🏍️9🏍️

—Con eso se despide nuestra queridísima estrella, díganle adiós señores porque hoy. No será de nadie más que de él afortunado.—Esas fueron las últimas palabras que pronuncio al micrófono el presentador que yo llegue a escuchar.
La sensual bailadora me pidió que la siguiera con un gesto de mano. Yo como estúpido la seguí sin rechistar.
Detrás de él escenario se encontraban todas las mujeres que con antelación habían presentado sus coreografías. Era un deleite para cualquier hombre.
—Carne fresca, ¿no es así?—. Indagó con entusiasmo una rubia de grandes caderas y cintura de corsé.
—Vamos Mayra, que si quisieras eligirías uno.— Le respondió con diversión la causante de la incomodidad dentro de mis pantalones.
—Solo asegurarte que el crío pagué.—Eso fue lo último que escuche cuando por fin llegamos a una puerta con una estrella, con el nombre de ella en el centro.
Sin dirigirme otra vez la palabra, con la mirada me dijo que entrará en el que era su camerino.
—Tengo que admitir que esto es lo más vergonzoso y genial que me pasara en la vida,—me adentré mirando el lugar con la boca abierta.
Aun no lo podía creer. ¿Cómo está hermosa mujer se fijaría en un hombre como yo?.
—Eso es lo que menos importa,—sus palabras estaban cargadas de furia y indiferencia,—¿qué mierda hacés casí a las afueras de Khaverly, Rick?
—¿Perdón nos conocemos?—. La mire sorprendída, no pudiendo creer que una mujer como ella pudiera saber quien soy afuera, en la vida cotidiana.
—¿No se te hacen familiar este color de ojos o tan siquiera la voz?, ¿cuánto has bebido?—Interrogó aún muy cabreada retirándose el antifaz.
Ya decía yo que todo en ella me sonaba
—Claytin, ¿pero... Como es que... Tú?—. Tartamudeo en sorpresa.
—Aquí trabajo, pero la que debería estar comenzando el interrogatorio soy yo, no tú,—puso sus manos en garras.—Tu no eres el tipo de chico que viene a estos lugares, ¿qué hacés aquí?
—Déjame explicarte,—pedí antes de que ella se quitará una zapatilla y arremetiera contra mi.
¿Porqué siento que debo darle explicaciones?
Sentía que debía aclarar las cosas con ella. Pero no éramos nada. Ciertamente yo quería conquistarle, por ello no quiero que tenga una mala vista de mi tan pronto.
—Adelante, te escucho.—Ahora sus brazos estaban sobre sus grandes senos, haciéndolos más pronunciados a la vista, a mi vista.
Concéntrate en mirarla a la cara, que sus melones no te desorienten
—Mi padre me obligó a venir con él,—parecía que no se lo creía, ya que no le estaba dando detalles de porque me traerían a rastras a un lugar como este prostíbulo.—Se entero que aún soy virgen,—me sentí muy avergonzado y poco hombre al confesarle a la chica que me gustaba que aún era un virginal a mi edad de universitario.—Y me quiso hacer hombrecillo trayendome. Eme aquí.
—Te trajo a el lugar más bajo de todos,—su expresión seria era algo distorsionada, ya que la risa la inundaba de posibles carcajadas provocadas por revelarle la peculiaridad de que aún era virgen.
—No te rías.—Proteste, con la sangre subíendoseme al rostro pintandolo de un evidente bochorno.
—Lo bueno que te topaste conmigo.—Dejo de lado su cara de risa para mirarme con verdadera y pura sinceridad.
¿Había algo malo en las demás mujeres del club para que no quisiera que les diera mi virginidad?
O tal vez, solo tal vez...
¿Ella quería ser la primera?
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