TostiLocos:P

Así se llamaba la tienda de glotonería que, con un soborno a Luz, se decidió en decirme que es la tienda que frecuenta mi preciosa niña de zafiros.

Me encontré en la puerta de esta tienda, no estaba esperando invitación, mucho menos que alguien me abriera la puerta. Pero no la distinguía. Mi mirada no lograba ver esa cabellera negrisca.

Tome valor, pase mi mano por el cabello tan desordenado que traía, tratando de apaciguarlo un poco. Y decidí entrar con la vista en alto.

Pero antes de que yo siquiera diera un paso, la puerta se abrió y lo poco que alcance a ver fue a Claytin con un vaso en manos dónde lo más que resaltaba era el color rojo, con algo de prisa y sin ver por donde iba.

Ya que estrelló su TostiLoco en mi sudadera.

Ahora tenía chamoy, tajín y otros polvos o líquidos, con sabor picosito y ácido en todo mi pecho.

—Lamento haber arruinado tu camisa,—se disculpo atrapando su labio inferior entre sus dientes,—la lavare por ti.—Intento quitarme la playera tomándola por los bordes de esta.

Negué con efusividad.

—Tranquila, siempre cargo conmigo una de repuesto desde que comenzamos a andar.

Sonrió de esa manera tan única y celestial que tiene ella para mostrar su dentadura blanca.

—¿Siempre has sido tan precavido?

—No exactamente,—me atreví a tomar el dorso de su mano para poder arrastrarla de nuevo dentro de la tienda de chucherías.—Te debo un TostiLoco.

Se negó y retorció bastante tiempo su cuerpo cuál lombriz en sarten para zafarse de mi agarre. Yo no me sedí sobre pagar su golosina picante, a lo cual ella fue la que termino rindiendose por liberarse y acepto que lo sustituyera por uno nuevo.

Ahora estaba a junto a mi mirando a todos lados, nuestras manos entrelazadas y, su cara llena por ese rubor de vergüenza en sus mejillas, el cual portaba porque se nota que no le gusta en lo más mínimo que le inviten cosas.

Nota mental: Es un poco orgullosa.

—Me daría otro de lo que la señorita pidió,—estaba seguro que si le preguntaba a ella, no me diría así que mejor decidí que la chica que atendía me facilitará las cosas.

—Claro, enseguida los llamamos,—nos miro de arriba a bajo, y sonrió traviesamente.— Si gustan sentarse en nuestra nueva área para parejas,—informo mirando hacía un lugar donde se hallaba una puerta.

—No somos pareja,—se apresuro a desmentir la pelinegra antes de poder si quiera yo disfrutar que nos ven como novios.

—Aun.—La contradije enfrente de la señorita mirando a la ojiazul bufar por mi atrevimiento.

Es tan divertido hacerte enojar

La señorita nos entrego el pedido que por cierto, no sé que rayos era. Pero aún así lo pague y, se lo entregue a Claytin quien lo acepto con mejillas ruborizadas y a regañadientes.

—Si tu me invitaste yo limpiare tu ropa,—no me lo pregunto, me lo estaba ordenando,—digo, si me dejas claro.—Y ahora se deba cuenta que sonó mandona y se sentía apenada.

Nota mental 2: Si es bipolar pero así la quiero

—¿Y si no quiero dartela?,—la rete sonriendo con diversión y atrevimiento.

—Pues... pues,—busca que decir para poder seguir teniendo el control de la conversación.

—Te daré mi playera solo si me dejas llevarte a una cita,—me detuve colocandome enfrente suyo.

—¿Cuándo te convertiste en el negociador envés del embaucado?,—se cruzó de brazos aparentemente indignación, pero su sonrisa y el brillo de diversión en sus iris me decía todo lo contrario.

—Desde que decidí que sería yo, y solo yo al que tenga más que tú cuerpo,—yo era tímido, pero ella, sacaba de mi un lado que ni yo mismo conocía.

—Tengo que irme, damela,—extiende su mano esperando que le de mi playera. Desvió el tema de conversación, era obvio que tenía miedo cuando le soltaba este tipo de bombas en forma de comentarios y respuestas románticas.

—¿Quierés que me la quite ahora?

Oh, oh

No quiero que me pregunté por esa cicatriz