• Capítulo 23 •
De lo que apenas había sido una unión de labios, en cuestión de segundos pasó a un nivel más alto, pues el medio albino había mordido suavemente el labio inferior del ajeno, lo que hizo que abriera un poco más la boca y así tener paso libre para involucrar sus lenguas.
Katsuki tenía la mente en blanco, estaba besando al mánager, se sentía bien, pero al subir poco a poco con la intensidad del beso lo hizo sentir que todo iba demasiado rápido.
La mano que antes sostenía su muñeca pasó a estar en su hombro y la que estaba en su mejilla a su nuca, él para no quedarse completamente quieto las había colocado en el pecho del más alto.
—Mm —se escuchó una corta queja por parte del menor, probablemente por la falta de oxígeno o la persistencia del mayor por seguir besándolo.
El de mirada carmesí retrocedió despacio unos cuantos pasos los cuales avanzó Todoroki para no perder la cercanía, así hasta que chocaron con una puerta deslizable shōji, únicamente hecha de un papel muy fino.
Apenas el menor sintió que estaba acorralado aprieta los ojos y los puños, el jugueteo de lenguas ya era demasiado, no podía respirar por lo que con mediana fuerza apartó al heterocromático de él.
Después de eso, bajó inmediatamente la cabeza, su rostro estaba completamente rojo y su respiración era agitada. Shōto se había sorprendido por la repentina separación, pero no dijo nada, se quedó únicamente observando al ajeno, esperando una respuesta o algo. No se había puesto a pensar que aquel primer beso había sido demasiado para Katsuki.
Se hicieron presentes segundos de silencio que parecían eternos, el rubio ceniza intentaba calmar su ritmo cardíaco lo más pronto posible, continuar de esa manera solo lo haría verse como un adolecente en pánico. Cuando finalmente sintió estar listo para verlo a la cara levantó la cabeza, el bicolor tenía su mirada en él, se le veía tranquilo y un poco avergonzado.
—I-Idiota, ¿Qué fue eso?... —cuestionó limpiando los restos de saliva de sus labios mientras volvía a erguirse.
—Un beso.
—¡Ya sé que fue eso! Me refiero a... ¿Por qué?
—Mm... no lo sé, sentí que era algo que tenía que hacer... ¿No te gustó?
—Bueno... no me disgustó... —confesó apartando la mirada.
—Entonces deja que te vuelva a besar —propuso tomando el mentón del ajeno, pero de forma inmediata el ajeno cubrió la boca del más alto.
—¡No! —respondió un poco brusco— E-Eso no hacen los compañeros, nosotros no somos nada, el besarte ahora no tiene un porqué.
—Si lo tiene.
—¿Y cuál es? ¿Entretenimiento?
—Me gustas... —confesó callando al instante al ajeno— es lo que creo...
—¿Lo que crees? —cuestionó dudando sobre los sentimientos del ajeno, el sol ya estaba terminando de ocultarse en el horizonte dejándolos a ambos a oscuras.
—Sé que sonará muy ridículo porque solo pasaron unos días desde que nos conocimos, pero... es que es algo raro, me intrigas y haces que quiera saber más de ti —dijo el bicolor tomando las manos del de mirada carmesí—. Tu personalidad y la forma en cómo te manejas es... diferente a lo que estoy acostumbrado.
—¿No crees que lo que sientes es más curiosidad? —contestó soltándose suavemente del agarre del ajeno.
—Necesito más tiempo para aclarar mis sentimientos —apartó la mirada pensando un poco mejor las cosas.
—Tarda lo que quieras.
—De acuerdo, pero hay una cosa que quiero saber... —anunció regresando la mirada al rubio ceniza— ¿Tú sentiste algo?
—¿Sentir?
—Cuando te besé, no me evitaste ni te apartaste al instante, de hecho, me correspondiste el beso.
Las mejillas de Katsuki se ruborizaron levemente, lo único que sintió en el beso fueron sus latidos acelerándose y un cosquilleo por todo el cuerpo, aunque claro, él nunca admitiría haber sentido eso por el beso del mánager.
—Adrenalina —mintió, aunque lo que sentía podía ser similar a ese sentimiento— un poco de cosquillas...
—Así que cosquillas... —repitió lo último.
—Sí, pero nada fuera de lo común supongo.
—¿Ya habías besado a alguien?
—Mm... sí, pero nunca había sido de esta manera.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Nunca había sido tan intenso —dijo algo un poco más irritado—, me dejaste sin aire y parecías querer más.
—No estás equivocado.
A lo lejos ambos escuchan unos pasos aproximándose por lo que inconscientemente se separaron un par de pasos. Como se lo esperaban era Fuyumi que traía consigo una bandeja con té verde y un plato de senbei —galletas japonesas hechos de harina de arroz glutinoso que normalmente es salado—, su cabello estaba recogida en una cola alta y llevaba puesto un delantal celeste pastel.
—Les traje unos aperitivos —sonrió la mayor dejando la bandeja en una pequeña mesita que se encontraba cerca— Shōto ¿Por qué no prendes la luz?, está muy oscuro aquí.
—Ah, sí, ahora lo hago —dijo caminando hacia los interruptores de las luz.
—Perdona que sea un poco distraído, no suele ser así todo el tiempo —se apena la chica empezando a servir el té de manera delicada.
—Está bien... no me molesta.
—Me alegra que Shōto haya hecho un... amigo, es la primera vez que trae a alguien a la casa.
—¿De verdad? —cuestionó dudoso, él creía que el bicolor era alguien popular y que la mayoría de personas querrían ser sus amigos, que no haya llevado a alguien antes de verdad le parecía extraño.
—Sí..., supongo que no se fía mucho de la gente —las luces se prenden y deja ver lo bello que es el lugar sin importar que sea de día o de noche—, mucho mejor ¿No crees? —soltó con una pequeña risita.
—Sí, bastante —admitió.
—En fin, les dejo esto y me retiro, tengo que terminar de hacer la cena —finalizó manteniendo aquella amable sonrisa en su rostro mientras que se iba por el mismo lugar del que vino.
—Ah, de acuerdo —respondió Katsuki sintiendo cómo el bicolor se colocaba a su lado en silencio—, así que... no te fías de la gente.
—No mucho.
—Pero que rápido te encariñaste de mi, ¿No, bastardo? —insultó en un tono sarcástico a lo que el mánager solo suelta una pequeña risa.
A Shōto le agradaba eso, a pesar de que cometía ciertos errores el ajeno siempre lo perdonaba, podían seguir hablándose con tranquilidad aunque supone que de ahora en adelante ambos estarán algo incómodos al saber sobre los sentimientos del mayor.
Después de la deliciosa cena y una agradable platica Katsuki ya se encontraba revisando si tenía todas sus pertenencias para poder retirarse tranquilamente de la tradicional casa del medio albino.
—¿Te acompaño?
—¿Mm? no es necesario —respondió tranquilo mientras se colocaba las zapatillas para empezar su regreso a casa—, me divertí hoy... —confesó con la mirada aún en su calzado.
—Yo también me divertí —sonrió el mayor agachándose para estar a la altura del rubio ceniza, bastante cerca de su rostro.
—¡Eh! ¡No! —gritó al verlo a centímetros de él, apartándolo con ambas manos, su rostro volvía a ruborizarse con la cercanía del ajeno, pero al parecer eso le divertía.
—No haré nada —se burló el mánager.
—No me fío de tus palabras, bastardo mitad y mitad —dijo con los ojos entrecerrados.
—¿Te gustaría que se repita esto?
—No me quejaría, pero si volvemos a salir que no sea a esa misma tienda de deportes, no me gustaría volverle a ver la cara a ese desgraciado "terremoto".
—¿Ya te olvidaste su nombre?
—¿Acaso importa? En lo único que pienso es en patearle el trasero y humillarlo... —sonrió con malicia.
—Que no se te suba a la cabeza, no sabemos cómo son.
—Tch, pienso hacerlo papilla de todos modos —dijo poniéndose de pie, pero el bicolor notó que al momento de apoyarse usó menos fuerza en su mano derecha.
—¿Cómo están tus manos? —preguntó imitando la acción del ajeno.
—Están bien —respondió escondiéndolas en sus bolsillos, no es que le doliera constantemente o algo por el estilo, simplemente se estaba cuidando de no forzarla mucho.
—¿Seguro?
—Sí, en fin, ya me voy —suspiró— ¿Te veo el lunes?...
—Sí, nos vemos el lunes...
Después de haber pasado todo un día entero juntos, parecía que las cosas mejorarían más, aquel beso pasó a ser algo del que se olvidarían en poco tiempo, o al menos eso es lo que pensó Shōto, la realidad era que todo el camino a casa Katsuki no podía dejar de repetir esa escena en su mente. La sensación y lo rápido que ocurrió todo.
—¡Mierda! ¡Katsuki reacciona! —se gritó a sí mismo golpeando sus mejillas con algo de fuerza.
Recordar la mirada que tenía el bicolor lo hacía estremecerse, lo cerca que estaban en esos momentos y la calidez de su cuerpo a pesar de que sus manos siempre estaban frías...
¿Cómo debería sentirse al respecto? Podría decir que sentía lo mismo, pero no estaba seguro si salir con el mánager del club de gimnasia apenas conociéndolo unas semanas sería una buena idea, tal vez esperar sea lo mejor...
—Condenado Todoroki... —maldijo ya en la puerta de su casa.
Continuará...
NarikoHN
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