🏍️31🏍️
Ahí estaba yo.
En la habitación de la chica que los últimos meses me traía loco, la causante de mis latidos desbocados cuando se acercaba, cuando me tiraba esas miradas coquetas, en los momentos que decía cosas indebidas; todas sus acciones mejor dicho. Todo lo que hacía cerca mio descontrolaba mi pulso, mi respiracion y el funcionamiento de mi corazón.
Mire a mi alrededor, deje el presente en una mesa que se hayaba en el centro de la habitación, era de caoba. Su cama en una esquina, encima de esta el causante de que esta fresco el cuarto, un aire acondicionado. Peluches esparcidos en desorden en el colchón, un tocador en otra esquina, una puerta que creía seria su armario. La TV a la vista de quien se acostara en la comodidad de la cama. Todo se encontraba en orden, acomodado y pulcro.
Me tome el atrevimiento de acercarme a el borde dónde dormía y me senté. Sentí bajo mis manos la suavidad de la tela que cubría la cuna en la que descansaba. Percibí de manera casi inmediata el aroma de Monriokova desprenderse de las sábanas.
Olía a ella, a su cabello, su cuello, sus manos, a su cuerpo. Y era exquisito el aire que abrazaba a ese lugar donde reposaba todas las noches.
Me pregunto si, ¿este olor dejarán las sábanas cuando duerme con alguien?
Deje de divagar, mire la puerta negra, esperando que se abriera esperando ver el enorme cuerpo de su padre. Pero no pasó, seguí observando ese rectángulo de madera, sentí la necesidad de acomodar mi cabello, tratando de apaciguar mis nervios, y de paso, quitar esas gotas de sudor que escurrían por las patillas de mi pelo.
Mire mi vestimenta, ese día no llevaba muy buena pinta, una camiseta blanca de manga corta, encima mi chamarra de cuero, botas trenzadas a la altura más abajo de la mitad de mi pantorrilla, y unos jeans negros.
No parezco ser el típico nerd, más bien me asimiló a un chico metido en cosas ilegales
Bueno antes lo estaba
El sonido de unos nudillos pegar en la madera me sacaron de mis vagos pensamientos.
Enfoque ese entrada y salida.
Se abrió a duras penas y se dejó ver a Claytin, luego la abrió por completo y paso con una bandeja que contenía dos tazas que desprendían vapor.
Mi nariz presenció la esencia que contenían las tasas de porcelana.
Me relamí los labios, ansioso.
-¿Chocolate caliente?
Ella asintió, regalando me una de sus preciosas y únicas sonrisas.
Es egoísta de mi parte querer ser el único que vea sus sonrisas, ¿no?
-Lo hice hace unas horas, espero te guste-, dejo la bandeja en la mesa al lado de el tostiloco.
-Si lo has preparado tu me encantará. -Tome con cuidado la tasa, sople un poco el líquido caliente para poder dar un sorbo.
Saboree el delicioso líquido tibio recorrer mi lengua hasta perderse en mi garganta. Exhale dejando escapar el vaho, sintiendo recorrer una sensación cálida todo mi cuerpo.
-Está delicioso-. Afirmó, mirando mi expresión, río débilmente mientras escondía dicha mueca con su taza.
Tomó un esponjoso asiento del suelo, y se sentó en este, era como un balon gigante.
-¿A que se debe tu visita?.
Que directa.
-Vine para poder hablar, yo sé que tienes una buena razón de lo que paso entre tu y...-Deje inconclusa la oración, para que terminarla ella sabía perfectamente a quien me refería.
-¿Porqué crees que trabajaba en un lugar como ese?-. Está vez más que nunca, no me decían nada sus iris, estaba vacía su mirada, no me transmitían ninguna emoción, estaban opacados, inexpresivos.
-No lo sé, pero sé que tiene que ser algo de mucha importancia. -Tome con ambas manos cubriendo el pequeño recipiente de mi bebida.
-Si, nadie estaría tan desesperado por trabajar y ganar una buena suma de dinero. -Enfocó su mirada en la mía, no estaba huyendo, enfrentaba las cosas. -Esto... No lo saben más que unas cuantas personas, y mi pequeña familia claro,-me enfoco, de una manera que me decía que si le contaba a alguien, lo nuestro se acababa. -Mi madre tenia cáncer de médula, y yo tenia 15 años cuando sucedió, mi padre en ese entonces no trabajaba entonces en la editorial y no ganábamos lo suficiente para pagar las quimioterapia. -Sus ojos se empañaron, un brillo los hizo destilar y no era precisamente uno de felicidad, una capa de lágrimas los estaba cubriendo-. Una amiga me contó de el club, de lo que podía hacer Nestor, el dueño del lugar. Fue difícil pero lo hice, es mi mamá Rick, era mi papá desesperado y mi hermano menor en shock, la única que no fue paralizada por la maldita realidad fui yo, la hija mayor de apenas 15 años, ¿Quien mas podría ayudarnos?-, una lagrima no pudo más y se derramó por su pómulo para perderse en la barbilla. -Nuestra demás familia tampoco le iba bien económicamente, así que, tuve que dar todo por ella. Incluso mi virginidad y mi dignidad como mujer. Daría lo que sea por mi familia. Hasta la vida que llevaba, de testigo tengo a toda la escuela.
Rápidamente me levante, deje las tazas en la mesa y me avalance sobre ella, la tomé entre mis brazos y ella se aferro a mi, el hombro se me lleno de lágrimas. De sus lágrimas, mis oidos de sus gemidos de pesar, mi cuello de su caliente y descontrolada respiración, me inunde de su dolor.
No necesita más explicaciones.
¿En que momento pude dudar de ella?
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