VI. Memento Mori¹.
Demasiadas interrogantes sin respuesta quedan en este caso.
Apenas hemos visto la superficie del mar de engaño que entraña esta trama.
Aún tengo el teléfono de la chica, olvidé devolvérselo. Perfecto, lo utilizaré.
Me quito la chaqueta y remango mi camisa.
Es hora de buscar evidencias en la escena del crimen.
Me adentro en la habitación donde sucedieron los hechos con la intención de encontrar algún factor que dislumbre la verdad.
La habitación era bastante elegante. Paredes de un puro color blanco combinan en armonía y contraste con las sábanas cortinas y cogines.
Utilizando la cámara del celular tomo algunas fotografías del lugar. Es imperante que no mueva nada hasta tener todo fotografiado para los forenses del cuerpo de policía.
Comenzando la pesquisa del lugar me percato de un rastro de gotas de sangre que se traza desde la ventana rota hasta la cama donde se encontraba la víctima.
La habitación se encuentra perfectamente acomodada. Mantiene la elegancia del hotel a pesar de haberse convertido en el lienzo de semejante obra de maldad.
Ante tanta organización me siento inquietado por la falta de un objeto que rompía con la armonía visual de la habitación.
En cada habitación de este piso se encontraba un pequeño sofá al lado de la puerta y sobre este se mostraban 3 pequeños cojines. Sin embargo en la habitación faltaba uno de estos.
Me desplazo lentamente por la habitación observando cada detalle mientras me acerco al cadáver.
Con suavidad lo agarro y volteo con la finalidad de encontrar la herida que le causó la muerte.
Al tornarlo sobre su frente se hace visible un agujero de bala en la espalda de Antoine. La ausencia de marcas de quemadura indica que el disparo fue hecho a distancia.
Algo me perturba y es la forma que toma la sangre marcada en su espalda.
La sangre corría desde la herida como se suponía que debería hacer... si la víctima hubiese estado de pie.
Al caer sobre su espalda la sangre debió haber brotado creando una mancha más amplia en la espalda de la ropa.
Sin embargo la sangre corría completamente hacia abajo como si la víctima hubiese seguido sentada después del disparo, algo que haría más evidente mi teoría.
Cerca de la ventana abierta y rota se hallaban los trozos de cristal que se desprendieron de esta al romperse.
Entre los trozos de vidrio se hallan algunas hebras de tela deshilachada.
El material parece ser el mismo de los cojines de la habitación, sin embargo el color no concuerda con los de ninguno de este piso.
Esto me lleva a pensar una posible respuesta a una de las interrogantes, ¿como rompieron la ventana desde el exterior?
A la derecha de la cama había una pequeña mesa con una gaveta.
La curiosidad me lleva a indagar en esta.
Para mi sorpresa, lo encontrado podría llegar a ser la razón homicidio. Un documento guardado en una carpeta que podría cambiar la vida de todos en esa familia.
Luego de inspeccionar a fondo la escena del crimen no creo que quede algún detalle de relevancia por encontrar.
Es hora de interrogar a las personas del hotel, debo hallar algo de información que corrabore mis teorías.
Saliendo de la habitación noto a una de las chicas del personal del hotel que subía por la escalera.
Me le acerco y le pregunto sobre el chico que trajo la botella a la habitación.
Este pudo haber sido la última persona en ver con vida a la víctima.
- Como le dije a la otra detective,- respondió la chica- el encargado de esto fue Francis. Él estaba a cargo de este piso y el superior esta noche.
- ¿La otra detective?- pregunto desentendido.
- Sí, - afirmó la joven - la joven de pelo negro estuvo interrogando al personal que se hallaba en la planta baja.
Me parece extraño, pero supongo que tendrá alguna pista.
- ¿Dónde puedo hallar a este tal Francis? - pregunto a la joven.
- Es aquel - responde ella señalando con el dedo a un chico de cabello castaño que se hallaba parado cerca del ascensor conversando con otros del personal.
- Una última pregunta, ¿cómo era el trato de Antoine hacia Elizabeth?
- Ehm... - se toca el mentón y mira hacia arriba pensando en una respuesta - La verdad, el jefe trataba muy bien a su hija, era su consentida.
- Gracias, eso es todo.
Me dirijo a hablar con él, con el que pudo ser el último en ver con vida a la víctima.
- Disculpa, eres Francis, ¿cierto?
- Soy yo - responde con voz temblorosa.
- ¿Fuiste tú quien trajo la botella a la habitación de Antoine?
- ¡¿Eh?! - me mira asustado - S-sí - tartamudea, se nota nervioso.
El chico voltea su mirada hacia el suelo.
- Te noto nervioso.¿Sucede algo?
Hace silencio y sigue mirando al suelo, evita hacer contacto visual.
- No tienes que preocuparte. Si sabes algo solo dilo, prometo que no te sucederá nada. - intento calmarlo con mis palabras.
- Verás, el problema es... Lo que pasó fue... - aún duda - Yo personalmente atendí al pedido de recepción. Soy nuevo acá y estaba nervioso, pero juraría que la orden era para la habitación del señor Antoine.
- ¿Sabes de quien era la voz tras el teléfono? - indagué.
- Era la voz de una mujer, así que inmediatamente supuse que era la señora Danielle por lo que me sorprendió bastante llegar a la habitación y no hallarla. Además...
- ¿Qué más? - pregunto ansioso.
- La persona que pidió la botella estaba ahí, pero sin embargo hizo como si no hubiese pasado nada.
- ¿Fue...?
- La señorita Elizabeth.
Esto hace más claras mis sospechas.
- Gracias por tu ayuda.
Todo parece indicar a la joven hija de Antoine. Pero,¿por que razón?
Quizás tenga relación con lo que ponía el documento en la habitación de Antoine.
Debo revisar su habitación. Necesito su llave.
Aunque no quiero tendré que recurrir a Kate y sus "habilidades peculiares".
Me acerco a Kate quien conversaba con las personas alrededor tratando de calmarlas.
La tomo del brazo y la llevo a una esquina apartada para contarle la situación.
Le explico el caso evitando darle dejar claras mis sospechas sobre Elizabeth. No quiero que le diga algo que la ponga a la defensiva.
Luego le solicito que me consiga las llaves de la habitación con la excusa de que necesito ver desde el piso de arriba.
Kate acepta sin rechistar. Se acerca a donde se halla la pareja. Elizabeth lleva la llave en la cartera de mano, su llavero sobresale por la boca de la misma.
Kate se acerca, le da un abrazo consolador y lentamente extrae la llave. Luego de dar una pequeña conversación regresa hacia mi.
- Espero que sepas lo que haces. - me dice mientras me entrega la llave.
Para evitar llamar la atención decido subir por las escaleras. Es solo un piso.
Mientras me dirijo hacia las escaleras paso frente a la escotilla de ropa sucia que se dirije hacia la lavandería en la planta baja.
En la puerta de la escotilla noto una hebra de hilo atorada. Esta es del mismo color y material de los cojines de la habitación.
Esto me da una idea de que pudo haber sucedido.
Continuo hacia las escaleras dispuesto a subir a la planta superior donde se halla la habitación de la joven pareja.
Al llegar a las escaleras oigo que alguien sube con prisa.
Miro hacia abajo y noto que es la joven detective.
- ¿Subes?- me pregunta mientras recupera el aliento.
Asiento con la cabeza.
- Te acompaño entonces.
Vuelvo a asentir mirando hacia arriba por las escaleras.
Empezamos a subir con calma.
Por el camino le voy contando mis descubrimientos y ella me revela lo indagado.
Sorprendentemente habíamos llegado a una conclusión semejante.
Llegamos la planta superior en donde reina una adormecedora calma.
Es como si estuviésemos en otro edificio.
Usando la llave entramos a la habitación utilizada por Elizabeth y Maxwell.
La habitación es bastante similar a la de Antoine en la planta inferior.
Pero a diferencia de la habitación de Antoine la tonalidad de esta es roja. No me refiero al color de las paredes, estas eran blancas como la habitación de abajo.
Cortinas, sábanas y cojines, todos eran de este color, el color de la pasión, el color de la sangre.
Al costado de la puerta se halla un pequeño sofá blanco de dos plazas. Sobre este a modo de adorno hay tres pequeños cogines rojos, uno al lado de cada brazo y otro en el centro del mismo.
En medio de la habitación una pequeña mesita blanca con dos sillas del mismo color a su lado.
Sobre la mesa se halla una botella de champagne sin abrir en su cubo de hielo.
Entre el hielo se puede ver una hebra de hilo rojo parecida a la hallada en la habitación de Antoine.
Finalmente revisamos los cojines y efectivamente ahí está. Entre ellos había uno que se halla húmedo y ligeramente deshilachado.
Camino hasta la ventana que queda justo sobre la ventana rota de la habitación de Antonine.
La cortina está desatada y cubre la ventana cerrada.
El cordel que usualmente se utiliza para atar la ventana cerrada se halla en el suelo cerca de la ventana. Muestra marcas de desgaste, quizás por el uso excesivo. Pero no es común que en un hotel tan lujoso se presente algo así.
Abro la ventana y con cuidado asomo la cabeza para mirar hacia el exterior.
Afuera brilla la luna llena.
Fuera de la ventana hay una pequeña cornisa, pero no lo suficiente extensa para que una persona camine sobre ella. Mucho menos se podría usar para bajar a la planta inferior.
En el marco de la ventana noto unas pequeñas hebras doradas enganchadas en la madera blanca.
Inmediatamente se me hizo obvio lo sucedido, a la joven detective no le tomó más de un minuto notarlo también.
Ya tenemos toda la evidencia para afirmar quien había asesinado a Antoine.
Volvemos a la planta inferior dispuestos a develar el misterio.
Descendiendo por las escaleras pregunto algo a la chica. Una duda que me tenía intrigado.
- ¿Cuál era la otra posibilidad que viste? - pregunto.
- Simple, - se detiene sin voltear a verme - no había otro método. Confié en que tenías razón pero no evidencias.
Me detengo por un instante.
Ella continúa descendiendo.
Miro estupefacto a la chica que baja las escaleras.
¿Todo este tiempo estuvo investigando lo mismo que yo?
¿Sabía lo que estaba pensando?
- ¿Cómo supiste lo que tenía en mente?
- Simplemente observé. - responde sin voltear - Te observé mientras buscabas pistas. A donde mirabas miré también, simplemente te vi. No te observaba curiosa como todos alrededor, te puse atención.
Sus palabras me dejaron sin nada que decir así que prefiero dejarlo así, quedar en silencio.
Llegamos a la planta inferior donde se hallaban todos prácticamente en las mismas posiciones en las que los dejamos.
Justo en ese momento llegaron los oficiales de policía que habían sido llamados.
Uno de ellos reconoce a la chica que me ha ayudado en el caso.
- ¡Oh, es Christine! - exclama el oficial - con ella acá todo será más sencillo.
El oficial se acerca a donde nos hallamos y saluda a la detective que ahora sé que se nombra Christine.
- Y dime, ¿tienes algún sospechoso? - le susurra el oficial Lestrade², curioso nombre lleva en la placa.
- En realidad, es él quien ha llevado la mayor parte de la investigación. - responde humilde señalándome.
Ambos oficiales me observan sorprendidos.
- ¿Otro chico prodigio, eh? - me dice sonriente el oficial Lestrade mientras extiende la mano - A este paso nos dejaran sin trabajo. Mucho gusto, soy Marco Lestrade.
- Jules Moreau, es un placer. - respondo estrechando su mano.
- ¿Moreau?¿Acaso eres el hijo de Adrien Moreau, el famoso detective de París? - el oficial me miraba con cierto brillo de admiración en los ojos.
- Efectivamente. - respondo más orgulloso que nunca.
- Bueno, chicos,¿tenéis algún sospechoso?- pregunta Lestrade sonriente y curioso, esperando a oír lo descubierto.
- De hecho, - interrumpe Christine- tenemos al culpable.
Los dos oficiales nos miran asombrados.
- ¡¿En serio?!- exclaman asombrados los dos
- ¿Quién fue?¿Quién tomó la vida del dueño del hotel? - insistió el oficial Lestrade.
- Creo que sería mejor que lo diga el que hizo la mayor parte de la investigación - contesta la joven detective.
Levanto la ceja y la miro de reojo.
Es cierto que yo hice gran parte pero ella también colaboró enormemente.
Además, es su territorio.
- Adelante, dilo tú - respondo resignado abandonando la gloria.
La chica sonríe orgullosa con un brillo en su mirada.
Se voltea hacia el grupo de personas que se hallan en el corredor.
- La persona que tomo la vida de Antoine fue - toma aire y levanta la mano señalando al culpable - su hija, Elizabeth.
El piso completo que se encontraba alborotado por el sonido de los sollozos de las personas allegadas a la víctima se tornó en un completo silencio.
La atmósfera cambió completamente.
De momento todos callaron y ahora nos miran.
Las palabras Christine nos convirtieron en el objetivo de las miradas de los espectadores que con mirada desentendida esperaban a que los iluminase nuestra deducción.
Todos de una forma u otra esperaban una explicación sobre semejante acusación. Pero ninguno se atrevía a pronunciar palabra alguna.
-¿A qué te aferras para soltar semejante calumnia?- al fin Maxwel se pronunció rompiendo el silencio.- ¡¿Cómo osas insinuar que Elizabeth sería capaz de asesinar a su padre?!- aseveró con la mirada llena de ira.
-Iluso.- responde la chica seguido por una corta carcajada.- Realmente confías en la inocencia de ella y eso te hace más ridículo.
Su personalidad cambió de golpe
Sus palabras llenas de soberbia se hacían semejantes a mi manera de ser, por un instante me sentí reflejado en ella.
-¡¿Cómo te atreves?!- gritó Maxwel lleno de ira y sintiéndose injustamente ofendido.
-A pesar de que tal vez su método no haya sido el más correcto para expresarlo, ella tiene razón. - intervengo caminando hacia el centro del corredor donde se hallaban todos los espectadores. - Lo presenciado esta noche fue una muestra de avaricia que llevó a un homicidio premeditado.
-¿De que hablan?- pregunta Kate mirándonos extrañados, en su rostro se evidenciaba el hecho de que no comprendía la situación.
-Esta mujer asesinó a su padre para no perder el derecho al hotel y probablemente pensaba matar a Maxwell de ser necesario. - responde la joven mientras miraba con desprecio a la Elizabeth que aún continua fingiendo duelo y tristeza.
-¡Es imposible, tú mismo lo dijiste Jules! Antoine estaba vivo cuando ella salió de la habitación. - insiste Kate tratando de encontrar una respuesta, se niega a aceptar que alguien como Elizabeth matase a su padre.
-Eso nos hizo creer aprovechándose de la condición de Antoine. En el momento que dejó la habitación se encontraba muerto, sólo que aún no lo sabía. - contesto con total frialdad en la mirada.
No puedo permitirme perder la calma en este momento.
-¡Estupideces!¡¿Cómo alguien no va a saber que esta muerto?!- escupió Maxwell negándose aún a creer. El rostro de todos los familiares en la escena se volvió pálido, todos lo han entendido. Todos menos Maxwell- Obviamente no saben de lo que hablan, son un par de niños jugando a ser detectives.
- Realmente caíste ante sus mentiras - dijo la joven trigeña.
-Sientate, y escucha lo sucedido. - solté después para rematar y hacer que callase de una vez.
-Para empezar, Elizabeth fue a la habitación de Antoine con la intención de tomar su vida, probablemente haya usado como excusa una conversación entre padre e hija.- Christine empezó a explicar lo sucedido.- La razón por la cual decidió asesinar a su padre fue porque descubrió que este le iba a ceder la mitad del hotel a Maxwell.
Todos en el lugar se mostraron sorprendidos ante semejante revelación.
-¡¿Qué dices?!¡¿Por qué diablos Antoine me daría la mitad del hotel?!- preguntó Maxwell alterado y confundido.
-Al indagar un poco en la administración del hotel encontré unos documentos pertenecientes al previo dueño del hotel. Al morir el hombre hace años le dejó la propiedad a Antoine con la condición de que debía dejarle la mitad a su hijo que se encontraba en América. Ese hijo eres tú y este hotel te pertenece.- respondió la joven.
- Dentro de la habitación había un documento que hacia dejación de la mitad de las ganancias y permisos del hotel a Maxwell.- agregué.
- ¿Mi padre?¿Murió? - Maxwell se derrumba sobre sus rodillas, se lleva las manos a la cabeza. Está confundido- El nos abandonó a mi madre y a mi para venir a Francia hace años y más nunca supimos de él.
- A Elizabeth la idea de perder el hotel no le pareció tan correcta y decidió que debía evitarlo aunque fuese asesinando a su padre.- continué.
-¿Y por qué a su padre y no a Maxwell?- pregunta Kate desentendida.
- Simple, el plan original era asesinar a Maxwell, pero no pudo ir en contra de su corazón.- respondió la joven detective.
-Pero,¿cómo hizo para asesinar a Antoine?¿a qué te refieres con que aprovechó su condición?
- Antoine sufría de insensibilidad congénita al dolor³. Es incapaz de sentir dolor.- respondí- Las marcas de heridas en sus manos son probablemente debido a esto mismo. Al no sentir ningún tipo de dolor suele herirse seguido. Hace un rato Felix me confirmó que los únicos que sabían sobre esto eran Danielle, él y Elizabeth. Eso reduce el número de sospechosos y al excluir a Danielle y Felix, solo pudo ser ella. Al hablar con el chico que atendió la llamada del pedido de una botella de para la habitación de Antoine me confirmó que había sido la voz de una mujer. Pensó que sería Danielle. También hubo un extraño pedido. El chico dijo que la mujer que llamó pidió que cortaran la luz por un momento.
- En este momento aprovechó la oscuridad para cometer el crimen. - agrega Christine.
- Pero, ¿cómo haría ella para ver a Antoine en la oscuridad?- pregunta Lestrade quien se hallaba en silencio hasta ahora.
- Sencillo mon amie, - respondo - utilizó la luz de la luna.
- ¿La luna?¿A que te refieres?- pregunta Lestrade.
- Probablemente le haya dicho algo como que tenía calor y le pidió abrir la ventana. - contestó Christine - De esta forma la víctima quedaría de espaldas a ella e iluminada por la luz de luna que entraba por la ventana.
- ¿Y no se oiría el sonido del disparo?- agrega Lestrade curioso.
Todos en el lugar callaban y escuchaban, se había formado un diálogo entre Lestrade el interrogador, Christine y yo.
Maxwell aún trataba de procesar el hecho de que había heredado la mitad del hotel de su padre al que daba por desaparecido hace años.
Felix y Danielle miraban en silencio completamente impactados.
Elizabeth mantenía su actuación, lloraba en duelo.
- La asesina utilizó algo para amortiguar el sonido - respondo.
- ¿A,qué te refieres?¿Hablas de un silenciador?
- No, algo mucho más sencillo. - responde Christine - En la lavandería hallé una un cojín como los de la habitación de Antoine. Este tenía un agujero de lado a lado y dentro de él estaba envuelta una pequeña pistola. Esta fue el arma del crimen.
- Elizabeth utilizó el cojín para silenciar el ruido del disparo y luego arrojó todo por la escotilla del pasillo, en ella veréis hebras de hilo aún. - agregué
- Al llegar el chico con la botella tendría un testigo de que Antoine seguía con vida tras su partida. - continuó Christine. - Luego quiso hacer parecer que fue algo externo rompiendo la ventana.
- Espera. - interrumpe Lestrade - ¿Romper la ventana? Pero si se había marchado ya.¿Cómo es posible?
- Simple, - contesté - al llegar a su habitación, Maxwell tomaba un baño. Aprovechó ese momento para preparar la parte final de su plan.
- Tomó el hielo de la cubeta donde se guarda la champagne, lo vertió todo en la funda de uno de los cojines de su habitación, luego lo ató con el cordel utilizado para mantener abierta la cortina y utilizó el péndulo para romper la ventana de abajo lanzándolo desde la suya. Debido a eso uno de sus cojines está húmedo y algo dañado.
- También habían rastros de hilo rojo en la ventana rota y el hielo de la cubeta. - agregué.
- Y el detalle que demostró por completo su culpabilidad...- dijo Christine.
- A pesar de no estar informada de lo sucedido...- agregué.
- Al llegar a la planta ya sabía que su padre se hallaba muerto - concluyó Christine con una sonrisa victoriosa.
Elizabeth paró su llanto fingido y se puso en pie.
Nos mira con frialdad.
- ¡Ese desgraciado le iba a dejar la mitad a Maxwell! - grita histérica rompiendo su actuación.
Todos miraron a Elizabeth con sorpresa.
Pasó de llorar desconsolada a volverse una villana cliché.
- ¿Sabes que es lo más divertido? - pregunta Christine a Elizabeth sonriendo sádica.
- ¿Te parece gracioso? - responde enojada Elizabeth mirando con odio a Christine.
Maxwell mira a Christine sorprendido.
- El tonto enamorado te iba a pedir matrimonio. - agrega soltando una carcajada sínica - Ibas a ser dueña de todo tal como querías.
Elizabeth voltea hacia Maxwell y lo mira sorprendida.
- ¿Es esto cierto? - pregunta Elizabeth.
- En la habitación encontramos un anillo de compromiso escondido en la chaqueta de Maxwell - respondo.
Elizabeth mira fijamente a Maxwell y las lágrimas empiezan a brotar de sus ojos.
Maxwell se queda en silencio.
Elizabeth corre hacia el él.
Lestrade se alerta y saca sus esposas dispuesto a detener a Elizabeth.
Christine le detiene.
- Observa - le dice señalando a la pareja.
Elizabeth salta a los brazos de Maxwell y este la abraza con fuerza.
- ¿Aún me amas a pesar de todo? - pregunta Elizabeth sin separarse de él.
- Te amo y te amaré como el primer día porque sé que aún eres la chica de la que me enamoré.
- ¿Me esperarás?- dice mientras se separa y mira al suelo apenada.
Maxwell coloca su dedo en el mentón de Elizabeth y levanta su rostro.
- Te esperaré el tiempo que haga falta.
Él la besó...
Un último beso entre lágrimas...
Elizabeth camino hacia Lestrade y extendió sus brazos para que este le pusiese las esposas.
Lestrade esposó a Elizabeth.
Antes de ser conducida esta se volteo a nosotros.
- Parece que aún queréis decirme algo. - su mirada de arrepentimiento y tristeza era sincera esta vez.
- Tous sommes victimes de noire passé et à la fois victimaires de noire avenir⁴ - dijo Christine sacando un cigarrillo del bolsillo de su gabardina y colocándolo en su boca. Saca un encendedor y se dirige al balcón al final del pasillo.
- Et la mémoire est la plus grande évidence de ton crime - agregué mientras me arreglo el cabello.
Justo en ese momento llega el chico al que le pedí que buscase caramelos de cereza.
Tomo el paquete y junto a Kate salgo al balcón a tomar algo de aire.
- Eres... Diferente - me dice Christine mientras suelta una bocanada de humo al aire.
- ¿En qué sentido?- pregunto levantando la ceja mientras me llevo un caramelo a la boca.
- En el interesante... Divertido.
Quedamos en silencio los dos apoyados en la barandilla del balcón mirando al cielo.
- Ustedes hacen una pareja interesante - soltó Kate de golpe con picardía.
La sorpresa de semejante acusación hizo que el caramelo se escapara a la garganta y empecé a toser tratando de llevarlo a la boca.
Christine se atoró en humo de su cigarrillo.
Ambos volteamos a ver a Kate.
Ella nos miró con una sonrisa pícara y empezó a reír.
- Es broma. - dijo entre risas - deberían ver sus caras.
Volteo a ver a Christine y ella se me queda mirando.
Es cierto, su rostro esta ruborizado. Probablemente el mio también lo esté.
Ella no pudo contenerse y soltó una carcajada la cual fue seguida por la mía.
Todos reíamos como adolescentes que somos.
A pesar de que acabamos de resolver un asesinato manteniamos la calma, realmente éramos peculiares.
- Por cierto, ¿cuál es tu nombre completo? - pregunto mientras detengo la risa.
- Oh, es Christine... - sonríe - Lestrade... - la miro asombrado, ella escurre las cenizas de su cigarrillo - Lassarre.
Vocabulario
¹ memento mori: Memento mori es una frase latina que recuerda la mortalidad del ser humano. Suele usarse para identificar un tema frecuente, o tópico, en el arte y la literatura que trata de la fugacidad de la vida. Tiene su origen en una peculiar costumbre de la Antigua Roma, que quizás tenga origen sabino.
² Lestrade: Jules lo llama un apellido curioso debido a que ese es el apellido de uno de los inspectores de Scothlanyard en las aventuras de Sherlock Holmes.
³ Insensibilidad congénita al dolor: es una condición congénita (presente al nacer) en que no se puede percibir el dolor físico. Las señales y síntomas pueden incluir heridas, moretones, huesos rotos, y otros problemas de salud que pueden pasar desapercibidos debidos a la falta de conciencia del dolor.
⁴ Tous sommes victimes de noire passé et à la fois victimaires de noire avenir (francés): significa en español literalmente Todos somos víctimas de nuestro pasado y a la vez victimarios de nuestro futuro.
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