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Todos podemos pensar lo que se nos plazca sobre las personas. Sobre todo de personas con las que hemos interactuado, y sabemos perfectamente porque actúan de cierta forma, o miran de esa manera en la que Denis me estaba encandilando.

—Has estado muy callado, estabas más hablador en el cementerio.

—El que calla, otorga.

Le dije en la cara, para que siguiera de lengua suelta. Porque si yo me permita hablar, podría decir algo de lo que no conversaron hace unas horas y dejaría al descubierto mi identidad. O el menos dudaría de que no soy todo menos Rick.

—Entiendo, me dejaras hablar. Sabia decisión.

Puso el seguro de la moto para que está se sostuviera, yo me mantuve encima de la mia. Para uír si las cosas se movieran en mi contra en este tablero de ajedrez, donde yo no sabía que pieza era, ni cuales posibilidades podría mover a mi favor. Este juego lo tenía más claro él. Era su terreno porque así parece haberlo planeado.

—Sabía que eras algo difícil de lo que desacerse, por eso deduje que si te presentarias hoy. Después de todo, mi hermano no dejaba de elogiar a su gran amor por lo invencible que parecía, lo fuerte, lo terco.

¿Gran amor?... No ma digas que...

—Te traje hasta aquí porque, como tú ya sabes. Marcus falleció aquí, y tú le harás compañía en unos momentos. Aunque te odie, mi hermano merece que su único amor caiga dónde él. Se lo debo, no te preocupes, cuando esto termine, cuidare de Claytin. Prometo hacerla feliz, enserio. Sé que soy lo que necesita.

—Tienes razón referente a que podrías ser lo que necesita, y algunas veces a las personas que amamos es más correcto darles lo que necesitan. No lo que quieren,—dejo de montar la moto, y comienzo  a caminar a su persona.—Claytin no te ama, y nunca podrá olvidarme por más que tú te le metas por los ojos.

Su rostro imperturbable porfin mostró señal de emocion. Se contrajo y trono la lengua en disgusto, un disgusto que él sabía con exactitud era cierto.

Y no solo porque lo estuviera diciendo yo, si fuera Rick quien estuviera falseando estas palabras yo las respaldaría.

Porque eres el amor de mi vida, maldito nerd alto con trasero bien formado

—Pero mínimo será mía, y de nadie más. Porque tú ya estarás lleno de gusanos al lado de mi hermano.

Saco una pistola de atrás de sus pantalón. Debió tenerla en la parte trasera, ahí donde yo tengo unos hoyuelos en la espalda baja.

Trague con dificultad, sintiendo como mi respiración se atascaba en mi garganta por el nudo gigante que se había formado por el miedo. Las manos me sudaban dentro de los guantes y el cabello se me estaba empapando de sudor a los lados, en las pastillas.

—Adelante, te arrepentirás.

—¿Cómo podría lamentar la muerte de la persona que mato a mi única familia?

Puso el cañón en mi frente, no desvaine el terror en dar un paso atrás. No le tenía miedo, solo lastima.

Está temblando, no sabe bien que hacer, si voy con cuidado podré librarme de esta

—Porque tu hermano te odiara, y la culpa de ver qué te convertiste en lo que él aborrece, no te dejará dormir por las noches. Los fantas de la conciencia de alguien que amamos, son peor que la culpa. Te lo digo por experiencia propia, tu no....

—¡CÁLLATE!

Por todo el callejón sé expandió y se retorció el grito en un eco. Una voz rebotante que desprendía la desesperación, de que yo tenía razón. No sabía la historia, pero si lo que sentía en carne propia después de cometer un error.

Tú y yo somos muy parecidos, Denis. Por eso podrías ser lo que necesito, pero no para bien... Sino para a seguir en el mismo caminó

—Vez ese monumento,—señalo con su mano la pared a unos metros por encima de nuestra cabezas.—¡Ahi quedó mi hermano por tu culpa al lado de gente que han matado porque merecían agonizar como una rata de alcantarilla! Él no debía decir sus últimas palabras aquí, ni decirtelas a ti. Él debía ser feliz. Pudo tener una pareja, juntarse con alguien que lo amará y adoptar un niño de orfanato para darle un hogar. ¡Pero murió y tú lo abandonaste a su suerte!

—Los policías te han montado una buena escena, ¿No es así?

—¡Nadie me ha montado una mierda!

—Basta. Solo te estás lastimándo, cabeza de calabaza.

Sus lágrimas se detuvieron, y el cañón del arma tembló en mi frente. Ya no estaba tan frío, el calor de mi cuerpo nervioso y tembloroso había conseguido calentarlo un poco. Esa mirada flaqueo y sus iris brillaron de sorpresa.

—Apuesto que no investigaste a la décimo octava generación de mi familia, ¿No es así?  Te lo dije, no soy una indefensa niña con vida de prostituta.—Comence a quitarme el casco, prosiguiente el dispositivo de voz en mi garganta—. Soy Claytin Isobel Monriokova, nieta de Luna Monriokova Stown, dueña difunta de la mafia rusa americana. Y hoy, el que saldrá de este callejón... Seremos los dos, o solo uno.

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