Y entonces comienzas a enfrentar eso que en las noches te susurra al oído, traspasando la barrera de lo real y lo irreal de un sueño. Esas palabras dichas en un hilo de voz que se adentran a tu cavidad de descanso, ahí donde nadie te molesta y, te permites dar un descanso, olvidando lo caótico de tu vida, lo inmesurable, lo errático y caótico.

Ahí donde estas tan cerca de la muerta que la puedes rozar con las llemas de los dedos.
Apreciando el descanso que te ofrece con brazos dispuestos.

Y alguien o algo lo atreviesa arrastrándote de regreso, para que des la cara.

-¿Quién anda ahí?-volteo sobre mi hombro, aún incado en una rodilla, esperando algo sin tener en concreto que.

Talvez fue un gato callejero

Regreso lo vista al frente, deleitandome una última vez con ese mármol suave que conforma la caja de muerte de mi mejor amigo. Posó mi mano en esta, y me despido en silencio. Él prefería estar en mutismo que entablando conversación.
Decía que aveces el silencio escondía cosas, que con un sonrisa en la vista bastaba para expresar, aveces hasta mucho más de lo qué querías decir.

-Da la cara,-bufo al volver a capturar una sombra por el rabillo del ojo,-ya sé que estas ahí.

-Eres un desgraciado difícil de encontrar y mucho más de vigilar,-el fastidio y cansancio en sus palabras me hace llevar mi mano a mi nuca, tallando mi cuello, para aliviar el estrés que me causaba.

-¿Qué se te ofrece?

-Eres un descarado para venir a dar la cada aquí, cuando en el funeral solo éramos yo y mi madre,-me restriega en las narices mi ausencia el día del entierro de Marcus.

-Si vienes a decirme mis errores, puedo irme a mi casa y llorar si eso te ara sentirte más tranquilo de conciencia,-inhalo rebirando la vista al cielo, deambulan nubes de lluvia y frío, igual que el ambiente del cementerio.

-Vengo a decirtelo una última vez, deja las carreras, de visitar el descanso de mi hermano y, aléjate de Claytin.

-Me lo pones difícil, creo que de esas tres peticiones, no puedo cumplir más que una.

-No mereces ninguna de las cosas que acabo de mencionar, derrochas un talentos que se desperdicia a borbotones, no amas con el sentido correcto a Clay, y, mucho menos con la intencidad que ella es capaz de disfrutar, ni siquiera puedes llamarte amigo de mi hermano y dar la cara aquí cuando nunca te diste cuenta, de la verdadera importancia que le debas tu a su vida,-sus palabras son un golpe en mi estómago, sobre todo las que enfocan a Marcus.

-¿De que mierda hablas?

-Hablo de que no pudiste ver que la amistad incondicional que te ofrecía mi hermano, era a raíz de que te amaba, grandísimo pendejo.