[Capítulo 9]









...

La pierna desnuda del alfa reposaba con tranquilidad sobre el muslo de Yoongi, mientras ambos se abrazaban con tanta comodidad. La nariz hundida entre los cabellos negruzcos del omega le reconfortaban a su alfa, marcando cada parte de su piel con su aroma hasta cada hebra de su cabello. El alfa estaba completamente complacido y satisfecho.

Su necesidad de notar el cuerpo del omega con pequeñas marcas de propiedad en el fondo lechosa de su piel; notar su pezones rosados, protuberantes con diminutos manchones purpuras y rojizos a su alrededor, le formaron un calor en su vientre bajo, que lo estaban haciendo babear en seguir condenándose a absorber la pasión que el omega le brindaba. 

Yoongi lo embrujaba en aroma y sabor. Un elixir sabroso de erotismo puro. Un omega hecho para el alfa de Jimin, de casta formidable en el amor de su pecho y su alma. Park simplemente lo marcaría como su propiedad y nadie se atrevería a tocar ni un solo cabello o su gatillo sería presionado con solo pensarlo. Entre sus brazos apretados se ha formado un juramento de quedarse con él acosta de lo que fuera y quien se sobre oponga.

Era fácil y condenadamente una maldición a donde nunca quiso arrastrar, pero ya no hay vuelta atrás. Se ha enamorado y él sabía que también su omega.

—Mmm... — las piernas desnudas del omega se removieron haciendo bolas lo poco que cubría las sabanas. 

Park delineó con su dedo la curva de su cintura y sus caderas. Sonrío con recordar cada detalle de la ultimas dos noches y de la cual se forzó a cortar su celo con un supresor, ¿El motivo? No quería lastimar a su omega. Aunque por dentro se lamentara por detenerse y ya no  comerle la boca y dejar mordidas en su entrepierna, en exterior de sus muslo, así como pasar su lengua por sus pantorrillas. 

—Me causas cosquillas. —la grave voz mañanera de Yoongi, le encantaba al alfa.

—Iré a prepararte algo para desayunar. —Jimin alejó su mano y Yoongi abrió un ojo para mirarlo de reojo. 

No pudo evitar sonreí al mirar la espalda marcada de Jimin y también su definido hoyuelos de las caderas y bajar su picardía hasta sus glúteos. Pero su concentración cayó en una pequeña marca cerca de su hombro. 

—¿Qué te pasó en tu hombro? —el omega alcanzó la sabana de su pelvis y cubrió su torso esperando ya no sentir las pequeñas corrientes de aire. 

Jimin volteó su cabeza apenas mirando su hombro y fue su mano quien la definió encontrando a que se refería Yoongi. 

—Hace tiempo tuve un accidente. Nada grave. —dijo sin preocuparse. 

—Como es que hasta tus cicatrices son perfectas... 

Yoongi con movimientos lentos se acercó a la espalda de Jimin al notar que se había sentado para ajustar su pantuflas. Un besó furtivo quitó todo pensamiento en recuerdo del alfa y la sensación de la piel pegar con su piel, remarcaba en volverlo acostar en la cama, para adentrarse hasta revivir gemidos que ya son fueron guardados entre las almohadas y las paredes. 

—Ya no hueles a celo. Debo proceder a decepcionarme. —El omega se echo a reír delicadamente. 

—A partir de hoy ya no es necesario tener un celo para marcarte como mío —el alfa lo miró con una sonrisa satisfecha al notar a su omega acurrucarse en su cuello—. Puedes disponer de mi cuerpo cuando tengas las ganas de hacerlo, yo no me opondré.

—Suena como una actividad frívola si lo describes como un servicio. —el omega se escuchó ahogado debido a su escondite favorito. 

—Yo no lo contemplaría así —le explicó—. Me gusta mucho tu cuerpo y tu lobo. Te lo dije mientras te besa, Yoongi. 

—¿Me lo recuerdas? —el omega claro que lo recordaba, pero quería asegurarse que el celo del alfa no segara los sentimientos durante su relación carnal. 

Jimin se abalanzó con cuidado de no apretar cuando se posó encima de él y ladeo sus piernas hacia un lado. Se agachó por completo, hasta que su boca estuviera en su oído del omega. 

—Si tu persona es una fantasía, espero que siempre viva en ella, gozando de tu tiempo que me brindas y me enamoras. Que tal vez suene cliché, pero solo fue el mirar tus eternos ojos de dulzura para explicar por que me aferré a ti desde el principio sin lógica. Incluso si no te hubiera visto ya habría temido el perderte,   y no dudo en dar mi pasión para que lo juegues a tu favor.

Yoongi llegó a pensar que jamás seria correspondido dentro de los mundos de las marcas correspondidas. Ni una gota de ironía y mentira hallaba en las palabras y sentires de Jimin.  

—Deseo que seas la poesía mas larga y en todos los sonetos me contemples como el campesino soñador que espera la primavera para ver las flor mas perfecta resplandecer con su ternura y belleza —Jimin besó su frente sonriendo—. Creo que si te digo que te amo, correrás despavorido por la intensidad de aquella palabra. No quiero ir tan rápido. 

Yoongi rió por la pequeña broma. El alfa beso su nariz, cada uno de sus ojos, ambas mejillas, la comisura de sus labios, su oreja derecha, y finalizó con un corto beso, pero lleno de emociones en los labios rosados del omega. 

Yoongi no cerraría los ojos. Simplemente quería ver todo lo hermoso que su alfa le ofrecía con palabras. 

—Te creo tal cual como saber que hay escaleras en tus ojos, que me llevan al cielo vivo de tu amor. 

Jimin acomodó su cabello y delineó sus facciones, observando con cuidado de no derramar ninguna lagrima en el rostro de Yoongi.  

—Que honor será ser parte de toda tu vida. 

—Sea cual sea la situación no sueltes mi mano, que yo no soltaré la tuya. 

Ambos sintieron como la soledad se despejó como una noche llena de estrellas, sin ningún puñado de nubes tormentosa. Ya no había vuelta atrás en ser dueños uno del otro. 

[...]

El jardín brillaba con cada bombilla alumbrante entre las vallas de jazmines y camelias. Adornos sencillos de papel como esferas y pompones, se corrían en lazos entrelazados por lo ancho del lugar y mesas con manteles blancos adornados con platos pintorescos de losa fina, así como cubiertos de plata que guardaba el alfa. Una pista de baile alumbrada de cristales en el marco de cada esquina, era el preciso ambiente para que la pareja de recién casados bailara sin temor a su alrededor. 

Los pocos invitado se reducían a penas a diez personas incluyendo a los niños. Las familias de ambos novios fueron exentas a la festividad, no había pensado demasiado las cosas para dar explicaciones en las cuales no querían y tampoco tenían el gusto de dar. 

—No sé la intención de invitar al vecino guapo —Jimin lo miró a lo lejos con desagrado.

—Por qué nos ayudó a adornar el jardín. —Yoongi le sonrió divertido y le dio un beso el la mejilla a su alfa. 

—Pero solo le hubieras dado unos billetes y listo. —Park hizo puchero y Yoongi también lo besó. 

—Es amigo de Seokjin y le ayuda a cuidar a veces a los niños. Es un alfa amable. 

—No, no lo es. Su apariencia es muy atractiva para ser tan amable. 

—Tu eres el doble de guapo y es casi la proporción de amabilidad que corre por tus venas. 

—No soy tan amable. Solo que me atrapaste en el mejor momento de la vida y sabes también lo hiciste invaluable. 

—Te amo, Park Jimin. —Yoongi se colgó de su cabello y bailaron suavemente. 

Su traje blanco desarreglado, combinaba a la perfección con el adorno dorado y gemas de rosa palo, un diseño sencillo, pero invaluable en muchos ceros con un dos al frente; al final su función era simple para sostener las  hebras apenas onduladas de su cabello. Pero aquel fue el regalo mas bonito que pudo ver puesto en su omega. 

—No usaste algo azul... —Jimin lo evaluó 

—No lo has visto —Yoongi le sonrió pícaro y Jimin le correspondió con cejas que subieron y bajaron cómplice. 

—¿Es normal que quiera protegerte de todo a todo?

—Sí, es completamente normal.  —le sonrió y lo apretujó mas a su cuerpo. 

—Señor Park... 

De nuevo volvía a ser señor Park o en realidad nunca dejaría de serlo....



[...]





ALICIELITO. 

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