Capítulo 47 - 2

Marzo llegó a su fin en Nagoya y Yuu ahora mismo daba rondas y rondas al castillo, debía verse maravilloso y no porque hoy fuese el aniversario de fundación del reino, si no porque hoy obligatoriamente vendría Mika.

Los Tepes confirmaron su asistencia un par de días después de llegada la invitación, así que ahora lo que le preocupaba era qué carajo hacer para mantener entretenido al rubio, a su favor, Lacus Welt no estaba invitado, tuvo que hacer mil cosas para que su padre y Shinya decidan "olvidarse" de enviar la invitación, o quizá enviarla unos días después del evento, junto con una de las aves viejas que solo dormían en el lechucero.

Le enseñaría su magia a Mika, pensaba que eso le podría mantener entretenido, pero era su única arma contra el gran rival que era mantener su atención. Pensaba en Mika como un gato, si no le interesa lo que está mirando, va a darse media vuelta y buscar algo más divertido que hacer o mirar. "Además tiene más de cien años, seguramente ha visto incontables muestras de magia" pensaba, aunque pareció complacido esa vez que conjuró fuego con sus dedos para ambos.

Tuvieron que conseguir flores de todos lados, a Shinya le encantaban y tenerlo de buen humor últimamente era complicado. Además a su querido Mika también le gustaban bastante las flores, tenía en su poder un ramo de flores azules y un libro. No supo nada de los gustos de Mika, salvo su preciado jardín. Así que consiguió un libro sobre plantas exóticas, era difícil intentar asombrar a alguien con muchos años de vida y más lujos que los suyos, quién sabe si ya había leído ese libro, tuvo que hacer mil y un favores para que Yoichi le deje llevárselo de su biblioteca.

Ya le había pedido perdón, solo le pediría tiempo, tiempo para demostrar que lo quiere, y que esta vez nada podrá interferir en lo que tienen. Porque, si Mika le perdona, y si se casan, eventualmente tendrán el mismo problema que los llevó a separarse.

La forma en la que ambos ven el mundo es distinta, Mika piensa que es necesario erradicar el mal de raíz, que importa si se sacrifican vidas, es un precio que hay que pagar para salvar aún muchas más vidas. Una mentalidad fría que heredó tras ser instruido por su propia madre desde pequeño sobre cómo funcionaba su reino. Nadie tenía tanto poder como los Tepes, así que si sucedía algo que requería intervención de la corona, siempre debía poner orden y demostrar que él era digno de portar el apellido. Krul incluso le enseñó qué puntos vitales atacar por si era necesario usar fuerza bruta para acabar con algún enemigo, él no era tan sanguinario como sus padres, claro que no, aunque logró divisar un par de veces a su madre cortarle la cabeza a alguien (probablemente exhibirla ante el pueblo en la noche mientras dormía para demostrar que el enemigo ya no era una amenaza).

Así funcionaba Sanguinem, los vampiros estaban acostumbrados a alcanzar la corona de formas más inteligentes que matar a algún Tepes. Y también estaban acostumbrados a que aquel que se atreva a interrumpir en la paz y la seguridad del reino, recibiría un castigo.

Los Ichinose al ser demonios de sangre pura, en algún momento fueron vampiros, siguieron uniéndose con demonios de sangre pura hasta crear una rama de linaje demoníaco exclusivo. No tomaban decisiones tan drásticas como los Tepes, solo al ser necesario escogían la muerte como condena mayor.

Yuu era un híbrido entre ángel y demonio, y aunque había aceptado más su lado demoniaco que el angelical, y por haber pasado más años conviviendo con humanos y Shinya (un ángel) su forma de ver el mundo era diferente. Además también lo era por ser el más joven de entre este grupo que tomó el caso de Saito. Aún si estuvo privado del amor la mayoría del tiempo, amaba a su pueblo, amaba a su padre, a Shinya y a Mika. Ahora tenía una solución para poder lograr preservar vidas, de forma aún más sencilla y mil veces más efectiva que la de los Tepes.

Jamás pensó que la respuesta estaría en libros viejos, la magia le daba mil formas de abrir una puerta cerrada, no necesitaba de una llave, no necesitaba ensuciarse las manos, no necesitaba causar ningún mal.

Las condiciones eran difíciles, no podía aprender magia oscura si no estaba preparado física y mentalmente para ella, por eso estaba visto como tabú, miles de personas caían en malos pasos al tenerla, la malicia los consumía, o el poder era demasiado para que sus cuerpos puedan manejarlo.

"Es necesario un balance entre cuerpo y alma"

La frase se quedó grabada en la cabeza de Yuu, ya tenía el entrenamiento mental, hacía falta el físico... mentía si no diría que todo este tiempo ocultó lo que sabía.

Todo lo que estaba haciendo ahora sería por el bien común, para proteger a quienes quería, si el reino crecía, debía estar preparado, más aún ahora que iba a haber un integrante más en el linaje Ichinose.

— Yuu —escuchó su hombre viniendo de detrás de él. Inmediatamente se volteó—.

— Por favor ve a tu habitación, estás apestando... el castillo está bien, si algo sucede el personal lo tiene cubierto. Ve y enfócate en otra cosa, es solo un almuerzo —Su padre, con una cara un poco más cansada que de costumbre se le acercó a hablar—.

Se dio cuenta que en efecto, su camisa estaba arrugada y un poco sucia. Salpicada por agua y un poco manchada, quien sabe de dónde se logró ensuciar si solamente acomodó algunas cosas del palacio.

— Guren... hoy viene Mika —.

— Y también vienen más personas: senadores, duques y las familias reales. Quiero que estes al menos dos horas presente, hagas sobremesa y brindes con los invitados. Mikaela puede darse el lujo de escaparse todo lo que quiera, pero tú vas a cumplir con tus deberes antes de irte a coquetear con él —Yuu rodó los ojos con un leve sonrojo en las mejillas— estaremos en el jardín, están preparando todo allá, hay un clima Perfecto —.

— Como digas, no pensaba escaparme a hablar con Mika —mintió— pensé que el almuerzo sería en el comedor —.

— No. Shinya me pidió que sería mejor afuera, últimamente está experimentando mareos y estar al aire libre evita eso —.

Yuu asintió suavemente, quería mucho a Shinya pero aún estaba digiriendo la noticia de que su padre había estado manteniendo una relación a escondidas con Shinya como para que caigan con la bomba de un embarazo. De todas formas, si opinaba, no serviría de nada más que poner de mal humor a Guren y probablemente entristecer a Shinya.

Antes de subir a su habitación logró divisar en una de las ventanas de la Torre el bonito y tranquilo mar que tenían, sonrió al ver acercarse a una bandera con el símbolo de la familia Saotome, detrás había un barco aún más lejos, inmediatamente supo que era el barco de Mika, aún siendo tan pequeño a la distancia, se veía imponente... era imponente probablemente porque los barcos pesados tienden a moverse menos en el oleaje marino.

Mika no se parecía nada a su entorno ahora que lo pensaba bien, siempre lo reconoció como un chico elegante y delicado, aunque estaba seguro que tenía más fuerza que el mejor soldado de Nagoya, solo por las maravillas de los vampiros.

Consiguió en su habitación una camisa limpia, pantalones negros y una chaqueta negra, detalles rojos adornaban los bordes junto con los característicos botones dorados del uniforme. Lo que más había extrañado de estar en casa eran estos lujos, la suavidad de las telas que portaba y lo frescas que eran ante la primavera que los visitaba. Arregló su corona, sus mechones rebeldes y pulió un poco sus cuernos. Debían verse brillantes ya que era una situación que lo ameritaba.

¡Todo listo! Debía solo esperar un par de horas a que Mikaela se presente junto a él, darle la bienvenida y si todo salía bien podían dar un paseo por el palacio antes de comer.

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El rubio sudó frío cuando llegó y vio que todo el ajetreo estaba acumulado en el jardín. Se aferró con fuerzas a su sombrilla, su madre se encontraba hablando con Shinya, Akane estaba aún en el barco, y él estaba por su cuenta.

Caminó unos pasos por el jardín recibiendo algunos saludos de quienes ya habían llegado, se distanció de la multitud y con cuidado retiro uno de sus guantes, extendió la mano al sol y se alegró de solamente sentir su calor y no el ardor sofocante que siempre tenía.

Lamentó haber cantado victoria cuando unos segundos después comenzó a arderle la piel, inmediatamente la contrajo a su cuerpo, haciendo que vuelva a la seguridad de su sombrilla.

Sintió náuseas al solo pensar que seguía estando enfermo, aún estando Yuu a pocos metros, quien sabe dónde, aún así el sol seguía lastimándolo. ¿Sería así siempre? Su mano pálida que había comenzado a recuperarse de otras cicatrices de quemadura volvía a tener heridas protagonistas. Quería tanto a Yuu, pero este tipo de cosas le hacía dar un paso atrás cuando se trataba de él, había investigado por su cuenta, contrataron médicos, brujos, historiadores... nadie podía entender la naturaleza de esto, y por lo tanto nadie daba con una cura derinitiva. Solo con tratamientos.

— Disculpe —murmuró al acercarse a una muchacha que traía algunos platos en las manos— Me lastimé en el barco y nos quedamos sin insumos... quisiera saber si pueden ayudarme con esto —le enseñó su mano lastimada a la muchacha quien asintió rápidamente, ocultando la expresión de horror que tuvo al ver la herida con una sonrisa nerviosa–.

Le pidió que la siga así que ahora estaba en la que reconocía como el posible ala médica del palacio. Un doctor comenzó a sacar y sacar cosas de una gabeta tomó su mano y rápidamente la envolvió en un ungüento.

— ¡Listo! Ya está, puede irse, su majestad, tenga cuidado al manipular objetos —.

El rubio asintió, nuevamente con esa expresión sombría característica en él, se colocó el guante en la mano y cuando iba a irse se quedó paralizado.

— ¡Doctor Goshi, Shinya me ha pedido sus medicamentos! ¿Me los podrá entregar? —a paso suave Yuu se les acercaba, con una sonrisa en el rostro—.

Intercambiaron palabras, tomó las pastillas y se detuvo en seco unos segundos, mirando en dirección al rubio, casi como si no lo hubiese notado.

— ¡Mik- ... S-su majestad ! —rápido hizo una pequeña reverencia–.

— Me llamas "Querido Mika" en tus cartas pero frente a los demás me dices "Su majestad"—el rubio se levantó, ocultando una sonrisita de diversión al ver al azabache sonrojarse. Tomó su sombrilla cerrada y le dio un golpe suave en la cabeza— Qué descarado, Príncipe Yuuichiro —.

El doctor se quedó viendo a ambos, dicen que la tensión romántica y sexual no es cosa solo de uno, y por las miradas que compartían ambos vaya que esos dos tenían algo diferente de una amistad. Suspiró y ambos le miraron.

— Ya váyanse, se les hará tarde para la comida —.

Yuu asintió rápido y extendió su mano al rubio, él dudó, su mano herida y sana llevaban guantes, ¿Cuál debía tomar su sombrilla y cuál debía tomar la mano en frente suya? Rogó en su mente que Yuu se avergüence lo suficiente como para entrelazar sus dedos, pero gracias al universo, su chico estaba totalmente abochornado así que lo tomaba con toda la suavidad del mundo.

— Te lastimaste —susurró mientras caminaban a un paso tan suave que el rubio se dio cuenta que era forzado, el príncipe estaba caminando suave a propósito para que demoren más en llegar a su destino—.

— Sí, no es nada grave, solo quería que lo revisen —el azabache asintió y se relajó unos segundos— Yuu.. —murmuró, sintiendo en su mano que el agarre del mencionado se removió un poco a causa de esa nueva forma de decir su nombre— necesito hablar contigo de algo. ¿Podemos hacerlo después de comer? —.

"Si gustas hablemos ahora, mi tiempo es tuyo" deseó decir, tragó saliva y asintió con una sonrisita.

— Sip, después de comer también, si me lo permites, te quiero enseñar algo —.

El rubio asintió y ambos caminaron en silencio durante unos segundos.

— Pondrán un techo —.

— ¿Disculpa? —.

— Pondrán un techo en el jardín, lo hacían cuando celebraba mis cumpleaños allí, así que no debes preocuparte por el sol —.

El rubio sintió un balde de agua caer encima suyo. ¿A qué se refería? Él no sabía, nadie sabía que no podía tocar el sol con la piel desnuda, ¿Cómo? ¿Se le habrá escapado el día de la boda? ¿En la coronación?

— Es que... —Yuu murmuró, ojos ojos azules se clavaron en él, como agujas, y ahora sí sintió el espanto que sienten algunos por los ojos del rubio— Es que llevas esa sombrilla siempre, pensé que, quizá no te gusta tanto el calor que hace últimamente ... por eso te digo —sonrió suavemente, dando una leve caricia en su mano para relajarlo— Es para evitar que las aves roben comida y que el sol caliente las bebidas...

Las mejillas del rubio se sonrojaron suavemente, no por la caricia ni por su sonrisa, si no por la sorpresa, asintió y se despidió educadamente para tomar asiento. Tenía razón, un pequeño toldo los cubría y podían tranquilamente comer en la sombra, el aire traído por la vegetación del jardín también le hacía sentirse fresco.

Se sentó junto a Akane, quien al darse cuenta de que el rubio estaba a su lado inmediatamente dejó de hablar con Yoichi, quien hizo señas para que Yuu se siente frente a ellos. Mika se maldijo unos segundos porque ahora tendría la mirada de Yuu clavada en él durante el almuerzo, sin embargo, solo se acercó para saludar, hacerle ojitos y luego alejarse para sentarse junto a su padre.

Una vez servida la comida, Guren, Shinya y Yuu se levantaron de sus sillas para hacer un brindis antes de comer.

— Estamos reunidos con  las personas a quien consideramos más cercanas y más queridas, en el aniversario de fundación de nuestro reino. Muchas gracias por asistir, pero lamento informarles que esta celebración solo fue una excusa para juntarlos en un solo lugar a todos —las personas murmuraban y miraban al Rey, quien extrañamente sonreía con una copa en la mano derecha. Su mano izquierda tomó suavemente la de su recién esposo y volvió a hablar— pronto seremos honrados con un nuevo integrante en nuestra familia. Un bebé más se va a unir a los Ichinose —.

Una condesa se atragantó un poco con lo que bebía y todos comenzaron a verse confundidos.

— Fui yo quien pidió que hagamos un poco más publico el asunto —Yuu intervino— esto es nuevo para nosotros, pero las noticias felices se comparten con los demás —dio una sonrisa suave, esa que las personas adoraban fotografiar y por la que Mikaela estaba encadenado a sonreírle de vuelta una y otra y otra vez—.

— Felicidades —una voz profunda se hizo presente, y Krul alzó su copa— es una maravillosa noticia. Felicidades a todos —.

La cara pálida de Shinya se coloreó en rojo cuando los murmurllos eran sobre como se notaba un poco inflamado su vientre y los demás compartían risitas de ternura.

— E-estoy aún en el tercer mes... supongo que será como con Yuu, ya que son de la misma raza —.

En realidad últimamente se estaban registrando pocos nacimientos dentro de las familias reales, eso sumado al hecho que tenían pocos herederos, quizá porque algunos aún estaban asustados por la reciente revuelta que finalizó con la muerte de Shikama a manos de Krul Tepes. Conservaba su cabeza claramente porque nada le iba a devolver a su esposo y el amor de su vida. Ese era su premio consuelo.

Paso poco esto para que todos se sentasen a continuar con sus pláticas y degustar los alimentos.

— Quizá el próximo en tener un bebé seas tú Yuu —los ojos de Yuu se afilaron y dejó de deborar su carne para ver a quien demonios dijo eso. Se relajó al ver que solo era Kimizuki Shihou, ahora Rey de los elfos— no viniste a mi coronación, idiota —.

Yuu rodó los ojos y dio un sorbo largo a la copa que tenía. No era sangre, aunque la mayoría de invitados la bebía, él aún se sentía incómodo haciéndolo. Solo pidió champán para acompañar el brindis, sabía que un rico zumo de fresa le esperaba en la cocina y no tardaría en llegar.

— No hables así, no quiero tener un hijo... no aún —.

— ¡Por eso no viniste! ¡Malnacido! Incluso Shinoa Hiragi y Mikaela Tepes estuvieron ¿Sabes la cantidad de personas que vinieron? ¡Y dices que somos amigos!—.

Yuu miró de reojo al chico de cabello rosa a su lado. Orejas afiladas con pendientes de gemas, la corona que traía era menos llamativa que la suya a pesar de ser el Rey de los elfos, sin embargo aún así, era la más refinada de todas las que vio hoy, su cabello brillaba aún en la sombra, y su piel se notaba tan suave y pálida como el plumaje de las bonitas aves de Sanguinem. Vaya que los elfos eran criaturas bastante bellas, entendía por qué se rehusaban tanto a mezclar su sangre con la de otras razas.

— Ya te dije que estuve de viaje —.

— En el reino de los serafines, ajá —se burló, tranquilamente bebiendo lo mismo que Yuu— Sabes, dicen que los serafines y ángeles tienen un Aura tan fuerte que no puedes dejar de verlos —.

— Hmm ... —pensó unos segundos— Sí, hombres y mujeres son todos sin excepción bellos, muy bonitos. Qué pena que jamás se fijarían en un elfo insufrible como tú —se burló y un pisotón debajo de la mesa directo a su pie lo hizo callarse— Y también porque ustedes no se juntan con otras razas —.

— Ojalá poder abolir eso, es detestable limitarse a una especie siendo que existen tantas, tú tienes vía libre por ejemplo —el azabache asintió, seguía comiendo su almuerzo, desvió unos segundos su mirada a los demás invitados que también comían y charlaban. Su vista se detuvo en Mika, comiendo tranquilamente una ensalada, sonrió suavemente al verlo beber de golpe su copa con sangre— ¡Y vaya que tienes vía libre! ¿En serio estás con Mikaela? Pensé qué sólo eran amigos raros —.

Ahora Kimizuki recibió un pisotón.

— Shhh. Te puede oír —murmuró— Mika tiene sentidos muy agudos, y me cortará los cuernos si sabe que estás diciendo esas cosas —el de pelo rosado se rió de él— ¡Es en serio! —.

— "Mika tiene sentidos muy agudos"—le imitó con una voz gangosa, batiendo las pestañas rosas de forma exagerada y frunciendo los labios en una exagerada mueca de un beso—.

— Basta Shihou, me das náuseas —le sacó la lengua y ambos rieron— ... Es una larga historia, pero déjalo así; tenemos responsabilidades de por medio como futuro soberano y como Rey, así que nos mantenemos en contacto —.

— Te mueres por él —.

— Cállate, eso no es cierto —.

— Yuu, si sabes algo de magia es gracias a que te enseñé. No pienses que porque eres bueno ya eres un maestro como yo. Puedo oler tu nerviosismo, cualquiera podría ¡Es más! Estoy seguro que Mikaela ya lo sabe. ¡Tu corazón comenzó a latir rápido cuando lo viste! —.

— Shhh que va a oírte —le jaloneó del brazo, en realidad probablemente no podría oírlo, con todo el ruido a penas se podría escuchar su conversación de entre las de los demás, pero Yuu no entendía eso, y sus miedos se hicieron presentes cuando tuvo la mirada del rubio en él. Rápidamente soltó a su amigo y le saludó con la mano, recibiendo una pequeña sonrisa tímida de parte suya—.

Claro que sabía que era sonrisa era para él, quizá aún no había dejado ese gusto por la expresión de calma del rubio al beber su sangre. Se cortó un poco de la mano y sirvió la copa de Mikaela, especificando que le den esa misma copa de sangre. No era sospechoso ya que estuvo muy meticuloso con la comida de sus invitados, específicamente como Mika que últimamente comía poco, y que se sabe que tiene gustos muy específicos para todo, no era de esperar que probablemente haya pedido un tipo de sangre en específico. Esto fue una sorpresa para el rubio, que al beber la sangre sintió este subidón de energía y calma. Sintió que su herida picaba un poco e intuyo que la sangre de su destinado hacía efecto en sus heridas ahora mismo. No se lo pidió, y sabía que hacía esto para consentirlo, porque sabía que le gustaba mucho su sangre.

— Estuvo pidiendo sangre a mi reino —los ojos de Yuu soltaron a Mika para ver a Shihou— tuvimos un acuerdo, no es la gran cosa, implementaron un programa de intercambio cultural... cualquiera de nuestros investigadores puede pedir prestado la cantidad de libros que desee de la biblioteca Real de Sanguinem, por la antigüedad del libro, la cantidad de mililitros aumenta. Algunos llegaron a dar litros de sangre... no sé por qué simplemente no la compraron a los humanos. Siempre han hecho eso, pero de repente nos piden sangre a nosotros —suspiró y supo que había algo de lo que desconocía cuando la mirada en los ojos de Yuu se apagó—.

— ¿Sangre?—.

— Sí, nuestra sangre es la más cara del mercado, probablemente la que beba tu padre debe ser de elfos, es caro por lo de la sangre pura y porque nosotros nacemos sabiendo dominar cualquier tipo de magia... no como tú que aún debes aprender —soltó lo ultimo para burlarse de él, y lo consiguió cuando lo escuchó suspirar— a los Tepes les encanta y siempre compran, pero últimamente compran más —.

— Lo siento, pero espero que dejen de comprarla —Kimizuki alzó una ceja mirándolo—.

— ¿Me estás deseando perder a mi mejor cliente? —Yuu asintió suavemente—.

— A Mika le gusta más.... A él —murmuro cuando sintió los ojos fijos del chico en él— l-le gusta más el té —se rió y su amigo rodó los ojos—.

— Como digas, enamorado. Solo asegúrate de visitarme la próxima vez, y si puedes, hazlo con tu hermano —.

— O hermana, Shinya no quiere saber aún su sexo. Sería genial tener una hermanita —.

— Es varón, y no será como tú, definitivamente. Los rasgos angelicales de Shinya son más fuertes que los de tu madre .... Quizá porque es el hermano mayor de los Hiragi  —.

— Sí, sí. Sigue con tus cosas porque eres Kimizuki Shihou, el señor de los elfos y la magia bla-bla-bla —.

— No tendrás una hermanita, pero probablemente tengas una hija —.

— ¿Y eso lo sabes porque sabes mi mes de nacimiento o qué? —le sonrió, igualmente de forma burlona—.

— No, es solo una corazonada... lo de tu hermano sí es cierto, puedo sentir un Aura angelical más fuerte de la que sentí cuando tú eras un bebé —.

— Entonces tendrá más características suyas... va a manipularme con su encanto angelical. No es justo —se cruzó de brazos y bufó suavemente. Casi se cae de la silla al sentir que tocaban su hombro con suavidad—.

Mikaela estaba detrás de él, ya había terminado de comer, así que ahora se había pasado un segundo a saludar a Kimizuki y Yuu.

— Buenas tardes, Rey Shihou. ¿Le molestaría si me llevo a Yuu unos segundos? Me comentó que tienen una nueva adquisición entre sus pinturas y estoy ansioso por verla —.

— ¿Una pintura? —levantó una ceja y comprendió que debía callarse cuando la mano de Mika apretó con más fuerza su brazo—.

— Te lo regalo. Vayan con cuidado —.

Ambos se levantaron, de reojo, Yuu observó a su padre, totalmente distraído conversando con amigos suyos, bien, podría escabullirse de una regañada por parte suya.

— Hoy te ves magnífico, Mika —le sonrió caminando a su lado, por un momento pensó que era el rubio quien dirigía el rumbo de sus pasos, pero se dio cuenta que no, no podría, ni si quiera conocía a totalidad el palacio. Emprendió rumbo a su habitación, ahí tenía los regalos que preparó para él—.

— Gracias... por eso y por la comida también —Yuu asintió suavemente, sentía la tentación de tomar su mano ahora mismo y caminar juntos... su oportunidad se presentaría, lo sabía perfectamente—.

Caminaron hasta su habitación y el rubio dio un paso atrás al reconocerla una vez abierta la puerta.

— ¿Los vampiros no pueden entrar a un lugar sin ser invitados? Entra, solo es un momento —miró unos segundos a Mika rodar los ojos y suspirar suavemente—.

— Deja de creer todo lo que lees, Yuu-chan. La desinformación es peor que la ignorancia —Yuu rió suavemente al ver al rubio pasar, gustando de poderle ver la corona de cerca al pasar a su lado gracias a los centímetros que ganó en su entrenamiento—.

— Bienvenido de nuevo Mika —.

El vampiro se desabrochó la capa larga que traía y la acomodo suavemente sobre la cama del príncipe, inspeccionando minuciosamente con la vista cada detalle de la habitación. Solo estuvo aquí una vez, y el recuerdo tan abrumador de haberse besado bajo una preciosa constelación le hizo olvidar algunos detalles de todo lo que había sucedido ese día hasta antes de su cita.

La habitación de Yuu era más pequeña que la suya, y los cambios eran bastantes a comparación de la última vez, la sala antes de entrar a el dormitorio, ya no tenía nada fuera de lugar, ahora tenía una bonita guitarra acústica, un grupo de espadas de madera y una de metal, una mesita llena de papeles y libros, también notó más libros en su estantería, una mesa pequeña con una taza de café a medio tomar y galletitas, más allá en la habitación, en su escritorio, solo un tintero, pergaminos aplastados por un libro grueso y una revista de colores llamativos.

— Te dije que miraba sobre ti —una risa nerviosa se escapó de Yuu y sacó la revista para dársela al rubio— te fotografiaron en Sanguinem, parece que tienes más fans humanas que de otras razas. Me da un poco de celos —.

Los ojos azules intentaban sacar algo importante en esa revista, pero nada, solo un fotógrafo que quizá se pudo hacer una buena cena con una foto tan de cerca de su rostro. Se mordió el labio al ver que se notaba la cicatriz en su mejilla aún, y que aún seguían comentando sobre esa cicatriz.

— No te sientas triste, yo pienso que aún si tienes una cicatriz, eres el más guapo de todos —le tomó de las mejillas y las jaloneó suavemente, estaba burlándose, claro que sí, pero de él no— ¿Me podrás decir como te hiciste eso?

El rubio suspiró y tomó asiento en la cama de Yuu, este mismo se sentó en una silla frente a él.

— Tú sabes que los Tepes tenemos esto de los lazos y los destinados, tenemos más poder del que jamás se podría obtener con entrenamiento por solo compartir momentos junto a esta persona. Y si pasa lo contrario, y nos separamos de esta persona por algún motivo que no sea la muerte misma, un castigo cae sobre nosotros, por no cumplir con las normas del destino —suspiró y miró a Yuu, un poco tenso pero aún así prestando atención— nos volvemos más débiles de lo que éramos antes, y esas debilidades se manifiestan en estas cosas —.

Con cuidado quitó sus guantes, mostrando a Yuu su mano, claro que había dañado un poco, por la sangre de Yuu, se encontraba en mejor estado. Sin embargo, aún era lo suficientemente grotesca como para dejar a Yuu boquiabierto.

— No puedo salir ante el sol, si lo hago entonces me quemo... es como exponerme al fuego —al terminar, sintió una de las manos de Yuu en las suyas— Comenzó despues de separarnos, hemos visitado a médicos e incluso brujos, cualquier persona... es imposible solucionarlo... la mejor solución es estar contigo. Por eso también he perdido peso, tengo migrañas... y una lista interminable de cosas —se detuvo unos segundos, escapando de la mirada triste del príncipe— Tú y yo estamos malditos. Lo mejor que podemos hacer es estar juntos, ya sabes, ser un poco más cercanos .... —.

Mikaela intentaba explicarse, siempre había sido Bueno para hablar, pero cuando se trataba de este tema, su mente se desordenaba en pensamientos egoístas, en la magia que sentía de solo ver los ojos de Yuu, en la calma que le transmitía, en la agonía y el desespero de saber si algún día estaría sano.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando Yuu lo tomó en sus brazos y lo abrazó cariñosamente.

— Dos años lejos de ti me hicieron darme cuenta de lo mucho que te quiero. Te quiero cuando eres un maldito sabelotodo, un viejo, un quisquilloso, celoso y cuando me quieres de vuelta —sus manos sostuvieron su rostro con una suavidad tan grande que el rubio sintió que se podría transformar en vapor y desvanecerse entre los dedos de Yuu— Nadie me hace sentir tan bien, tan lleno de vida... me parte el corazón verte así, Mika. Haré todo lo posible para ayudarte, aún si no quieres volver conmigo yo...—fue interrumpido—.

— No puedo simplemente odiarte, Yuu-Chan —murmuró, intentando escapar de los bellos ojos verdes que estaban fijos en él— te entiendo. Lamento también estarte pidiendo esto, pero... por favor, por mi salud, por la felicidad de mi madre y por mi reino —acaricio una de las manos de Yuu con cariño— permíteme salirme con la mía una vez más ... quiero tenerte. Quiero tenerte el mayor tiempo posible... incluso si encuentras a alguien —respiró profundo tras decir eso— si encuentras a alguien, aún así, por favor, no quiero morirme, no de esta forma —.

Mikaela estaba tan sereno porque había practicado una y otra vez que cosa decir, sentía náuseas de solo pensar en tener que compartir al chico que le hacía tan bien, pero entendía que todos gustarían de tener cerca a un hombre así, con su sonrisa, sus bromas, ese espíritu libre, y tantas cosas grandiosas que tenía. Su corazón dolía en su pecho, pero era mejor dejarlo así y dejarle a Yuu las posibilidades de poder elegir un destino distinto.

Yuu sentía por su parte que desconocía a Mika, su Mika, ¿Como podía seguir pensando de una forma tan desastrosa? Por qué, por qué si su corazón casi que tenía el nombre del rubio de lo mucho que lo adoraba.

— Mika —llamó y sintió los ojos celestes del vampiro cruzar con los suyos— Perdóname —susurró y impulsó con las manos para darle un suave beso en los labios—.

No se movió, solo era él sosteniendo el rostro del rubio, sintiendo la suavidad de sus labios agrietados, un leve sabor metálico y el corazón latiéndole tan rápido en el pecho que sentía que se iría a morir ahí mismo.

— Te amo. Te amo y no habrá nadie más entre nosotros hasta que tengamos hijos —al separarse de sus labios, chocó su frente con la suya. El corazón le seguía latiendo, por los nervios y adicional a eso, el miedo porque le había robado un beso al Rey de Sanguinem. A este tipo quisquilloso y obsesionado con los protocolos, estaba seguro que no saldría vivo de esta—.

Se separó un poquito y se espantó al ver al rubio estático, vaya que era una excelente manera de hacer que se calle.

— ¡Te amo, Mika! No sé si tú me ames o no, o si quieras hacerlo, pero nada me hará dejar de quererte y de desearlo todo contigo —.

— ¿Una familia? —murmuró, Yuu asintió efusivamente, desmoronándose al ver que el rubio sólo soltó una risotada tras eso— ¿Una familia? ¿Con bebés? Jaja! Vaya, ustedes los Ichinose son colosales —siguió riéndose y Yuu sintió su cara aún más roja—.

— ¿¡A que te refieres!? ¡Basta Mika! ¡Lo dije en serio! No te rías —intentaba aparentarse tranquilo, pero no podía porque se contagiaba de una risa nerviosa—.

— ¡Es que! Jajaja... vas a tener un hermano, y me hablas de tus hijos. Ustedes en serio que quieren asegurarse de que su apellido siga existiendo —.

– ¡Es en serio! Y además, ¿Qué tiene de malo? Soy bueno con los niños ¡Tú también lo eres! ¡Kimizuki me acaba de decir que probablemente tenga una hija incluso!

— Tuviste tiempo de pensar bastantes cosas con los serafines —se burló, viendo a Yuu regresar a su sitio— ¿En qué más pensabas, Yuu-Chan? —le sonrió, gustando en exceso de ver a su amado con el ceño fruncido y sonrojado hasta las orejas—.

— ¡No te burles! —.

— Perdón, Perdón —entre risas se detuvo, tocando sus labios por un segundo—.

Si hubiese sido cualquier hombre le habría arrancado el corazón por la garganta. Pero vamos, no iba a negar que estaba ansiando bastante algo así, odiaba verse tan débil ante este demonio, pero no podía hacer absolutamente nada contra él.

Las palabras que dijo le dejarían pensando por un buen puñado de semanas.

— No me importa que tengamos que estar juntos para que estés sano, porque de ser por mí, me quedo contigo para siempre —.

— Está bien, Yuu-Chan, entiendo —le sonrió y se acercó un poquito a tomarle la mano con cariño—tenemos aún miles de años por delante, eres joven aún... tenemos mucho tiempo —.

— Quédate —Yuu susurró,entrelazando sus dedos y dándole un suave beso en su mano— quédate conmigo, o yo puedo ir contigo... he practicado, ya no soy el mismo de antes, si estoy a tu lado, quizá puedas sanar más —.

Mika pensó unos segundos. Las veces que se lo había encontrado no cambio casi nada su salud, se encontraba igual pero al menos ahora podía estar unos días sin beber sangre y no estaba drogado con miles de medicinas todo el día. El azabache se levantó de su ssiento y caminó un poquito más hasta una cajita debajo de su escritorio, rápidamente la tomó y la abrió frente a su acompañante.

— Yuu-Chan, ¿Qué es todo eso? —frunció un poco el ceño, no era momento de cambiar de tema, no lo soltaría tan fácil—.

— Quería hacerte reconsiderar un poco las cosas —se rió y de la caja sacó un ramo de flores que inmediatamente captó la atención del rubio, extendió sus manos para tomarlo y comenzó a examinar las flores, olfatearlas incluso, bajo la cálida mirada de Yuu, era su Mika siendo Mika— Lo usan para los nuevos comienzos en relaciones... este año, en Nagoya podremos ver el cielo juntos, Justo como nuestra primera cita, si te quedas conmigo, podremos tener más y más citas juntos —.

El rubio se intentó esconder entre las flores que tenía en las manos, claro que fue un gesto sumamente tonto, Suspiró y antes de que Yuu siga hablando se acercó rápido y le ofreció un suave beso en la mejilla.

— Está bien, voy a conversar con mi madre y Akane. Me quedaré un par de semanas —se rió suavemente y Yuu asintió con la sonrisa las estúpida que pudo salir por sus labios—.

— ¿Puedo besarte? —tomó suavemente las manos del rubio, usando su mítica táctica de: "cara de perro triste" y al obtener una gran sonrisa de parte del rubio se pareció relajar—.

— Claro que no —Yuu comenzó a hacer una pequeña rabieta de quejidos ante la respuesta— Eres un descarado. Me insultaste y me robaste un beso, eso merece la misma muerte, querido Yuu-Chan —.

— ¿Me perdonas por un libro de jardinería de la biblioteca de los Saotome? —murmuró sacando el mencionado libro de la caja, se supone que Mika se encontraba en su estado más débil, pero se sorprendió de la facilidad con la que le pudo arrancar el libro de las manos—.

— Woow, es una edición actualizada —comenzó a ojear las hojas con el índice del libro. Yuu solo se recargó en su hombro y  lo abrazó por la espalda, acercándose lo más que podía al rubio—.

— Mhjum —hizo una sonrisa de suficiencia, jugueteando con vos bordados de su uniforme— Sabía que te iba a gustar —.

— Aún así no vas a chantajearme con esto —se rió, volteando su rostro para mirarlo unos segundos— confórmate con que no puedo matarte por faltarme al respeto —aún si sus palabras decían eso, su cuerpo contaba cosas diferentes, acercándose más al de Yuu y acurrucándose con él mientras seguía ojeando el libro—.

Yuu suspiró suavemente, ojalá poderse quedar así con él por siempre. Por fin entendía el sentimiento de las muchachas que lo veían pasar por el pueblo y actuaban de forma tan torpe.

"Así que, así es el amor"

Le dio a Mika un beso en la mejilla y lo abrazó un poquito más fuerte mientras él seguía tan tranquilo como siempre.

— Aún si no estuviésemos "malditos" como dices tú... ¿Por que mi corazón actúa así desde que te conozco? —osó interrumpir la lectura de Tepes al tomar su mano y ponerla en su pecho— ¿Estar destinados me obliga a enamorarme de ti? —.

Mikaela se mordió el labio, un poquito más avergonzado.

— N-no. Hay destinados que pueden incluso repudiar a su pareja —.

— Entonces, no dudes nunca de mi amor por ti —le sonrió— te amo —.

— Ya basta Y-Yuu-Chan –susurró y lo intentó alejar— Lo dices sin una pizca de vergüenza —.

— Lamento haberte dicho esas cosas tan feas la última vez —Yuu suspiró y los ojos de Mika ahora le miraban con interés— Es tan difícil poder protegerlos a todos... y aún así guardar la compostura. No pienso que seas un desquiciado insensible —.

— Yuu-Chan... ser Rey no es nada fácil —le susurró, acariciando su espalda— Tu padre, mi madre, sus consejeros... nadie disfruta en que las personas salgan lastimadas... bueno, mi madre sí a veces, cuando está enfadada —al ver el pánico en los ojos de Yuu le sonrió nerviosamente— ¡Pero tranquilo, no te hará nada! Es muy difícil hacerla enfadar —.

Quizá mentía, cuando Krul vio el estado de su hijo tuvo ganas de destrozar con sus manos los pulmones de todos los Ichinose vivos, pero era más inteligente que imprudente y no podría hacer eso, no al amado de su hijo.

— Y si te digo... que quiero que confíes en mí... —jugueteó con los dedos del rubio— confía en mí para proteger a mi pueblo, a mi familia, al bebé de Shinya, y protegerte a ti —.

— Yuu-Chan —murmuró, cerrando el libro que tenía en manos— no debes sobre esforzarte en eso. Tómate con calma tus entrenamientos —una de sus manos, acarició con cariño su mejilla, Yuu se acurrucó en esta, disfrutando de la caricia ofrecida— tienes muchísimos años por delante, Guren aún no piensa dejar el trono ¿Verdad?—.

— Estuviste a punto de morir en mi ceremonia —Yuu suspiró y sus ojitos se llenaron de una profunda tristeza, vista que el rubio estaba observando por segunda vez en su vida, la primera fue en la biblioteca la primera vez que le contó sobre su infancia—.

— Lo estuve. Ningún vampiro ni demonio puede sobrevivir a armas celestiales, incluso los elfos le tienen cuidado a esa raza. Si ahora mismo un serafin o un ángel nos intenta atacar, aún si damos lo mejor en batalla, el final está escrito desde el inicio del encuentro. Por favor, mi padre fue asesinado por uno de esos —se rió suavemente, intentando un poco animar a Yuu—.

— Nadie puede sobrevivir ante el ataque de un ángel —concluyó, el rubio asintió suavemente en confirmación— A excepción de un usuario de magia —.

— Bueno, son buenos contrincantes para ellos, jamás he visto una pelea entre alguno de ellos, actualmente existen pocos usuarios de magia avanzada, ya sabes, la necesaria para un combate a muerte —.

— ¿Qué sabes de la magia oscura, Mika? —.

Los ojos azules que intentaban demostrar paz y cariño a su amado, de repente se tornaron fríos, su mirada estaba ensombrecida.

— Te lo diré de forma sencilla: Nuestra biblioteca es tan basta que miles de elfos donaron litros y litros de su sangre solamente para entrar en la lista de espera de algunos de nuestros ejemplares de magia. Y nuestros libros de magia oscura son de uso exclusivo solo para integrantes de la familia. Ahora mi pregunta va para ti: ¿Qué sabe un demonio tan joven como tú sobre magia oscura?—sus manos fueron al cuello de Yuu, a tocar en su garganta, sintiendo su pulso. Se quería asegurar de cualquier cambio en su ritmo cardíaco —.

— Woa, tú sí que sabes como meterme en aprietos Mika —se rió, pero al ver que la expresión del rubio seguía igual, solamente tomó de su muñeca para bajar su mano— puede que quizá haya estado aprendiendo un poco —.

El rubio asintió, soltando su cuello.

— ¿Piensas convertirte en un hechicero oscuro al ser Rey? —.

— No, no me gusta ni el nombre ni lo llamativo que es —suspiró, acariciando con cariño los dedos del vampiro— Solo quiero ser lo suficientemente fuerte para qué nunca más corras peligro —.

Mika le ofreció una sonrisa suave, le tomó de las mejillas y le dio un beso en la frente.

— Tenemos mucho de que hablar, me debes una buena plática sobre lo de estos últimos años —el azabache asintió, viéndolo levantarse y tomar su capa en donde la dejó— Regresemos al banquete. Ya deben haberse dado cuenta que estamos demorando —.

Yuu asintió y tomó la mano del rubio para salir juntos. Probablemente su padre se le hecharia encima por hacerle esa invitación al rubio, más aún que su agenda estaba apretada, pero ¿Qué podía hacer cuando su hijo era igual de terco que él? Todo dejaba de tener sentido alguno cuando se trataba de Yuu tomando alguna decisión por ese vampiro. Era totalmente un caso perdido.


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Ola. Aquí acaba el episodio, miren encontré un meme

Soy ese 😩

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