Capítulo 40 - 2
Una puta cena. Lo que le faltaba.
Hizo una rabieta enorme como las que no hacía desde que tenía cuarenta, de por sí detestaba ir a ver a los Ichinose por el puto viaje en barco, ahora menos lo disfrutaría teniendo que verle la puta cara de estúpido guapo que tenía el primogénito. Las responsabilidades eran primero, se aguantó las ganas de llorar cuando a sus manos llegó una carta de parte de Guren Ichinose pidiéndole por favor juntarse en una cena con él.
Había admirado a Guren desde que era niño, Guren convirtió su reino de precariedad y a punto de ir a la ruina en una nación estable, y nuevamente la volvió a estabilizar tras la muerte de la reina. Aún si sí pueblo lo cuestionaba y tenían los ojos más puestos en el joven Príncipe que se encargaba de distraer los ojos de todos a un ámbito más público que político. Pero joder, si ese hombre había criado a su hijo como un completo tarado... odiaba que cada que Yuu metía la pata lo hacía a lo grande, odiaba que tuviera tanto acceso a su corazón, y odiaba ceder tan fácilmente ante él.
¿Por qué Yuu? De todas las personas que había conocido, de todas las personas que lo pretendían, debía haber sido destinado con el más imbecil de todos. Yuu era tierno, tenía un corazón enorme y era tan amable con todos... ¿Por qué era tan cruel con él? Odiaba la idea de tener que asistir a esa cena sin su madre, la invitación especificaba a sólo el Rey Mikaela en la reunión, así que no había posibilidad de que Krul se infiltrase.
— Está bien Mika, solo mantén tu distancia —Akane le extendió un pañuelo y secó sus lágrimas con tanto amor que se sintió de nuevo como un niño pequeño— Me quedaré cerca, nos podemos ir en cualquier momento —.
El rubio asintió sintiendo las manos de su amiga en las suyas. Ya que era un Rey ahora, podía hacer lo que se le plazca, así que Akane dejó de ser su sirvienta para ser su dama de compañía. Usualmente son solo las mujeres quienes tienen ese acompañamiento, pero qué mierda, él necesita el cariño y el apoyo de su mejor amiga.
— Akane ... ¿De qué crees que se trate todo esto? —.
— No tengo idea, pero el Rey Ichinose no suele hacer este tipo de cosas, no suele recibir visitas y eso —.
El rubio suspiró. Su cama en el barco era cómoda, pero nada era cómodo en un puto barco, y se sentía aún más mareado por todo el estrés que llevaba esta reunión. No se quería encontrar con Yuu.
Llegaron a su destino y Mikaela sacó su sombrilla, no era de noche, eran aún las 6 p.m y el atardecer en Nagoya era diferente al de Sanguinem. Akane caminó a su lado intentando llegar platicar de cualquier cosa para distraerlo, pero nada daba resultado, él seguía distante y en sus pensamientos.
— No hemos sabido nada del príncipe Yuuichiro desde hace ya un tiempo —Akane mencionó tomando la atención de Mika, en realidad él supo de Yuu hasta las primeras dos semanas de ocurrida su pelea. Este tipo estaba loco si pensaba que volvería a leer sus cartas y escribirle una respuesta tan pronto como la tuviera— Quizá aún está tenso por su discusión y le de vergüenza aparecerse ... —.
El silencio de Mikaela le dio a entender que era mejor dejar de hablar de ese tema.
[ . . . ]
Su corazón latía desenfrenado, aspiraba fuertemente y solo sentía vestigios del aroma de Yuu, nada más. Como si la tierra se lo hubiese tragado, no estaba en su propio castillo. Guren fue quien le recibió por su puesto, Shinya también se quedó en la cena junto a Mika y Akane, conversaron temas de interés político pero después de un gran silencio Shinya dio un gran sorbo a su copa y la dejó.
—Quédate tranquilo, Yuu no va a aparecerse. Estas seguro —miró a Guren quien asintió suavemente—.
— Lamento las actitudes de mi hijo. Quedamos en el acuerdo de hacer todo lo posible para que su unión funcione a cambio de su ayuda, pero hemos fallado por nuestra parte —Mikaela se mordió el labio tras escuchar eso— he fallado como Rey para mi nación, y he fallado como padre—.
— Me encargué de hablar con Yuuichiro del tema —Shinya siguió— entiendo que no le hayas comentado nada sobre tu salud cuando le dijiste que estaban destinados, pero Yuu en serio te quiere
— Me quiere tanto que por su culpa tengo esto —llevó sus dedos a su rostro, tocando la cicatriz de quemadura que tenía en el lado derecho— si esto es lo que obtengo cuando me quiere, no pienso quedarme más tiempo para averiguar qué sucederá si está enfadado conmigo —Guren intento hablar pero el rubio le interrumpió— Cumpliremos con nuestra parte del trato, seguirán pidiendo hacer uso de nuestras tierras y seremos socios. Pero nada más
Shinya y Guren se miraron unos segundos.
— Yuu está teniendo problemas con su parte demoníaca, es muy fácil que de su mente salgan comentarios hirientes y que actúe por impulsos, en nombre de ambos, te pedimos perdón por las actitudes de nuestro hijo —Guren habló y Mikaela estaba tan enojado que no pudo detenerse a analizar las palabras de Guren, pero Akane quien estaba presente sí que lo hizo, y rápidamente tuvo que cerrar la boca que se le abrió de la impresión—.
Mika seguía teniendo un rostro implacable, Guren siempre supo que era complicado hacer acuerdos con los Tepes por el terrible carácter que tenían, él tuvo suerte de poder sacar provecho y firmar acuerdos con Krul ya que su hijo estaba embelesado por Yuu, ambos Tepes habían sido blandos hasta ahora, que mostraban su verdadero rostro.
— Ya les comenté que no tengo ningún problema con ninguno de ustedes. Aún si el príncipe Yuichiro ha sido responsable de la decadencia de mi salud, ni él ni yo hemos escogido estar enlazados de esta manera. Me mantendré al margen con los Ichinose en adelante, ahora y cuando sea el momento en el que Yuuichiro tome la corona de Nagoya —Mikaela dio un último trago a su sangre y se levantó de la mesa— Ya he dicho todo lo que tenía que decir. Los conflictos que tenga con Yuuichiro los arreglaremos los dos, agradezco su preocupación, pero este es un tema privado del que agradecería no intercedan. Muchas gracias, tengan una maravillosa noche —.
Mika le hizo una seña a Akane y con una reverencia ambos se marcharon. Mika pensó en sus palabras un momento.
Cuando Yuu tome la corona... quizá estaría casado.
No le gustaría estar casado con Yuu si le siguiera lastimando de esa forma, incluso estando sin comunicación estaba lastimado. Quizá sería mejor si ambos siguen caminos separados en ese sentido.
Sintió asco de solo pensar en verse obligado a pasar solo el resto de sus días y extender su soledad el máximo tiempo posible hasta que conseguir un heredero o heredera sea necesario, así como extendió su coronación.
Y sintió nauseas de solo pensar en que Yuu podría casarse y tener una familia.
— Si el Príncipe Yuuichiro no está esta noche, entonces ¿Donde está? —Akane preguntó más para sí misma que para Mika, aunque caminaba a su lado—.
— Seguro persiguiendo a algún príncipe o princesa para asegurarse un futuro ya que sabe que conmigo está todo perdido —.
— No seas pesimista Mika, no tienes que ponerte en el peor escenario —.
Mikaela suspiró y del bolso que traía enganchado en su cinturón tomó un pequeño frasco con sangre. Tomar dosis de estas era incómodo, tomar sangre de esta forma era terrible, cualquiera que lo viese pensaría que es un adicto.
— Akane, no creo que le importe lo suficiente... ya han pasado diez meses y no da ni señales de vida. ¿Qué carajo le pasa? Si no estoy molesto por todas las taradeces que dijo, entonces lo estoy por todo el tiempo que lleva sin disculparse. Encima que Guren venga a pedir el perdón en su nombre, totalmente patético —.
Ambos caminaron escoltados por guardias hasta el puerto de Nagoya, se subieron al barco de Sanguinem y una pequeñita parte de Mika que vivía con la esperanza de que su querido Yuu lo persiguiese de rodillas pidiéndole perdón se quedó Justo ahí, en el puerto de Nagoya. ¿Las cosas hubieran sido diferentes si Yuu estaba? ¿Por qué no estaba? ¿Donde estaba? Este chico amaba comer, es extraño que no haya sentido el aroma y que haya aparecido de repente en el comedor. Era cierto eso de que últimamente Yuu controlaba menos sus impulsos, así que le extrañó no solo no ver a Yuu en el castillo si no que no sentirlo para nada.
Se despidió de Akane antes de ir a dormir, y se quedó tirado en su cama. Tomó de su uniforme un bonito trozo de tela bordado con el emblema de los Ichinose, un bonito pañuelo que le pertenecía a Yuu y era lo único que tenía Mika de este chico, ya no quedaba nada de su aroma en él, lo apretujó contra su pecho recordando que en su última merienda Yuu, siendo tan caballeroso le limpió delicadamente los labios con esto.
Se preguntó si era posible que en algún momento las cosas cambien entre ambos, si podían volver a ser como antes.
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Última parte del episodio :]
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