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Estaba a punto de tomar un vuelo a Los Ángeles, sin embargo, aún no abordaba el avión por una razón, aquella pequeña persona a lado suyo que se encontraba sujetando su mano con fuerza.

[...] Esperaba a su consejero, quien llegaría con su boleto de vuelo, debió viajar hace dos días, sin embargo, tuvo problemas de los cuales debía encargarse antes del viaje.

Impaciente golpeaba el piso con la suela de sus caros zapatos negros, el alfa tenía que tomar el vuelo ya, de lo contrario perjudicaría los proyectos que tenía con todo su equipo de trabajo -aunque ellos habían dicho que no había problema alguno y que se tomara su tiempo, el alfa no aceptó- Otro problema eran los nervios que te tenía, aunque la suerte estaba de su lado, era un milagro que nadie en el aeropuerto lo reconociera y estaba agradecido por eso. Observando distraídamente su teléfono sintió como su saco era levemente tirado.

Consternado por la intromisión dirigió su mirada hacia su lado derecho logrando visualizar a una pequeña de cabellos castaños recogido en dos tiernas colitas a cada lado, estaba con los ojos rojos e hinchados, además de que sus mejillas regordetas se encontraban empapadas debido a las lágrimas que soltaba. Imagen que golpeó su suave corazón.

-¿Qué pasó pequeña? -preguntó el alfa colocándose de cuclillas- ¿Por qué lloras? Las niñas lindas como tú no deberían de llorar. -preguntó suave, mientras buscaba el pañuelo que siempre llevaba en el bolsillo derecho de su pantalón.

-Y-yo... Y-yo -musitó sin embargo no articuló nada más debido a que su llanto se intensificó, se podía percibir un tenue aroma agrio.

-Shhhh... Tranquila, respira lento -habló limpiando delicadamente sus mejillas con su pañuelo. -Cálmate, así me dices que pasa.

-Y-yo me perdí -sorbió su pequeña nariz- no sé dónde está mi mamá. -dijo para finalmente volver a soltar gruesas lágrimas las cuales resbalaban por sus mejillas rosadas.

-La encontraremos, pero para eso necesito que dejes de llorar preciosa -sonrió- de lo contrario yo también lloraré.

-Gracias Príncipe Yoongi- pronunció mientras limpiaba sus mejillas con el dorso de su mano.

-Ohh... tú me reconocistes -dijo sonriente.

-Sip, siempre lo veo en los periódicos que papá lee, es un gusto conocerlo Príncipe ¿su amigo el señor Jung Hoseok también se encuentra aquí? -preguntó con los ojos brillantes.

-Hoseok-ah está en Estados Unidos.

-¡Genial! Yo también viajaré a ese lugar -dió un salto en su lugar.

-Eres tan tierna -mencionó el pelinegro- ahora... Tenemos que encontrar a tu madre pequeña. ¿Cómo te llamas preciosa?

-Sunny, Park Sunny-dio una reverencia. [...]

Se encontraba a lado de un oficial del aeropuerto, su consejero había llegado minutos atrás con su ticket de viaje, desconcertado, no esperaba encontrar a su Majestad el príncipe a lado de una niña que no conocía.

-Majestad, ya he comunicado el incidente-anunció- ¿Su Majestad desea algo más?

-Shtt...te dije que no me llamaras así -palmeó su hombro- ¿Pequeña quieres algo? ¿Una galleta, un jugo, algo? -preguntó dirigiéndose a Sunny.

-Yo... Príncipe Yoongi, quisiera una galleta de chocolate ¿puedo? -preguntó jugando con los dedos de sus pequeñas manos.

-Claro -sonrió a la pequeña- Señor Yang, unas galletas de chocolate, el paquete más grande que vendan. -observó a su consejero alejarse -Ya lo traerán-revolvió su cabello- ¿Cómo se llama tu madre?

-Kang Yoora, majestad.

-Eres tan tierna -sonrió- pero no me digas majestad, es un secreto -susurró.

-Entonces... ¿cómo debería de llamarlo?

-Hmmm... que tal hermano ehhh -sonrío mostrando su sonrisa de goma- siempre quise una hermana menor.

-¿Estaría correcto llamarlo así? -jugó con sus pies- yo también quiero un hermano mayor.

-Desde ahora serás mi hermana menor -la sujetó de las axilas u la cargó.

-¡Hey, tú! -gritó un joven de cabellos rubios, parecía enojado- ¡¿Quién te crees para cargarla así ehh? -lo apunto con un dedo mientras quitaba a la pequeña de los brazos de otro.

-Tranquilo Mimi, el sólo me ayudaba. -intentó tranquilizar la pequeña.

-Cómo se atreve a hablarle así a su Majestad el Príncipe -habló el Señor Yang que se acercaba con un enorme paquete de galletas de chocolate.

-¿Príncipe? -articuló confundido- Pero ¿Qué haría el príncipe heredero en un aeropuerto, debe de tener aviones privados para él, no es así? -se cruzó de brazos.

-¡Mimi! -gritó la pequeña- ¡No digas eso! -regañó- Discúlpelo oppa, a veces creo que le falta un tornillo en la cabeza.

-Usted debe ser el papá de Sunny ¿verdad? -habló Yoongi- Pido disculpas si he causado algún malentendido- se disculpó mientras se quitaba lentamente el gorro que traía puesto.

La vista del rubio quedó clavada en aquel alfa pelinegro que sólo podía ver en revistas. Por otro lado los que estaban alrededor presenciando la graciosa situación abrieron los ojos sorprendidos mientras hacían una reverncia, no era común tener la presencia del príncipe en un aeropuerto ya que comúnmente la familia real viajaba con aviones privados que tenían a su disposición las 24 horas.

-Alteza, yo lo siento -se disculpó el omega, luego de salir del pequeño trance en el que su lobo sólo intentaba captar un pequeño indicio del olor del alfa- lamento haber sido tan maleducado con usted.

Hizo una reverencia con las mejillas y orejas de un fuerte tono color rosa casi pasando al rojo, el rubio quería que la tierra bajos sus pies se abriera y se lo tragara. Tal ofensa no sólo iba con el príncipe heredero, sino que también con toda la familia real.

-No te preocupes, es comprensible que un padre se asuste al ver a su pequeña hija en brazos de un desconocido, ¿cuál es tu nombre? -preguntó amablemente, Yoongi estaba perdido en el tenue aroma a melocotones que brotaba del rubio.

-Park Jimin, Majestad. -habló- y-yo...yo no soy padre de Sunny, majestad. Soy su tío.

El lobo del pelinegro levantó las orejas interesado. La razón. Él tampoco sabe la razón. Bueno, tal vez tenga una pequeña idea.

-Gracias por ayudarme oppa. -agradeció Sunny- Mimi vamos, mamá debe estar preocupada y molesta.

-Ehh...si -reaccionó el rubio- fue un gusto conocerlo Majestad -hizo una reverencia- Lamento haberlo ofendido.

-No hay problema Señor Park -mostró una pequeña sonrisa de labios cerrados -Hasta luego pequeña, saludas a tu madre de mi parte.

-Gracias por cuidar de mi.

-Señorita sus galletas -el señor Yang entregó el paquete de galletas.

-Gracias señor, gracias oppa -sonrió mientras recibía el enorme paquete de galletas de chocolate, ¡Esa bolsa duraría mucho tiempo!

-Vamos Sunny -el rubió tomo de la mano a la pequeña, dio finalmente una reverencia y se fue rápidamente. Mientras más rápido se iba menos sería su vergüenza.

El pelinegro sólo atinó a seguir con su mirada a aquel omega de mejillas rosas y delicioso aroma, sentía ronronear a su lobo. ¡Y el no era un gato! También sintió a su corazón golpear su pecho cuando finalmente la silueta de aquel rubio ya no estaba al alcance de sus ojos.

Suspiró.

-Majestad. ¿Se encuentra usted bien? -preguntó el beta.

-Si, ¿podría pedirle un favor? -preguntó con los ojos brillantes.

-Estoy para servirle -Yang sonrío.

-Quiero que investigues todo sobre Park Jimin -hablo serio.

-¿Piensa tomar medidas contra el comportamiento del joven?

-No, por el momento sólo quiero que hagas lo que te pido, por favor.

-Está bien -suspiró- lo que Su Alteza desee, Majestad ¿me permite darle un consejo? -preguntó.

-Adelante Señor Yang.

-El sentir atracción por alguien no está mal, pero por favor piense en lo que su padre el rey pensaría ante tal situación, tal vez usted no esté enamorado de la señorita Kim y no la vea como su omega, sin embargo usted ya está comprometido. -expresó.

-Atracción-susurró- Creo que no lo estoy Señor Yang, qué cosas dice -soltó una pequeña carcajada -sólo mi lobo está actuando raro -susurró para sí mientras colocaba una de sus manos en su pecho exactamente a la altura del corazón quien latía fuerte. -o quizás lo encontré-sonrió de lado.

-Es hora de su vuelo alteza -dijo cuando llegaron al lugar donde debería de abordar.

-Estaré en contacto con usted señor Yang. -abordó el avión- Hasta el lunes.

[...]

-Sunny qué te dije sobre alejarse de mamá -regañó la castaña- tu madre pudo haber perdido el vuelo Sunny.

-Lo siento Mimi, sólo me distraje un segundo y cuando volteé para seguir ya no estaban ninguna de ustedes -hizo un puchero.

-Tu madre realmente esta muy preocupada, casi se pone a llorar cuando le dije que no te encontraba por ninguna parte -tomo en sus brazos a la pequeña.

-Pero lo bueno es que oppa me ayudo -sonrió.

-Ni me lo recuerdes, puedo ir a prisión o hasta pueden cortarme la cabeza por tener la boca tan grande, que vergüenza. -se alteró- Por cierto ¿cómo te encontraste con el príncipe y por qué lo llamas hermano con tanta confianza?

-Oppa dijo que le podía llamar de esa forma y me lo encontré por el fue a quien pedí ayuda, fue muy amable conmigo. ¡Y es más lindo en persona que en las fotos de las revistas que te gusta guardar! -exclamó alzando los brazos al aire- fuiste muy grosera con él Mimi. Y así dices que te gusta.

-¡Ihhh! -chilló- Ya lo sé, pero me alteré cuando te vi en sus brazos, ¡estaba todo cubierto! Dime qué hubiera pasado si no hubiera sido Su Majestad el Príncipe. -se estremeció- no quiero ni imaginarlo.

Caminaron un poco más, hasta la sala de espera donde Kang Yoora las esperaba sintiendo que en algún momento el corazón se le saldría por la boca.

-¡Mamá! -gritó la pequeña que inmediatamente corrió a los brazos de su madre- Perdón mamá no quería causarte problemas -hipó.

-Tranquila cariño, ya todo está bien. -besó su frente- y dime ¿quién te encontró?

-¡El Príncipe me ayudo! ¡Y me compró un enorme paquete de galletas! -mostró contenta la enorme bolsa.

-El... ¿El Príncipe? -preguntó aturdida.

-Si mamá -asintió- Mimi fue muy malo con él mamá. -la mirada de Yoora recayó en la castaña.

-No fue a propósito -se defendió- no sabía que era él, además ¿qué hacía un miembro de la familia real en una aeropuerto común y corriente? -refunfuñó cruzándose de brazos.

-Ya, lo bueno es que Mimi se disculpó, y oppa la perdonó -habló desinteresada mientras abría su enorme paquete de galletas.

-¿O-oppa? -Yoora entendía cada vez menos.

-Después te lo explico-habló Jimin- por ahora prepárate pronto será hora del vuelo. Tranquila, sé que todo saldrá bien, Sunny es una pequeña muy fuerte.

-Gracias, si no hubiera sido por ti no hubiera podido juntar el dinero suficiente para poder pagar la cirugía de Sunny. Eres el mejor cuñado que pude tener.

-Y el único, por cierto -guiñó el ojo - La pequeña Sunny estará mejor cuando regresé y al fin podremos subir a los juegos extremos.

-Ya, aún es muy pequeña para esos juegos -golpeó su hombro- por cierto ayer... Ese alfa apareció por la casa, no quería decir nada frente a tu hermano, quizás y sacaba la escopeta.

Kim JeongIn, alfa, ex novio del rubio, habían terminado hace un mes pero al parecer al alfa le entraba por una oreja y se le salía por la otra. Iba a su casa todos los días a pedir disculpas. No entendía, jimin no lo iba a perdonar, que lo engañara le hizo daño a su lobo, rompió la confianza que habían tenido por 3 años.

-Sigue fastidiándome el día -bufó- ya me cansé de que venga todos los días a pedirme perdón.

-Tal vez deberías de hablar una última vez con ese alfa de pacotilla y dejarle muy en claro que no lo quieres ver ni en pintura.

-Ya, trataré de hablar, pero necesito tiempo. No quiero que intente usar su voz de mando como la otra vez.

-Los jóvenes de hoy en día -suspiró- no sé que tienen en la cabeza.

-Tsss... ya te escuchas como mamá, a tu querido esposo le gustaría escuchar lo que dices -se carcajeó.

-No te burles de mi insolente, no te haré las galletas esas que te gustan por dos años. O mejor, no te los haré hasta el día que te cases.

-Ya, lo siento. Quítame el peluche de unicornio, pero no me quites las galletas que sin eso no puedo vivir -exclamó disgustado.

-¿Por qué eres tan tierno? Ehhh

-Uhhh... es hora de su viaje -habló- Estaré llamando todos los días, Sunny ¡Fighting!

-¡¡Fighting!! -exclamó la pequeña.

-Se obediente con mamá, y no vuelvas a perderte -abrazó a la castañita. -Ya váyanse o lloraré -hizo un puchero.

-Esperaré tus llamadas -Yoora se despidió.

Jimin se quedó viendo como el cuerpo de su cuñada y sobrina desaparecía tras la puerta. Rogaba que todo saliera bien en la cirugía que tendría la castañita. Girando sobre sus talones dispuesta a irse, pero casi se va de bruces al suelo, perdió el color y abrió los ojos desmesuradamente. La vida quería hacerle pagar por todo lo malo que había hecho, pero no tenía la culpa de comerse las galletas de su cuñada a escondidas. Diviso al príncipe que hace minutos atrás había insultado.

-ME CORTARÁN LA CABEZA, ME CORTARÁN LA CABEZA -habló alejándose rápidamente del lugar.

Logrando ocultarse tras una columna realmente gruesa, observó el escenario. Rogaba, suplicaba que no lo vieran, no quería ir a prisión o aún peor, no quería que le cortaran la cabeza. ¿Siquiera eso era posible? No lo sabía, de todos modos, no quería correr el riesgo.

-Perdón por haber comido las galletas y haber culpado a mi hermano causando así que durmiera en el sillón -rogaba juntando las manos.

Recuerda bien ese día, su cuñada había horneado muchas galletas para llevárselas a su suegra, pero a Jimin le había picado un diablillo y tomó gran parte de las galletas aprovechando que su cuñada había ido a cambiarse, tiempo que el omega aprovechó para llevarse las galletas a su habitación y para así comérselas. Su hermano minutos después había llegado y en medio de la desesperación cuando su cuñada preguntó que quién se había comido las galletas, no dudó en echarle la culpa a su pobre hermano. Consiguiendo así a su cuñada furiosa y a su hermano durmiendo en el sofá por una semana.

-Lamento mucho habérmelas comido -habló- prometo no hacerlo de nuevo.

Observó nuevamente al príncipe quien hablaba animadamente con su consejero, posiblemente planeando cómo le cortarían la cabeza, con un escalofrío recorriéndole la espina dorsal decidió alejarse de aquel lugar. Respiró profundo y se preparó mentalmente para salir de su escondite con dirección a muy muy lejos de ahí, con su corazón palpitando fuertemente por la adrenalina que causó esa situación de "riesgo" caminó apresuradamente.

-Espero no volver a encontrarme nunca más con usted Príncipe -susurró mientras salía por las puertas del aeropuerto.

Sin notar que un pelinegro logró percibir su aroma a melocotones dirigiendo así su mirada al pequeño rubio que salía por las puertas del aeropuerto.

Hola espero puedan disfrutar de éste nuevo proyecto. Nos leemos pronto.

Please, si encuentran algun mal uso del pronombre me avisan. Esto estaba escrito antes con los pronombres she/her debido a que no iba a ser una fanfic Yoonmin.

Dato: Los lirios eran/son el símbolo de la realeza francesa, conocida como la Flor de Lis.

Me encantan los lirios y los tulipanes.



juggmexx

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