Five.

Una vez más, y sin que yo pudiera evitarlo, sus colmillos penetraron mi piel. La sensación de aquello me provocaba verdaderas arcadas, pero no sabía cómo hacerle parar. Dolor, angustia, tristeza, indignación... Numerosos sentimientos se mezclaban entre sí mientras Ruki disfrutaba de mis llantos y súplicas. Se presentaban dos magnitudes inversas: mis gritos, los cuales se oían cada vez más, y mi fuerza, que disminuía por momentos. 

Al cabo de un rato, divisé perezosamente la silueta de alguien más. Al parecer, Ruki también se percató de ello, y dejó de succionar sangre, cosa que agradecí inmensamente.

-Era consciente de las ansias que tenías por saciar tu sed, pero sabes que ella tiene un límite.- Replicó una voz conocida.

Alcé débilmente la vista y pude contemplar a Kou, de brazos cruzados.

-Esto no te incumbe. Deja que termine lo que he empezado.- Contestó Ruki, de mala manera.

-Mira, precisamente creo que soy quien más manía le tiene, pero debo de confesar que no merece un trato así. Además, ¿has pensado en lo que pasaría si ella muriera? Se daría la voz de alarma, pondrían una denuncia por desaparición y, al tiempo, comenzaría la investigación policial. Será cuestión de pocos días en que lleguen a la conclusión de que el culpable eras tú, ya que hubo varios testigos que confirmarían que la última persona con la que estuvo (T/n) fue, ni más ni menos que "Don Listo" Mukami.

El joven de pelo azul calló unos instantes, dándose cuenta del error que estaba cometiendo. La sed lo había cegado y no había pensado con claridad. Su hermano tenía razón, y yo quería que esto parara de una vez. Hice el intento de apoyar mi mano derecha en la pared para levantarme, pero me fue imposible y caí de nuevo.

-No hará ningún mal si se queda aquí, piénsalo.- Añadió Kou, con cierto tono persuasivo.

Ruki siguió recapacitando y, al cabo de unos minutos, se acercó a él y empezó a susurrarle al oído cosas que mis oídos no podían percibir. Después, se fue con paso lento y desapareció en la oscuridad del pasillo.

-Ha estado cerca, ¿verdad?- Dijo el rubio, mirando de cerca mis mordidas.

-¿Por qué?.. De entre todas las personas de este mundo, precisamente tú me has salvado posiblemente la vida...

-Porque sé quién eres, (T/n). No te pareces a nadie que yo haya visto jamás. Puedo ver el interior de las personas sin que ellas se den cuenta y, además, distinguir la verdad de la mentira. Tu corazón es sincero, y creo que mereces vivir.

-Vaya cambio más repentino, ¿no?

-El destino da muchas vueltas, y pienso que Ruki se hubiera arrepentido al terminar de beber completamente la sangre de tu cuerpo. Ha sido un alivio llegar en el momento adecuado, por ti y por él.

-Yo...- Kou me interrumpió, poniendo su dedo índice sobre mis labios, haciéndolos callar.

-¿Te han dicho alguna vez que eres demasiado preguntona? Mejor descansa, has perdido mucha sangre, debes descansar.- Aconsejó, ayudando a ponerme en pie.

Acompañó mi frágil y tembloroso cuerpo hasta otra habitación, luminosa y cálida. Me dejó sobre la cama y salió del cuarto, cerrando la puerta tras de sí. Todavía adolorida, recosté en una mejor postura mi espalda y cadera, haciendo que por fin cayera en un profundo y reparador sueño.

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