A la mañana siguiente desperté y ella estaba entre mis brazos.

Si es un sueño, mamá no me despiertes

Espera un momento... Mi mamá siempre me despierta para bajar a desayunar porque tengo que ir a el trabajo.

Espantado y aun un poco adormilado, me levanto lo más cauteloso posible. No quiero despertarla.

Miro la hora en mi teléfono. 6:43 de la mañana. Aun tengo tiempo de ir a casa, tomar una ducha, comer algo en el camino y llegar a tiempo.

—¿A donde crees que vas?—Sus brazos rodean mi cuello y comienza a besar y lamer este.

—A trabajar, terroncito,—volteo mi cara lo suficiente para poder depositar un beso en su mejilla.

—Aun es muy temprano, anda, quédate un rato más,—sugiere, susurrando de manera seductora en mi oído.

—Si haces este tipo de cosas, no podre contenerme, ¿lo sabes verdad?—. Muerdo el interior de mi mejilla mientas trato de controlarme, ya que algo comienza a despertarse entre mis piernas—. Aparte, se supone que no me quedaría a dormir, pero aquí estoy.

—Pues ayer yo quería hacer de todo contigo.

—Está bien, si quieres hacer de todo. Hoy a las 8 vendré por ti para ir a cenar.

—Pero que decidido. —Se ríe en mi oreja y luego lame esta.

—Ahora hazlo más al sur,—agudizó mi voz, logrando que ella se ría.

—Después lo are con tu pepinillo.

Me levanto de la cama. Salimos por la puerta trasera de su cocina, para que su padre no se de cuenta de mi presencia.

—Te veo luego, Rick—. Se pará de puntillas y besa mi mejilla.

—Si, terroncito.

Paraíso, con ella hay paraíso

Me monto en mi motocicleta, me despido con la mano mirando su ventana por la cual me observa. Estamos a nada de las temporadas navideñas y pasa esto.

Cuando llegó a casa, entro como si estuviera asaltando mi propia casa, no quiero despertar a nadie, mucho menos a mamá. Tiene que descansar, detectaron principios de anemia. Y el doctor pidió reposo.

Cuando llegó a mi habitación, buscó ropa, entro al baño y en menos de lo que pienso ya estoy listo para irme. No duro ni media hora en mi casa.

Cuando bajo las escaleras, mi madre está en la cocina, colocándose el mandil. Preparándose para su rutina.

—¿Pero que crees que haces, ma?—. Me acerco a ella la cual aún no se percata de mi presencia, ya que al escucharme pega un respingo en su lugar.

—¿Cómo qué, qué hago?—. Me mira por encima de su hombro.

Tiene la cara pálida, ojeras y el cansancio en sus ojos rojos y inchados.

Se ve tan... devastada

—Deberías estar descansando, el doctor te pidió reposo,—me acerco a ella, tomó sus manos las uno y deposito un beso en estas.

—Richard, tengo que hacer el lunch de tu hermana y el de tu padre también, el desayuno, lavar los...

—¿Y quien le prepara el desayuno a mi hermana cuando vaya a la secundaria si te enfermas?—La interrumpó, sus ojos se llenan de lágrimas,—¿quien me dará consejos acerca de cómo sorprender a mi novia cuando cumplamos aniversario?, ¿quien me enseñará a cambiar pañales cuando por fin te de nietos?

—Richard yo...

—¿Quien será mi mamá cuando tu te mueras si no te cuidas?

No resiste más y se suelta a llorar. Calla los sollozos con su mano, colocándola en su boca, silenciandose. La estrecho entre mis brazos, se aferra a mi. Y llora entre mis brazos.

Al igual que Claytin hace tan sólo unas horas.

Y yo que creía que eran las mujeres más fuertes que conocía, pero todos tenemos nuestros momentos de debilidad, supongo...