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-Rick, siento que me voy a caer,-río a causa de que no vea nada enfrente mio.

Odio las sorpresas, porque me hacen esperar

-¿Que no confías en mi?-dice con voz fingidamente dolida, la imagen de como se lleva la mano al pecho en dramatismo me plasma una estúpida sonrisa.

-Claro que si, tontito,-trato de alzar la venda de mis ojos, pero Weldons me da un pequeño peñizcon en el dorso de mi mano.

Me quejo y traro de regresarle el gesto, pero toma mis muñecas, impidiéndome lo. Río ante el tonto juego que se planto entre nosotros.

-Deje, deje,-cruza mis brazos como si fuera una momia sobre mi pecho, aun reprimiendo me, ríe conmigo,-si sigues así nos caeremos los dos,-me advierte, a lo cual le obedezco.

-De acuerdo, de acuerdo, solo date prisa,-el rastro de diversión aún pinta mi voz.

-Ya casi llegamos,-me informa,-aguarda aquí,-me indica y dejo de sentir su calor en mi espalda, ya que me abrazaba.

Asiento, al oír sus pasos alejarse un poco, primero son pisadas sobre semento lo que percibo, luego ramas y hojas secas ser rotas por su andar. Oigo como si movieran las ramas de un árbol.

-Bien, tengo que mantener abierta la entrada, así que te guiaré,-escucho su voz a menos de dos metros de distancia,-da dos pasos cortos al frente, luego tienta con tu pie el desnivel, sentirás hojas y ramas secas.

Hago lo que me pide, y cuando menos lo espero siento mis pies como rozan con algo, y me provocan cosquillas.

Debí traer tenis y no sandalias

-Vas bien, cielo, solo un poco más,-me anima, con esa voz tan dulce cual una melodía de violín, pero tan gruesa como las olas del mar golpear contra las rocas,-solo sigue derecho y cuando sientas mi voz en tu oído, da tres pasos mas y podrás quitarte la venda.

Sigo mi camino a ciegas, mis manos en mi pecho, siendo perceptibles a mis erráticos latidos. Algo acaricia mi cabello, como un roce del viento.

A lo mejor es una hoja

-Listo preciosa, tres pasos más,-ronronea en mi oído, luego de besar fugazmente mi cien.

Asiento, doy el primer paso, el estruendo de la fuerte mecida de ramas de árboles me hace mirar hacia atrás aun sabiendo que solo veo negrura. Luego el segundo paso se le unen los de él, parece trotar lejos de mi. El ultimo paso lo doy y me quito la valeriana que uso para privarme de visión.

Mi vista es algo borrosa, parpadeo y los colores se deforman por el carmesí de mis venas que fue lo que mas estuve viendo, mis párpados. Tallo con mis puños mis ojos, y cuando por fin logro ver mas claramente.

Me llevo las manos a la boca, impidiendo la salida de una exclamación.

Rick presiona el botón de una grabadora, y una melodía suena, espantando y poniendo alerta algunas aves de los alrededores, que emprenden vuelo y las miro alejarse. Vuelvo a enfocar todo.

Las ramas de los arboles están llenas de focos de muchos colores, pero predominan las amarillentas. Una cama en el fondo, muchos cojines esparcidos, una manta, logrando una forma de casa de acampar abierta por el frente. Hay velas, flores, muchos aperitivos de miel. Y una cena, que huele delicioso ante mi olfato, más una botella de vino con una etiqueta que me parece familiar.

Siento el escozor picar en mis corneas, ese insoportable- pero por hoy agradable -nudo en mi garganta que me avisa la llegada de lágrimas, que quieren demostrar cuan cautivada estoy ante tal gesto.

-Se que no soy el tipo más guapo, tampoco el que tiene el mejor pasado, no tengo labia, ni habladuría romántica que le gusta a las chicas, mucho menos soy bueno en la cama, y soy cero creativo para dar sorpresas,-se detiene ante sus discurso, todo el tiempo enfocando el suelo, ese sonrojo en sus mofletes que amo por hacerlo ver tan adorable,-pero eres a la única que he podio hablarle de Marcus, mostrarle la porquería que hay en mi, la única que me hace querer dar un esfuerzo por sorprenderla, eres mi primera ves, y quiero que seas la ultima. Y no cumplimos ni un mes juntos, y ni siquiera te lo he pedido como es debi...

-Richard,-apenas me escucha que lo llamo, ya que eleva la mirada, camino lento, y luego me tiendo a correr y lo abrazo por el cuello.

Provocando que nos caigamos al suelo, el hace lo de siempre, trata que yo quede arriba suyo, para que no me lastime.

Hasta en el ultimo momento, siempre piensas en mi

-Es obvio que si soy, y sera tu novia,-conecto nuestras miradas,-antes me dio miedo decirlo, porque me aterra que siempre estés presente en mi cabeza, sea al despertar o a el ocaso, siempre estas aquí,-me llevo la mano a el pecho,-y no dejas de estar aquí, ni cuando duermo,-señalo con mi dedo un lado de mi cabezas,-pero ahora sé que nadie mas que tu se merece que le diga que lo amo.

-Yo también te amo, solo que no quería espantarte si te lo decía demasiado pronto,-junta su frente con la mía, la luz del atardecer aclarando sus iris, armando un mundo en sus ojos, un mundo que me desarma y me deja indefensa, a su merced,-gracias por darme ese plazo, eres la mejor, eres lo que llega en la vida de todos, una oportunidad que no se puede desperdiciar, porque solo aparece una vez en la vida.

-Si te pones tan cursi, querré comerte a ti antes que la cena que preparaste,-coqueteo con mi tono de voz, restrego mi nariz con la suya,-¿ya te dije que te amo?

-¿A que hora lo dijiste?-bromea conmigo.

-Ahora lo digo, te amo.

-Y yo a ti, Claytin.

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