Ante todo.

Una carroza oscura, tétrica ya había llegado para llevarlo a su prisión a medida.
¿Por qué pasaba esto?

Ah sí, el esposo de su madre.

Estaba ligeramente enfadado por esto, por la insensibilidad de su madre ante la situación de la cual solo comentó un simple: "Es por tu bien"

¿Acaso su esposo era mas importante que el, su hijo?.

Aparentemente sí y no era una sopresa, su madre siempre lo repudió por ser un Omega y además haber nacido hombre. Nada útil. Ella esperaba un Alfa, un hijo que le trajera prestigio y llenará su nombre de orgullo, pero a cambio había recibido a un error de la naturaleza, a un pequeño y enfermizo Omega.

Cuando Reiji, su padrastro, llegó a sus vidas, todo empeoró y se fue en picada directamente al infierno que era su vida ahora. Razones había muchas, pero ahora estaba con la cabeza nublada por la incertidumbre y la ira.

Subió a la maldita limusina dejando sus maletas a la disposición de el chofer y cerró la puerta de un sonoro portazo evitando que su madre pudiese darle un insípido beso en la mejilla, no la miró en ningún momento una vez estando dentro de la limusina.

No merecía que su madre le desease buena suerte ya que el no era mas que un error de la naturaleza
En el último momento, decidió castigar a su madre con el látigo de su desprecio. Se despidió en silencio, asegurándose a si mismo que está sería la última vez que vería a su madre.

El chófer volvió a subir y dijó que se irían en ese momento, él simplemente bufó y se recargó en el asiento mientras se colocaba los audífonos y buscaba en su música algo que amenizara su traslado.
Estaba yendo hacia Hersenn, un internado, mejor dicho, un exorbitantemente costoso colegio de reeducación donde aprendería lo necesario para atraer a un Alfa.

El no era estúpido, pudo entrever con facilidad el verdadero propósito de su "plan de estudios". No era ciego y realmente se requería una excesiva cantidad de distracción para pasar por alto el sexismo que corroía su sistema educativo. Mientras que a los Alfas y betas se les era permitido hacer casi cualquier cosa (mas a los primeros) y tenían materias normales como: Calculo, Economía, Literatura, etcétera. Los Omegas estaban ridículamente restringidos y debían llevar materias como: Belleza, Cocina, Enfermería, etcétera. Eso era una bofetada para cualquier progresista.

El camino era relativamente corto ya que solo viajaría al aeropuerto y después otra limusina lo recogería para llevarlo al internado. Eso sería extenuante en verdad pero le consolaba un poco el pensar que cada vez estaría mas lejos de "sus padres". Aunque no dejaba de enfadarse, no dejaba de sentirse frustrado o limitado por su condición, desde que había nacido siempre lo habían sobajado por ser un Omega hombre, para algunos asqueroso y otros inútil ¿Qué clase de autoestima se puede crear un niño en un ambiente tan hostil como ese?. El también hubiese deseado ser Alfa para poder hacer lo que le viniese en gana pero no, ahí estaba el con su cuerpo curvilíneo y sumamente pequeño y ese fastidioso aroma tan dulce que estaba metido dentro de el.

Que jodida su existencia.

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