• Capítulo 3 •
—Sí, tienes razón —aceptó cruzando sus brazos—, pero solo la mitad de ella —cerró los ojos—. No te miraba para nada, es cierto, pero ¿acaso ese no es el truco? —ríe y vuelve a mirarlo fijamente— En el momento en el que un gimnasta muestra su rutina su concentración se queda únicamente en su cuerpo y los elementos, nosotros no tenemos tiempo para ver al público o a los jueces, en eso tuviste razón.
—¿En qué me equivoqué? —cuestiona retrocediendo un par de pasos sin dejar esa expresión neutra.
—En la parte que dijiste que nadie me critica —hizo una pequeña pausa—, me molesta bastante, pero no dejaría de entrenar solo por escuchar opiniones de personas que no me importan, podría entrenar en un lugar repleto de personas si quisiera —comentó volteando a ver su mochila para terminar cerrándola.
—Entonces ¿te unirás al club?
—¿Por qué debería hacer eso? —la insistencia del bicolor lo molestaba— Ya tienen suficientes integrantes buenos, si me uno o no, no habría diferencia.
—Nunca lo sabrás si no ingresas —suspiró, parece que no lo haría cambiar de opinión tan fácilmente— ¿sabes que dicen siempre? —el rubio ceniza lo observa de reojo y se queda en silencio esperando a que el ajeno siguiera hablando— "Está prohibido entrenar solo".
El chico de menor estatura rueda los ojos, conocía bien esa regla, se la enseñaron apenas ingresó al taller de gimnasia cuando era pequeño, era demasiado peligroso entrenar sin supervisión de alguien responsable pero de igual manera lo hacía.
—Tch, si tanto te molesta que esté solo entonces ven a hacerme compañía —gruñó colocándose la mochila en su hombro sin pensar mucho en lo que realmente le había dicho— Ya me voy, no olvides dejar la llave en su lugar —dijo para luego caminar a la salida.
—¿No entrenarás más? —dijo observando como el ajeno se alejaba.
—Tengo que hacer otras cosas —alzó la mano en señal de despedida y finalmente sale del lugar.
Era temprano, la noche aún tardaría en llegar por lo que decidió ir al parque en el que anteriormente iba a practicar la paradas de manos, habían unos cuantos niños jugando y corriendo, a esa edad siempre estaban llenos de energía y no paraban hasta que sus madres los llamaban para volver a sus respectivas casas.
En una esquina puede ver la tienda de conveniencia, no lo piensa mucho y se dirige al local tal vez a comprar un helado, no estaría mal ver también los productos de la temporada. Primavera era adorada por muchos, los cerezos florecían y dejaban caer sus pétalos al césped, en esta época del año podría decirse que se sentía el amor en el aire, habían más parejas sentadas en las bancas o caminando de la mano y él pues... con su helado de soda estaba bien.
—Que cursi... —dijo en un susurro saliendo de la tienda y empezando a comer el helado a mordiscos.
A la mañana siguiente mientras iba a por algo para desayunar se percata que a lo lejos se encuentra el manager caminando hacia su dirección junto con, supone él, eran unos compañeros de clase, como no quiso tener que lidiar con el bicolor simplemente se desvía del camino hasta un pasadizo, decidió que esperaría hasta verlo pasar y luego poder continuar.
—Todoroki ¿te ha pasado algo bueno ayer? te ves ansioso —comentó uno de sus compañeros.
—¿Mm? Supongo —respondió el heterocromático—, creo que me emociona que terminen las clases... —en su tono de voz se notaba que estaba un poco más enérgico.
El ceño del rubio ceniza se frunce al escucharlo, seguro que hoy también lo molestaría al momento de entrenar, suelta un suspiro y continúa su camino a la cafetería. Le tocaba vivir un día muy largo...
Después del desayuno las clases continuaron con tranquilidad, dieron sus exámenes y después fue el almuerzo, como siempre Kirishima lo acompañaba a todas partes y después se les unió Kaminari y por último Hanta, era algo que pasaba todos los días. Los jóvenes se quedaban hablando sobre diversos temas, videojuegos, chicas o de cómo les había ido en el exámen.
—¡Acabo de recordar! —gritó Kaminari llamando la atención de sus amigos— Bakugō, una chica de mi salón me pidió que te entregara esta carta —sonrió orgulloso de su amigo.
—¿Queeé?~ ¿por qué Bakugō? —reclamó Hanta.
—¡Yo que sé, hombre! —siguió el rubio— Creo que a algunas chicas les gustan los chicos con caracter fuerte.
—Apuesto a que no durarían ni una semana —se burló el azabache.
—No estoy interesado —suspira el rubio ceniza.
—Pero ni siquiera sabes quién es —comentó Kirishima.
—Ella tampoco sabe quién soy y dice gustar de mí ¿no te parece absurdo? —cuestionó dejando a sus amigos sin palabras.
—Pero se pueden conocer y ver si realmente tienen química.
—No tengo tiempo para citas —rodó los ojos, las chicas de primero de preparatoria solían declararse seguido, ¡apenas llevaban dos meses y medio! ¿acaso no saben controlar sus hormonas?
—Si yo recibiera la cantidad de declaraciones que has recibido tú seguro que ya tendría una linda novia —dijo Denki imaginándose rodeado de chicas.
—Eres un idiota —dijo Kirishima riendo junto con los demás. Katsuki tenía que aceptar que ese pequeño grupo de chicos era entretenido, al menos ellos lograban sacarle unas cuantas risas.
—¡Todoroki-kun!
Las actividades del club de gimnasia apenas iba comenzando cuando de la nada un peliverde se le acerca, era algo bastante común, como era de primero siempre tenía dudas que necesitaban ser aclaradas por él.
—¿Qué sucede, Midoriya? —cuestionó volteando a verlo, ese pequeño pecoso era bastante hábil para la gimnasia pero siempre fallaba en los mortales o los clavados.
—Quería saber tu opinión sobre mi avance estos últimos días —dijo con una sonrisa en su rostro.
—¡Hey, Midoriya-kun! No molestes al manager —regañó Mirio—, siempre haces lo mismo —rio mientras se cruzaba de brazos.
—Ah, ¡Sí, lo siento Todoroki-kun! —se disculpó haciendo algunas reverencias.
—En realidad no me molesta —dijo rascando su cuello mientras apartaba la mirada hacia el reloj.
—Ya dejen de conversar y terminen el calentamiento —regañó ahora el entrenador.
—¡Sí, Aizawa-sensei! —gritaron todos los integrantes al unísono.
—¿Me lo podrías decir después del calentamiento? —cuestiona empezando a caminar hacia sus demás compañeros.
—Sí, te lo diré después —suspiró revisando su libreta de apuntes, aquí tenía registrado el avance que tenían los gimnastas y que elementos sabían usar mejor que otros, a veces apuntaba sus defectos y la forma de solucionarlo.
De lo que tenía apuntado pasa la página y se queda viendo una cara en blanco, toma su lápiz y en ella escribe: "Takumi Hiro" el cual era un nombre sacado de las palabras "Anónimo escarlata" para el extraño gimnasta de primer año, pensando claramente en el color de ojos que este poseía.
La hora llegó, observó por todos lados, no parecían haber señales del manager por lo que se escabulle en la sala de profesores y busca la llave, para su mala suerte no estaba y resignado camina al gimnasio con el presentimiento de que alguien ya se encontraba esperándolo, tal y como lo imaginó las luces estaban prendidas, suelta un pesado suspiro y entra.
—Parece que te tomaste mis palabras muy- —apenas ingresó al gimnasio se encuentra con la imagen del bicolor finalizando una rutina en las barras paralelas con un doble de escuadra pero no logra clavarla bien y cae— en serio... —terminó de hablar cruzando miradas con el ajeno.
—Pensé que no vendrías, ¿se te hizo tarde? —habló el más alto haciendo como si nada hubiera pasado.
—¿Qué estabas haciendo?
—¿Yo? —se señaló confundido— Solo comprobaba que las barras paralelas estén bien, es todo.
—No, me refiero a la rutina ¿no que eres el manager?
—Lo soy.
—¿Cómo es posible que hayas hecho eso siendo un manager? —frunció el ceño por no recibir una respuesta directa.
—Te lo diría pero... eso no te incumbe —se cruzó de brazos esperando que el ajeno comprendiera a lo que se refería, quería saber su nombre.
—Ah- ¿sabes qué? creo que tienes razón, no me incumbe —caminó hasta una banca y deja su mochila para luego empezar a prepararse— creí que estaba prohibido entrenar solo —dijo sin voltearlo a ver.
El bicolor se queda callado mientras se quita unas vendas que tenía en los dedos, Katsuki lo había notado apenas ingresó y ahora que lo pensaba... normalmente los managers de los clubes de deportes son mujeres, ¿por qué en este caso era distinto? ¿qué lo hacía tener ese cargo?
—¿Qué entrenarás hoy? —cuestionó el bicolor ignorando por completo lo que había dicho el ajeno.
—Barra fija —respondió de manera seca.
Había un silencio inmenso en el lugar, a lo lejos apenas podía oírse el rechinar de las zapatillas de los integrantes de los clubes de basket y voley. Su mirada se enfoca únicamente en colocarse los guantes y las muñequeras, siempre ha sido demasiado cuidadoso con sus manos pues dependía completamente de ellas.
Se queda unos segundos quieto, un loco pensamiento se le vino a la cabeza, "¿Acaso dejó la gimnasia por alguna lesión?".
Continuará...
NarikoHN
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