Capítulo 36
La mirada de Tanya se suavizó con el tenue optimismo en las palabras de Ava, luego bajó hasta la significativa unión entre ellos. El león de Marshall sentía curiosidad, quería saber su opinión, ver si Tanya podía identificar la rara y delicada conexión que los unía a un nivel más profundo.
Marshall hizo a un lado la idea, no estaba seguro si al ser humana podía comprender los vínculos, pero precisamente no estaban aquí para hablar de relaciones.
-Sería más apropiado hablar en la enfermería -Gala habló desde el extremo del escritorio donde estaba sentada. La enfermera bajó con un pequeño salto para rodearlo y activar el panel digital integrado en su superficie-. Pero todavía tenemos pacientes en recuperación -agregó, cuando ella levantó la mirada hacia Marshall él pudo ver una sombra de cansancio en sus ojos oscuros-. Los análisis más recientes que hicimos muestran que tus niveles de colesterol en sangre siguen teniendo una desproporción inusual.
Un reflejo en el panel indicó que había entrado en funcionamiento. Patrick besó el hombro de Tanya y luego caminó para rodearlo hasta detenerse junto a Gala.
-Activa la función de holograma -Tanya pidió, en sus manos tenía una versión de bolsillo de un anotador digital. Pocos segundos después los archivos médicos de Marshall se hicieron visibles en el holograma-. El colesterol LDL sigue por encima de los trescientos -continuó, encerrando la cifra con un círculo de color rojo-. Apenas ha bajado diez números desde el último examen.
Ava le soltó la mano, pero le dio un suave empujón para que se acercara. Marshall se quedó quieto en su sitio, no quería ver, no quería saber que no había mejorado ni un poco, no quería moverse, sentía el cuerpo pesado, su garganta arenosa, los latidos del corazón le parecían un rugido en los oídos y la expresión casi ausente de Maeve le ponía los pelos de punta.
Su madre veía con fina atención el número que Tanya remarcó, miedo, preocupación y furia se mezclaban en sus ojos marrones, tensaban su rostro. Marshall apretó la mandíbula, deseaba poder meterse en la mente de la doctora humana sólo para decirle que hiciera las cosas con tacto y suavidad para evitar preocupar a su madre.
Ella ya perdió un hijo, se dijo, no puedo dejar que piense que perderá otro.
-¿Cuál es el número recomendado? -Eve preguntó, su tono era calmado, un camuflaje para sus emociones.
Pero Marshall las podía sentir susurrando bajo la superficie, le picaba la piel, erizaba sus vellos.
-Entre setenta y ciento treinta -Gala respondió.
Marshall miró el círculo rojo, trescientos dieciséis, esas eran sus cifras.
-Lo bueno es que el colesterol HDL ha subido casi hasta el nivel mínimo -Tanya trató de mostrar un poco de optimismo en su voz, pero la sombría expresión en sus ojos verdes así como la tensión de su cuerpo delataron su preocupación-. Casi cuarenta.
-¿La dieta y los medicamentos están funcionando? -Patrick preguntó desde su sitio opuesto al de Tanya.
Con los brazos cruzados al pecho pero con las manos expuestas, su cuerpo compactado en una estrecha chaqueta de cuero sintético negra y vaqueros azules, el alfa observaba a Ava y Eve con discreción, solo se fijaba en Marshall de forma momentánea y fugaz, como si no quisiera incomodarlo.
-Es evidente que no -fue la seca respuesta de Trent.
El cirujano dejó de jugar con el bolígrafo pero no se movió de su sitio junto a una estantería de libros, adoptó una postura similar a la de Patrick, pero menos rígida, el suéter holgado de hilo beige lo hacía ver más desaliñado que de costumbre.
-El colesterol HDL se encarga de transportar el colesterol LDL a los receptores de las células para su eliminación. Cuando la cantidad está por debajo de cuarenta significa que hay un problema.
Trent le hizo un gesto con la cabeza hacia su hermana, la expresión de su rostro se suavizó sobre Tanya.
-Estuvimos descartando todos los problemas que pueden causar este desequilibrio -la doctora continuó, luego miró brevemente a Marshall-. Tu tiroides está funcionando bien, no hay un cambio hormonal significativo.
Pero no había ni un ápice de alivio cuando Tanya lo dijo.
-¿Entonces? -Marshall cuestionó, su voz salió ronca y tuvo que toser un par de veces para aclararla-. ¿Qué otras opciones hay?
Fue Gala quien llamó su atención, la osa polar estaba presente en la profunda negrura de sus ojos, ella se inclinó sobre el escritorio apoyando las palmas de las manos.
-La más extrema -dijo con voz tensa-. Es una enfermedad rara en cambiantes, hipercolesterolemia.
Junto a él, Ava ladeó la cabeza con el ceño fruncido en confusión, las ondas de color jengibre se desplazaron hacia adelante.
-Esta enfermedad es frecuente en los seres humanos y casi siempre deriva en la enfermedad coronaria que tienes.
La garganta de Maeve se movió, Marshall podía jurar que estaba sofocando un grito de angustia. Su león buscaba ir hacia ella, empujaba con fuerza en esa dirección, su irritación y su necesidad por calmar a su madre se volvieron en dos bestias que pronto comenzarían a sofocarlo.
-Pero no suele ser diagnosticada en cambiantes -Gala continuó, indiferente a la pesada emoción de la leona que había criado a Marshall.
-Entonces no es posible que Marshall la tenga -Birdie habló con un temblor en su voz, su mirada inquieta trataba de hallar respuestas en los demás-. Si no se la encuentra en cambiantes...
El cirujano hizo un chasquido con los dientes que hizo sobresaltar a la joven leona, Rebel lo miró ceñuda mostrando las puntas de sus colmillos.
Puede que ambas no se llevasen bien la mayoría del tiempo, pero Rebel estaba dispuesta a matar por Birdie.
-A menos que haya un familiar humano directo -mencionó Trent, ignorando la amenaza poco sutil de Rebel-. Algunas enfermedades humanas pueden heredarse a sus descendientes, sean o no humanos. Es cierto que es menos probable que pase a los hijos cambiantes pero no es imposible.
-¿Por qué? -Ava intervino, se movió para rozar deliberadamente sus nudillos-. ¿Tiene que ver con el ADN?
Gala asintió, pero fue Tanya la que habló:
-El gen rLDL -respondió-. Codifica una proteína llamada rLDL que actúa como receptor celular para la captación del colesterol libre. Una alteración en el gen implica que haya poca o nula producción de la proteína, esto modifica el proceso natural de degradación del colesterol.
-En palabras más simples -Trent continuó, el jaguar ni se inmutó cuando todas las miradas cayeron sobre él-. Marshall no puede procesar el colesterol de manera normal, a largo plazo la acumulación comenzó a transformarse en placas en sus arterias coronarias.
Maeve inclinó su cabeza hacia él, clavando sobre el jaguar el poder de sus ojos.
-¿Qué sugieres hacer?
-Primero, un correcto diagnóstico.
-Y para eso -prosiguió Tanya-. Necesitamos el historial médico de la familia, si hay un familiar humano directo es probable que tenga hipercolesterolemia.
-Los últimos registros indican que hay entre treinta y cuarenta millones de humanos con la enfermedad, y el setenta por ciento no son diagnosticados -Gala se incorporó-. Puede que esta persona esté enferma sin saberlo.
Sabiendo a dónde llevaría tal investigación, Marshall ahogó el gruñido de advertencia que se construyó en su pecho.
-¿De qué servirá eso? -Él preguntó.
Cruzando los brazos, Tanya giró medio cuerpo hacia él.
-Bueno..., si un familiar directo es diagnosticado con la enfermedad significa que tiene la mutación genética y por ende, sus hijos también la tendrán. -Tanya paseó su mirada por las hermanas de Marshall y su madre-. Lo que involucra a toda la familia.
De forma inmediata, Rebel miró a su madre. Pero Maeve permaneció sólida y tranquila, como un pilar de fuerza sobre el que podían apoyarse sin importar las cosas que tuviera que enfrentar.
-Cuando se encuentra una enfermedad genética -Patrick habló-. Es obligación nuestra dar tratamiento a todos los afectados. Es un trato que busca reducir las pérdidas de vidas.
Maeve hizo un movimiento hacia el alfa. Al ver que su madre estaba de acuerdo con Patrick, Marshall sintió un escalofrío, tarde o temprano se sabría la verdad, ¿cuánto estaba dispuesta a mentir por él?
-No será necesario -Marshall dijo en voz baja, de repente se hizo el silencio y todos lo miraron-. La familia Lawrence está sana -afirmó, el frío de su espalda lo sacudió. Tendría que admitirlo, exponerse de una manera que no le gustaba a ninguno de los dos-. Maeve, Rebel, Birdie y Jeff, son leones. Sus padres son leones, los padres de sus padres son leones. -Se detuvo para tomar aire, un poco de fuerza, y para su sorpresa el vínculo le dio lo que necesitaba-. Yo soy adoptado.
La conmoción que habría esperado no se presentó esta vez, Marshall no podía comprender esas miradas. No lo hagan, se dijo, no quiero lástima ni compasión.
Ava volvió a rozar sus nudillos, una tímida muestra de apoyo que significó todo para él.
-¿Sabes donde están tus padres? -La tigresa preguntó.
«No» Marshall no se atrevió a mirarla a los ojos, si lo hacía se derrumbaría frente a ella.
-Muertos.
Y si no lo estaban, él deseaba que lo estuvieran, con cada fibra de su cuerpo. Deseaba que su final haya sido largo y extenuante, lleno de culpa y remordimiento por lo que habían hecho.
Por haberlo abandonado, por haber dejado morir a su hermana.
Un verdadero león prefería dar su propia vida antes que dejar a sus cachorros, sus padres eran menos que cambiantes, menos que humanos.
-¿Hay alguna forma de saber sus identidades? -Patrick preguntó.
Marshall sentía su afilada mirada verde picando en su cuerpo.
-No lo creo, he olvidado casi todo lo todo de ellos.
Casi..., lo único que seguía ligado a ellos era el recuerdo de Dee, su pequeña niña risueña con hambre de libertad y ganas de explorar el mundo entero.
-¿Hay otra manera de obtener un diagnóstico certero?
Tanya asintió.
-Es más costoso y requiere de la intervención de un laboratorio. Tendremos que enviar una muestra de ADN para saber si hay algún defecto genético.
Junto a él, Ava se tensó. También lo hizo el vínculo y la niebla alrededor de él comenzó a volverse turbia con emociones que no podía discernir, el oleaje emocional creció y creció tan rápido que lo desconcertó, desbordandose a través de los brillantes hilos del vínculo. El corazón de Marshall se apretó como un puño, y hubo un pinchazo agudo en su cabeza.
-Eso implica exponer el código genético de Marshall -Ava replicó con dureza-. Dejarlo libre para que puedan usarlo a su antojo.
Gala la tranquilizó con una mirada suave mientras respondía:
-La muestra no será de células reproductoras y buscaremos un laboratorio de confianza para realizar el análisis.
Ava no estaba convencida, pero la turbulencia del vínculo disminuyó.
«Ella lleva la definición de impredecible a otro nivel»
-Si el resultado del análisis resulta ser positivo, ¿se puede curar?
Tanya se enfrentó a los grandes ojos azules de Birdie, llenos de esperanza. La doctora negó con suavidad.
-No hay cura para esta enfermedad, pero se puede extender la esperanza de vida con un tratamiento riguroso.
El agitado león en su interior bufó.
-Sea cual sea, Marshall lo tomará -afirmó Maeve, su voz cargada con una determinación feroz.
-Ma...
La leona mayor giró con brusquedad hacia él, todo el poder de su mirada lo golpeó con la fuerza de un yunque. Estaba enojada, preocupada y angustiada, nadie en su sano juicio se atrevería a contradecirla o ponerse en su camino.
-Lo harás -replicó con dureza, y por primera vez en muchos años, Marshall se sintió como un cachorro indefenso-. No hay escusa que valga cuando tu vida está en peligro.
-Pero...
-Es mejor que le hagas caso -Trent sugirió con calma-. Si no sigues el tratamiento tu corazón no soportará más presión. Y el problema no sólo son las placas coronarias, tu nódulo sinusal ya fue comprometido en el último incidente, se degradó un poco más luego de la incursión, si comienza a fallar me veré obligado a instalarte un marcapasos. -Los ojos del jaguar cambiaron al color dorado-. Creeme, no te agradará quedar incapacitado para transformarte de manera permanente.
El sonido animal brotó de su garganta antes de que pudiera detenerlo. No poder transformarse sería como estar muerto en vida. Un nuevo escalofrío arrancó un temblor de su cuerpo, su pecho se apretó todavía más por la tensión y su boca comenzó a salivar.
-Necesito un poco de aire -masculló, el sonido casi ahogado, le era difícil mantenerse en pie cuando todo lo que quería hacer era tumbarse en algún sitio y comer algo dulce hasta que esta tensión agobiante desapareciera. Marshall tomó una corta respiración y luego miró a Tanya-. Llamame cuando necesiten sacar la muestra.
Con una ligera inclinación hacia Patrick, Marshall dio media vuelta para salir de la oficina.
-No hemos terminado -replicó Maeve con dureza-. ¡Marshall!
-Necesito algo de espacio -respondió.
-Ya te he dado suficiente -la leona insistió-. Fueron más de cinco años.
Se detuvo al abrir la puerta, le echó una mirada comprensiva a su furiosa y angustiada madre. Luego reparó en Ava, el fuego de sus ojos ambarinos lo encontró, y resultó reconfortante para él. Ava guardaba muy bien su preocupación y no parecía querer detenerlo.
«Luchará por nosotros» pensó ofreciéndole una sonrisa pequeña a la tigresa que lo había atado a ella sin querer «Pero ¿tenemos la fuerza para hacer lo mismo?»
◈ ◈ ◈ ◈ ◈ ◈ ◈ ◈ ◈ ◈
-Déjalo -dijo Patrick después de que Marshall saliera de la oficina-. Se tranquilizará por su cuenta, tiene demasiada información para procesar en este momento.
Ava no pensaba que la información fuera el problema del lugarteniente, sentía una agobiante emoción en el vínculo errático, algo que se parecía al hambre pero no entendía de qué.
Con un corto suspiro, Eve dijo:
-Tenía once años cuando lo encontramos, nunca nos quiso decir su apellido. Es tan orgulloso... -Una mezcla de frustración y afecto en su voz-. Nunca dejamos de buscar alguna descripción que coincidiera con él en los reportes de niños desaparecidos.
Birdie rodeó los hombros de su madre con un brazo, y apoyó su cabeza contra la de Eve, ella le acarició el cabello con una mano.
-Seguiremos buscando a su familia -continuó, un brillo determinado colmó sus ojos marrones-. Alguien tuvo que notificar su desaparición.
Patrick inspiró hondo, luego de un par de segundos dejó salir el aire con un suave gesto de cabeza, negándose a la idea.
-Haremos el análisis de ADN, no lo obligaremos a meterse en un tema en el que no se siente cómodo.
-Patrick tiene razón -dijo Tanya-. La tensión y el estrés no son buenos para Marshall, no haremos nada que ponga más presión sobre su corazón.
Los ojos marrones de Eve adquirieron un brillo húmedo.
-¿Qué podemos hacer por él? -Su voz salió más frágil esta vez, Birdie la apretó contra su cuerpo-. ¿De verdad tendrá que usar un marcapasos que le impida transformarse?
-Solo en el caso más extremo -remarcó Trent, pero no habían palabras que fueran suficiente para calmar la angustia y el miedo de una madre-. Con el tratamiento adecuado, medicamentos más fuertes y un cambio en sus hábitos, Marshall puede vivir bien.
La leona mayor se humedeció los labios, dejando salir un suspiro agitado.
-De acuerdo -Eve movió la cabeza, como si se estuviera sacudiendo un pensamiento de encima-. Veré que lo cumpla.
-No -Ava intervino, enfrentando la por primera vez desde que la había conocido-. Presionarlo no le hará bien.
Eve estrechó su mirada, y por primera vez Ava reconoció la huella de poder que desprendía, esa energía era casi igual a la de Patrick.
-¿Tú que sabes?
-Lo suficiente -adujo, levantando un poco la barbilla para que supiera que no podía intimidarla-. Se pone ansioso cuando está bajo presión. Vamos a dejarlo tranquilo por hoy, evitaremos bombardearlo con órdenes sobre lo que debe hacer.
La leona le gruñó. Su tigresa se paseaba inquieta en su interior, preguntándose si podía atacar a esta mujer que la desafiaba de forma abierta, si podía saborear su sangre. La violencia dentro de ella adoraba la idea, mientras que el lado humano de Ava tembló con horror.
-Estoy de acuerdo con Ava -Patrick la apoyó-. Estoy seguro que Marshall hará lo correcto, confíen en él como yo lo hago.
La suave sonrisa del alfa se llevó parte de la amarga tensión que había sobrecargado la habitación desde que Tanya empezó la reunión.
La doctora humana asintió, un poco más relajada, y removió los archivos del holograma.
-Los llamaré cuando tengamos más información -aseguró.
-Bien, pero no haremos otra reunión de este tipo.
Ava pensó que alguno de ellos iba a discutirlo, pero todos guardaron silencio.
-Si eso es todo -Trent murmuró-. Iré a revisar a los pacientes.
Gala apagó el panel del escritorio.
-Te acompañaré, Chia no regresará hasta dentro de tres horas. -Dirigiéndose a Tanya cuando rodeó el escritorio Gala preguntó-. ¿Vienes?
La doctora sacudió la cabeza.
-Debo ir a ver a Lyra, quiero ver si todavía tiene fiebre.
-Entonces será hasta el pasillo -Gala acordó.
Y despidiéndose de Ava y los demás, los tres se fueron.
-Nosotras también debemos irnos -dijo Eve.
-¿Iremos a pasear al pueblo? -Preguntó Birdie.
-Claro, pueden moverse por el territorio a gusto -Patrick les sonrió con gentileza-. Les diré a una de las leonas que haga de guía para ustedes.
-Gracias.
Eve se inclinó hacia Patrick y luego les hizo un gesto a sus hijas para que le siguieran. El silencio que dejaron se sintió pesado.
-Yo...
-Tú te quedas -Patrick casi gruñó, luego dio grandes zancadas para detenerse frente a ella-. ¿Crees que no me di cuenta que te has vinculado con él?
Con eso, y sin darle tiempo para retroceder, Patrick tiró de ella a un abrazo ceñido, cálido y lleno de su característica fuerza protectora, Ava terminó por sucumbir a él luego de los primeros cinco segundos.
-Pensé que los alfas no podían saberlo -refunfuñó, sus palabras sonaron ahogadas debido a que su rostro estaba medio enterrado en el amplio pecho de Patrick.
-Los vínculos de sangre nos dicen todo. Pero ustedes no fueron para nada sutiles. El cambio en sus energías me dejó mareado por diez minutos.
Ava empujó para salir del abrazo.
-¿Estás bien?
Lo último que quería era hacerle daño al alfa.
Patrick sonrió para ella, extendió una mano para acariciar suavemente su mejilla.
-Ya se ha equilibrado -respondió, luego inclinó su rostro para observarla mejor-. No pareces muy contenta.
Ava dejó caer sus hombros.
-La verdad..., no sé cómo sentirme al respecto, fue demasiado repentino. No pensé que un simple contacto pudiera ser suficiente.
Patrick rió por lo bajo, la expresión se asemejaba a una burla.
-Bueno..., los vínculos no siguen patrones ni reglas. Simplemente suceden.
-Lo sé, pero... ¿Por qué ahora? ¿Por qué con Marshall?
Ava sabía las respuestas, la conversación con Joey volvió a recordarle que tenía cicatrices mentales y que de ellas podía surgir ese lado horrible y violento que le dejaron. Pero todavía no quería aceptarlo.
Saber que dependía de alguien más para mantenerse en el lado correcto de la línea le hacia sentir demasiado vulnerable.
Toda su vida Ava luchó por ser suficiente para si misma, por ser fuerte para su familia.
-Era obvio que pasaría en algún momento -Patrick deslizó algunos mechones de su cabello naranja entre sus dedos-. Nunca te he visto tan cercana a alguien que no sea Marshall o tus hermanos.
Ava dejó salir el aire que había contenido cuando recordó las partes rotas en su interior.
-¿Para ti también fue así? -Preguntó en voz baja.
El alfa rara vez accedía a hablar sobre su vínculo con Tanya. Para su sorpresa Patrick fue amable cuando respondió:
-Nunca me di cuenta cuándo se formó, fue silencioso. Supe de su existencia en un momento en el que necesitaba un tipo diferente de apoyo y la única persona que podía proporcionarmelo era ella. -Retrocediendo, el alfa giró para apoyarse contra el borde del escritorio, su mirada fija en la puerta-. Tengo la teoría de que los vínculos aparecen en momentos de necesidad emocional, y eso encaja perfectamente con ustedes dos. -El alfa hizo una pausa para mirarla de reojo-. Ustedes se necesitan el uno al otro.
Ava volteó hacia Patrick, la verdad en sus palabras sacudió algo dentro de ella.
-Estamos viviendo tiempos difíciles, Ava. -La voz del alfa se oscureció-. Es un privilegio tener a alguien en el que apoyarse cuando sientas que puedes caer en cualquier momento.
-Lo entiendo..., pero tengo miedo.
La fragilidad en su voz envió una oleada de calor en el rostro de Ava. Pero a pesar de sus temblores, agradeció que Patrick no utilizara el vínculo de sangre para estabilizar sus emociones.
-¿A qué le temes? -Él preguntó.
-Herir a las personas que me importan.
«Caer presa de mi lado violento. Volverme una criatura de puro instinto que sólo desea matar»
Convertirse la máquina asesina que desearon los investigadores del recinto cuando la tomaron para su experimento.
-Lograrás sobreponerte a cualquier amenaza -Patrick afirmó con calidez-. Incluso si proviene de tu interior.
La mirada verde del alfa se enfrentó a la suya.
-¿Por qué estás tan seguro? -Dudó.
Aunque lo que en verdad quería preguntar era por qué tenía tanta fe en ella.
-Porque el nombre que te di significa vida, lo elegí por tu voluntad de vivir, por tu fuerza, tu supervivencia. Son cosas que realmente admiro y que tienes que apreciar. -Patrick sonrió de forma paternal-. Tu voluntad, Ava, es más poderosa de lo que crees.
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