🏍️36🏍️
—Rick, ¿Podrías venir?—el supervisor me llama.
Tengo un mal presentimiento
—Dígame, —me acerco cauteloso.
—Mira, ahorita no vamos a tener mucho trabajo, en navidad nadie viene a arreglar su moto o cosas así,—su mirada está llena de pura lastima. —Lo lamento pero...
—Si, entiendo, —suspiro algo desanimado. —Gracias por haberme dado la oportunidad de trabajar aquí.
—Eres un gran trabajador, Richard, —su sonrisa es genuina y sus iris me aspiran confianza. —Estoy seguro que conseguirás un trabajo mejor que el que yo te ofrecía y con mejor paga, personas como tú es lo que buscan hoy en día.
Sonrió contento con sus palabras.
—Muchas gracias.
—Aquí tienes tu liquidación, —me extiende un sobre amarillo.
—Que tenga un lindo día, —tomo el sobre y me despido.
Suspiro con pesades. Rasco mi nuca algo cansado, comienzo a caminar hacia mi motocicleta para poder ir a casa. Hasta que mi celular repiquetea en señal de que me ha llegado un mensaje.
Terroncito:
Hay promociones en mi trabajo, si quieres puedes pasar con Marco después de que salgas de trabajar
Rick:
Pasare en un rato, me acaban de despedir, te cuento después
Monto mi moto, arranco y cuando menos lo espero estoy aparcando enfrente de el restaurante donde Claytin comenzó a trabajar hace unos días.
Cuando entro me da la bienvenida el sonido de la campanilla de la puerta. Al entrar me topo con Marco que acaba de llegar, Luz, su novio Steve, Merlina y su pareja Fred también están aquí.
—Bienvenidos, —dice de una manera muy feliz y enérgica mi linda novia.
Fred y Merlina se aguantan unas carcajadas. A lo cual reciben una mirada amenazadora departe de Monriokova.
—Lo siento es que no es normal, —Merlina tiene su mano sobre la boca evitando dejar salir las risas.
—No es gracioso. —Claytin da un zapatillazo.
—Claytin es hora de cambiar turno, yo me encargaré de la entrada. —Un muchacho de muy poco estatura aparece detrás del mostrador, tiene una cara muy aniñada y su voz ni se diga.
¿Qué le dan de comer a los niños de ahora que no crecen?
—Oh, ¿Tu eres el chico de el que me comento, Clay?—pregunta con curiosidad Luz.
—Denis, un gusto, —se presenta algo dudoso.
—Un gusto, soy la madre de Claytin.
—Y yo su padre. —Le sigue el juego Steve.
La cara del chico es todo un poema. Se desencaja y un ojo le palpita.
—Son tan jóvenes...
—No, no les creas. —Se apresura a entrometerse la ojiazul, —no traten de aprovecharse de una mente inocente, idiotas.
—Yo soy su novio, —me presento adentrándome más en la conversación. —Él es su amante y ella su acompañante,—Señaló a Fred y Merlina.
—¿¡Qué!?—. Se exalta, dando un salto en su lugar.
Todos reímos a carcajadas y él nos enfoca a cada uno algo confundido y agobiado.
—No les creas, Denis ellos sólo quieren aprovecharse de tu inocencia,—toma con sus dedos el tabique de su nariz, tratando de tener paciencia.
Esta será una tarde divertida
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