Capítulo 35
Tras dejar la sala de reuniones Mikaela fue directo a su habitación, se sentía tranquilo, lo que quería decir que Yuu estaba bien también, cuando él se sentía mal podía sentirlo también gracias a su lazo.
Hubiera amado contarle a Yuu como le fue en su primera reunión como Rey, pero que la decisión de asesinar a un criminal haya sido tomada no le sentaría nada bien. Tomó su libro de demonología, un regalo de Burakku traído por Shinoa en su coronación, una nota en el libro daba a denotar que esta chica se había enterado de lo acaramelados que estuvieron en su cumpleaños.
«Tienes gustos peculiares Mika-san, ten paciencia con Yuu-san, se ve que es un gran tonto»
Suspiró al aspirar el relajante aroma de las páginas de un libro viejo. Jamás pensó ver con vida a un ángel corrupto, y ahora que no solo lo tenia en casa si no que su vida estaba en sus manos, las cosas eran diferentes. En adelante quizá así sería su vida, decidir sobre los demás que cosa es lo mejor para todos, y estaba bien. Krul llevaba gobernando tantos años que merecía un descanso y que mejor forma de darle el lugar a su hijo, ella solo le acompañaría en decisiones importantes, pero no tomaría un cargo activo dentro de ningún comité o asamblea.
"Al igual que los vampiros, los demonios también poseen vida eterna, sin embargo un vampiro puede morir por hambre, entonces regresa a la vida como un demonio de clase E, no importa qué tan poderoso haya sido en vida, no tiene más poder como demonio que algún híbrido, la única forma descubierta para acabar con un demonio es con un arma especial, fabricada por ángeles y resguardada bajo cuidado para prevenir accidentes, solo se tiene registro de una vez que haya sido utilizada, y fue contra Urd Geales, el esposo de la reina de los vampiros Krul Tepes. Las armas malditas funcionan para acabar con vampiros y algunas otras razas también"
Mikaela volteó los ojos. Esto era conocimiento universal, solo un completo idiota pensaría que esto es algo nuevo que se debe aprender... Bueno, estaba seguro que quizá Yuuichiro no sabía alguno de estos datos. Suspiró y retomó su lectura, adelantándose unos capítulos más.
"Se tiene por conocimiento universal que los demonios tienen muchos problemas con su forma de expresarse, y eso es debido a que su parte demoniaca que se alimenta de deseos de las personas suele influir en su comportamiento, tienden a ser personas más irritables, irascibles y propensos a cambios de humor constantes, los demonios, en específico los masculinos tienden a ser personas territoriales, ya que son seres polígamos, suele traer conflictos entre cualquier individuo si se acerca uno al objetivo de otro, claro está que la agresividad del individuo depende de su personalidad, si su raza es pura, si tiene su parte demoníaca controlada o incluso cosas tan pequeñas como si ese día ha desayunado bien o no"
El rubio intentó seguir su lectura pero unos sonidos en el pasillo de su habitación le hicieron detenerse, pasos aproximándose a él de una forma apresurada, ni si quiera se pudo levantar cuando la puerta fue abierta y Yuu entró en su habitación como perro en su casa.
— ¿Cuánto tiempo me ibas a dejar esperando? —Yuu se acercó a Mikaela y se acosto en su grande y cómoda cama. El rubio levantó una ceja al verlo tan cómodo en su habitación—.
— Bienvenido, su majestad —cerró su libro ante la bonita mirada de Yuu sobre él— Quería estar solo unos momentos —suspiró, dejando su sitio en su escritorio para sentarse a su lado—.
—No quiero que reclames de que me extrañas cuando me vaya a casa —Yuu iba a hacer un gesto para mostrar su desgana, pero se le fue eliminado cuando las heladas manos de Mikaela lo acercaron a su rostro para un beso suave—.
Yuu sentía como si se hubiese comido un hada, que estaba bailando en su interior, nada podía ejemplificar del todo la sensación que tenía su cuerpo al sentirse atendido por este vampiro. Sus manos fueron con suavidad a tomar su cintura, lo quería acercar un poco más, quería abrazarlo, quería respirar su aroma a libros, flores y tinta.
Mika por su parte, se sentía libre de todo cuando podía estar cerca de Yuu, con él ya no era Mikaela Tepes, solo era Mika, con él podía bromear, ser tonto, seguir aprendiendo y aún así, estar en paz. Para él, Yuu significaba paz y felicidad.
— Bobo —Mikaela le sonrió al terminar su beso, recostando su rostro en el hombro de Yuu, tomando una de sus manos y examinando sus dedos los suyos— Siempre te extraño —.
— Podemos estar juntos el tiempo que desees —Yuu le tomó de la barbilla y el rubio asintió con una sonrisa pequeña—.
[. . . ]
Actualmente, Mikaela seguía leyendo ese libro sobre demonios, Yuu propuso que salgan al patio a un día de campo, pero el vampiro prefería quedarse en su habitación. Yuu no iba a negarse, este lugar tenía tan presente el olor de su chico que estaría loco si quisiera irse a otro lugar. Además, ahora estaba más cómodo que nunca.
Se acosto en la cama, abrió las piernas y Mika se acosto en su pecho, básicamente lo abrazaba por la espalda mientras ambos estaban sentados en la cama. El de cabellos negros estaba recostado, estar con Mikaela le daba una paz tan grande que ningún somnífero se le asemejaba, sus ojos cerrados, su respiración tranquila, y los latidos de su Corazón eran lo que mantenía a Mikaela consciente de su presencia mientras seguía en su lectura.
Los botines de Yuu estaban en el suelo, la capa de Mika los cubría a ambos, y bueno, sus botines también estaban en el suelo. Acariciaba una de las manos de Yuu mientras leía sobre su raza, al parecer juzgó mal el libro, estaba siendo bastante interesante.
Se acomodó un poco, adoraba recostarse en el pecho de Yuu, sintió sus brazos cerrarse un poco más alrededor suyo y se acercó un poco más para regalarle un beso en la mejilla. Decidió que era suficiente cundo escuchó una risita escapar de los labios de Yuu, lo dejó de lado y siguió leyendo, sabía de los demonios, pero nunca se interesó a tal grado de tomar un libro de demonología para comprenderlos, en parte entendía un poco más los nuevos cambios en la personalidad de Yuu.
Igualmente, habría que dar crédito a que Yuu solo tenía veinte años humanos, y que su transición a un demonio completo se ha visto influenciada también por eso, su personalidad era bastante inestable aún. Como siempre que estaba con Yuu, los guantes de sus manos permanecían a un lado para que él le pueda acariciar las manos. Podría quedarse así por siempre, los latidos de Yuu, sus caricias, su aroma a árboles y al mar salado de Nagoya, no cambiaria esto por nada, le gustaría pasar milenios a su lado.
— Siento a alguien afuera —susurro el azabache en su nuca, el libro del rubio se cerró porque el demonio hizo un movimiento con las manos, Mika levantó la mirada de su libro—.
— Sí, seguro es Akane, a veces se queda afuera por si necesito algo —comentó, y nuevamente tomó su libro— Si quieres agua o algo, sólo se amable, me ha dicho que le da miedo como te le quedas mirando —.
— Chismosa
— Yuu-Chan, tener a un demonio mirándote fijamente de una forma tan intensa no es agradable para nada. Akane es mi amiga y quiero que esté cómoda, así que por favor, no la incomodes. —.
Yuu suspiró, tenía razón, quizá se había pasado un poco de la raya, pero nada le quitaba ser un príncipe y vaya que era uno bastante mimado y egoísta como para compartir a la primera persona que le hizo sentir qué era el amor. No quería alejarse de Mika nunca.
No volvieron a intercambiar palabra hasta unas horas después, ya que Mika acabó su libro, se removió y Yuu ya se encontraba más que dormido, tenía incluso un pequeño rastro de babas de lo bien que estaba durmiendo. La expresión tan relajada de su compañero le hizo sentir una tranquilidad tan grande que casi opacaba con la ternura que sentía por verlo así. Tomó su pañuelo para limpiar las babas que tenía, dejó un beso en su frente y lo acomodó en su pecho para descansar juntos.
Sería la primera vez que dormía con alguien que no eran sus padres, recuerda hacerlo todo el tiempo cuando era pequeño, cuando era niño le temía a los monstruos de los cuentos que le leían, su papá cantaba una canción de cuna para hacerlo descansar. Ahora era él quien tarareaba la canción a alguien, Yuu parecía más tranquilo que antes, lo abrazó y se pegó tanto como pudo a su pecho.
Mika pensó en que jamás fue un chico de contacto físico, solo adoraba abrazar a su papá y recibir mimos por parte de su mamá, le gruñía a cualquier otro ser vivo que se le intente acercar... sí, los primeros años de su vida fueron bastante duros para sus sirvientes, que tenían que soportar ataques reales de un pequeño niño que no quería que se le acerquen a ponerle un mameluco. Con Yuu las cosas eran distintas, le gustaba tocarlo y que lo toque a él, se sentía bien abrazarlo, tomarle el rostro, besarlo... todo era diferente junto Mika, y quería que siempre sea de esta forma.
Es la paz antes de la tormenta.
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