Capitulo 41
Ya no eran diez meses ni doce, ni un año. Pasaron dos años de que ninguno de los príncipes se hablaban. Mika cada día estaba más tranquilo, parecía como si a Yuu se lo hubiese tragado la tierra, incluso visitó un par de veces más el palacio de los Ichinose y Yuu ni si quiera dio señales de vida, no sentía su presencia y no olía a él. Así que pudo concretar una reunión con Guren y Shinya, saldar un par de temas pendientes sobre comercio y todo listo.
Estaba feliz, Krul no lo acompañó la última vez que fue a visitarlos, solamente fue él ya que quería demostrar que estaba bien de salud como para salir solo. Llevo su sombrilla y una escolta lo seguía de cerca, iba a regresar a casa cuando escuchó los pasos apresurados de Shinya corriendo a él.
— ¡Mikaela! ¡Espera un momento por favor! —el chico se detuvo y miro al consejero real tomar aire, le extendió un sobre con el emblema de los Ichinose, a juzgar por su nombre en él supuso que era una fiesta... ¿El cumpleaños de Guren tal vez? No era el de Yuu por su puesto, desde que se desapareció tampoco le han celebrado un cumpleaños. De igual forma, él podría ir a donde se le antoje, no fue él quien actuó como un idiota— Es para ti y Krul, estaremos muy emocionados si vienen. Casi lo olvido con tantas cosas que están pasando —se rió tranquilamente y se reverencio— eso era todo. Nos vemos, su majestad
Shinya se fue y Mikaela siguió su camino rumbo a su carroza. Abrió el sobre, los ichinose no eran mucho de hacer fiestas, por un momento pensó que quizá Shinya estaba tomando más control sobre las decisiones dentro de este palacio. Casi se le cae la boca al suelo cuando leyó el contenido.
"Está cordialmente invitado al matrimonio del Rey Guren Ichinose con el Príncipe Shinya Hiragi"
¿Qué?
Mierda, vaya que se perdió de mucho. Jamás pensó que Guren estaría con alguien como Shinya, eran polos opuestos, pero le alegraba el pensar que Ichinose pudo darse una segunda oportunidad después de todo el tema que sucedió con Mahiru.
— Es bueno que a al menos alguien le vaya bien en el amor —suspiró y guardó la carta entre sus cosas. La boda sería dentro de poco así que tendría que hacer un espacio junto a su madre para asistir —.
[. . .]
— ¡¿Es en serio?! ¿¡Y me tengo que enterar por una carta que hace más de diez años que son pareja!? —los serafines miraban con miedo al demonio gritándole un estanque con unos patitos. Había conjurado un telecomunicador a través del agua hasta Nagoya, podía ver a Shinya con una sonrisa enorme enseñándole un anillo horrible en su dedo—.
— Eres tan idiota que ni si quiera te diste cuenta de eso —Guren gruñó a un lado de Shinya y Yuu soltó un suspiro irritado—.
— ¿Por qué le diste un anillo tan horroroso a Shinya? Tantos años de relación y a penas le diste un puto diamante. Viejo tacaño e imbecil —.
Shinya sonrió e hizo un gesto para que ambos dejen de pelear. Dios, ni si quiera se habían visto y ya parecía que se iban a agarrar a puñetazos.
— Guren hizo este anillo. Con sus manos, perdona a tu padre por no ser joyero... ademas mira esto —Shinya se quitó de su dedo el anillo y mostró el interior, "Te amo eternamente" una pequeñísima inscripción en el anillo se divisaba, Yuu se quedó en silencio mirando el olograma de su padre que solamente se cubría el rostro y se alejaba del campo de visión de su hijo— ¿Quién diría que llegases a ser tan cariñoso Guren? Yo también te amo! —se reía jaloneando al azabache para que le de la cara a su hijo—.
Yuu desconocía a su padre y al hombre que se convertiría en su padrastro, solo se fue dos años y fue suficiente para que Guren no solo oficialice su relación ultra secreta con su consejero si no que le pida matrimonio e inviten a toda persona que se les cruce en frente.
— Estaríamos muy felices si vienes —Shinya comentó después de un momento que Guren se fue de la habitación gritando como un loco— Tu padre te hecha muchísimo de menos, no sabes lo que ha sido tener que verlo llorando porque te extraña —soltó una risita— ¿Te sientes listo para volver? Entenderemos si es que aún no...
— Iré
Shinya se quedó callado y su sonrisa se ensanchó aún más.
— No sabes lo feliz que me haces Yuu
— Pero aún estoy molesto porque no me dijeron nada. La última vez que me ocultaste algo las cosas salieron muy mal
Shinya asintió y dio un suspiro.
— Guren ha pasado por momentos muy malos desde la muerte de tu madre. Por el amor que he sentido por él es que nos hemos tomado nuestro tiempo con esta relación, altos y bajos, peleas, reconciliaciones... y tras todo eso, estoy tan feliz de poderte llamar mi hijo de forma oficial —.
Yuu sintió su corazón ablandarse.
— Siempre has sido un padre para mí Shinya.
Ambos se sonrieron y siguieron platicando unos minutos más, luego Yuu cortó comunicación.
Dios... ir de nuevo a Nagoya era algo que revolvía sus entrañas, se perdió un montón de fiestas por estar en el reino de los serafines. Esta gente ni si quiera tenía celebraciones reales, solo la celebración por cada estación del año y en el cumpleaños de los príncipes no hacían nada. Literalmente un lugar de paz y sin ningún tipo de tentación. Miraba receloso a su amigo Mikleo, el serafin coqueteando descaradamente con ese humano Sorey. Él también quería coquetear y tontear con alguien.... Pero ahora no era el momento.
No cuando había metido la pata a lo grande con la única persona que le había hecho sentir lo que era el amor. Vivir sin eso era doloroso, pero se lo merecía, no solo hizo llorar una vez a Mikaela, probablemente fueron más, más después de la última vez que se vieron y más durante el tiempo que estuvieron separados. Obviamente iban a tener influencia uno en el otro, pero él quería seguir siendo una persona importante para Mika en el buen sentido.
Se sentía listo para volver a casa. Era un hombre diferente ahora, controlaba su temperamento, se había vuelto mejor que nunca en magia, se puso en forma, se asombró de que su cuerpo cambiase debido al entrenamiento físico y mental. Sus cuernos crecieron, tenía más músculo y también ganó unos centímetros más.
Con la invitación en mano fue a visitar a sus amigos a casa, aún si Mikleo era un príncipe, vivía en una pequeña casita junto a Sorey, ambos lo recibían allí a veces también.
— Me alegra saber que tu padre pueda rehacer su vida —Mikleo sostenía en sus manos su propia invitación, miraba sonriente a Sorey en la cocina alistando todo para servir un poco de té— Qué mal que mi invitación es personal, me hubiese encantado llevar a Sorey, le encanta Nagoya, dice que la comida es deliciosa —.
Yuu le sonrió a su amigo, si antes era más alto que él, ahora en definitiva el serafin se veía delicado a su lado.
— Llévalo contigo —le sonrió y el chico pareció querer decir algo, hasta que Yuu nuevamente interrumpió— Soy el príncipe de Nagoya, mi papá se está casando. Lo invito yo y tú te lo quedas toda la noche —Se rió al ver la cara enrojecida del chico— Con tal de que los próximos en casarse sean ustedes dos —.
Recibió un empujoncito por parte del albino que le sonrió. Yuu supo que estos dos tenían algo desde que los vio besarse antes de su cumpleaños, y quizá se le escapó decir esa verdad en frente de ambos mientras conversaban una tarde tranquilamente. Ambos pidieron que por favor no mencione nada, era una relación privada y la reputación de ambos bla bla bla. No prestó atención a lo demás.
— No si no se nos adelantan Mikaela y tú —le dio una sonrisa coqueta y Yuu suspiró recostando su rostro en la bonita mesa de madera que ambos tenían en su comedor— Vamos Yuu, no pierdas la esperanza —.
— Tendré suerte si Mika me deja hablarle, debe estar furioso, y también es tan orgulloso —se tiro del cabello y sus amigos rieron. El humano llegó Justo a tiempo para ver el pequeño show que estaba haciendo y servirle un poco de té de rosas—.
— Tienes a tu favor que al menos no te odia tanto como para que dejes de ser relevante para él. Se enfadó mucho la última vez que le pregunté por ti. Es la primera y última vez que me haces preguntarle cosas así —.
— Solo fue una preguntita inocente.
— Preguntarle si te extraña no es una preguntita inocente Yuu —Mikleo blanqueo los ojos y se tranquilizó un poco más cuando su novio le dejó un beso en la frente después de servirle su taza de té— Gracias Cariño —.
— No es nada. Entonces debemos escoger nuestra mejor gala para una boda —Yuu asintió—.
— Iremos juntos y me quedaré en Nagoya, ahora sí es definitivo —.
Ambos chicos se miraron.
— ¿Te sientes listo? —Sorey pregunta y Yuu asiente rápidamente— Bien entonces. Solo debes hacer toda esa magia que sabes para conquistar de nuevo a Mikaela
— Y vaya que la tienes difícil, se te están adelantando —Mikleo se burlo y Yuu nuevamente suspiró pesado—.
— Otra vez ese vampiro molestando a Mika —.
— Yo no lo vi molesto la última vez que estuvieron juntos. Es más, estaba feliz, le dio un ramillete de flores de manzano —Yuu escondió su rostro en la mesa y soltó un chillido—.
— Él ama las flores, estoy devastado —nuevamente la pareja se miró entre sí— Por qué nunca se me ocurrió? ¡Ya sé! ¡Le daré dos ramos!, no, mil, Nono, le haré un jardín-
— Detente —Sorey interrumpió a Yuu— deja de pensar de esa forma. Debes ir despacio con Mika, además si Mika lleva rechazando a ese vampiro Lacus desde hace más años de los que tenemos con vida tú y yo, ¿Por qué de pronto hacerle caso?
Mikleo asintió
— Lo siento, solo te estaba molestando. Solo fueron unas flores, Mikaela es ahora un Rey y siempre se ha visto muy apegado a los protocolos, seguro no quiso rechazarlas —.
Sería en adelante un nuevo reto agradarle a Mikaela de regreso. Y sería un reto difícil ya que cualquier cosa que hizo para que Mika guste de él había sido reseteases y ahora estaba al nivel de cualquier desconocido para el rubio.
Por fin ahora entendería por qué Mikaela a pesar de tener una cicatriz en la cara seguía siendo el soltero codiciado por excelencia, no había perdido nada de su encanto ni su belleza, aún si ahora parecía aún más muerto de lo que parece normalmente un vampiro, tenía el mismo porte elegante. Yuu debería esforzarse el triple, y ahora entendería la verdadera frialdad de Mikaela a cualquier persona que no le interesaba en lo más mínimo.
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