaban.
Se dejó caer rápidamente en el mundo de los sueños gracias a dos factores: estar cansado de correr, y los acogedores brazos del menor rodendole. Sin mencionar esa embriagadora chaqueta de su amado.
"No más correr."
"FIN"
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