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—¿Podrías dejar de seguirme?—Le ordeno irritada más que preguntarle.

—Lo siento pero, no puedo—, sentenció  siguiéndome aun más de cerca con sus manos en los bolsillos delanteros de sus vaqueros.— No hasta que sea tu tipo.

—Ya te dije que no estoy interesada, además estoy detrás de alguien y si por no lo sabes últimamente no he tenido sexo con nadie desde hace tiempo,—explique algo confundida.

¿Porqué le estoy dando explicaciones a este, idiota?

—¿Una presa?—. Cuestiona atravesandose en el camino para detener mi andar a clase de deporte.

—Eso no es de tu incumbencia.— Lo aparte retomando mi camino.

—Lo es porque yo quiero tenerte,—dijo a mis espaldas con un tono de voz muy decidido.

—¿Para algo serio?—. Pregunté arqueando una ceja, mostrando mi confusión.

—Solo una noche, dicen que eres la mejor en todo lo que haces.— Se acercó un poco tomando entre sus dedos mi barbilla para mirarlo directo a esos ojos verdes aceituna, rodeados de un mar de pecas en sus pómulos y mejillas.

—No se equivocan,—continúe mi camino dejando sus dedos en el aire y James con la palabra en la boca.— Adiós.

—Tarde o temprano caerás, Claytin.— Me amenazó, logrando tomar la atención de los pocos espectadores que habían en los pasillos.

El que caerá serás tu, cariño

Entre plácidamente al vestidor de las chicas, tome mi uniforme de deporte y guarde mis cosas en mi casillero. Coloque ese candado que solo se abre con mi huella dactilar y me dirigí a el vestidor de hombres.

Todas susurraban cosas que no lograba entender, solo sabia que la mayoría eran cosas obscenas y desagradables sobre mi reputación.

Sigan hablando, como si eso cambiará algo

Entre en el vestidor de varones y se encontraban todos con cabezas a la mitad de salir por el hueco de la camiseta de deportes. Unos cuantos colocándose el pants azul rey de la escuela.

Sin tomarle importancia. Me dirigí al casillero de mi hermano, el cual ya estaba trabajando. Era exalumno del instituto y era muy respetado.

Por ello yo también lo era

Al lado de este se encontraba un chico, pelo rubio oscuro y unos ojos café claro, casi almendrados. Tenía unas pestañas larguísimas y curveadas.

Que envidia de pestañas

Se dio cuanta que lo observaba y me regaló una sonrisa ladina. En sus dientes se asomaron unos braquets, lo cual lo hacía ver más adorable de lo que ya aparentaba.

Comencé a cambiarme, algunos me observaron sin escrúpulos, otros solo siguieron con la tarea de vestirse, lo cierto es que la mayoría de los chicos ya estaban acostumbrados a esto.

Yo era una más de ellos

—Mierda, olvide mis calcetas deportivas,—dije para mi misma.

Un dedo toco mi hombro, me voltee logrando ver más de cerca esas pestañas largas y tupidas.

—Toma, siempre traigo unas extras por cualquier cosa,—me tendió un par de calcetines, las cuales tome con gusto.

—Whou, ¿en serio?—. Pregunté sintiendo la tela de algodón de esas dos pequeñas prendas.

—Claro, puedes tomarlas,—se dio media vuelta para irse pero, lo detuve tomándolo de la mano.

Que suave es su piel

—Este...— Sentí un calor en mi estómago, un lindo calor, uno que hizo revolotear las alas de unas mariposas. —Muchas gracias, ¿me dirías tu nombre?

—Dime Rick y, tu eres Claytin,—la forma en que sus labios formulaban mi nombre era algo muy excitante, más con su voz ronca pero no tanto, era un tono relajante. —Por cierto, lindas bragas.

Miró mis pantis de encaje color azul cielo a lo cual yo me sonroje.

—Muy gracioso. —Golpee se hombro de manera traviesa y reí un tanto.

—Hasta luego, Clay. —Se despidió pero volví a detenerlo.

—No sin antes agradecerte como es debido,—me pare de puntillas para depositar un beso tronador en su mejilla muy cerca de la comisura de sus rosa y gruesos labios.

—No fue nada,—se veía despreocupado, no aprecia haberla afectado en nada tenerme semidesnuda y ni mucho menos el caso de casi lo bese.

Algo dentro de mi explotó, logrando hacer trotar mis latidos a mas prisa, sentí mis mejillas tibias junto con mis orejas.

Yo no doy besos, siento que eso es algo muy íntimo y que no se le da a cualquiera. Por ello he guardado mis besos para alguien especial, tal ves Rick sea esa alguien.

Observé como salía por la puerta de los vestidores, su gran espalda y hombros anchos hicieron que mordiera con desesperación mi labios inferior.

Encontré a mi próxima víctima 

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