●Cumpleaños 2●

La exquisita fragancia a vodka emergía entre todos los vasos rojizos del salón. Las gotas de sudor caían desde las frentes de los jóvenes o se formaban en sus cuellos, los grados afectando su aspecto. El olor a la mezcla de ambas fragancias inundaban la casa, en la cual las paredes retumbaban por la música.

Nada más que la luna y algunas luces colgantes alumbraban el patio trasero, colándose por las ventanas y llegando a todas las habitaciones. Desde los cuartos ocupados por exhaustas parejas hasta la cocina repleta de comida. Donde sólo el sollozo de la rubia se oía entre la música tan alta.

Kirstie había estado llorando por quince minutos sin detenerse, el rubio no sabía que hacer ante la situación. Se encontraba parado frente a ella, sin emitir sonido y dudando entre si debía o no abrazarla. Su mente no lograba entender todo lo sucedido horas antes, se sentía dentro de un gran rompecabezas del cual sólo tenía algunas piezas.

En el momento que notó que ya habían pasado veinte minutos y la chica no dejaba de lagrimear, decidió tirar todo a la mierda. Sé tomó un vaso repleto de alcohol que encontró sobre la mesa y sin esperar nada a cambio, rodeó el pequeño cuerpo de la chica con sus fornidos brazos. La joven al sentir los brazos de James tocarla, escondió su rostro en el pecho de este y se aferró con fuerza a su remera masculina.

Había pasado mucho tiempo desde la última vez que abrazó a su ex novia, ellos aún salían y James en ese entonces se intentaba convencer de que la amaba. La posición le trajo muchos recuerdo al rubio, que no dejaba de preguntarse cómo había terminado en esta situación.

Frotó su mano en la espalda de la chica, esperando que el gesto la ayude a calmarse. Kirstie aspiró con su nariz varias veces, sin moverse ni un centímetro, y luego se apartó de él dejándose inmune. Sus ojos celestes brillaban de la irritación y a James le recordaron a él mismo horas antes de llegar a la cocina.

—¿Estas bien? —Quiso pegarse por haber hecho una pregunta tan estúpida, claramente ella no estaba bien si hace sólo unos segundos estaba llorando sobre su pecho. Ahora que lo pensaba, si Connor hubiera aparecido segundos antes estaría en un grave problema —Es decir, ¿estas mejor?

La chica le sonrió entre lágrimas, intentaba sacarselas con los puños de su camisa rosada. Asintió sin dejar de frotarse los ojos, James suspiro y buscó un pañuelo antes de dárselo. La rubia lo tomó y se limpió el rostro con el, podría su ex pero ella no le había hecho nada malo. Ella, simplemente se fue.

—Gracias —Cuando al fin habló, su voz sonó más aguda de lo normal. McVey pensó que si así de frágil se veía al llorar, porque así lucía la joven en ese instante. —Por todo esto, gracias.

Le regaló una leve sonrisa, intentando animar un poco el deplorable ambiente en el que se encontraban. Siendo patética la situación ya que estaban en medio de una fiesta de cumpleaños, rodeados de alcohol, música y decoraciones brillantes.

James ya no sabía como actuar. No sabía si debía irse y dejarla allí, si debía volver a picar el tema o si sólo debía hacer como si nada de eso hubiera pasado. Aún discutía consigo mismo cuando su acompañante habló.

—Es hora de que aclaremos todo James, ya no podemos seguir fingiendo que nada sucedió —No supo que decir, siempre se había preguntado que fue lo que hizo que ella se fuera pero ahora que tenía la oportunidad de saberlo, tenía miedo.

Kirstie esperaba una respuesta suya, sus ojos enrojecidos lo miraban fijo sin pestañar. Sin embargo, James notó como los labios y manos le temblaban cual gelatina. Al observarla tanto cayó en cuenta que había cambiado mucho, ya no era la niña con la que salía a citas en el parque.

—Salgamos al patio, tal vez tengamos un poco de privacidad. —Dio unos pasos para que ella lo siguiera, pero su voz lo frenó.

—¿No sería mejor una habitación? —James la miró unos segundos y eso basto para que se midiera sus palabras —Oh, ya, lo entiendo. Vamos al patio. —Las habitaciones no eran una opción porque el rubio no podía arriesgarse a que nadie los viera en ninguna situación que pueda mal pensarse, él tenía una relación y debía respetarla. Kirstie lo entendía, por esa misma razón estaba siguiéndolo al patio.

Al llegar al descampado, el rubio se sorprendió al ver que no estaba tan ocupado como pensaba. Sólo algunos jóvenes conversando tranquilos, algunos nadando en la piscina. Decidido, guió a la chica a una zona desocupada y se sentó en el césped, esperando a que ella lo hiciera también para comenzar a hablar.

Se quedaron ahí, cada uno pensando en lo suyo sin mirarse. Lo único que pasaba por la cabeza de James era que en toda la noche no había visto a su amado, ni una tonta pista de Connor. Se preguntaba qué tanto estaría haciendo su escocés para desaparecer de esa manera, los celos ardiendoles sobre los labios.

—Esto es ridículo —mencionó Kirstie llamando su atención nuevamente, ella se reía mirando al cielo. Siguió su vista, encontrándose con una población de estrellas mirándolos. —Yo no sé que decir, así que mejor has las preguntas que tengas y las contestaré todas.

—¿Por qué te fuiste?

La chica saltó en su lugar por lo grave y autoritaria que había sonado su voz, se maldijo en voz baja por actuar tan brusco. Lo menos que quería era asustarla, pero en la lista de preguntas que lo perturbaban esa era la número uno.

—Te la contestaré por última, dime otra. —Quiso protestar, pero no estaban en una situación donde pudiera demandar mucho de la adolescente. Asintió y trató de indagar en su memoria, buscando más allá de sus problemas.

—¿A qué se refería Gina? —Kirstie se removió en su lugar incómoda y cuando parecía que iba a levantarse, tomó su brazo deteniéndola —Ya estamos aquí, si respondes a mis preguntas dejaré que me hagas las que quieras a mi.

Se volvió a sentar, entonces el rubio alejó su mano del cuerpo ajeno y miró sus pies hasta que la chica tuvo el valor de decir algo.

—La gente habla. —Cuando la vio, lo único que notó fue sus orbes clavados en la inmensidad del cielo. —Hablan de todo sin conocer nada, se meten en relaciones y las destruyen. Eso hicieron, pero no te destruyen a ti si no a mi. —Kirstie bajó su mirada a sus pies, pasaban los minutos y no decía nada pero James no quería precionarla. Así que se quedó a su lado esperando que siguiera hablando.

—Cuando volví, los vecinos me miraban con lástima y nuestros ex compañeros con gracia. Todas esas chicas como Gina, que estuvieron detrás de ti toda la secundaria, se burlaban de mi James. Se reían en mi cara y me reprochaban el hecho de que ya no estamos juntos.

—¿Ellas hacían eso? ¿Por qué? —No sabía como sentirse al respecto, a penas comenzaba a entender un poco el desastroso rompecabezas en el que estaba metido. Trató de buscar la mirada de Kirstie, pero ella se encontraba perdida.

—Siguen haciéndolo, se ríen de mi porque... —Y lo miró, pareciera que tenía las palabras atoradas en la garganta. —Dicen que yo tengo la culpa de que ahora te gusten los hombres, que si yo te hubiera complacido de mejor manera no tendrías que haberte buscado a un chico. Todos creen que me fui por la vergüenza que sentía al saber que ya no me querías, pero no es cierto. Me fui por otra razón, y ahora que lo pienso jamás tendría que haber vuelto.

James sólo se mantuvo callado, pensando en todo lo que la joven le había dicho. Básicamente, le estaban hechando la culpa a Kirstie por algo que no incumbe a nadie más que a él y Connor. Sabía que las personas juzgaban sin saber, que cuando todos supieran que tenía novio hablarían demás. Sin embargo nunca se le cruzó por la cabeza que las chicas denigrarían como mujer a su ex novia, echándole la culpa de su cambio de sexualidad.

Quería enfrentar a todos los que habían hablado mal, porque no sólo estaban agrediendo a Kirstie si no que se estaban metiendo en su nueva relación. Apretó sus manos, respiró profundo y trató de relajarse. Pero su cabeza seguía dando vueltas y vueltas al rededor del tema.

—¿Por qué te fuiste? —Ella le miró y sonrió, el rubio no entendió muy bien su intención pero se mantuvo neutro. De pronto, la chica se encontraba riéndose a su lado sin dejar de mirarlo —¿Qué es tan gracioso?

—¿Aún no te has dado cuenta? —James negó, comenzaba a perderse entre tanto palabrerío, contando que el nivel de alcohol en su sangre no lo ayudaba. —Me fui porque noté que amabas a Connor, no querías demostrarlo pero lo mirabas de una manera distinta a los demás. Ni siquiera a mi me miraste así alguna vez. —Estaba pasmado, no podía creer lo que sus oídos escuchaban. —Eres tan bueno James que no romperías conmigo para estar con él y no estarías con él estando conmigo, así que di el paso que uno de nosotros debía dar. Me alejé sin dar explicaciones y sin despedirme, era la única forma de que siguieras a tu corazón y no a tu cerebro.

Y el corazón le latía rápido, porque sabía que ella tenía razón. Si Kirstie no se hubiera ido, él no estaría saliendo con Connor y, tal vez, seguiría estando con la rubia. Pero no podía engañarla de esa manera, decirle que era la única en su corazón cuando no era cierto.

Era tan maligno para ambos, lo fue en ese entonces, y se negó a sí mismo a aceptarlo por miedo a perderlo todo. James era así, no podía arriesgarse completamente sabiendo que tal vez lo pierda todo. Sin embargo, cuando Connor entró a su corazón su punto de vista cambió.

Cuando uno está enamorado, lo da todo sin esperar nada a cambio. Y eso es lo que él hacía. Le entregó hasta su mismísimo corazón y dejó que Connor cuidara de él, porque confiaba en su chico. Confiaba en que él sabría como cuidarlo sin ninguna necesidad de que se lo explicara.

James confiaba a ojos cerrados en Ball, y eso nada lo iba a cambiar.

—Ahora quiero que respondas una pregunta mía, con la verdad —El rubio asintió, no cien por ciento consciente de la situación que lo rodeaba. —¿Alguna vez me amaste enserio?

Volvió a la realidad, donde su ex pareja le preguntaba si alguna vez la había amado de enserio.

¿Había amado a Kirstie? ¿Podía saber lo que significaba amar con tan sólo 15 años?

Se metió en su memoria y revolvió sus recuerdos, buscando alguna señal de ese sentimiento tan profundo en él. Pensó en la vieja Kirstie, la pequeña rubia con trenzas que le sonreía a todo el mundo sin importar nada. Divagó un segundo en las memorias olvidadas, aquellas que habían sido reemplazadas inconscientemente por otra persona.

Sin saber que decir, miró a la chica a su lado para obtener la respuesta. Sus ojos celestes brillaban, pero ya no causaban nada en él. Estando ahí, en la fiesta número 18 de Devon viéndola bajo la luz de las estrellas,  supo cual era su respuesta.

—No, si te quise pero no te amé —Se sintió un desconsiderado al ver como el semblante de la rubia de oscurecía, mas bien como sus pupilas se dilataban —Lo siento tanto, yo... —Pero antes de que pudiera terminar, la rubia sonrió y se levantó del asiento alejándose lo más posible de él. Cuando ella estaba por volver a entrar a la casa, la llamó por su nombre para sacarse una última duda —¡Kirstie! Sólo me queda una duda. ¿Por qué volviste?

La joven lo miró unos minutos, desde donde estaba podía ver las lágrimas cayendo por las mejillas de ella. James odiaba hacer llorar a las personas, pero sentía que esas no eran su culpa si no más bien eran gotas de desahogo. Cuando la vio sonreír, entendió que esto era todo lo que necesitaban para darle fin a lo que fue su primera relación.

—Uno siempre vuelve a los lugares donde fue feliz.

Y tan rápido como la brisa, desapareció casa adentro. Dejando a la cabeza del rubio tan mezclada como en un principio.

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Les regalo este capítulo, donde se aclaran varías cosas, porque hoy estoy muy muy feliz 💙

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