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—¡Maldira sea, Frist!

—Tienes que tranquilizarte, sino lograrás que esa bala termine de dejarte sin piernas.—La seriedad en sus ojos me atormenta, cada que este maldito hombre se pone serio es razón suficiente para que te des una idea de que tan grande es el problema.

—¡Déjame levantarme, hijo de puta!—. Sigo tirando hacia el frente con mis hombros, de dónde él me retiene.

—¡Te estoy diciendo que tienes que calmarte, bendito malcriado!

—¿¡Como mierda quieres que este tranquilo cuando me acabas de decir que mi novia desapareció en el callejón sangriento!?—. Mis gritos de desesperación y miedo por fin llaman la atención de los enfermeros y médicos porque irrumpen en mi habitación.

—¡Richard muchacho, tienes que calmarte!—. Me exige el doctor que está al pendiente de mí,—si te sigues forzando de esa manera, conseguirás que la bala termine de meterse en el disco de tu columna perforando y inhabilitando de tu cadera hacia abajo.

—¡No me importa!

Grito lo suficientemente alto para que todos se detengan, el pecho me sube y baja por la respiración tan alterada que me surge desde el estómago, la impotencia consumiendome, invadiendo cada nervio de mi cuerpo. Los sentimientos ordenandome que haga algo por Claytin. Que no solo me quedé postrado en la cama, como un total bueno para nada.

—El amor de mi vida desapareció en medio de un callejón maldito enfrente de un niño con una pistola, ¿Cómo pueden pedirme que me calme?

—Muchacho ella estará bien, no elegiste a una niña malcriada que no sabe defenderse, Claytin realmente...

—Tu eres el menos indicado para pedirme que me tranquilice, ¡La dejaste montar a Ryze cuando sabes perfectamente que no sabe nada de las carreras! ¡Es tu culpa que ahora este desaparecida! ¡Puta madre!—. Me jalo las cabellos de la nuca, deseando que eso calme la maldita picazón que me abraza parte del cuerpo.

—Y es claramente que porque le permití correr, es porque sé de qué calibre es sobre una moto, Rick.—Estoy entrando en punto de quiebre cuando escucho la despreciable despreocupación en su voz.— Es una Monriokova, es dura de matar.

—¡Me importa un coño que sea una Monriokova o la mismísima hija de los Yakuza! ¡Es mía, Claytin es mía!

—Claytin no es de nadie,—una nueva persona entra en la habitación, mis manos se resbalan de mi nuca hasta caer a mis costados sobre las sábanas blancas.—Y creo que debería comenzar a importarte que sea una Monriokova.

—¿Quién es usted?—. Pregunta el hijo de puta de mi entrenador.

—Si tienes el valor de dirigirte a mi de manera despreocupada, entenderás que primero debería meterte una bala entre ceja y ceja, para luego decirle a tu cadáver mi nombre—el anciano avanza arremetiendo su bastón con cada paso que da, infiltrando un retundante chirrido en mis oídos.—Debería ser yo el que pregunte, ¿Quienes son ustedes y como porqué se atreven si quiera a decir el nombre de mi nieta?

Exige, colocándose enfrente de mi camilla, siento muy potente la presencia de este hombre. Las enfermeras y el doctor solo proceden a dejar el lugar, huyendo del abuelo.

—Soy Richard Weldons, nov...

—No te atrevas a terminar esa presentación, mal nacido.—Desbaina una espada que iba dentro de su bastón, es tan larga que llega a estar a tan solo un aire de lejos de mi garganta.

Trago grueso, y entiendo que debería cuidar cada palabra que sale de mi boca de ahora en adelante, cada que este enfrente de este señor.

Es de más haya de la tercera edad, pero se mantiene. El tipo de sujeto que cabe dentro de ese dicho: un hombre como el vino, entre mas viejo mejor. Su apariencia es proponente y predomina de solo darse a ver enfrente de los demás, el aire es ridículamente más denso y pesado desde que se hizo presente dentro de la situación. Lleva una camisa color blanco de manga corta, pantalón de vestir negro, con unos zapatos marrón oscuro. Es la viva imagen de un magnate bien vestido imponiendo respeto. De ojos verdes, como los de una vieja pantera que está a la caza, y se ve de lejos que me quiere despedazar.

—Nunca entendere la maldita rivalidad entre los Monriokova y los Weldons,—siseo entre dientes, sentir el aire tan caliente salir de mi nariz, y el sudor rendirse poco a poco por mi cuello.

—Son cosas que ya deberías saber, eres un Weldons, ¿Acaso mi nieta no puedo relacionarse con gente de su mismo mundo?

—Lamento que mi familia le dé una impresión de mi, sin mi consentimiento, ¿señor?...

—Erick, Erick Monriokova actual jefe de la mafia rusa-estadounidense hubicada aquí en Khaverly.—De algo estoy seguro, y es que ahora entiendo perfectamente porque Frist dijo que tenía calibre para andar en moto, su familia es la maldita mafia.

Si que te lo tenías bien guardado, Clay

—¿Tu eres la razón por la que mi nieta este hospitalizada? ¿Tu fuiste el que le dijo que corriera por ti? ¡Contesta hijo de perra!

—No, yo nunca le pediría algo tan peligroso, Claytin lo es todo para mí, señor yo la am...

—Alto ahí muchacho, nadie... Escuchame bien, nadie es digno de amar a moy malen'kiy yagnenok [1]—, aun más asustado, me estresmeco al no entender lo que dice.

Miro a Frist pidiendo ayuda, y éste sólo rueda los ojos fastidiado.

—Con todo el respeto señor, y disculpe mi ignorancia e imprudencia al preguntar quién era, pero...—el abuelo de Clay por fin baja la filosa espada lejos de mi manzana de Adán.—Pero nosotros quisimos detenerla, ella fue la que se lanzó al peligro. Lo que de verdad queremos saber, si es que nos lo puedo decir, es ¿Dónde está Claytin?

—Me gusta tu nueva actitud, eso es lo que espero un poco de respeto, ese tipo de respeto que nace del miedo que hace que las personas salgan huyendo de ti, así como los enfermeros y doctores de aquí.

Una sonrisa de superioridad se enlazo en sus labios, paso su mano arrugada por los cabellos mas blanco que oscuros, dejando ver qué estaba colocándose en una situación más tranquila.

—Mi nieta esta bien, la bala no le dió a nada importante,—nos dice y es cuando por fin creo que puedo respirar,—esta justamente en la habitación de enfrente, y antes de entrar a quirófano me rogó que buscará a un tal Richard. Un muchacho de 20 años de edad, sangre tipo O+ con una bala en la columna. Me pidió decirte que ella estará bien, y que ya todo había acabado.

—Claytin...

Su nombre sale sin pensar de mi boca, ella siempre viendo por mi, por todos los demás y dejándose al final y eso es dulce, pero gracias a eso casí muere. No puedo ni imaginarme que abría hecho si la hubiera perdido a ella también.

—Te dije que era dura de matar.—Me propina un golpe en la nuca, reprimiendome.

—Llevo años evitando que Claytin no se meta en asunto de la mafia, como para que venga un tupoy[2] y la orilla a meterse en carreras clandestinas,—el agarre sobre su bastón hace que sus nudillos se tieñen blancos, se está conteniendo a no matarme aquí mismo.—De la manera más civilizada posible, te ordeno que te alejes de ella. Es una amenaza, no una advertencia, tupoy.

Y sin más, se lleva su impotencia con él. Al igual que mi preocupación y miedo por haber perdido a el amor de mi vida.

Pero planta con ello, el terrible horror de que su familia la aparte lejos de mi.

√•√•√•√

Ya se que siempre digo que estamos entrando en la recta final de esta historia. Pero ahora lo digo enserio, ahora sí de veras de veras, estamos en los finales de esta novela.

Gracias por haber llegado hasta aquí, y si ya leíste RALG, sabrás quien es ese apuesto señor de ojos verdes.

Aquí abajito les dejo que significa cada palabra dicha en ruso.

[1] = mi corderito.
[2] = estúpido.

Cuidense y les mando un abrazote. Los quiere, Maleficent ✨🖤

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