Quema.
El primero en despertar es Kuroko, no muy seguro de estar vivo.
Intentó removerse un poco y palpó la cálida superficie en la que se había quedado dormido. Intentó levantar la cabeza pero la sentía demasiado pesada.
—No te muevas.
Dió un respingo al escuchar la voz terriblemente ronca de Aomine. Fue ahí, debido a la vibración de su voz, donde se percató de que estaba acostado conpletamente sobre de él. La cabeza del Omega descansaba en el pecho fuerte del Alfa.
—Me duele—lloriqueó. Aomine no abrió los ojos pero atendió el llamado llevando una de sus enormes manos las caderas del Omega y comenzó a amasar la carne del lugar.
Kuroko notó que sus piernas estaban abiertas, como si estuviese a horcajadas y a su vez acostado encima de él. Quiso moverse pero el Alfa lo inmovilizó.
—Dije que no te movieras.—el Alfa gruñó
Kuroko gimoteó tozudo.
—Me duelen las coyunturas, quiero cerrar mis piernas.—confesó sonrojandose.
—Está bien. Solo espera un poco.
Aomine se sentó cuidadosamente, llevandose a Kuroko con el. Entonces fue que el Omega notó un tirón placentero en su interior.
—Oh, n-no, espera...
El Alfa congeló sus movimientos. Sujetando la espalda baja de Kuroko con firmeza.
—¿Duele mucho?
—No es solo que...tu estás dentro.
Aomine parpadeó inocentemente, no entendiendo la turbación del Omega.
—¿Dentro?
Kuroko enrojeció tres tonos más.
—D-de mi...
—Ah, sí. Así debe ser—respondió con ligereza, se disponía a moverse hasta que cayó en cuenta de algo—Tu nunca habías pasado un celo con alguien ¿no es así?
Kuroko negó con lentitud. El Alfa ladeó la cabeza con comprensión.
—¿Esto tiene que ver con que todavía estés dentro de mi?
—Bueno sí, bastante. Nunca pensé que tendría que explicar esto.—masculló mientras se rascaba la nuca con incertidumbre—Es por ti más que nada, si fuese por mi podría haberne ido apenas y terminó mi celo pero eso no sería bueno para ti.
Hubo una pausa larga e incómoda.
Kuroko lo miró expectante.
—Y aquí es donde explicas el porqué.
Aomine se tomó su tiempo para pensárselo.
—Verás, no sé realmente como se llama pero yo le llamo 'celo residual'. No te voy a mentir, no he estado con muchas Omegas en celo, así que es algo así como hipótesis . Danáe, mi hermano también lo apoya.
—¿Y a qué se refiere esta hipótesis tuya?—sonaba realmente interesado.
—Después del celo los Omegas tienden a necesitar el doble de atención que al principio del celo. Como no llegan a ser anudados por completo deben de tener algo que reemplace esa sensación por lo menos. Debido a esto, el pene del Alfa se mantiene semi erecto por el tiempo necesario para mantenerse dentro del Omega y brindarle alivio. Si lo sacase en este momento te pondrías insoportable, llorarías porque te dolería o algo así. Debes esperar al menos cinco horas después de que el celo termine.
Hasta ese momento era la mayor cantidad de palabras que había salido del Alfa y Kuroko estaba sorprendido de que fuesen inteligentes o que tuviesen sentido siquiera. Quizás había juzgado mal a Aomine.
—No tengo como rebatirte eso y como no soy fan del dolor te haré caso.
—Inteligente elección, Omega.—alabó con un besito en el frágil hombro de Kuroko. Sus manos masageaban sus caderas con la cantidad justa de fuerza aplicada para aliviar la tensión.—Bueno, ahora voy a cambiar de posición, necesito que te relajes y si no quieres que esto termine de otra manera no hagas ruidos.
Kuroko captó la indirecta muy bien y se mordió los labios.
—Bien.
—¿Crees poder rodearme con tus piernas?—pidió. Kuroko lo intentó pero estaba muy cansado y dolorido como para lograr moverse. Después de varios intentos, negó.—¿Quieres algo de persuación Alfa?.
—No empieces con estupideces. Me estabas cayendo bien.—espetó indignado por la sonrisa divertida.
—Oh vamos, Omega...—susurró mientras encajaba su rostro en el cuello delicado de Kuroko.
Kuroko apretó los dientes, Aomine apretó sus cuerpos cuan suavidad y comenzó a acariciar con la tapia de sus dedos la espalda ligeramente curveada del Omega a su vez que besaba la suave linea de su barbilla.
—A-Aomine...
—Vamos, rodeame con esas hermosas piernas tuyas. Acercate, Omega.
Como si estuviese bajo un hechizo, sus piernas reaccionaron al instante, rodearon la cintura del Alfa con suavidad. Algunos soniditos vergonzosos se le escaparon en el proceso debido al dolor de sus piernas entumecidas. En recompensa por su esfuerzo, el Alfa le dio besos por todo el cuello que el Omega recibió gustoso.
—Tan bueno...—alagó el Alfa con una sonrisa satisfecha. Sujetó la espalda baja del Omega y giró su cuerpo junto con el Kuroko de manera que ahora Aomine estaba encima de él.—Ya puedes soltarme, Omega.
Kuroko dejó caer sus dos extremidades exhaustas y miró al Alfa levantar una de sus piernas para poder darle la vuelta a un costado sin sacar su miembro de él. No evitó los gemidos de placer que se le escaparon de entre sus labios debido al roce y al movimiento. Al final quedaron en la famosa posición de 'cucharita'.
—Estás duro...—declaró el omega luego de varios segundos después.
—No se puede evitar, supongo. Quizás no te das cuenta pero en todo el proceso de cambiar de posición, te has puesto mas estrecho y te retorciste bastante—comentó como si nada. Deslizó una mano hacia el vientre ligeramente hinchado del Omega.
Muy secretamente dentro de Aomine, su ego estaba a punto de ebullición por esa hinchazón. Además estaba seguro de que si apretaba un poco podría sentirse a si mismo, firme y seguro, dentro de él.
Kuroko era otra historia, estaba ardiendo en pena silenciosamente.
—¿N-No te dolerá si no...? Tu sabes, eh, atiendes eso.
Aomine hizo un sonido de indiferencia y se acurrucó más cerca del Omega. Comenzó a acariciar su vientre con delicadeza.
—Puedo ignorarlo.
'Como ignoró su celo' razonó Kuroko. No era como si recordase su celo del todo, ni siquiera estaba seguro de si fue un sueño o no, había perdido todo sentido de la razón cuando Aomine comenzó a estirarlo. No recordaba casi nada y de lo que si, solo eran imagenes borrosas de Aomine siendo suave con él, siempre suave.
Aomine había dicho que cuidaría de él y lo hizo excelentemente. Y se sentía mal por haberlo juzgado.
Otra parte de él seguia culpando a Aomine de su situación porque fue su culpa que ambos entrasen en celo. Todo fue su culpa aunque de había redimido y hecho cargo de la situacion. Había afrontado las consecuencias.
Quizás debía devolver el pago.
—Puedes no ignorarlo.
Las caricias de Aomine se detuvieron.
—Amable de tu parte, pero no tienes que forzarte.
Kuroko lo maldijo por hacerlo insistir por algo que no estaba seguro de querer.
—Tu lo hiciste, creo poder hacerlo también.—respondió tozudo.
—Quiero pensar que nos ayudamos mutuamente durante nuestro celo. No tienes porque sentirte endeudado conmigo.
El chico se sintió indudablemente descubierto en sus intenciones.
—No es que...
Aomine suspiró violentamente. Acomodó sus caderas con poca delicadeza y se incorporó para ver a Kuroko a la cara.
—Esto sería más facil si hablases directo. Sé que puedes hacerlo, y en este momento me gustaría hablar con el Omega insolente que me sacó de mis casillas.
El Omega se relajó notablemente y se convenció para hablar con la misma soltura que antes.
—No recuerdo mucho del celo. Ni de lo que sentí o de lo que hiciste o lo que hice yo. Solo sé que tuviste cuidado conmigo y es por eso que te estoy dando esta libertad.
Aomine lo miró fijamente hasta que su mente practica y simplista descifró el mensaje.
—Me estás diciendo que para ti está bien tener sexo conmigo ¿No?
—Sí.
—¿No te duele?
—No. Nada importante.
Kuroko vió la duda recorrer el rostro del Alfa. Hasta que asintió.
—Entonces haremos esto porque ambos queremos. No por el celo ni por algun sentimiento de deuda ¿cierto?—inquirió dudoso. Kuroko asintió von lentitud por la necesidad del Alfa de tener su total consentimiento—¿Tienes alguna petición?
—La proxima vez que vayamos a tener sexo avísame antes para llenar alguna forma donde especifique todo esto—dijo irónicamente a lo que el otro se permitió reir.
—De acuerdo.
Aomine giró el cuerpo de Kuroko de manera que estuviese boca abajo.
Esa vez no podía culpar al celo porque pudo sentir absolutamente todo. Cada movimiento, cada roce, cada sonido.
Cuando todo terminó estaba a punto de dejarse consumir por la persistencia de los labios del Alfa en los suyos.
Deseó hacerlo.
Corregiré errores después :p
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top