—¿Cómo te sientes mamá?—estoy en el hospital, mi madre esta apuntó de entrar a el ultimo y importante tratamiento para cortar de raíz la anemia.

—Mejor que nunca, ganamos, y todo gracias al fantástico hijo que tengo, —su mano acaricia mi mejilla, demostrándome cariño.

—No solo yo fui la que ayudo, tu también, no te rendiste y luchaste. —Beso el dorso de su pálida mano.

—Mejor hijo no puedo pedir, —unas lágrimas salen de sus ojos ojerosos y cansados, —ahora podre ayudarte con la sorpresita que quieres hacer para Calytin. —Cierra los párpados dejando caer dos grandes y gordas lágrimas.

—Pensé que no te agradaba, —y era cierto, desde que la corrió de casa esa tarde en nuestra primera cita, me hice a la idea que no aceptaría nuestra relación.

—Tu padre a lo mejor no la acepte, yo lo are, sólo deja que se me pase el berrinche, —ríe débilmente, pero su sonrisa brilla mas que nunca.

—¿Acaso estabas celosa de Calytin?—. Cuestionó sorprendido.

—Claro, eres mi único hijo varón, te amo Richard, y lo menos que quiero es que te lastimen.

Lo sé

—Ella no lo hará, y si lo hiciera yo elegí que ella sea quien me cause el dolor, no puedo evitar salir lastimado, pero si quien me herirá. —Limpio los rastros de lágrimas que quedan en sus mejillas pálidas.

—Lo siento, Rick—, la enfermera que atiende a mi madre aparece, —pero es hora de su último tratamiento.

—¿Puedo quedarme?—, pregunto con la esperanza de sostener la mano de mi madre durante el proceso.

—Lo siento, conoces el protocolo, —me mira apenada, sabiendo que quiero estar con ella.

—Estaré bien, ve a casa. Te vera haya, tienes que ir por Claytin.

—Te amo, se fuerte—, me despido con un beso en su frente.

Salgo de el hospital y Monriokova esta esperando recargada en mi motocicleta.

—Se supone que iría por ti, —ya que esta en esa posición me aprovechó de la situación y la acorraló contra el vehículo—. Si vienes de esta forma y con esa postura es inevitable no querer comerte, rusa.

—¿Dónde quedo el "terroncito",—cuestiona divertida, —¿y qué pastura?

—No te hagas, esa tan sexy. Me encantan las motociletas, pero tu encima de una es como cumplir con una fantasía, —me acerco a su cuello y inhaló su hermoso olor a coco y vainilla.

—Todo lo que tenga que ver conmigo, es una fantasía sexual, —toma mi barbilla entre sus dedos y me obliga a conectar muestras miradas. —Porque soy lo mas sexy de esta ciudad, y soy toda tuya.

Deposita un beso en mi barbilla. Es casto y rápido. Juega con mi barba que esta comenzando a crecer.

—No sabes como me emociona estrenar esos lindos dientes, —muerde mi lóbulo a lo cual algo brinca entre mi pantalón, y no por el cariño en una parte sensible, su voz ronca y sexual es suficiente para ponerme duro. —Tengo casa sola, ¿No quieres ir?

Dios, ¿en serio esta pasando esto?

—Solo si me dejas hacerte llegar, —beso la base de su oreja, logrando que sus vellos se erizen.

—Claro que puedes llevarme a casa–

La interrumpo.

—No hablaba de llevarte a casa.

—Oh...

Parece no captar mi mensaje entre líneas.

—¡Oohh!—, su segunda respuesta viene con una sonrisa pícara, —ya te captó, Weldons.

—Y yo voy a captar pero otra cosa en unos minutos.