-ˋˏ [08] ˎˊ
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Los preparativos estaban listos y los sirvientes caminaban de un lado a otro acomodando los detalles finales para la celebración. El gran salón se vestía de rosas azules por doquier, arreglos inmensos decoraban el hermoso lugar, un candelabro de diamantes iluminaba perfectamente las mesas con manteles blancos y una gran pista de baile lista para los invitados de la nobleza.
El anuncio del matrimonio se había retrasado varias semanas debido a responsabilidades reales y los preparativos, pero ahora, solo faltaban horas para que el compromiso real entre el príncipe Jimin y el príncipe heredero Yoongi sea oficial.
Los reyes Min habían avisado al pueblo sobre la importante noticia que darían, algo que cambiaría a ambos reinos para bien, y que esperaban estuvieran de acuerdo con ello.
Por otro lado, Jimin se encontraba ansioso, viendo cómo las reinas daban órdenes sobre la decoración y el banquete, no sabía qué hacer.
En poco tiempo estaría comprometido con el chico le gusta; ocultaba su emoción con una expresión serena, no podía dar a notar cuán feliz estaba. Jimin era consciente de que estaba mal por él ilusionarse, pues Yoongi no sentía nada más que respeto por él, pero era inevitable sentirse de esa manera.
Yoongi había cambiado de actitud hacia él y era más que bueno. El pálido había empezado a preocuparse por él y tratarlo con más simpatía. Se esforzaba por tener una buena relación con Jimin aún cuando le era difícil abrirse a los demás. Sus conversaciones no eran muy largas pero el mayor trataba de seguirle la corriente al peli-Rubio.
«—Yoongi, ¿sabías que los lobos llevan más de cien mil años viviendo en la Tierra?—informó el menor levantando su vista del libro que leía sobre lobos, estaba sentado en un gran sillón de pies cruzados cómodamente frente al mayor, quien se encontraba en su escritorio leyendo el papeleo que su padre le encargó sobre exportaciones agrícolas.
Este asintió sin levantar la vista de dichos papeles.
—Un dato muy interesante.
Jimin lo miró por unos segundos con ojos brillantes, estudiando su rostro, cosa que hizo que el mayor levantara la vista de los papeles y se encontrase con la del menor.
—¿Pasa algo?—preguntó arqueando las cejas sin quitar su vista de Jimin—. ¿Algún otro emocionante dato sobre los lobos que quieras compartir, ángel?—preguntó sarcástico con una pequeña sonrisa.
El menor negó varias veces, cortando su vista del mayor y volvió a su libro, tratando de reprimir un sonrojo que amenazaba con escapar de sus mejillas por la mirada penetrante del mayor y aquel apodo que comenzó a utilizar de la nada.»
Ángel. Jimin sonrió al recordar aquel apodo. Le gustaba mucho cuando el mayor le decía así, eran pocas las veces, pero eran suficientes para que su corazón quisiese salir de su pecho.
Sus encuentros y salidas se habían vuelto más frecuentes; era obvio que trataba de no ser el Yoongi de siempre, aunque había veces en las que no le hablaba, ya sea por la cantidad de trabajo que tenía, o cuando solo quería encerrarse en su estudio, pero Jimin entendía que había veces en las que necesitaba su espacio.
Se podría decir que se han convertido en buenos amigos. O eso cree Jimin.
—¡Jiminie!—su madre caminaba hacia él a pasos apresurados—. ¿Qué haces aquí aún? Deberías estar preparándote para la fiesta, jovencito.
—Q-quería ver cómo estaban las cosas antes de irme.
—Todo va de maravilla, cariño, ahora anda, ve a cambiarte—ordenó, tomándolo por los hombros y guiándole hacia la salida del salón—. Las doncellas te están esperando para prepararte.
Una vez fuera del salón las grandes puertas se cerraron. Jimin aún nervioso empezó a jugar con sus dedos mientras caminaba hacia su alcoba.
—¿No deberías de estar ya vestido?—Jungkook apareció frente a él portando un elegante traje azul marino con detalles dorados en algunos bordes y hombreras.
—Si...debería—murmuró.
—¿Está todo bien? No me digas que estás empezando a tener pensamientos negativos en tu hermosa cabecita, Jimin.
Jimin rió.
—No...es que estoy un poco nervioso. ¿Y si nuestros pueblos tienen una mala reacción cuando se enteren de nuestro compromiso?
—¿Y desde cuándo importa lo que ellos digan? Eres futuro Rey de dos naciones, primito. Sea lo que sea, nada cambiará en eso—. Se acercó al rubio y tomó delicadamente sus hombros haciendo que este lo mirara. —No pienses en qué podría pasar.
Eso alivió a Jimin un poco.
—Gracias, Kookie.
Jungkook le dio una sonrisa, colocando sus manos en los bolsillos de su elegante pantalón.
—No tienes que agradecer, para eso están los pri...oh ¿es ese Taehyung?
Jimin se espantó cuando su primo comenzó a caminar a pasos rápidos detrás del consejero, quien se encontraba al otro lado del pasillo con gente de la servidumbre. Sonrió cuando vio cómo Jungkook trataba de acercarse a Taehyung y este lo manoteaba para que no se acercara, se veían tan tiernos. Soltó un suspiro y continuó sus pasos hasta su alcoba.
Yoongi estaba listo. Su traje completamente negro hacía resaltar lo pálido de su piel, asi como también, los detalles dorados bordados en el cuello y los ombros, estos le daban un perfecto acople al saco. Y, para terminar, el pañuelo rojo en el bolsillo delantero daba una terminación perfecta, sin mencionar su cabellera negra bien peinada.
En esos momentos era que se preguntaba el por qué aceptó el compromiso, odiaba ser el centro de atención y odiaba las fiestas, de lo que sea, no por nada lo apodaban "el príncipe misterioso", se puede decir que tomó el ser reservado a otro nivel, lo admitía. Esperaba que esta noche acabara lo más rápido posible.
Sutiles toques en la puerta lo sacaron de sus pensamientos.
—Adelante—dijo mientras le avisaba a la doncella que se fuera.
Su consejero, Taehyung, entró seguido de la persona a la menos le gustaría ver.
Lord Jungkook.
A Yoongi no le agradaba del todo Lord Jungkook. Ese chico siempre molestaba con su alegre y energética vibra, lo mareaba y perturbaba, es por eso que siempre se alejaba de él y evitaba cualquier tipo de contacto o conversación. El menor había tratado varias veces de hablar con él pero nunca cedía. No le gustaba en absoluto. Además, siempre se paseaba a los alrededores de Jimin, eso tampoco le gustaba.
—¿Qué hace el can en celo aquí?—preguntó con burla pero sin quitar su expresión seria y serena.
Jungkook rodó los ojos apoyando su espalda en la pared al lado de la puerta del mayor.
—Solo acompaño a Taehyung, no vine porque me apetecía, y ese sobre nombre carece de originalidad, piense en uno que sí me duela—bufó cruzándose de brazos.
—Si con acompañarme se refiere a perseguirme a donde sea que vaya, invadiendo mi espacio personal e interrumpiendo mi productividad laboral, pues estoy de acuerdo, Mi Lord.
—Creo que puedo acostumbrarme al "Mi Lord" viniendo de tus preciosos labios.
—Salgan de mi habitación—. Esta situación asqueaba a Yoongi.
Taehyung suspiró y se volteó a ver al menor con una sonrisa, lo tomó delicadamente por los hombros causando que Jungkook se sorprendiera, pues Taehyung nunca lo había tocado de esa manera. Sin quitar su sonrisa, el noble consejero empezó a empujar levemente a Jungkook hasta un sofá en la esquina de la habitación, haciendo que se sentara en una de las sillas.
—Ahora, usted será un buen chico y se quedará sentado y callado, ¿bien, mi lord?—dijo mientras lo miraba fijamente. Jungkook asintió rápidamente embobado por la cercanía.
Taehyung se levantó y miró a Yoongi, este lo miraba con burla.
—Cuando tenga un perro, te llamaré para que lo entrenes.
—Agradecería que no soltara ningún comentario bufon, Majestad. Vine a decirle que ya todo está listo y solo están esperando por usted.
Yoong asintió, dándose paso al gran salón. Iba a preguntarle por Jimin pero la presencia de Lord Jungkook ahí le impidió hacerlo.
Caminaron por los grandes pasillos hasta que llegaron a las puertas de la gran sala, Jimin aún no aparecía, lo que le hizo preguntarse automáticamente por su paradero, viendo hacia los dos lados del pasillo de vez en cuando.
Últimamente se ha sentido extraño cerca de Jimin, desde las tardes juntos en el jardín, hasta su compañía mientras trabajaba en su estudio y este leía tranquilamente. En muchas ocasiones se ha encontrado a sí mismo mirando al rubio más de la cuenta; ya sean sus gestos, manías o solo verlo concentrado mientras leía en el jardín cuando practicaba.
Lo más extraño de todo es que le habían empezado a gustar esos gestos cursis que hacía, como sus pucheros cuando fallaba en sus prácticas de arco y flecha o también cuando reía y sonrojaba tanto que se tapa sus labios con su pequeña mano.
Yoongi estaba consciente de que se estaba acostumbrando a la presencia de Jimin a su alrededor llegando a sentirse más cómodo de lo normal.
Estaba confundido.
El rubio no podía gustarle, es imposible, Yoongi nunca se había enamorado antes y nunca lo hará. Él solo se casará por obligación y no más. Tal vez veía a Jimin como el hermano que nunca tuvo. Era eso ¿Verdad?
—¡Mil disculpas por la tardanza!
La suave voz de Jimin se escuchó en el pasillo. Este caminaba a pasos rápidos. Yoongi volteó y lo miró, quedando congelado en su sitio.
Jimin llevaba puesto un traje fino completamente negro con mangas largas y anchas, en donde al final se podían ver el brillo de los bordes dorados en ellas, y claro, no podía faltar la tela semi transparente que forraba sus piernas dejando ver la silueta de sus pantalones, para terminar, una pequeña cadena dorada con un diamante colgaba desde sus cabellos rubios hasta su frente. Se veía demasiado...
—Hermoso—murmuró el mayor, sintiendo su corazón latir tan fuerte que por un momento pensó que iba a salir de su pecho.
—¿Q-qué? —Jimin preguntó. Había escuchando.
Yoongi negó.
—Tu diadema, está hermosa tu diadema—carraspeó.
—Ah...gracias, fue un regalo de mi abuela.
Yoongi en su mente solo se preguntaba cómo alguien podría verse y escucharse tan hermoso y angelical. Pero ese pensamiento se vio interrumpido por Hyesun, quien apareció frente a ambos príncipes.
—¿Listos?—preguntó.
Yoongi asintió y tendió su pálida mano a Jimin, quién nervioso la tomó sonriéndole. Un tacto delicado y suave.
—¿Listo, ángel?—preguntó Yoongi con una leve sonrisa.
—S-si—respondió asintiendo.
Quedaron mirándose el uno al otro hasta que las puertas se abrieron. Los aplausos de los invitados se escuchaban, Jimin y Yoongi caminaron juntos por la larga alfombra roja, saludando a los invitados con una expresión serena. Así, llegaron hasta el final de la alfombra donde estaban los reyes y las reinas esperándolos, cada uno con una sonrisa.
—Agradecemos mucho su presencia—empezó a hablar el Rey Min Gisuk—no hay nada mejor que celebrar el compromiso de nuestros hijos y futuros reyes con los reinos amigos, nobles y familiares.
Todos aplaudieron. Jimin apretó su agarre en la mano de Yoongi. El pálido lo miró y se acercó a su odio.
—¿Nervioso?—preguntó haciendo que Jimin se sorprendiera un poco.
—Un poco...algunos me miran con muecas en sus rostros—respondió mirando hacia el suelo nervioso.
Yoongi miró a las personas y en efecto, todos los ojos estaban en Jimin, algunos sonrientes y otros con miradas juzgadas mientras susurraban. Miró a Jimin y este tenía su ceño fruncido levemente, como si fuese a llorar, eso hizo que se preocupara.
—Hey—llamó. Jimin lo miró con ojos cristalinos —Yo creo que ellos están celosos porque no se ven tan bien como te ves tú, digo, estás más que hermoso—le sonrió suavemente y apretó leve su agarre en sus manos—. Si te sientes incómodo solo aprieta mi mano y nos iremos de aquí rápidamente.
Jimin sonrió aún con ojos brillosos y asintió.
—Y sin más que decir, daremos por empezado esta fiesta de compromiso, regocíjense, beban y coman en muestra de celebración—. Finaliza el Rey Min.
La fiesta continuó con música folclórica por toda la sala. Las personas con sus respectivas parejas bailaban animados. Era una alegre fiesta, todos bailaban, cantaban y tomaban en celebración a los futuros reyes.
Jimin y Yoongi estaban sentados en su mesa correspondiente. Ninguno de los dos sabía qué decir o hacer, el ambiente se había puesto un poco incómodo. Personas se acercaban a ellos para felicitarlos y ellos solo respondían cortésmente a las felicitaciones.
Yoongi miró a Jimin, este se encontraba un poco tenso, pues algunas miradas aún no se iban de él y eso el pálido lo había notado. Chicas más jóvenes murmuraban y reían mientras daban –no tan– sutiles miradas a Jimin.
—¿Estás bien?—preguntó Yoongi, al volver a ver el mismo ceño fruncido de antes.
Jimin lo miró por un rato y luego asintió.
—Si, lo estoy —sonrió tiernamente.
El silencio volvió a reinar entre ellos y Yoongi carraspeó. Iba a decir algo pero una figura frente a ellos interrumpió. El pálido volteo a verlo y se puso de pie para saludar al señor de cabellos canosos con respeto.
—Majestad Min, mis más sinceras felicitaciones por su compromiso—dijo sonriente tendiendo su mano a Yoongi, quien no dudó en darle un fuerte apretón amistoso.
—Muchas gracias, sargento Jung, agradezco su presencia, no la esperaba a juzgar por su apretada agenda en el ejército, ¿cómo va el entrenamiento a soldados?
El sargento miró a Jimin y le dio una reverencia.
—¿Me permite robarme un poco de tiempo con su prometido, alteza?
Jimin lo miró apenado, la verdad no quería quedarse solo pero tampoco quería que Yoongi se enoje por quitarle una conversación importante, así que asintió.
—Claro, por supuesto.
Los dos se alejaron unos pasos lejos de los demás invitados, pero aún podía ver al mayor, eso lo tranquilizaba un poco.
Segundos después de que el mayor se fuera, pudo ver cómo el grupo de chicas anteriormente mencionado se acercaban a él, cosa que lo preocupó.
—Majestad, es un placer conocerlo—habló una de las chicas con una sonrisa burlona.
—G-gracias—dijo Jimin con una sonrisa incómoda.
—¿Podemos?—preguntó una de ellas señalando la silla al lado del rubio, pero estas no esperaron respuesta, simplemente optaron por sentarse.
—Y cuéntenos, alteza, ¿cómo le hizo para tener a Majestad Min?
—Si, ¿cómo? Pues pensábamos que el príncipe tenía...mejores gustos, no sabíamos que le gustaran los chicos —siguió otra de ellas.
—Seguro está con él porque se viste como chica y parece una, ¿verdad alteza?—preguntó la primera. No le daban tiempo a responder.
Jimin se sentía atacado, por lo que apretaba sus dedos con nerviosismo, buscando que la mirada de Yoongi se posara en la suya, pero no parecía ser el caso.
—B-bueno...—trató de responder.
—B-bueno—imitó una de ellas haciendo que todas se rían.
La primera de ellas le dió una mirada dura.
—Hasta actúa tímido como una, que buena actuación, alteza—dijo con sarcasmo—, pero todos sabemos que nuestro príncipe no estaría con alguien como usted...por Dios, sus estándares son más altos, sólo mírese. Se ve patético fingiendo ser alguien que no es, me da asco.
—Basta...eso no es...
Las chicas empezaron a reír. Jimin hizo una mueca con sus ojos ya empapados por las lágrimas. Miraba a todos lados en busca de Yoongi, necesitaba irse de ahí.
—Está llorando—se burló una de ellas con fingida tristeza. Las chicas rieron.
—¿Se puede saber qué está pasando aquí?
Las risas pararon. Yoongi se encontraba mirándolas con la mandíbula apretada en enojo.
—Estábamos... felicitando a su alteza por su compromiso con usted, majestad—dijo la chica nerviosa.
—Largo y agradezcan que no las estoy escoltando con guardias afuera de mi maldito castillo—les dio una mirada oscura.
Las chicas se fueron rápidamente de la mesa. El mayor se acercó a Jimin, este estaba con la mirada baja, llorando. Yoongi suspiró aún enojado y se sentó frente a Jimin.
—Jimin...
Iba a decir algo pero el menor tomó rápidamente su mano y la apretó varias veces, aún sin mirarlo. Yoongi entendió el mensaje inmediatamente, y aún tomando su mano, lo llevó fuera del salón, ignorando los llamados de sus madres y asistentes.
Caminaron por todo el jardín hasta llegar a la gran fuente, ahora iluminada por tenues luces cálidas, el sonido del agua caer calmaba al menor.
Yoongi no sabía qué hacer, Jimin estaba llorando. Sus reflejos actuaron por sí solos, delicadamente tomó su mentón e hizo que el menor lo mirara y limpió sus lágrimas suavemente con Jimin aún respirando irregularmente.
Había veces en las que Jimin odiaba ser tan sensible. Desearía ser fuerte como Yoongi, pero no podía.
—¿Qué te dijeron?—preguntó el mayor luego de limpiar sus lágrimas.
Jimin negó indispuesto a decir algo y se lanzó a los brazos del mayor apoyándose en su pecho, buscando comfort. Yoongi segundos después correspondió con un poco de incomodidad, pues nunca había dado abrazos antes.
Se quedaron así unos minutos hasta que Jimin se relajó. Se separaron y Yoongi lo guió hasta sentarse en el borde de la fuente junto a él.
—Necesito resolver esto, ¿Qué te dijeron, Jimin?
—Cosas feas—murmuró no queriendo decir más—. No quiero hablar de eso.
Yoongi suspiró sin saber qué hacer.
—Escucha esto porque lo diré una sola vez—empezó a decir el mayor con notable apuro. Jimin lo miró confundido—. De todos aquellos en la fiesta...tu eres el más hermoso, no permitiré que opiniones irrelevantes de simples lacayos te hagan sentir inferior. Tu serás mi rey y haré que cualquier persona que trate de pasar sobre ti las pague con creces.
Jimin se paralizó, sus ojos amenazaban con volverse cristal nuevamente, pero reprimió aquello. Se sentía conmovido, nunca, nadie estaba dispuesto a defenderlo de esa manera. Y tal vez, sea porque no lo necesitaba en su momento, pero ahí estaba Yoongi, haciendo lo mismo que hace diez años atrás, aquello que hizo que el menor sintiera cosas por él.
—¿Hablas enserio, Yoongi?—murmuró con un sonrojo.
—Nunca había hablado tan enserio en mi vida—lo miró serio—, no me importa convertirme en un rey despiadado, quemaría cualquier aldea y decapitaria miles de cabezas, solo para protegerte, ángel.
Jimin sonrió mordiendo sus labios para evitar que una carcajada saliera, cosa que no funcionó. Soltó una pequeña risa mientras jugaba con el agua.
—¿Por qué ríes?—preguntó el mayor extraño.
—Nada, es solo... —Suspiró— es solo que es un poco exagerado, pero gracias, Yoongi.
El mayor sonrió. No mentía, Yoongi era capaz de eso y más por Jimin, recién se dio cuenta de ello.
—Solo digo la verdad.
Se quedaron en silencio por unos minutos, minutos en los que el mayor recordó la pequeña caja que su madre le había dado. Entró su mano en su bolsillo derecho y la encontró, miró a Jimin pensando en si debería hacerlo o no. Al diablo todo, lo haría. Al menos para hacer sentir bien a Jimin.
Se puso de pie y segundos después se arrodilló frente a Jimin, este mirándolo confundido.
—¿Qué haces?
—Bueno, se supone que debería de dártelo en la celebración pero no me gustaría hacer esto delante de tantas personas así que lo haré aquí— el menor frunció el ceño sin entender nada pero cuando Yoongi sacó una pequeña caja de terciopelo negra con detalles en oro encima. Estaba un poco nervioso.
—¿Q-qué estás haciendo?—murmuró negando.
Yoongi abrió la caja dejando ver en ella un anillo de oro con pequeños diamantes incrustados y en medio un gigantesco diamante esmeralda formando un delicado patrón.
—Es tu anillo de compromiso...mierda, olvidé lo más importante.
Jimin rió.
—No digas groserias.
—Al Diablo con eso, sólo déjame ponerte el anillo y le dirás a mamá que te lo propuse—dijo el mayor con notorio nerviosismo.
El rubio soltó una pequeña carcajada.
—Pídemelo o no aceptaré el anillo.
—El ángel se ha vuelto demonio—dijo Yoongi sonriendo.
Jimin rió y asintió.
—Bien...¿Me concederías el honor de casarte conmigo, ángel?
—Sería un placer casarme contigo, Min Yoongi.
Yoongi sonrió tomando su mano y le colocó el anillo con delicadeza. Miró a Jimin y este le sonrió.
—Oficialmente, estamos atados a un compromiso arreglado.
Jimin sonrió ocultando su tristeza mientras miraba el anillo, aquel anillo que los unía en un compromiso arreglado.
Esa no es forma de darle un anillo al amor de tu vida Yoongi 😤
¿Qué tal va todo hasta ahora? ¿Les está gustando? :')
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