Capítulo 11: La noche.
Luego de la discusión, nadie se animó a decir algo y el más alto tampoco dijo nada, no era algo sumamente anormal ya que a veces solían permanecer en silencio, pero de todas formas, Jimin se sentía incómodo y creyó, por enésima vez, que haberse quedado había sido una muy mala idea.
Chris se había encerrado en el baño hace unos veinte minutos, durante los cuales el más bajo terminó de alistarse y se metió entre las sábanas. Aquel lugar se sentía más frío de lo normal y quizás estaba exagerando pero sabía que iba a ser una madrugada tensa.
La puerta de madera clara se abrió, dejando a la vista al mayor que permitió la salida de un suspiro de entre sus labios antes de sentarse a un lado de Jimin intentando decir algo.
Su rostro denotaba cansancio pero tampoco supo distinguir si era por algo más que el arduo trabajo que había llevado preparar todo lo relacionado a la cena. Se dio cuenta de que no conocía a la persona que tenía a su lado, la persona con la que se iba a casar en un corto periodo de tiempo.
¿Era normal casarse con un desconocido el cual creíste querer por las descripciones de tu familia?
Quizás lo era pero no en pleno año dos mil veintidós.
—Lo siento —dijo al fin —, seguro escuchaste la pelea.
Jimin no supo que responder, ¿debía agradecerle por eso? Es decir, porque se disculpaba por algo como eso y no por lo que realmente tenía que disculparse.
—Es normal la discusión entre hermanos.
Claramente recordó que Jungkook no consideraba hermano a Chris pero no sabía si era de la misma manera por parte de él.
—Es que no comprendo por qué razón siempre huye y nunca afronta sus problemas. Es muy cobarde.
—Yo no entiendo por qué te enoja tanto o en qué te afecta. —dijo calmo mientras acomodaba su espalda sobre el respaldo de la cama.
—Es largo de explicar.
—Estoy para poder escucharte —Se estiró un poco para acariciar la espalda ajena con la yema de sus dedos. Aquel movimiento fue en automático, suponía que esa era la forma debida de demostrar afecto o lo que sea.
—Mi infancia con Jungkook fue complicada y por algún motivo siento que mis padres no me dieron tanta libertad como a él, siento que ni siquiera me veían —dijo observando el suelo con el dolor disfrazado de molestia —, yo apoyé a mi papá cuando pasó lo de mi madre, él solo desapareció y...
Al sentir una lágrima resbalar por su mejilla simplemente se puso firme para quedar de pie durante unos segundos. Pasó sus manos por su cabeza y resopló.
—¿Y qué pasó? —preguntó Jimin intentando que su compañero realmente desahogue lo que llevaba dentro.
—Nada, pasa que no va a durar demasiado en esta casa, es mejor que lo aproveche. —dicho eso se recostó de su lado de la cama.
—¿No es demasiado dejar a alguien en la calle?
Eso había sonado muy espantoso, para qué mentir.
—¿Qué más da? Estuvo más allí que en este lugar.
Dicho aquello apagó la luz del velador, que descansaba en su mesa de noche, y se dispuso a dormir. Los ojos de Jimin estaban muy abiertos y bastaron solo unos segundos para que se levante con sumo cuidado y salga de la habitación.
No conocía la casa, era muy grande y eso ya le daba el indicio de que se iba a terminar perdiendo. Claramente sabía dónde iba pero dudaba en cómo llegar.
Habían muchos cuadros en la pared, eran personas, algunas las reconocía de la cena pero otras no, suponía que todas las fotos pertenecían a su familia. Si él tuviese que hacer eso en su casa solamente debería poner una foto suya con sus padres.
Una toma en particular hizo que frene su andar. Eran cuatro personas y reconoció de inmediato a dos de ellas. La madre abrazaba a su esposo y a uno de sus hijos, a su lado había un niño con una flor, el cual estaba siendo alzado por su padre.
¿La diferencia? Uno portaba una sonrisa forzada mientras que la del otro era auténtica. Jimin también las reconoció.
Si Chris reprimía tanto dolor y bronca era un poco ilógico que escribiese una carta tan profunda como aquella halagando a su padre si hasta hace unos segundos se quejaba de su actitud para con su hermano ¿o no?
Tal vez estaba errado, quizás se trató de un profundo trabajo donde tuvo que hacer una división entre lo bueno y lo malo, dejando que este último no opaque lo que él había vivido y lo bien que se sintió en algún momento.
El chillido de un juguete para mascotas hizo que Jimin dejara de pensar y se centrara en volver a su objetivo principal, el cual parecía estar guiándolo inconscientemente.
La luz de la habitación estaba prendida, se notaba bajo la puerta, por eso dejó dos golpes inmediatos.
—Adelante —dijo Jungkook dando por hecho que no se trataba de su hermano, nunca se pasaba por ahí.
Jimin abrió con cautela para no golpear a la mascota del contrario que había estado olfateando el sector y la cerró cuando se encontró completamente dentro de la habitación.
—Hola —saludó con una sonrisa que el morocho devolvió —. Pasaba para saber cómo estabas.
Jungkook regresó su vista a la pantalla de su computadora para terminar de completar algunas planillas.
—Estoy bien, no tenés de qué preocuparte.
—¿Por qué te fuiste? —Jimin caminó hacia su cama donde se quedó observando las cosas que habían sobre ella.
—Porque odio el fraude y la hipocresía, al parecer Chris pretende vivir de eso —El morocho apretó su mandíbula y generó un chasquido con su lengua en señal de molestia.
El rubio ladeó su cabeza sin entender pero decidió no preguntar más, solo se puso a recorrer la habitación ajena con la mirada. Era bastante pequeña a comparación de la de Chris y ambos tenían gustos muy diferentes. La de Jeon aparentaba ser el típico cuarto de un joven estudioso, lleno de libros, un escritorio, papeles por doquier y apuntes mientras que la de su prometido tenía el porte de alguien serio que le importaban los detalles, la estética y por sobretodo poseer cosas de valor junto a tonos claros.
—¿Puedo saber de qué es? —preguntó tomando una de las fotocopias que se encontraban en su acolchado. No entendía mucho de todo eso, sabía a qué correspondía pero prefería preguntar.
—Es un apunte de anatomía, el semestre empieza dentro de poco y quiero estar preparado —respondió volteando hacia Jimin, quien estaba leyendo por arriba todo lo que aquel papel ofrecía —. Si te interesa podés llevarlo, ya no lo necesito.
El más bajo alzó la vista y sonrió mientras negaba con su cabeza.
—Solo intentaba ver si decía algo al respecto del decaimiento de las personas pero no sabía que estudiabas.
—Nunca me preguntaste.
Jeon rió y Jimin le acompañó, tenía razón, cómo iba a saberlo si no se había tomado el tiempo de preguntarle más a fondo.
—¿Hace cuánto estudias?
—Unos dos años —memorizó y sonrió orgulloso de sí mismo, al menos un poco —, ¿qué clase de información estabas buscando? ¿Decaimiento por qué motivo?
Jimin sintió unas pequeñas cosquillas causadas por aquel cachorro que le estaba olfateando la pierna y decidió tomarlo en brazos para hacerle una sesión de mimos.
—No lo sé, es por mi mamá, desde que mi papá se fue empezó a enfermar y a empeorar cada vez más —dijo sin mirar al contrario —, cuando los doctores vinieron a verla dijeron que no sabían específicamente qué tenía pero que necesitaban realizar unos estudios y probablemente alguna cirugía para que no se escape nada de sus manos.
Jungkook hizo una ligera mueca de tristeza porque desconocía por completo la situación del rubio.
—Lo lamento mucho —contó tomando asiento a un lado del más bajo para abrazarlo un poco —. Quizás lo tenía desde antes de eso pero ninguno de ellos estaba enterado.
Jimin apoyó su cabeza en el hombro de Jungkook y asintió un poco dubitativo.
—Puede ser, todavía me queda dinero que juntar, su operación realmente es costosa y me gustaría que estuviera mi padre para poder ayudarme. Es mucha responsabilidad.
Su voz se quebró un poco, comenzaba a sentirse mal porque quería su infancia nuevamente. Por más rechazo que sintiera hacia la palabra "papá" él sabía que lo que realmente tenía dentro era dolor por su partida. Se sentía abandonado y su único deseo desde el primer día era que él regresara.
No iba a mentir, por varias noches colocó una silla delante de la puerta y se sentó en ella esperando que él entrara, que le dijera que se había perdido y que le había traído sus dulces favoritos, que había vuelto para secar las lágrimas de su mamá y para volver a contarle las historias que no tenían demasiado sentido.
Jimin estaba prácticamente solo, si no llegaba a tiempo su madre también iba a dejarlo y no estaba listo para eso, él no quería lidiar con otra situación similar, mucho menos con la idea de que ella en verdad no volvería.
Sus lágrimas comenzaron a caer una tras otra y ya no quería evitarlo más, no podía vivir escondiendo su pesar para no generar esa sensación de "lástima" constante, sabía que las caricias de Jungkook propiciaba sobre su brazo no eran más que para dar un poco de consuelo o un apoyo mudo. Él se sentía muy agradecido.
Sus hipidos no tardaron en llegar y fue en es momento donde el morocho se alejó un poco para convidarle del agua que tenía en su botella.
—Lo siento —murmuró acercando el envase a su boca.
—¿Te disculpas por sentir y llorar? —Jungkook soltó una pequeña risita y le dejó un pequeño golpe en su cabeza con una hoja al azar que estaba sobre su cama.
—Lo siento por eso también —Jimin se río ante su comentario y el morocho se encargó de darle un nuevo golpe.
—Sos bienvenido a este lugar cada vez que necesites llorar, quieras pedir ayuda o simplemente quieras hablar.
El morocho se estiró hacia el cajón de su escritorio para tomar un paquete de pañuelos descartables.
—Toma —dijo dándoselo al más bajito —, espero no te moleste que esté abierto, quedan varios igual.
Jimin se quedó observando a Jeon, sentía su corazón sumamente cálido por el simple gesto y solo le bastó ese motivo para darle un abrazo suave. Le invadió una sensación de paz, allí pudo entender uno de los puntos que su madre le dijo una vez.
"Su padre nos recalcó repetidas veces que es muy buen compañero y que vas a sentirte muy cómodo junto a él. De lo contrario, tu camino es incorrecto."
¿Por qué lo estaba sintiendo con Jungkook y no con Chris? ¿Significaba que su camino era erróneo? Tal vez se estaba dejando llevar por su situación y su malestar. También debía tener en cuenta que había tenido una pelea con su prometido por la noche y que todavía no habían podido hablar de forma correcta.
Pero aún así, jamás había sentido esa confianza para llorar delante suyo, jamás había experimentado esa calidez incluso estando en su mejor momento. No sabía bien el mensaje de toda esta situación y quería dejar de sobre pensar las cosas un poco.
Mejor debía proponerse en disfrutarlo, no sabía si era por la mirada que los orbes oscuros le otorgaban o por las lamidas que ese hermoso cachorro le daba a su mano pero quería quedarse ahí.
Parece ser que allí no sentía la noche ni tampoco sentía frío.
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