●Cumpleaños 3●

Las estrellas brillaban en el cielo, iluminando la calurosa noche. Revelando escenas obscenas entre cada paso que daba el rubio, oyendo groserías y gemidos de adentro de varios cuartos. Se limitó a avanzar ignorando todos aquellos sonidos horrendos que provenían de las habitaciones.

No sabía bien a dónde se dirigía, sólo a quién buscaba. A esos ojos azules preciosos que eran sus estrellas durante la noche y sus soles durante el día. Aún así, no había visto ningún rastro de su pequeño novio (el cuál estaría en un grave problema si no estaba en la casa).

Caminó por el pasillo, pasando habitación por habitación ignorando todo lo asqueroso que llegara a sus oídos. Sin embargo, cuando oyó un golpe desde dentro del cuarto del dueño de la casa pensó que sería mejor echar un vistazo. Claramente si algo sucediera en la habitación de Bradley sin la aprobación del mismo, James no sabría que hacer.

En cuanto empujó la puerta, decidió que nunca debió haberlo hecho. Dos sombras se besaban desaforadamente, como si hubieran esperado demasiado ese beso. Lo que más le sorprendió no fue el hecho de que ambas sombras fueran varoniles, si no que se trataban de sus amigos Bradley y Tristan.

-¿James?

La voz del rizado se oyó distorsionada, el miedo más la suma de todo el alcohol ingerido en esa noche le cambiaron su tono haciéndolo más quebradizo. El rubio negó muchas veces y dijo un inaudible, "no llegué a ver nada" antes de cerrar la puerta de golpe y caminar lo más rápido que sus piernas pudieran.

Su rostro estaba rojo en cuanto llegó a la planta baja, con el pecho inflándose en busca de aire entre tanta gente. Comenzó a ahogarse, sentía las paredes de su garganta cerrarse y no sabía si era por lo rápido que había bajado la escalera o todo lo sucedido durante la noche lo abrumaba demasiado.

Intento moverse, pero las piernas le temblaban tanto que creía que iba a caer de plomo al suelo. Cerró sus ojos tratando de tranquilizarse pero lo único que consiguió fue marearse y perder el equilibrio. Ya se veía tirado en el suelo cuando unas manos reconocidas tomaron su rostro.

-Cariño, ¿estas bien? -La dulce voz de Connor llegó a sus oídos, sus orbes celestes verdosos saltaron de la emoción al ver al menor frente suyo. Lo rodeó con ambos brazos, apretándolo a él sin dejar ni un milímetro de distancia. -Creo que me extrañaste.

Sonrió escondiendo su rostro en los mechones castaños de Ball, aspiró profundo impregnándose de la fragancia de su enamorado. Eso era lo que le faltaba, ese ancla que lo trajera de vuelta a la tierra. Necesitaba a Connor para no caer, podría tropezar pero él siempre iba a estar ahí para atraparlo antes que toque fondo.

-¿Cómo no extrañarte? Pensé que te habías perdido o ido -comentó sin separarse de él, los mecía a ambos levemente al compas de una vieja canción que recordaba de la primera vez que bailaron juntos. Comenzó a tararearla de una manera sutil, para que sólo ellos puedan escucharlo.

-Estuve buscándote toda la noche, cuando te encontré estabas hablando con Kirstie y decidí no meterme -James escuchó claramente como él tono de Ball cambió al mencionar a la rubia, su chico siempre había sido tan celoso y reiteradas veces se lo demostró. Aún así, Connor sentía cierto odio hacia su ex novia que el rubio no llegan a entender.

-¿Son celos los que escucho? -comentó dejando que una sonrisa se desplegase sobre su rostro. Levantó la mirada, viendo el rostro serio del castaño que no dejaba de tocar su pecho. -Connor.

El tono de advertencia no le importó mucho al menor, mas James sabía a donde quería llegar con todos esos roces indiscretos.

-No, sólo me molestó que estuvieras hablando con ella... -El menor tomó su barbilla con delicadeza y lo acercó a él, entonces murmuro en su oído -cuando podríamos haber estado divirtiendonos un poco ¿no lo crees?

Su respiración se agitó al escuchar la propuesta tan candente de su novio, los ojos le brillaban de la excitación. Sumado las manos traviesas del moreno que no dejaban de tocar su pecho por sobre la remera de una manera no tan inocente. James sentía llamas donde el chico tocaba, no quería detenerse pero sabía que antes de cualquier cosa debían hablar.

-Cariño, primero tengo que contarte algunas cosas antes de que...ya sabes -Su respiración se volvió irregular cuando pudo sentir el tacto del menor, quién se atrevió a meter la mano por debajo de la camisa. -No me la hagas tan difícil bebé.

Connor rió y alejó sus manos de él, el rubio no podía creer el cambio de actitud que había tenido el chico de un segundo a otro. Minutos antes estaba sobre él, seduciendolo de la manera más atrevida posible y ahora tomaba su mano mientras lo llevaba entre la gente, sonriendo.

-¿A dónde vamos? -Mentiría si no dijera que debido al alto grado de alcohol en sus venas ,y a todas las extrañas situaciones que afrontó esta noche, ya no podía ubicarse en la casa de Bradley. Sin embargo, sonrió cuando al ver las escaleras pudo deducir a dónde irían -Hoy estamos un poco traviesos ¿eh?

-Creo que ya tomaste demasiado bebé y debes acostarte -Lo único que podía ver eran los labios de Connor moverse, el resto eran manchas borrosas a mi alrededor.

La cabeza le daba vueltas y se preguntó si enserio estaba alcoholizado o sólo era la sensación del momento. Las piernas le tiemblan pero no creo que se deba a las bebidas, tampoco su fuerte dolor en los ojos.

Mas bien le acontece todos sus dolores al bello chico frente a él, que a duras penas lo arrastraba hacia una habitación. Connor era todo lo que necesitaba para ser feliz, él y su hermosa sonrisa eran lo único vital en su vida. No podría vivir sin Ball en su vida, sería como intentar respirar cuando no hay oxígeno.

-Vamos James, eres demasiado pesado para mí -Las palabras del chico llegaban de manera lenta a sus oídos, ¿Cómo el alcohol pudo afectarle tanto?

-Ya ya, estoy bien -Intentó mantenerse de pie por su cuenta, pero sentía un bloque sobre sus hombros que lo hacía perder la estabilidad. -Creo que necesito tu ayuda.

Connor rió y lo tomó por debajo de los brazos para arrastrarlo hasta la habitación más cercana, James no dejaba de pensar que podría haberlo puesto en ese estado.

Estaba rompiendose la cabeza pensando cuando recordó haber tomado un vaso que un extraño le ofreció. Si Scott estuviera ahí ya lo hubiera golpeado por haber roto la primer regla.

1. Jamás recibir bebidas de personas que no conozcan.

James siempre cumplía esa regla, usualmente era Dev quien terminaba drogado. Pero quiso atribuirle su descuido a las impactantes situaciones que afrontó esta noche.

No iba a mentirse a si mismo, había actuado como idiota y esa era su consecuencia. Sin embargo, puede decirse que se sentía más libre que antes sin estar pensando en todos sus problemas.

-Tu padre me odia -Soltó en cuanto Connor lo recostó en la cama de la habitación de invitados, era la única vacía hasta el momento. -No entiendo por qué, puedo llegar a ser algo torpe pero te amo ¿eso no es suficiente?

No recibió respuesta hasta unos minutos después, Connor se sentó a su lado y lo miró a los ojos. Aún bajo el efecto de las drogas notó la fina lámina de agua sobre sus perlas azules.

-Para mi si lo es, es lo único que quiero -Dejó un suave beso sobre sus labios entreabiertos, James quería abrazarlos pero su estado no se lo permitía. -No me importa que diga mi padre, siempre pensaré que eres el indicado.

-Y ¿si no lo soy?

Connor acarició su cabello sonriendo, ver su sonrisa lo hacía sentir el chico más afortunado. Aún cuando sabía que habían pasado por muchos malos momentos para llegar ahí, James seguía creyendo que su final feliz algún día llegaría.

-Lo eres, no tengo dudas de eso cariño. -El rubio cerró sus ojos unos segundos, le gustaba la sensación de las manos de su novio en su cabello. Se sentía relajante, algo bueno entre tantas idas y vueltas. -Ahora dejemos de hablar un tiempo, debes descansar.

-No quiero dormir, no estoy cansado -Mintió, intento sentarse pero una mano en su pecho volvió a recostarlo. Fue más rápido que él y en cuestión de segundos, Connor se encontraba atrapado debajo suyo. -¿Tu si?

Comenzó a dejar besos delicados por todo el rostro del castaño, bajando de a poco por su cuello y clavícula. Connor no hacía nada más que balbucear palabras ilegibles para los saturados oídos de James, además de apretar la remera del rubio.

-James. -El tono de advertencia en su voz no lo hizo detener, le recordó que minutos antes era él quien intentaba frenar a un Ball juguetón en el medio de la pista. -Cariño, no creo que sea el momento.

James acariciaba las piernas del chico cuando lo miró, sus ojos verdosos ahora tenían una leve irritación invisible en la oscuridad.

-Vamos James, volvamos a casa -El rubio rió y se recostó al lado de su novio sin decir nada, cerró sus ojos y cuando estaba al borde de caer en un profundo sueño, la voz de Ball lo volvió a despertar. -Arriba, debemos ir a casa.

-Estamos en casa. -Fue lo único que salió de sus labios antes de dormirse por completo.

-¿Cariño? -Connor sacudió el cuerpo del rubio varias veces y al no obtener respuesta supo que se había dormido muy pesado. Se preguntó reiteradas veces si debía hacer el intento de cargarlo hasta el auto, pero recordó que él no sabía manejar y James estaba inconsciente.

Se resignó a quedarse ahí hasta que McVey despertara o recobrara la consciencia. Le saco las zapatillas y la remera, dejándolo sólo con el pantalón, e hizo su mayor esfuerzo por meterlo debajo de la sábana. James dormía como un angelito y eso le causaba mucha ternura, al ver los mechones rubios despeinados y su lindo rostro tan tranquilo.

Con su dedo pulgar delineó su rostro, era tan perfecto y no entendía como había conseguido que alguien como McVey esté con él. James era tan especial, tan hermoso y único que a veces lo hacía pensar que todo el mundo se lo quería robar. Por eso mismo la razón de todos sus celos.

¿Cómo no ponerse celoso cuando sabía que había miles de chicas en esta ciudad que son mejor que él? Y claramente varias de ellas estaban interesadas en su novio.

Amaba a James y el pensar en que podría perderlo le rompe el corazón. No podría verlo con otra persona, lejos de él y de todo lo que conoce, no podría. Suena egoísta pero Connor sabe que McVey es su príncipe azul y que no necesita a nadie más para ser feliz, porque todo lo que él le da lo hace sentir especial.

No quiere abandonar esa sensación de calidez cuando está a su lado, no quiere y se niega a hacerlo si algún día el rubio intenta irse. Y así como sabe que James lo ama incondicionalmente, también sabe que ese amor algún día se va a acabar.

Así como el verano cambia todos los años a otoño, va a llegar el momento en que su verano se llene de hojas secas que cubrirán los últimas flores de amor que queden entre ellos.

Pero hasta que llegue el momento en que sea forzado a decir adiós, hasta ese momento no va a dejarlo de amar. Lo que siente por él es demasiado fuerte, estalla en su pecho cuando lo ve y se manifiesta de diferentes maneras en su cuerpo con cada roce de él.

-¿Qué hice para merecerte?

Su única respuesta fueron unos leves ronquidos, saliendo de los rosados labios entreabiertos de James. Aún contemplaba a su amado cuando su teléfono comenzó a sonar. Un número que él conocía muy bien aparecía en la pantalla.

-Padre. -Se alejó de la cama, acercándose a la ventana. Fuera de la casa, los jóvenes danzaban y reían divertidos. Mas él se encontraba entrando a una situación penosa, una conversación con su padre.

Del otro lado de la línea no se oía nada, ni una leve respiración que diera señales de vida. Connor estaba por cortar cuando oyó su voz.

-Connor. -No sonaba autoritaria, mas bien algo ruda cómo era de esperarse vieniendo de Simon Ball. -Hijo, vuelve a casa por favor.

Connor mantuvo silencio, no quería contestar. Él quería volver a su casa, allí estaba su familia, pero no lo haría sabiendo que un integrante lastiman a su chico. No se dejaría envolver tan fácil.

-Quiero hacerlo, pero no lo haré por ti. -Sus inmensos ojos azules estaban clavados en la vista fuera de la ventana, en las risas de sus amigos -No puedo volver si sé que intentaras que termine con James o que él lo haga porque tú lo sofocas.

-Hijo, por favor. Tu madre no deja de llorar. -Entendía eso, no había vuelto a su casa desde que se fue y era obvio que su madre lo echaría de menos en aquella gran casa. Sin embargo, no podía darse a vencer no esta vez, no después de que las cosas le estén yendo bien. -Por favor.

-Tú me pusiste en esta situación ¿No te das cuenta que amo a James? Es el amor de mi vida y no puedo dejarlo porque te encapriches en que no es el indicado.

Un suspiro salió del teléfono, resonando en la silenciosa habitación. -Sólo te pido que me entiendas.

-¿Entender qué? Lo odias y no hay explicación alguna, no puedo entenderte. -Su voz se fue debilitando mediante hablaba, decayendo cada vez más. -¿Por qué no puedes darle una oportunidad?

-No es que no quiera darle una oportunidad, es que tengo miedo en que lo que se vaya a convertir.

Connor se quedó en silencio, había entendido la indirecta de su padre. Simon creía que James se volvería como su padre, que le haría promesas y que un día para otro desaparecería. Todo el mundo creía eso. La gente veía a James en el vecindario y siempre pensaban que él se volvería igual que su padre, debido a que James es idéntico en aspecto físico al suyo.

Siempre oía los comentarios de la gente, nunca supo si James los oía o sólo los ignoraba, pero él si podía oírlos. También recordaba varias conversaciones con su madre donde ella siempre decía que cada vez que veía a James, sentía escalofríos de lo parecido que era a McVey mayor.

Y estaba harto de que todo el mundo pensará así de su novio, sin dignarse a conocerlo.

-No, él no es así. -Sentía impotencia, pero por sobre todo enojó -James no es como su padre y nunca lo será, sólo que tú no lo sabes porque nunca hablaste más de dos minutos con él.

Escuchaba voces de fondo y bastante ruido, algo extraño debido a la hora que era y el suponía que su madre y hermano estarían durmiendo. Mas se olvidó de eso al sentir una mano en su cadera, el rubio estaba parado a su lado con medía sonrisa pero con expresión triste.

-Conocí a su padre antes de que sucediera todo eso, creeme hijo que James tiene las mismas actitudes. -Connor se alejó un poco, evitando que el mayor escuché la conversación, más que todo lo que decía su padre. -Yo le dije que era mucha presión sobre él, que se cuidara porque él no sería lo suficiente para cuidar de una familia a esa edad. Claramente no me hizo caso y sucedió lo que sucedió.

Se contuvo para no insultarlo en todos los idiomas que conociera, pero una idea llegó a su mente en segundos.

-Si quieres que vuelva, sólo voy a pensarlo si nos invitas a cenar.

McVey lo miraba sin entender mucho, si el padre de Connor aceptaba el rubio iba a tener un infarto al enterarse de los planes en que lo metieron.

-Nunca.

-Esta bien, adiós.

-No no, hijo no cuelgues. -Esperó en la línea unos segundos que parecieron minutos de lo eternos que fueron. Hasta que se oyo-Bien, vengan a cenar cuando quieran.

-Genial, arreglaré el día con mamá. Buenas noches.

No espero una respuesta, sino colgó el teléfono. Sonriendo abrazó al rubio quien seguía sin entender mucho hasta que Connor volvió a hablar.

-Cenaremos con mi familia.

🖤

Perdón por desaparecer, igual les traje un nuevo capítulo y quería recordarles que cambie los personajes de Devon y Scott. Vayan a la nota del capítulo Cumpleaños y verannnn

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