ii.
Con la barriga llena de limonadas y maripositas, el cuerpo relajado, la cabeza dándole vueltas de la confusión por todo lo que acababa de pasar y una gran sonrisa entumeciendo sus mejillas, caminaba por los elegantes pasillos del hotel hasta llegar al piso donde toda la excursión se hospedaba. Lo único que tenía en la mente era aquella plática que había tenido con Mysterio en el bar. No dejaba de pensar en cómo el hombre fue siempre tan amable con él y visualizar las miradas que le dedicaba, hacía que Peter sonriera también, como un completo idiota. Por un lado se sentía esperanzado de pensar al Señor Beck de esa forma, por otro no sabía cómo tomar lo de MJ o porque tal vez, su fijación por Quentin era porque le recordaba a Tony. Y Peter de verdad extrañaba a Tony.
Esa noche en el bar, cuando Beck se probó los lentes... Fue como si unas manos invisibles exprimieran el corazón del chico, tuvo que inhalar aire lentamente para que no deje de latir. Quentin se veía condenadamente bien con los lentes, pero E.D.I.T.H. fue el mas valioso objeto que Tony le heredó a nadie más que a Peter. Al igual que lo único que le quedaba de Tony. Así que no se los pudo dar. Pero no pareció ser un problema para Beck, en realidad, no se veía muy interesado en recibirlos. Y aunque Peter y Quentin no tenían más asuntos juntos, el mayor insistió en volver a verse, lo cual confundió y emocionó a Peter en partes casi iguales. Por eso el andar con esa sonrisa desde el bar hasta que, al otro lado de la sala, sintió los ojos de Brad en él.
—¡Ned! —habló y así Peter tuvo una excusa para dejar de mirarlo—. ¿Qué pasa?
—Nos vamos a casa en la mañana.
—¿Qué? ¡No! ¡Los elementales se han ido! Los derrotamos —susurró Peter con una gran sonrisa que contagió a Ned.
—Sí, Peter, pero ¿qué esperabas cuando a donde quiera que vamos parecían seguirnos? Nuestros padres quieren que regresemos mañana mismo —explicó Ned. Peter asintió algo decepcionado, entendiendo. Entonces Ned le puso una mano en el hombro, lo felicitó por su victoria y le agradeció haberlo salvado a él y a Betty, lo cual le devolvió los ánimos, diciéndole modesto y con una sonrisa que no fue nada.
—¿Qué rayos hacían fuera del teatro, de todas maneras? —cuestionó Peter divertido y riendo junto con Ned.
—Vimos a Brad salir del teatro y Betty quiso hacerlo también. Así que fuimos al festival... —había comenzado a explicar Ned, pero al ver que la expresión de Peter cambió y empezó a comportarse como lo hacía cuando le contaba un importante secreto, mejor se calló y dejó que Peter hablara.
—Sobre eso... metí la pata, Ned —susurró, mirando a su alrededor fijándose en que no haya nadie cerca y de paso dándose cuenta de que Brad ya no estaba donde antes. Ned se acercó interesado en lo que tenía que decir—. Brad me había estado siguiendo. Lo atrapé antes de que viera nada, pero no me dejó ir y me puse nervioso por todo el ruido y los gritos y... ¡metí la pata!
—¿¡Sabe que eres Spiderman?! —supuso Ned, con cara de horrorizado.
—¡No! —exclamó aún en susurros. Ned lo animó a continuar con una mirada, inquieto por tanto misterio. Entonces Peter se acercó y dijo muy bajo—: le dije que sí soy prostituto —Ned se rió—. Y creo que se lo creyó.
—¿Era eso? —preguntó Ned, casi carcajeándose—. ¡Pues claro que se lo creyó! Ahora solo tenemos que preocuparnos en que no le diga a nadie.
—Sí, pero...
—Parker —llamó Brad, detrás de Peter, quien por no esperárselo, ahogó un grito y convirtió su salto en un giro para voltear hacia Brad y lo miró como si lo que tuviera en frente fuera un fantasma con muchas intenciones de atormentarlo hasta en sus sueños—. ¿Podemos hablar?
—¿D-d-de qué querrías...? ¿P-por qué...? —intentó desviar el tema y librarse de la situación, pero al parecer Brad no iba a desistir. Porque le lanzó una mirada tan amenazadora a Ned que lo único que le expresaba era un no muy amable"vete de aquí"—. No tenemos que...
—Eh... ¿Peter? —suspiró Ned iniciando su camino hasta su habitación sin apartar la desconcertada mirada de los ojos de Brad—. Te espero en mi cuarto. Cuando termines.
—¿Qué? ¡Ned, no! —susurró Peter detrás de él, intentando detenerlo—. ¡No me dejes solo!
Pero Ned no cesó su marcha hacia atrás, despidiéndose y diciendo más cosas con gestos y caras que Peter no entendió, pero Brad tomó su brazo y lo llevó hasta su habitación antes de que Ned desapareciera. Brad cerró la puerta cuando ambos entraron y Peter se quedó ahí, congelado y sin saber cómo rayos iba a mantener una mentira así. Ni siquiera sabía si quería o si debía decirle a Brad la verdad con tal de que no pensara lo que pensaba, pero una cosa tenía claro: bajo ninguna circunstancia debía dejar que le contara a alguien más sobre su falso secreto.
—Escucha, Peter —comenzó a hablar Brad después de lo que a Peter le parecieron horas—. No tengo idea de por qué comenzaste a prostituirte y no me voy a meter en tus asuntos personales pero —lo miró y Peter se puso aún más nervioso—, sé que quieres mantenerlo en secreto y lo entiendo. Por eso no le diré a nadie, lo prometo.
Peter respiró, viéndose realmente aliviado—. Gracias.
—Si te rindes con MJ —completó.
—¿Qué? —saltó Peter, alzando la vista a sus ojos otra vez, riendo nerviosamente.
—Ahora sé que la chica con la que te atrapé en Austria era una... clienta tuya —Peter se confundió por un segundo, pero instantes después puso una cara seria, como si quisiera dar la impresión de "ah, sí, en efecto. Una clienta" y Brad ni siquiera le dio importancia al gesto de lo concentrado que estaba para no hacer aquella situación incómoda—, pero sigue sin justificar lo que le estás haciendo a MJ. Y quiero que lo dejes. Si no, le diré la verdad. Y hablo en serio, Peter.
—No, Brad, ¡no puedes hacer eso! —exclamó Peter, dando dos pasos adelante hacia Brad, quien los retrocedió evitando la cercanía—. No tienes idea de lo que estás hablando, por favor —negó con la cabeza y caminó hacia él con su carita de cachorro a pesar de que sabía que Brad no lo quería cerca—. No le digas a nadie, por favor, haré lo que digas.
—N-no necesito nada de ti, P-Parker —dijo Brad suave sin mirar a Peter a los ojos y sin poder retroceder más, pues si lo hacía, caería en la cama. Peter se dio cuenta en seguida de que lo estaba incomodando, así que aunque nunca habría pensado en usar un rumor así a su favor, lo hizo. Se paró firme en la planta de sus pies sin alejarse ni acercarse un solo centímetro a Brad, quien seguía mirando algún lugar de la aburrida alfrombra con tal de no plantarle cara a Peter así de cerca de él. Pero Brad tenía manera de salir de entre Peter y la cama, era más alto, más grande, su corazón latía rápido y su temperatura estaba subiendo. Y eso para Peter y para cualquier otro que se haya dado cuenta, solo significaba una cosa.
—¿En serio? —susurró y Brad tragó saliva, asintió rápidamente y escondió sus manos en sus bolsillos—. Yo ya he sido sincero contigo, es tiempo que tú también me digas la verdad —y por fin, Brad bajó su mirada hasta la de Peter, curioso.
—¿De qué hablas? —evadió—. Yo no tengo secretos, Peter.
—Pero tienes muchas preguntas, ¿no es así?
Brad no respondió. Sabía a dónde quería llegar Peter con eso, y lo estaba logrando. "Mierda, sí que es un profesional", pensó.
—Tú... —volteó a otro lado y se tomó su tiempo para formular su pregunta—, ¿has tenido clientes... hombres?
Peter agradeció que Brad no lo estuviera viendo a la cara, porque la vergüenza le había pintado las mejillas de rojo a una velocidad increíble. Incluso creyó que se sintió un poco mareado, pero era solo la falta de aire por el nerviosismo y lo bien que disimulaba tranquilidad. Tragó saliva y no le tomó mucho para responderle.
—La mayoría, sí —mintió—. Son más rudos y posesivos. Pero pagan más —siguió inventando, con un tono nervioso e incómodo pero Brad se lo tragó todo sin pensarlo dos veces.
—Lo... l-lo puedo imaginar... —se compadeció Brad.
—Sí... —Peter suspiró y utilizó la empatía que había creado en Brad para soltar su bomba, haciendo uso de sus casi nulas habilidades para mentir—. No la tengo muy fácil y como dijiste en las escaleras... A veces me... lastiman. Así que, por favor, Brad —tomó sus hombros—, no le digas a nadie. Por favor. No me lo pongas más difícil.
Peter levantó la vista y miró internamente contento que su actuación barata había dado resultado.
—No lo haré —le aseguró decidido, mirando a Peter con los ojos más sinceros y penosos con los que nunca había visto a Brad. Y Peter sonrió sin querer, pero Brad le devolvió la sonrisa.
—Gracias —susurró asintiendo y por fin alejándose de el otro, camino a la puerta.
—¡E-espera! —exclamó Brad más alto de lo que hubiera querido, accidentalmente. Peter paró y lo miró otra vez, sin esperarse para nada lo que el nervioso pero atrevido Brad le pidió—. ¿Crees que puedas...? Quizá... ya sabes... —bajó la cabeza, apretó los puños y la quijada por unos segundos, intentando encontrar el valor y quitarse la vergüenza para preguntarle, tomó aire de una bocanada, lo miró a los ojos y simplemente preguntó—: ¿Me das una mamada?
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