Capítulo 30

Ambos enamorados caminaban tomados de la mano por los pasillos del palacio, tras un beso un poco más apasionado que los que usualmente se daban, se encontraban un poco más nerviosos. Habían acabado sus obligaciones del día al terminar las invitaciones de la coronación de Mika, el rubio volvería a casa en aproximadamente 10 días para quedarse ahí un buen tiempo.

Krul pidió a Mika que le explique a Yuu que era su destinado, que en adelante deberían estar juntos y cuidarse mutuamente ya que la vida del otro peligraba, pero el rubio aún tenía miedo, no es que no sienta amor por parte del otro, si no que eso sonaba como una carga muy pesada, sería casi como comprometerlo de por vida, este chico solo pensaba que era algo lindo de los vampiros y un caso aislado, recuerda que preguntó un par de veces por si él tenía un destinado, pero jamás volvió a tocar el tema.

Yuu hacía rabietas para estar con él, era amoroso, dulce y bastante atento, sabía que no iba a tomarse del todo bien la noticia, aún si gustaba de Mikaela, la idea de poder elegir a su pareja aún estaba presente, y que básicamente tenga impuesto quedarse con el rubio o sentenciarlo a una terrible vida sería algo complicado. Sabía que era una bendición el hecho de que su destinado estuviese enamorado de él, solían haber destinados que se odiaban mutuamente, en casos así, deberían de decidir entre sus vidas o simplemente la paz de ambos, los hijos de destinados que se odiaban (a diferencia de quienes no son destinados) podían seguir con el linaje de destinados y encontrar al suyo.

Mika agradecía que Yuu fuese un príncipe, de muchísima menos riqueza y poder que él, pero al menos la prensa y el pueblo no harían un escándalo, ya de momento todo el mundo hablaba de su romance con Yuu teniendo suerte de que el azabache era protegido por un gran muro en su palacio. Una persona normal, sin seguridad ni tanta privacidad como la tenían ellos, habría perdido la cabeza.

La última vez que Yuu dejó de comunicarse con él durante un largo período de tiempo comenzó a presentar fiebres y mareos, cuando Yuu le llamó insensible y le gritó sintió náuseas y le costaba respirar, incluso lloró. Era conocido que los vampiros, en específico los Tepes, eran seres con poca expresividad, era muy raro ver llorar a un vampiro. Si Yuu volvía a hacerle sentir al menos un poco triste o decepcionado se sentiría de nuevo ese malestar y dolor en su cuerpo. Ahora, si Yuu reaccionaba mal a la noticia... No sabría que sería de sí mismo. Si pudo enamorarlo sin decirle nada de los destinados, podría lograr casarse sin hacerlo, claro que sí.

— ¿Cuando nos veremos de nuevo? —El azabache lanzó la pregunta que cortó con los pensamientos del otro— Digo, después de tu coronación... Estarás ocupado —un vestigio de tristeza y preocupación salió de la voz de Yuu—.

— Es probable que no tan seguido como ahora, pero podremos enviarnos cartas —le sonrió, tomando su rostro entre sus manos— sólo promete escribirme seguido, la última vez no respondiste mis cartas por meses —.

— Estaba practicando para mi ceremonia Mika, mira —se distanció un poco de él y rápidamente lo cargó en sus brazos al estilo nupcial, con una sonrisa entre divertida y coqueta— ahora no soy un humano indefenso, puedo protegerte de todo mal —se acercó un poco a querer dejar un beso en sus labios pero las manos del rubio en sus labios lo impidieron—.

— Yuu-chan —llamó y se acerco a su oído— No hay nada que disfrute más que tus mimos y caricias, pero pueden vernos... Recuerda los protocolos —Yuu miró a su alrededor, recordando que solo estaban en los pasillos del palacio, después de separarse, miró a ambos lados del pasillo, depositando un beso en su mejilla—.

— Bien, los protocolos no dicen nada sobre la vieja sala de astronomía... Podríamos juntarnos ahí a tener citas, tomarnos de la mano y quizá... —murmuró, mirando los labios de su rubio, quien suspiró y juntó su frente con la de Yuu—.

— De acuerdo, iremos allá a tener citas... Y también besarnos —susurró, mirando en dirección opuesta al chico que lo tenía entre sus brazos. No quería ver esos hermosos ojos verdes fijos en él con una expresión divertida— Oye Yuu-chan. Ya que estamos juntos... ¿Cuando diremos a los medios que estamos saliendo? Digo, estoy cortejandote pero solamente es un rumor entre la nobleza. No quiero arruinar tu reputación ante el pueblo..
Sabes que yo...

Mika no terminó su frase, Yuu sabía qué quería decir, en muchos lugares, Mikaela era visto más como un objeto que como una persona real, interesados en la riqueza de los Tepes y el status que daría contraer nupcias con el único heredero al trono, sabía que Yuu sería repudiado por lograr enamorar al príncipe, más ya que las clases sociales eran diferentes, a pesar de ambos ser príncipes, era muy notoria la diferencia entre un reino resistiendo de a pocos para no caer, y otro que no hace más que fortalecerse.

Mika sabía que Yuu podría correr peligro con pretendientes suyos, personas como Lacus, que llevaban esperando más que la edad que tenía a que Mikaela se digne a rechazarlos, Sanguinem era débil, podía ser atacado por algo así.

Sus ojos azules expresaron preocupación y angustia, hasta que Yuu tomó su rostro suavemente y dejó un beso en sus labios.

— No importa. Solo es una noticia, tampoco es como si anunciásemos un matrimonio —rió, y supo que habló de más cuando el rubio se quedó en silencio y siguió su camino a la sala de astronomía— ¡No me molestaría! —gritó corriendo detrás de él hasta alcanzar su paso, pensaba que desde que el rubio comenzó a usar botas hasta los muslos andaba más rápido y de forma más elegante, aunque solo fuese una ilusión, este tipo siempre tenía un porte elegante— Eres el soltero más guapo por decisión colectiva —le guiñó un ojo, intentando ser divertido para bajar un poco el mal humor del rubio. Este solo alzó una ceja sin detener su caminar—.

Yuu desde su transformación completa en demonio se había vuelto más coqueto, o quizá siempre lo fue, pero no se atrevía a ser así de descarado como ahora es con el rubio. Sabía que nada de su labia serviría con Tepes, obvio no, un hombre que lleva más de cien años recibiendo cartas de amor, alagos y más comentarios sobre su belleza era sumamente común para él. Aunque en el fondo, que Yuu dijese esas cosas le hacía efecto.

— ¿Solo te casarías conmigo porque soy guapo? No sé por qué no me sorprende, Ichinose —llevó su mirada al de cabello negro, este tomó su mano—.

— Me casaría contigo porque eres hermoso, inteligente, divertido y también porque eres mi mejor amigo —le sonrío, regalándole un beso en la mejilla. Ya habían llegado a esa habitación y Mikaela abrió la puerta, se quitó la capa azul que traía en su lindo traje y la dejó a un lado. Yuu tenía en la sala de astronomía una bonita mesa de madera, pequeña en comparación a la del comedor, pequeña en comparación al escritorio de su estudio, pero grande para que quizá hace años los astrónomos del palacio observen las constelaciones, algunas sillas y estanterías de libros— En serio que eres lo mejor que me ha pasado Mika —sacó de sus pensamientos al rubio al sentarse a su lado, reposando su rostro en una de sus manos, ahora mirándolo a detalle— de no ser por ti, quizá ya estaría casado con alguien a quien no quiero... para proteger a mi pueblo —.

Mikaela intentó argumentar algo pero inmediatamente a penas abrió la boca el otro chico puso uno de sus dedos en sus labios, evitando que hable.

— Sé que vas a decir que solamente me aconsejaste, pero aún así —se acercó aún más, tomando su mano enguantada, ahora de guantes de terciopelo negro, y comenzó a juguetear con cada uno de sus dedos, para retirar la tela. La mano de Mika estaba desnuda y helada como la nieve, le dejó un beso en el dorso de esta— soy un idiota la mayoría de las veces, pero... esto es nuevo para mí, y me encanta. Me encanta sentir esto por ti, y que tú sientas esto por mí —le sonrío dulcemente, y Mikaela miro a sus ojos con el corazón sintiéndose derretir—.

Hazlo ahora, Mika.

Su cabeza mandó, Yuu notó tenso al chico, y este solo suspiró.

— ¿En serio crees que eso de los destinados es lindo? —le miró fijamente, Yuu pareció contagiarse de su nerviosismo, sus mejillas se tornaron rojas, quizá por la impresión de la pregunta de Mikaela—.

— Claro, para ustedes los vampiros —le sonrió— digo, los demonios no tenemos algo así, estuve investigando de hecho sobre tu raza —admitió un poco avergonzado— para que sepas que es porque me interesas. No suelo leer sobre esas cosas aburridas —Mika nuevamente alzo una ceja, eso había sido casi una ofensa a sus gustos— parece que es algo así como enamorarse pero para siempre, y son como los pingüinos —.

Mika pareció expectante a que el otro diga más, pero no, parece que la información sobre "la enfermedad" y los demás lazos eran secretos de los vampiros que claramente, los Ichinose, que no tenían una perfecta relación con los vampiros, no tenían conocimiento. Era normal que sea información clasificada, si no sería fácil atacar a los Tepes en cualquier momento.

— Algo así —suspiró– mis padres lo eran... debiste verlos, en serio se adoraban tanto... el jardín al que te llevé de hecho, mi padre lo hizo para mi madre —rió suavemente ante la atenta mirada del demonio—.

— Tú dijiste que ya habías encontrado a tu destinado... ¿Eso qué quiere decir? —Yuu pareció hacer memoria y el rubio asintió— Te gusto, ¿Verdad? —.

Mikaela pareció avergonzado, carajo, hablo de más.

— Así es, tú me gustas mucho, Yuu-chan, nunca piensas que no es así —sonrió suavemente— también es la primera vez que experimento algo así... antes tuve miedo de que quisieras quedarte como humano, y verte morir —.

— Mika, aún si te gusto yo, pienso que... quizá lo mejor debería ser estar con tu destino, esa persona con la que debes estar y todo eso.

— ¿Y si ya lo estoy?

Yuu pareció ahogar un grito, tomando el atrevimiento de jalar la pálida mejilla del rubio.

— ¿Entonces soy el amante? Soy muy guapo para ser mozo, siempre son los chicos más lindos los que son mujeriegos, eres un infiel —comenzó a reclamarle mientras el rubio lo intentaba separar—.

— Me gustas tú tarado, no estoy engañándote ni engañando a nadie más. Tú eres mi destinado —le jaló del cabello para intentar que lo suelte—.

— Buen intento Mikaela, yo sé cómo son ustedes los vampiros —fingió un sollozo y Mikaela rodó los ojos, lo jaló de la linda camisa que traía y le dio un suave beso, intentando callar a su enamorado de una vez por todas, lo que funcionó ya que Yuu estaba ahora distraído jugueteando con sus manos—.

— Mi destinado es el Príncipe Yuuichiro Ichinose —le sonrió, tomando su rostro entre sus manos— El cual gracias a Drácula está enamorado de mí y yo de él —.

Yuu intentó mirar al suelo, con el corazón latiendo a mil por hora y la cara totalmente roja.

— Te quiero, Mika.

Mikaela sonrió y besó a su amado.

— Yo te quiero a ti.

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