Capítulo 6
Me muevo rápidamente antes de que la espada atraviese mi hombro, ruedo un poco y me levanto de un salto para luego erguir la espada hacia mi contrincante. Este se mueve hacia atrás pero soy más veloz y vuelvo a moverla con la diestra para golpear su costado.
—Ha ganado el señor Do — anuncia el profesor terminando el encuentro.
—Eres muy bueno como siempre, Kyungsoo — me da la mano mi contrincante y sonrío.
—Supongo que sí — respondo apretando la mano del prefecto.
—Deja de ser tan modesto.
—Yo pienso que usted es mejor, Xiao — niega con la cabeza.
—Luhan, soy Luhan no Xiao y mucho menos usted — río ligeramente, molestar a Luhan es divertido de cierta forma.
—Claro, claro — entrecierra los ojos.
—A veces creo que sólo me molestas — trato de no reírme y mejor me muevo hacia la banca donde está Baekhyun esperando.
— ¿No practicarás? — él niega y levanta una pistola que me sorprende.
—He decido que mejor usaré un revólver — resoplo ante eso — ya sé, ya sé, he cambiado de arma miles de veces pero creo que este es el bueno
—Cuando suene el gatillo saldrás huyendo como la princesa que eres — aseguro sentándome a su lado.
—Oh vamos, no creo que eso pase — mira el arma que tiene en las manos — ¿suena muy fuerte? — Asiento y la deja a un lado con cierto desprecio — seguiré buscando — río ante su comentario.
—En serio Baekhyun, no puedo creer que hayas dejado el arco y la flecha alegando que no era tan masculino, eres bueno en eso así que mejor vuelve a usarlo — suspira.
—Creo que tienes razón, sólo que quisiera ser bueno en todo como tú
—No soy bueno en todo — hago una mueca — no se me da muy bien — lo pienso un poco pero no encuentro algo y no es narcisismo.
—Cocinas, cantas, tocas el piano, eres fuerte, peleas bien — va contando todo con los dedos de su mano derecha — eres lindo, un príncipe ¿Quién no te querría?
—Primero, te recuerdo que tú también cantas y tocas el piano, segundo, no soy un príncipe y menos soy lindo — resopla fuertemente.
—Sólo falta que seas prefecto.
—Ya lo es, Luhan y pronto me graduaré.
—Zen debe estar enamorada de ti.
—Tengo mal carácter, soy arisco — intento agregar para callarle ya.
—Tal vez pero cuando te ganan eres un pan de dios, además eres arisco pero gracioso.
—Tú también eres gracioso y mejor vamos a clases que esta plática sólo me hace sentir como una chica animando a su amiga cuando la deja el novio — ríe y se levanta conmigo para irnos.
***
—Creo que ya es hora de que sea llevada su ceremonia de alianza — nos dice de repente el padre Kim
— ¿Qué? ¿No habrá una prueba antes? — él niega.
—Tú sangre es compatible con cualquier vampiro, señor Do — responde. Debí imaginarme tal cosa, me doy un golpe mental.
—Es grandioso, necesito regresar a Rusia, extraño mi hogar — dice Zen a mi lado.
Caigo en cuenta de eso también, viviré en Rusia luego. El padre Kim se va dejándome a sola con ella.
—Creo que te gustará Rusia, es muy frío en invierno pero de ahí es un lugar agradable — asiento ligeramente.
Mi destino está siendo sellado de manera muy rápida o quizá apenas me doy cuenta de ello. Hay muchas otras cosas que quisiera hacer antes de que todo ello pase aunque no hay mucho que hacer, no es como si tuviera una familia de la cual despedirme con tristeza, sólo posiblemente Baekhyun. Veo a Zen quien me ve esperando algo, hay otra cosa que jamás le he preguntado así que decido hacerlo de una vez.
— ¿Quién es tu prometido? ¿Cuándo deberás casarte? — parece algo impresionada por la pregunta aunque contesta con tranquilidad.
—Se llama Park Chanyeol, es el príncipe del fuego y me casaré en cuatro años más cuando ambos entremos en la fase adulta
Aquel nombre resuena en mi cabeza y por algún extraño motivo quiero arrancar la cabeza de ese vampiro. Escondo mis repentinos celos, lo mejor es preocuparme por lo que me espera y no por el prometido de mi futura vampiresa.
***
Si hay algo que me sorprende de la realeza es su rapidez para hacer las cosas. Fue cuestión de dos días para que todo estuviera hecho y que la ceremonia se llevara a cabo. Me encontraba más nervioso de lo que parecía, Baekhyun estaba conmigo cuando me preparaban para la ceremonia que se hacía a medianoche.
—Te ves bien — dijo de repente él.
Me miré en el espejo, llevaba un frac blanco, impecable sólo que tenía diferentes grabados de la antigua lengua vampírica en él. Muchas cosas cambiarían y no sabía si estaba preparado para ello.
— ¿Y si todo sale mal luego? — pregunto a Baekhyun.
— ¿Qué podría salir mal? Digo, si no se llevan bien sólo dejarás que pruebe tu sangre cada ciertos días y ya — niego con la cabeza.
—Eso no es lo peor que puede pasar Baekhyun, podría enamorarme de ella — resuelvo con temor. Ladea la cabeza pensándolo bien.
— ¿Y?
—Y la veré tener hijos de otro hombre.
—Vampiro y te recuerdo que tú también deberás hacerlo — me muerdo el labio, tiene razón pero aun así...
—Es la hora — anuncia el padre Kim de repente.
Baekhyun no me puede acompañar porque todavía es un novicio así que se despide de mí con un corto abrazo y lo veo partir. Muchos dicen que les gustaría ser yo pero lo que quiero realmente es ser como mi amigo. Sigo al padre Kim hasta donde se encuentra la pila bautismal de la iglesia, ahí se llevará a cabo todo.
No tardo mucho ahí cuando llega Zen. Un gran velo negro cubre su rostro aunque puedo distinguir su peculiar cabello, camina con cierta lentitud que no me parece desesperante porque el tiempo se ha detenido para que la pueda apreciar. Es hermosa, es lo único que puedo pensar en este momento.
Llega hasta mí arrastrando el vestido de gaza que su delgado cuerpo luce, se ve frágil como una muñeca de porcelana. Me tiende ambas manos para que las tome y lo hago.
—Es hora de comenzar — empieza a decir el padre Kim que se ha puesto a un lado de nosotros para llevar a cabo la ceremonia — el día de hoy nace una nueva alianza, entre el último descendiente de los mellizos Do y la princesa Zenochka, la sangre los unirá en un lanzo más íntimo e irrompible que el de un matrimonio, serán uno solo en sangre — le tiende una daga de plata a Zen quien la toma sin dudar.
Deja al descubierto su brazo derecho, en su muñeca hace un ligero corte dejando fluir la sangre que deja caer en la pila bautismal. En seguida el agua bendita comienza a burbujear como si estuviera hirviendo, la miro con atención puesto que me sorprende la reacción, debe ser por la sangre de demonio. Me tiende la daga de repente, mientras la tomo nuestras miradas se cruzan, tiene sus ojos bien fijos en mí. No necesito que me expliquen para saber lo que debo hacer, descubro mi muñeca izquierda, respiro antes de realizar el corte y luego...ya está, nuestra sangre se une en la pila. Deja de hervir, ahora está tranquila, el padre Kim me da una venda para cubrir mi herida, es cuando me doy cuenta que los ojos de Zen están rojos y que su herida ha desaparecido.
Luego regresa con un cáliz dorado que hunde en nuestra sangre para luego sacarlo con cuidado de no tocar la sangre que chorrea de él. Lo cubre con un trapo blanco que ligeramente se mancha de sangre y se quema un poco.
— ¿Están dispuestos a tomar de su unión? — pregunta de repente.
—Lo estamos — decimos ambos sin titubear o quitarnos la mirada del otro.
—Que esta unión no sea rota por nadie — declara tendiéndole el cáliz a Zen.
Ella bebe primero con decisión pero a media que toma su rostro se contrae. Deja de beber para comenzar a toser fuertemente, se agarra el cuello como si le estuvieran ahorcando.
— ¿Estás bien? — pregunto, sin embargo ella no me contesta, simplemente me tiende la copa que yo tomo.
Debo beberla, siento desconfianza aunque termino bebiéndola luego de ver que el padre Kim parece impaciente. Cuando pasa por mi garganta quiero escupirla, quema toda mi boca a su paso y tiene un sabor tan amargo que se me seca la boca de inmediato. Un dolor surge de repente en mi cuello que se extiende por todo mi cuerpo, a duras penas puedo tenderle la copa al padre Kim quien la toma con cuidado.
Enfrente de mí está Zen que lucha con su propio dolor, sus venas se han resaltado en su cuello y gracias a su pálida piel se aprecia mejor, se rasca el cuello intentando acabar con el sufrimiento. Yo de mientras siento que me han arrojado a una hoguera porque el calor que tengo es inexplicable, todo se remueve dentro buscando una salida. Algo ha sido despertado.
El dolor me ahoga por completo, llevándome a algún sitio que desconozco, sólo hay sufrimiento. Aprieto los ojos con fuerza así como muerdo mi lengua hasta que me saco sangre, sin embargo ese dolor no se compara a lo que mi cuerpo experimenta. Estoy siendo quebrado desde dentro y luego reparado de la manera más cruel.
Abro los ojos y Zen ha dejado de removerse tanto, se está viendo las manos y cuando alza la vista me encuentro con sus ojos rojos y sus colmillos listos para hundirse en mí. Se acerca a mí, yo ya estoy de rodillas en el suelo, sigo temblando del dolor como si algo me poseyera, por unos minutos pienso que así es. Toma mi cuello con delicadeza, acaricia un poco y luego se agacha.
—Haré que dejes de sufrir — advierte antes de pasar hacia mi cuello.
Observo su costado cuando se hunde en el hueco de mi cuello, siento su respiración rozándome, lame un poco y luego hunde sus colmillos. La sensación de alivio se extiende por todo mi cuerpo alejando la de dolor, es como subir al cielo, suelto varios gemidos de placer, me ha dejado de importar si los presentes escuchan. Aprieto los ojos porque algo dentro de mí termina de hacer click.
Pasan unos segundos y luego ella sale de mí, se endereza pasando sus dedos por mi mentón, me ve con los ojos algo entrecerrados y mirada altanera.
—Has renacido Kyungsoo — sonríe con sus labios ensangrentados — ahora tenemos los mismos ojos.
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