08
“—Ya está frente a tus ojos aquello que tanto anhelabas. La inseguridad es un sentimiento que ya has experimentado. Simplemente no desistas”.
Jungkook miraba el número en aquella tarjeta mientras pensaba en las palabras dichas por Yoongi; ésta también tenía un nombre grabado en uno de los extremos y el logo de la empresa en donde esa persona trabajaba. Mook le había mencionado que esa persona se encontraba muy interesada por hablar con el grupo de manera directa y de una forma más oficial.
El azabache no lo pensó más, marcó el número sin darle vueltas al asunto y después de dos tonos, la llamada fue atendida.
—Kim Seokjin de Records Entertainment, ¿en qué puedo ayudarle?
—Umm… —El menor resopló, pensó muy bien sus palabras y al final continuó diciendo—: Mi nombre es Jeon Jungkook, éste número llegó a mis manos por medio de uno de los integrantes de Base three.
—¡¿Base three?! ¡Oh, sí! ¡Por supuesto! ¡Dame un momento! —Alegó esa persona.
Jungkook enarcó una de sus cejas y miró en dirección hacia sus compañeros. Éstos se mantenían entretenidos con sus instrumentos.
—¿Qué te dice? —Preguntó Bambam, dejó su bajo y se acercó a la mesa en donde el menor estaba.
—Aún nada —respondió a la pregunta de su mayor.
—Ah, sí —continuó el hombre de la llamada—. Y, ¿Jungkook? Me has llamado porque te encuentras interesado en la compañía, ¿no?
—El renombre que manejan es lo suficientemente llamativo. Es un sí.
—Entonces estamos pensando de manera similar —habló nuevamente Seokjin—. Estuve indagando más sobre ustedes, hablé con mi jefe directo y sin lugar a dudas se interesó. Él quiere que audicionen aquí. Claramente, hay que tratar otros temas muy importantes antes de hacer algo así. Aún me encuentro en Busan, ¿podríamos… vernos entre hoy y mañana?
Jungkook miró en dirección a su grupo y sonrió levemente.
—Está bien.
Debía intentarlo. No perdía nada. Y es que después de todo, esa era la oportunidad que estuvo esperando por muchos años.
Ya era hora de callar bocas y hacer ver, de una maldita vez, que trabajar por lo que quieres y no dejarte amedrentar, es la clave perfecta para cumplir todo aquello que te propones.
[…]
Habían pasado alrededor de tres días después de lo sucedido, Taehyung miraba su teléfono y muy ansioso esperaba algún mensaje o llamada de ese pelinegro. No sabía la razón de haberse desparecido casi que por completo y la vergüenza no era una excusa suficiente para echarlo a un lado.
¿Será… que ya se había cansado?
De su cabeza emergió tal pregunta y tapó su boca como signo de preocupación. Verdaderamente aguantar dos años a un ser tan pesado como su padre era algo que se debía respetar. Jeon Jungkook siempre fue muy paciente, mas todos tenemos un límite.
El castaño no esperó un momento para marcarle con inmediatez y sufrir ante todos los tonos que sonaron hasta alcanzar el buzón.
No le contestó.
Marcó nuevamente y los resultados fueron los mismos, por ello, decidió colocarse de pie, tomar un abrigo y salir en dirección a su casa.
No supo la razón de haber hecho tal cosa. Y es que tampoco esperaba que de un momento a otro se arreglasen las cosas.
Sólo sentía la necesidad de ir a verlo.
Después de unos minutos de tomar el camino, llegó hasta aquella casa y de inmediato notó unas cajas a medio abrir en la cochera. Además de eso, algunas mantas que se mantenían en el tan nombrado sofá, ya no se encontraban.
Aún más preocupado y desorientado, se acercó hasta la mencionada, de esta forma dándose cuenta que todos los instrumentos dejados allí, se encontraban desarmados y recogidos.
Su pecho se oprimió y miró a los lados.
—¿Taehyung? —Preguntó una voz conocida para el castaño y éste posó sus ojos en el tatuado.
—¿Qué… es todo esto? —Habló sin pensar de más, dejando expuesta su evidente preocupación.
—Iba a hablar contigo en la noche —mencionó Jungkook y dejó a un lado una caja pequeña—. Vamos a sentarnos, ¿sí?
—La última vez que me pediste eso, terminaste conmigo —recordó.
El azabache no hizo más que quedarse en silencio, tomar una de las manos del más bajo y guiarlo para, precisamente, sentarse junto a él.
—Jungkook —continuó Taehyung—, no-no te quedes en silencio, por favor —pidió en medio de inquietas súplicas.
—No tuve la oportunidad de decirlo antes —empezó a hablar, pensando en los sucesos de los últimos días—, en realidad todo sucedió muy rápido. ¿Recuerdas la noche en que visitaste Rockect junto a tu amigo?
Taehyung sólo asintió, notando cómo su mayor seguía sosteniendo su mano.
—Bueno, ese día asistió un importante ente de Records Entertainment y habló con Bambam. Después pasó… Bueno, ya lo sabes. —El castaño soltó una pequeña risa y volvió a asentir. —Me contacté con él e informó que se encontraba interesado en la banda.
—¿De verdad? —Habló sorprendido.
—Fuimos reclutados sin previa audición y… ya firmamos un contrato indefinido. Nuestra banda está bajo el nombre de esa agencia.
Taehyung se mantuvo en silencio, miraba con mucha emoción al azabache y sonreía en el proceso. Lo estaba logrando, él estaba logrando aquello que tanto quería, pero… ¿por qué al final sentía algo de tristeza colada dentro de las buenas emociones?
—Mañana me iré a Seúl —informó, muy atento en la mirada del castaño que poco a poco se tornaba muy brillante debido a las pequeñas lágrimas que se formaban—. Quería… decírtelo en la noche —volvió a hablar, soltó la mano del castaño y lo tomó por sus mejillas—. ¿Estás… feliz por mí?
—Lo-lo estoy —afirmaba, mientras intentaba limpiar sus ojos—. ¿Cuándo… te irás?
—Mañana por la mañana —dijo, acarició las mejillas que empezaban a humedecerse y de inmediato lo apoyó en su pecho para mantenerlo en un apretado abrazo.
—Lo… siento —decía entre pequeños murmullos y empuñaba sus manos en la playera del alfa—. De-de verdad estoy muy feliz.
—No te disculpes —habló con suavidad Jungkook y empezó a acariciar las hebras castañas del omega, con esto intentando hacerlo entrar en un estado de calma.
Entendía su reacción a la perfección. Y es que él también estaba odiando la idea de separarse por completo de Taehyung. Claramente era una gran oportunidad y era lo que esperaba hace tiempo, pero alejarse de ese pequeño estaba siendo una de las cosas más difíciles que sí o sí, debía cumplir.
—Bebé —volvió a hablar Jungkook y plantó un beso en el cabello contrario—, quiero que me acompañes a hacer algo hoy, ¿sí?
El aludido no hizo más que volver a asentir, mientras se seguía refugiando en los brazos que su lobo tanto extrañaba.
—Quiero… pasar el resto del día contigo —pidió, alejó su rostro del pecho de Jungkook y lo miró con ojos suplicantes—. ¿Puedo?
—Estaría muy halagado de tenerte conmigo un buen rato. Claro que puedes.
Esas fueron las últimas palabras, después de volver a fundirse en esos brazos y en ese aroma que esperaba no olvidar. Él era la persona que tanto quiso por muchos años y que, de manera irremediable, iba a perder por tiempo indefinido.
///
Nos leemos en
unas horas. ^^
-Gaby
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