Capítulo 4: Soluciones mágicas

Las noches de verano son igual de mágicas que los atardeceres ¿no es cierto? Apenas hay viento y está completamente permitido colocarse cualquier prenda sin necesidad de llevar una chaqueta que lo único que genera es incomodidad, sin contar que es una total pérdida de plata por tener que gastar en un guardarropa.

No iba a ser el caso exacto ya que, en ambos casos, iban a un bar más que a un club nocturno pero de todas formas cabe recalcar que lo anterior era muy cierto.

Durante el día, Jeon había estado desempacando y ordenando la mayoría de sus cosas porque ahora tenía un alma que atender además de la suya. Ese pequeño cachorro revoloteaba por todos los rincones de su habitación, lo único que rogaba era que no orinara o defecara sobre alguna de sus prendas o maletas. No tenía ganas de limpiar eso.

Pero fuera de todos sus pensamientos, Merengada había sido una gran compañía, la necesitaba y él lo tenía en cuenta pero desde hacía tiempo se estaba manejando por sí mismo, todo le era más complicado desde entonces. A veces se preguntaba "¿desde cuándo?" pero las cosas no siempre tienen una respuesta concreta, solamente suceden.

Por mientras, Jimin había estado solo, buscando la ropa adecuada para la ocasión, odiaba ser perfeccionista para una noche corriente -para él, vale aclarar- pero de todas formas no podía evitarlo. No quería ir, de más estaba decirlo, pero tenía que poner un poco de ánimo si quería que sus amigos no notaran nada, principalmente Lee Know.

Ambos ocupaban una realidad completamente diferente e igualmente similar, muy loco ¿verdad?

Jeon quedó en encontrarse con sus amigos en el parque que quedaba a una cuadra y media de su casa y fue allí que se saludaron y emprendieron camino hacia el bar "Sea" donde reservaron su mesa favorita. Era el único en el que confiaban ¿por qué? No había motivo, solamente les había comenzado a gustar desde que les dieron una ronda de cerveza gratis en el cumpleaños de Yoongi hacía tres años atrás.

—¡Amo este bar! —gritó Felix por sobre la música.

—¿Es normal sentirme como en friends al tener nuestra propia mesa? —cuestionó Yeonjun mientras comenzaban a aproximarse hacia ella para tomar asiento.

—En lo absoluto, también me siento de esa forma. ¿Nos darán tragos como aquella vez?

Ambos eran los únicos que estaban hablando, el resto solamente estaba mirando a su alrededor o acomodándose en sus respectivos lugares. También podríamos considerar la excepción de Jeon, quería ir esa noche pero cargaba un buen cansancio encima después de doce horas de vuelo.

—Seguramente sí pero ni se les ocurra cantar ni nada de esas cosas. —Les amenazó el morocho con su dedo índice pero los demás le restaron importancia.

—No seas un aguafiestas, solamente eso te pedimos.

Un mesero se acercó hacia ellos dejando una carta sobre su mesa y se dispusieron a leer los tragos especiales para esa noche. Tenían nombres acorde a la temática del bar, era otro de sus puntos a favor porque era divertido, si alguien los viera en ese momento creería que estaban ebrios de antemano pero era todo lo contrario, aún.

—Bueno, yo quiero una medusa eléctrica, escuché que tiene buenas críticas —Yeonjun dejó la carta sobre la mesa para tomar su teléfono celular.

—Yo quiero un rorcual común —añadió Felix mientras observaba a los demás que seguían indecisos —. ¿Qué vas a pedir, Kook?

—Yo con una cerveza corriente estoy bien —Ni siquiera se había esforzado en mirar los nombres de los tragos y eso hizo que el rubio resoplara un poco.

—La cerveza se llama Oasis, pronuncialo bien, por favor —Hyunjin lo regañó sintiéndose culto al leer una carta de ese estilo —Yo quizás opte por una salamandra.

—Yo acompaño a Jungkook con una cerveza rubia y ya -Yoongi sintió la mirada penetrante del castaño a su derecha y suspiró corrigiendo lo anteriormente dicho —Un oasis.

Luego de ello no quedó mucho más que hacer, el rubio alzó su brazo para llamar la atención del camarero que se encargó de preparar y servir sus bebidas en aproximadamente quince minutos donde se la pasaron hablando, o mejor dicho discutiendo, acerca de que los nombres originales de los tragos eran más cómodos que decir los que se encontraban en la carta.

Desde otro punto, Beomgyu había acordado que pasaría a buscar a Jimin, quien tuvo que suspirar antes de abrir la puerta para portar su mejor sonrisa, no era una solución, en lo absoluto, pero no tenía ganas ni tiempo de pensar en algo más porque, con honestidad, creía que estaba pensando en sí mismo, por más que parezca todo lo contrario. Se ahorraba un interrogatorio y para él, eso era demasiado.

—¡Que hermoso estás! —Le halagó su amigo, quien lo tomó del brazo una vez que emprendieron camino hacia la ubicación que Minho les había mandado mediante la casilla de mensajes.

—También lo estás, el rojo te sienta muy bien —respondió observando como aquel color resaltaba aún más bajo la luz de la calle.

Beomgyu y Jimin se habían conocido hacía unos cinco años y si bien, su compañero era bastante infantil a veces, solía ser un gran apoyo. A decir verdad, se sentía bastante cercano a él porque estaban atravesando una situación similar y ambos eran de disimular lo que sentían a tal punto que incluso entre ellos mismos eran capaces de dudar del otro.

—¿Conoces este lugar? Soy muy malo leyendo mapas —lloriqueó para pasarle su aparato a su amigo, quien comenzó a reír.

—Nunca vamos a llegar si no salimos de Yellow Woods, tenemos que tomar el transporte.

Tomó a su amigo del brazo y tiró de él para correr y de esa forma evitar perder el siguiente en pasar. A esa hora de la noche solían tardar mucho y querían evitar un retraso extenso.

Al llegar, las luces del lugar eran tenues pero no lo suficiente como para no poder ver su alrededor, al contrario de la música, esa estaba demasiado alta y era bastante incómodo poder hablar con tranquilidad. Estaba más que seguro de que si quería decirle algo al chico a su lado, él no iba a poder entenderle hasta repetirlo unas diez veces.

A lo lejos divisaron a sus amigos y se dirigieron hacia la mesa que estaba pegada a la pared izquierda, observando unas bebidas ya servidas. Solamente esperaba que sea alguna de su agrado porque ni siquiera había tenido voz ni voto para eso.

—Hablando de todo un poco— interrumpió el pelirrojo luego de un rato en medio de la charla amena y ruidosa que estaban teniendo aquel cuarteto de amigos —, ¿las despedidas de soltero no son cuando una persona está cercana a la fecha de casamiento?

—No exactamente —acotó Hoseok comiendo una papa frita de la cesta elegantemente decorada en el centro de la mesa.

—Pero esperamos que así sea, no se dan una idea de lo mucho que se esforzó Chris, estaba muy feliz por darle el anillo ese día.

—¿Cómo es que todavía no lo vimos?

Luego de la pregunta de Hobi todos observaron el dedo anular del rubio, quien optó por tomar un buen trago de su bebida, por más que no fuese demasiado rica.

—Jimin ¿y el anillo?

Los orbes color miel observaron al trío y luego bajaron a su propia mano.

—No lo traje por la inseguridad y todo eso. —mintió.

—Pero estamos en uno de los mejores bares... —Su mejor amigo hizo una ligera mueca que desconcertó al rubio.

¿Por estar en un bar de Youth todo pasaba a ser seguro de forma instantánea? A veces detestaba ese desprecio a su barrio, aún más sabiendo que en aquel lugar habían crecido todos en esa mesa.

—No tiene relevancia, la inseguridad abunda en todo recinto.

—Eso es verdad, fue inteligente, probablemente vamos a emborracharnos los cuatro, ¿por qué arriesgarse? —Beomgyu sonrió y alzó su vaso al aire, logrando que los demás le imitasen -¡Por que nadie quede sobrio!

Un choque de cristales hizo que la noche se descontrole porque en ambos casos, lo que sucedió en un lugar, sucedió en el otro. Diferentes rondas de diferentes tipos de bebidas fueron ingresando a sus sistemas, dejándolos con los oídos abombados y una sensación de mareo ligera.

Los ojos de Jimin se entrecerraban, sentía que su frente iba a chocar con la mesa en cuanto terminara el vaso. ¿Lo peor? Hoseok y Minho creyeron que era buena opción ir a pedir otra ronda más.

No estaba demasiado borracho o eso creía porque aún así estaba consciente del lugar en el qué estaba y con quiénes estaba. La diferencia es que estaba feliz, estaba risueño pero porque había estado tratando de omitir la razón por la que estaba reunido allí hasta que su amigo abrió la boca.

—Hay un chico que te está mirando.

—¿A mí? ¿En dónde?

Beomgyu miró hacia la mesa de Jeon donde un grupo de chicos parecía estar susurrando cosas, desde su perspectiva, claro está, lo que menos podías hacer en ese lugar era murmurar algo pero hay que entender la mente de una persona que toma repetidas bebidas en menos de una hora.

—Tiene como ojos de gato.

—¿Y qué hago? —preguntó con inocencia, sin saber qué hacer realmente.

—Acercarte, duh.

—Pero estoy comprometido... —¡Ja! Ahora parecía estar cayendo a la realidad.

—Estás en tu despedida de soltero, disfrutala.

Dicho eso, el pelirrojo tomó de un sorbo el resto de bebida que quedaba en su vaso y fue imitado por el rubio, quien tuvo una buena dificultad para ponerse de pie, dispuesto en tomar el consejo e ir a la mesa del chico desconocido que jamás había visto.

No sería tan complicado buscar unos ojos felinos si es que no estuviese con serios problemas para hacer foco visual.

Jungkook dejó una nueva ronda de bebidas sobre la mesa en el momento en que un joven rubio se quedó parado a su lado, observándolo de forma fija y dudosa. Él también le observó pero no supo qué decir, estaba confundido.

Lo único que se preguntó realmente fue el porqué estaba tan despeinado y con un lazo rojo colgando si apenas habían ventiladores allí dentro.

—¿Se te ofrece algo? —decidió preguntar mientras tomaba asiento y comenzaba a beber su quinta cerveza de la noche.

—Emm... —dudó ante su respuesta porque claramente no tenía la lucidez exacta para poder armar una excusa coherente -. Quiero probar eso que acabas de traer.

—¿No te dijeron que no es seguro beber de los vasos ajenos? ¿Qué tal si la bebida tiene algo dentro?

—Ya te hubiese hecho efecto. —Ni siquiera pensó en lo que dijo ni tampoco en lo rápido que lo hizo.

—Algunos son más tardíos.

—Puedo correr el riesgo.

Ambos se observaron en silencio y en sus ojos había algo, una sensación particular, y no siempre se puede describir lo que el cerebro no decodifica pero Jimin pensó que tal vez serían unas ligeras ganas de arriesgarse y poder perderse, aunque sea una noche, en algún trago que lo deje sentir la adrenalina de las malas decisiones por más que se arrepintiera luego.

Quizás esa era la solución mágica que necesitaba, en donde nada ni nadie podía impedirle hacer lo que él deseaba hacer por más que estuviese prácticamente ebrio y fuese una estupidez evitable.

Desde la perspectiva de Jungkook se podría decir que fue diferente, demasiado, pero extendió su vaso y el más bajo se acercó dispuesto a beber. Solo era cerveza pero también era alcohol y eso seguía aumentando los niveles en su sangre, por lo que bebió otro sorbo un poco más largo, tambaleándose ligeramente en su lugar. El morocho colocó una mano en la estrecha cintura del chico a su lado.

—¿Podemos ir a otro lugar menos ruidoso?

—Seguro —respondió y se puso de pie, dejando un poco de dinero sobre la mesa antes de irse —. Los veo luego, chicos.

Dicho aquello se las arregló para tomar el brazo del contrario y caminar entre las mesas hasta llegar a la entrada del lugar.

Todos siguieron riendo a la par pero no fue el caso de Yoongi porque él siquiera tuvo ánimos para decir algo al respecto ni tampoco de quedarse allí esa noche.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top