Capítulo 9: Renunciar

Aquella tarde Jungkook había llegado con un poco de retraso a su casa, no fue por estar ocupado haciendo grandes cosas, solo que había permanecido sentado en uno de los bancos del parque junto a Merengada. En su mano yacía uno de los adornos que había comprado hacía un rato atrás, se trataba de una bola de nieve con un pequeño cachorro dentro.

El morocho la sacudió un poco haciendo que diversos copos caigan una y otra vez, revoloteando de un lado a otro debido al líquido que usualmente traían de forma predeterminada.

La razón por la que estuvo ahí fue porque necesitó paz. A veces parecía realmente no encontrarla. Respiró y cerró sus ojos, tratando de conectar con la realidad que él estaba demandando en ese momento. Jungkook amaba la nieve, la había presenciado muy poco ya que en aquel lugar era muy poco probable que eso llegase a pasar, pero aún así lo hacía sentir sereno.

De repente no había sol, el aire se había vuelto un poco más pesado al caer la noche y Jeon pensó que por primer vez congeniaba con el clima. Era como si la puerta de su interior se hubiese abierto, contagiando al ambiente que le rodeaba.

Que sencillo fue para él ser un niño, estar rodeado de su padre y su madre, haber sentido el amor a tal grado de comprenderlo, de crecer sintiendo que sin él realmente se sentía incompleto. Las enseñanzas de cada uno de sus padres le aflojaban el corazón porque a veces desearía regresar.

De su progenitora había adquirido la admiración por las plantas, los atardeceres, a estar cuando los demás no se lo piden y a pensar en frío. Con la ayuda de su padre había aprendido a reconocer qué era lo que quería ser en el futuro, así como también el ser responsable. Por alguna razón recordó haber aprendido cosas que jamás volvió a repetir como la cabalgata o el truco. No era tan malo en ello pero tampoco iba a alardear demasiado.

No obstante, algo más que aprendió fue el darse su espacio, comprender que también necesitaba sanar su dolor o malestar a su manera y a su tiempo, pero aún le costaba mucho poder aplicarlo y no sentirse culpable. Aún lamentaba siquiera haberlo visto en el cementerio.

De repente llegó aquel discurso a su cabeza y pensó que tal vez era un buen momento para plasmar todo aquello que no podía salir de entre sus labios. Tomó una hoja del amarillento bloc olvidado y comenzó a escribir, no se puso a pensar en la forma en la que estaba redactado ni tampoco en si tenía algún sentido, solamente quería expresar sus ideas y sus sentimientos al azar.

Liberó un suspiró y se puso de pie con el fin de regresar a su hogar, poder corregirlo y armarlo de forma correcta para esconderla debajo de su almohada hasta la noche del día siguiente. Quizás aquella era su oportunidad de poder decirle a su padre todo lo que no pudo y de demostrar —por más que no deba— que él también sentía lo mismo que toda su familia.

Todo su plan se desbordó al encontrarse a Yoongi a tan solo unos metros, estaba con ambas manos dentro de su chaqueta mientras observaba los puestos artesanales que solían vender desde accesorios hasta ropa.

El rumbo de su caminata se invirtió y volvió sobre sus pasos para poder acercarse a su amigo con el fin de poder hablar con él, le extrañaba, hacía unos buenos días que no habían hablado, ni siquiera en la última juntada de amigos que habían hecho con Felix, Hyunjin y Yeonjun.

Aquel chico era alguien un poco solitario, eso lo tenía en cuenta, pero le parecía extraño su accionar tan ausente y repentino.

—¡Yoon! —saludó alzando su mano al aire para que pudiese notarlo más fácil —Por fin te encuentro, no sabíamos nada de tu paradero.

El contrario se encogió de hombros y lo observó solo unos segundos para volver hacia las ferias.

—No me fui, aquí sigo.

—Lo sé, es que nos juntamos hace una semana y no sabíamos si te había pasado algo, ¿está bien todo?

—Y si me había pasado algo jamás lo hubiesen sabido porque no se pasaron por mi domicilio —rió un poco pero su tono al hablar no había sido lo suficientemente amigable.

—Hyunjin se acercó y tu mamá le dijo que no estabas —suspiró.

—Extraño.

A Jungkook realmente no se le daba mucho mucho el poder hablar o remar conversaciones con personas de ese estilo, carecía de paciencia aunque no se notara. Siempre lo había hecho con Yoongi pero no le era grato esa situación por algún motivo.

—¿Por qué me estás hablando así? ¿Estás molesto por algún motivo personal?

—No, solamente no quiero verte —sentenció antes de comenzar a caminar, pasando de él.

—¿No era más fácil decir eso desde el principio y hablar las cosas en vez de irte? —La seriedad también comenzaba a hacerse presente en la voz del morocho.

—¿No era obvio?

En algún sentido, ambos eran iguales, directos pero al mismo tiempo, por algunas circunstancias, esperaban que el otro sepa qué era lo que estaba sucediendo a través de las actitudes.

—¿Qué se supone qué hice? —preguntó con calma mientras se cruzaba de brazos.

—¿De verdad preguntas?

Jeon asintió en respuesta.

—De lo contrario no sería lo suficientemente hipócrita para acercarme a saludar. —dijo.

—¿Qué harías si yo saliera con alguien que llama tu atención? Realmente con una mano en el corazón, Jeon, ¿qué harías?

—¿Qué? —preguntó con incredulidad.

—Responde, por favor.

—No lo sé —dijo —, si la situación se dio entre ustedes entonces estaría bien, no hay nada que yo pueda hacer para cambiarlo.

—¡Mentira! Si hubiese sido con Jimin realmente no te importaría ver nuestra felicidad a costa de la tuya —Su voz sonó con mezcla de indignación y de tristeza.

—¿Qué tiene que ver Jimin en todo este asunto? —Realmente no lo entendía, quizás eran los nervios que le estaba generando aquella situación, pero su cabeza no podía unir los cabos.

—No te hagas el inocente, por favor, bien sabes que me gusta y lo primero que hiciste fue irte con él y dejarnos solos esa noche en la que fuimos a ese ridículo bar por tu cumpleaños.

Aquellas palabras le resonaron por dos razones, por un lado, porque desconocía completamente aquel sentir por parte de su amigo, y por el otro, porque había olvidado disculparse por haberlos dejado solos esa noche. Si bien se despidió, después no dijo nada más al respecto.

—¿Desde cuándo te gusta Jimin?

—Siempre que iba a tu casa él estaba ahí en su porche con sus padres y a veces incluso con los tuyos —confesó observando sus zapatos —, una vez se me escapó la pelota de fútbol con la que jugamos tu patio trasero y él me la alcanzó con una sonrisa hermosa, desde ese día no dejé de mirarlo.

—Entiendo pero él me gusta desde pequeño también y estás al tanto de eso, no entiendo por qué estamos haciendo demasiado alboroto al respecto.

—¡Por dios, Jungkook! ¡Renunciaste a él el día en que renunciaste a todo! —Yoongi se había exasperado, además el contrario no mostraba señal de absolutamente nada en su rostro.

—¿De qué hablas? Yo jamás renuncié a Jimin y de todas formas las cosas se hubiesen dado igual que ahora.

—No porque él también puede renunciar y yo podría haber estado si no te hubieses entrometido aquella noche porque yo hice que se acerque a esa mesa —dijo apuntándose a sí mismo haciendo énfasis en aquella palabra.

—¿Qué culpa tengo yo de haber llevado las bebidas y que él haya llegado e incluso haya decidido hablar conmigo?

Era la realidad, Jungkook no había movido ninguna ficha en ese momento de la noche, por mucho que hubiera querido. Las cosas que había hecho después ya no podía cambiarlas de todas formas.

—Siempre es lo mismo, tienes que adoptar el papel de víctima.

—¿Disculpa?

—No siempre sos el pobrecito de las situaciones, Jeon, puede que con el tema de tu hermano sí, pero esta vez, no.

Aquello había hecho que el ceño del morocho se frunciera, no podía creer que uno de sus amigos de siempre haya sido capaz de decir algo como eso teniendo en cuenta lo complicado que había sido para él. Era un tema sensible y hay cosas que realmente no se podían tocar. Le había dolido.

—Deberías entender que hay cosas que simplemente se dan, si las vueltas de la vida te dejan al lado de Jimin voy a desear que seas feliz porque se supone que sos mi amigo —dijo afirmando su agarre a la bolsa entre sus manos —. Y eso último no fue necesario en lo absoluto, no necesito ser víctima de nada y jamás demostré esa actitud. Que pases buena noche, permiso.

Con suma frustración comenzó a caminar a paso apresurado hacia su casa, no quería estar cerca de Yoongi y tampoco quería admitirlo pero sentía una fuerte necesidad de llorar.

Habían muchas cosas que no estaban dentro de su campo y de su alcance, el sentir de su amigo era importante pero bien sabía que el suyo también lo era, siempre había sentido cosas por Jimin.

¿Debía renunciar él para que Yoongi esté conforme y todos a su alrededor estén felices a costa suya? ¿Siempre iba a hacer así la historia?

No quería vivir siendo una sombra, eso mismo se propuso desde chico, por eso estaba formándose y creando su propio camino en la universidad.

Pero siempre había algo que a los demás no les venía bien, Jungkook jamás había tomado las riendas de nada y no iba a hacerlo con el rubio porque, gracias al alcohol, se había permitido cosas que no eran del todo correctas aquella noche pero lo que más le dolió es que, tal vez, Yoongi tuvo razón.

Tal vez él, aquel día de forma inconsciente, también había renunciado a Jimin.

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