-Lo es, por la simple y sencilla razón que él siga aquí, soportando a un padre sobre protector, mi pasado de remera,-la mano de Claytin se aferra mas a la mía, parece que se esta sosteniendo no solo de mi mano, sino que soy su cable a tierra en este momento para no caer a pedazos enfrente de su padre,- y aguantará todo lo que la universidad le traerá cuando todos se enteren qué anda con la que era la puta de su generación.

-¿Como puedes estar tan segu...?

-Lo sé, lo siento aquí y lo a demostrado,-ella corta a su padre, se lleva su mano libre a su pecho, señalando su corazón, miro cada acción en todo momento.

Su padre tiene la postura firme como el hombre de negocios que es, y ella, ella esta atenta y preparada para cualquier arrebató de su padre, parece una fiera lista para tirar el primer zarpazo.

-No me iré de aquí hasta que se lo cuentes, Isobel,-la voz con la que pronuncia su segundo nombre me pone los pelos de punta, un frío mas pesado que el del aire me cala la columna.

El señor Monriokova deja de enfocar a su hija y depare en mi. Como advirtiéndome que si hago algo estúpido después de escuchar lo que Clay tiene que decirme, él no sera compasivo conmigo, todo lo contrario me hará pedazos por romper el corazón de su pequeña.

-De acuerdo,-sisea mi novia entre dientes.

El aire comienza a pesar, y es difícil respirar, al principio tenia algo de frío por no tener la polera puesta, pero ya no parece afectarme, y mucho menos importarme. Solo la miro, y mantengo atento mis sentidos atentos a ella.

Suspira de una manera muy cargada y pesada, logrando que una nube de vahó escape de sus labios cubriendo por completo su rostro.

-Te he mentido, Rick,-esas palabras provocan una presión de dolor en mi pecho, cual espinas enterrándose en la mano de un desprevenido que agarro con mucha confianza una hermosa rosa, sin deparar a observar sus espinas,-mi madre no tiene cáncer de médula, ella esta en cama porque yo la empuje por las escaleras de mi casa cuando tenia 13 años.

Sus palabras son tan robóticas, tan automáticas como si no tuviera sentimiento alguno al contarme esta verdad.

Y lo cierto es que no me importaba que ese fuera el gran secreto que ocultaba detrás de su antiguo trabajo, lo que me dolió y decepciona de ella, es que me haya mentido, a mi. A la persona que le dijo todo con verdades con confianza ciega.

Entonces solté su mano, y a pesar de el fuerte vacío que provocaron sus palabras, su mentira, tome su rostro entre mis manos y besé su frente.

Porque aun no te voy a dejar ir tan fácil