Con las uñas entre mis dientes miro la gran pantalla. Rick va a la cabeza. Acaban de pasar una repetición de si de verdad comenzó la carrera antes o se anticipo. Pero no, en cuanto el pañuelo toco el sueño, él cruzó la linea de salida.

Eso fue sorprendente, Rick

—Supuse que te vería hoy aquí, —esa voz aniñada llega a mis oídos.

—Entonces es cierto, tu eres el hermano de Marcus, —volteo para encarar a mi compañero de trabajo.

—¿Porqué él?—cuestiona irritado y sin poder creerlo.

—¿Porqué no él?—, pregunto contestando a su pregunta, —no me merezco a alguien tan bueno como Rick, pero entonces ¿Qué me merezco yo?, ¿Algo peor o idéntico a mi?—. Me señalo con las palmas abiertas a la altura de mi pecho.

—Te mereces a alguien mejor, no a él, es un asesino, casarse, embustero, mentiro–

No le permito terminar de hablar. Alzo mi mano al aire y la dejo caer fuerte sobre su mejilla.

—No te dejaré que hables así de él, —tallo la palma de mi mano, ya que ha dolió mas mi mano que su cachete rojo. —Así hablas de ti, dime como hablas de los demás y eso hablara mucho de ti.

Tiene su rostro aun volteado a un lado, tallando la zona afectada.

—Él no te conviene, te abandonara como lo hizo con mi hermano.

—No, el único aquí que quiere sacar algo de los errores de los demás, eres tú, Denis—giro sobre mis pies para darle la espalda, miró por mi hombro y digo. —Y yo que creí que aun existía una persona inocente, desinteresada y amable en la ciudad.

—Te arrepentirás de la decisión que tomaste, Calytin.—Grita a mi espalda.

—Aunque eso suceda, no iré a ti arrastrándome y admitiendo que tienes razón, —me despido momentáneamente de nuestra próxima vez que nos veamos, alzando la mano y agitándola animada mente. —Adios.

Sigo mirando la carrera alejada de el área donde me tope con Denis.

Rick ya ha ganado la carrera, esta en la meta y parece buscar a alguien alzando su cuello para ver por encima de la multitud.

Cuando parece entrar en desesperación, se arranca el casco con los dientes blancos en el retrovisor. Aparece su cabellera rubia oscura, empapada en su sudor.

Alzo mi mano entre el mar de cabezas, y parece que la encuentra. Comienza a conducir en su motocicleta lentamente entre las personas y, yo me dirijo en su dirección para hacer mar corto el encuentro.

Necesito abrazarlo...

—¡Terroncito!—. Grita entre todo el ruido.

—¡Rick!

Por fin las personas se dan cuenta de que nos estamos buscando, ya que nos dan paso logrando que se haga un camino y la gente esta a nuestros lados, de espectadores.

Por fin llegamos a estar frente a frente.

—¿Me viste?—, pregunta ansioso.

—Claro que si. —Me acercó, tomo su rostro para besarlo en los labios.