Duele, es tan fuerte el dolor de mi corazón al verla. Al saber que era ella. Que se vendía, que todos esos hombres la observaban y pensaban de manera promiscua con su persona.

—¿Y bien?

Mi padre me mira esperando encontrar una buena reacción o en todo caso, una cara de estupefacción en mi rostro por la mejor cogida de mi vida.

—Estuvo bien,—la tristeza es palpable en mi tono de voz.

—¿No era lo que esperabas?—, mi padre parece recapacitar después de todo lo que me hizo hacer.

De cierta forma sus palabras quedan con la situación, como si supiera que pasó, aunque no sabe nada en realidad...

—Papá, ¿porqué me obligas te a venir?—. Mi pregunta parece sorprenderle.

—Hijo, verás en mi época esto...

No lo dejo terminar.

—No estamos en tu época, no quería algo como esto. Tal vez suena afeminado pero, yo quería que mi primera vez fuera especial.—Ahora que lo pienso iba a ser con la persona con la que quiero perder mi virginidad.

Pero no de esta manera, no por trabajo. Deseo que las cosas lleven su curso y nos guíen a ese momento.

—Lamento haberte obligado a hacerlo, pensé que eso querías hacer.—Entra al auto con la autoestima baja, creo que debería contarle lo que paso adentro.

Me coloco el cinturón.

—Conozco a la chica, es una compañera de la universidad.

Mi padre pisa el freno de repente, mi cuerpo se va hacia adelante y se detiene por mi cinturón.

Lo deje con la boca abierta

—¿Esa es la chica por la que preguntaste en la cena, o me equivoco?—. Un poco más en si, retoma el manejo del auto para seguir avanzando.

—Si. Quiero saber más de ella, conocerla no sé porque pero, siento que hay algo tras la portada.—Suspiro al recordar la manera tan única que tiene de reír, de vivir a pesar de todo lo que le pasa en la escuela, aún sabiendo que la acosan, insultan, tiran chismes y bromas pesadas en los pasillos cada mañana.

—Si así lo crees, ve tras ella.—Me anima dándome un rápido apretón en hombro.

—¿Creés que mamá la acepte?—. Pregunto esperando que él me de una respuesta.

—Ya veremos, tu madre es de lo más comprensible y sabes que la conocerá antes de jusgarla,—su respuesta me deja más tranquilo.

Ahora más que nunca desearé con más fuerza conquistarla.

Prepárate Monriokova, porque acabas de encandilar a un chico terco