Cap 1: El chico de cabello azul.
Déjenme contarles una historia. Sobre dos chicos.
Es algo corta, un poco aburrida. Pero el final es algo inesperado.
Un relato de dos jóvenes que se volvieron mejores amigos el uno con el otro, pero que siempre desearon ser más que eso. Porque se amaban, pero no lo dijeron, por miedo.
Un camión de mudanzas frente a su casa, su madre discutiendo con un señor porque había dañado su preciado jardín, uno que cuidaba como a un hijo, el perro ladrando como si estuviese persiguiendo una ardilla frente a él.
Ese fue el panorama con el que Jeon Jun se encontró cuando recién llegó a casa aquel 04 de Junio de 2019.
No era un situación con la comúnmente uno podría toparse, no, no lo era.
Se quedó observando estática en medio de la banqueta mientras sujetaba los tirantes de la mochila con fuerza, frunció el entrecejo sintiéndose verdaderamente confundida ante aquel escándalo. Los rayos del sol iluminaban con furor las calles, el calor que emanaban la hacían sudar, vagas gotas recorrían desde su flequillo hasta su frente y jugueteaban en sus sienes, hacia muchísimo calor. Un ligero bufido se le escapo de los labios y dejó caer su trasero en la banqueta, contemplando más aquella escena, como si fuese lo más interesante del mundo.
Bien pudo ir e ignorar todo, pero de cierto modo, aún no quería entrar a su hogar, inclusive había tomado el camino más largo a casa, sin embargo, aún tomando ese camino largo a casa, al final, termino llegando. ¿Cómo planeaba prolongar el camino a casa? ¡Por el amor de Dios!
Había sacado un terrible seis en inglés. ¡Un seis!
Su madre iba a matarla cuando se enterara, y le gustaba estar viva, enserio, le encantaba. Aún no le encontraba sentido alguno a la vida misma, pero...¿Que más daba? Vida es vida.
Así que lo mejor que se le pudo ocurrir en ese momento fue hacer más tiempo, pensar en otra solución mientras se encontraba sentada en medio del paso sin importarle lo demás.
Fue ahí, cuando encontró a aquel chico, cuando lo miró por primera vez.
Bajaba del camión de mudanzas con una enorme caja en sus manos, entraba a la casa de enfrente para dejarla y luego salía por otra.
Una camiseta de tirantes era lo que traía puesto y dejaba a la vista el sudor que recorría su pecho, frente y cuello, sudor que trataba de limpiar con su antebrazo, sus pantalones le quedaban un poco grandes y tenían rotas las rodillas, Jun se preguntó en ese momento si de casualidad se había caído provocando que ese se rompiera, una camisa de cuadros se encontraba enrollada en su cintura, tenia puestos unos guantes de carnaza en sus manos, manos que llevaba hacia su cabello color azul para llevarlo hacia atrás y despejar su vista, tener un mejor panorama. Después, camino hasta su madre quien aún discutía con él señor de la mudanza, si, aquel que había dañado su preciado jardín.
La peli negro no lograba escuchar de que hablaban, aún se encontraba lo bastante lejos, pero al notar que su mamá se tranquilizaba y su expresión se relajaba, supo que la había hecho de mediador. ¡Demonios! Ahora que la situación había mejorado, ya no podía seguir retrasando más su futuro regaño. Así que, soltando un largo suspiro, se levantó con pereza y caminó hasta su dulce hogar sujetando los tirantes con fuerza.
Ella no pudo evitar recordar ese acontecimiento mientras miraba por la ventana de la habitación, al tiempo en que su progenitora le daba otro de sus sermones.
"¿Qué son estas calificaciones, Jeon?"
"Tomarás el curso durante estas vacaciones"
"Prohibido salir, ¿Me entendiste?"
"Necesitarás clases privadas, definitivamente"
Amaba a su madre, pero en ciertas ocasiones le fastidiaba mucho, y con "ciertas ocasiones" se refería a siempre. Sabía que quería lo mejor para ella, después de todo era la única sobreviviente en casa desde que su padre se había marchado y su hermano se había mudado a la facultad de la universidad. A partir de ahí, su mamá le exigía más de lo que podía brindarle.
—Jeon ¿Estás escuchándome?—exclamó captando nuevamente la atención de la chica—Repruebas otra materia, y adiós vacaciones con tu padre.
«Otra vez la misma amenaza» pensó.
Ni siquiera quería visitar a su padre, durante las vacaciones lo único que hacían era sentarse al lado de un pequeño estanque con dos cañas de pescar en mano, mientras el tiempo se les venía encima, hablando de lo jodido que se encontraba desde su divorcio.
Al final, terminaban pescando: Nada.
—Cero videojuegos, ¿Cuándo harás algo de provecho jovencita? Esas cosas sólo te están lavando el cerebro—continuó con las manos sobre su cintura.
Sin embargo la joven volvió a girar hacia la ventana ignorando lo demás, miraba como aquel chico de cabello azul guardaba ciertas maletas en la cajuela de su auto, un mercedes antiguo descapotable, ese que a la peli negro tanto le encantaba.
—Tomarás otra vez el curso de inglés estas vacaciones, nada de salir con amigos y perder el tiempo ¿Me oíste?
Pero no, no había prestado atención a una sola palabra. Siempre era lo mismo desde que su hermano se fue y ella se quedó como "hija única", apenas si los llegaba a visitar en navidad, muy de vez en cuando el día de las madres. Básicamente se había independizado, y con mucha razón, Jun no podía esperar a crecer para hacer lo mismo y marcharse de una buena vez.
El peli azul cerró la cajuela y caminó hasta la puerta de su casa para cerrarla con llave. "Seguro no estará un par de días", fue lo que supuso aquella chica.
De pronto, una idea demasiado loca cruzo y se instalo en su cabeza cuando escucho que prendía el motor del carro.
Quería irse ¿No?
Entonces...¿Por qué no hacerlo ahora?
Abruptamente se levantó de su cama tomando por sorpresa a su mamá, recogió la mochila vacía del suelo, depositó su alcancía de cerdito en ella, esa que su abuela le regaló cuando cumplió los siete años de edad y luego guardó toda la ropa que se encontraba a la mano.
Playeras, pantalones, calcetines, calzoncillos.
—¿Ahora con que me vas a salir jovencita?
Escucho decir a su madre, pero ignorando descaradamente a su pregunta, bajo las escaleras de dos en dos y salió disparado de la casa al momento en que su vecino se disponía a avanzar.
—¡Jeon Jun!—se escuchó detrás suyo, pero se hizo a oídos sordos.
Corrió con todas sus fuerzas, acompañada de zancadas largas y al alcanzarlo botó la mochila en la parte trasera y se inmiscuyó en el auto por la ventana con una gran agilidad.
—¡¿Q-qué mierda!?—soltó aquel chico mirándole y pisando el freno causando que los dos cuerpos rebotaran en los asientos, sostuvo el volante con fuerza.
—¡No te detengas por favor!—espeto observando por el espejo retrovisor como su madre se acercaba corriendo, gritando su nombre—Huye conmigo.
—¿Huir contigo?—cuestiono incrédulo, confundido—No estás en posición de decirme eso, yo soy el dueño del auto.
—¡Por favor! ¡Avanza rápido, te lo suplico!—exclamo la menor sintiendo la adrenalina recorrer cada átomo de su delgado y paliducho cuerpo.
Pero al ver que el otro chico de cabello azul no se inmutada, bajo su mano izquierda hasta los pedales y presionó el de acelerar, algo que el contrario no se había atrevido a hacer.
—¡¿Estás loca!?—grito tratando de controlar el auto.
—Acabo de perder la cordura, si—respondió mientras le regresaba el alma al cuerpo y se incorporó en el asiento.
Lo había hecho, había huido.
Y aunque el chico de cabello azul no sabía que estaba pasando...siguió avanzando, dejando atrás a la madre de aquella niña desconocida que había salido básicamente de la nada, complicándolo todo.
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