Capitulo 11

-Rose!!!! Donde estas Rose!!!- un guardian de cabello largo hasta los hombros con muchas heridas en su cuerpo grito con un acento ruso extravagante.

-Dimitri! Por dios tranquilizate- grito una mujer con heridas igual de fuertes que Dimitri

-No puedo tranquilizarme!! Donde esta rose!- sus ojos mostraban desesperacion mientras se jaloneaba el cabello y caminaba de un lado a otro con sus herdidas fuertes y sangrando.

-Dimitri! Tranquilizate, estas muy herido y se cumplio la semana que nos dieron, no podemos hacer nada- dijo una voz masculina.

Otro chico con heridas mas leves estaba a un lado cerca de unos arboles mientras el sol se ponia en lo alto del cielo nublado.

-La verdad es que yo.....yo la vi por la ventana, y estaba corriendo de un strigoi y trate de ir para ayudarla por sus heridas graves pero.....pero no pude se me atraveso el hermano de Ninna, Sedd.

Dimitri empezo a desesperarse y empezaron a brotar lagrimas de sus ojos, sentia como su pecho se oprimia y lo asfixiaba el panico lo inundo y empezó a correr desesperadamente en una direccion, su corazón le dictaba que necesitaba encontrarla que no la podía perder ahora no, ella era su vida, su mundo giraba a su alrededor y si....si ella moría el moriría con ella.

De renpente cayo de rodillas al suelo repleto de nieve y se desahogo con un fuerte y desgarrador grito.

-ROSEEEEE!-

Empezó a llorar y con sus manos temblorosas se cubrió su rostro y suspiro hondamente como si se fuera a ahogar, era la primera vez que lloraba tan fuerte, la primera vez que su corazon le dolia hasta el puno de sentir como si se estuviera quemando.

-Rozaa...Rozaa- decía en susurros mientras lloraba y la nieve se teñia de rojo por sus heridas y su ropa que estaba manchada de sangre a causa de sus heridas.

Mi cabeza...mi cabeza me dolia, era un dolor familiar y trate de abrir mis ojos pero los parpados me pesaban y todo lo veía borroso.

-Dondee est...toy- mi garganta me ardió mucho al tratar de pronunciar esas palabras, empece a ver sombras de colores que obviamente eran personas. Quise mover mis brazos pero no podía me dolía todo el cuerpo como si ne estubiesen rompiendo los huesos, gemí.

Escuche varias palabras en ruso, personas que hablaban desesperadamente y pronunciaban mi nombre.

-Dooon...nnde estoy- repetí para ver si alguien me respondía pero seguían ocupandose de mi cuerpo, sentía un dolor horrible y escuchaba mas palabras que ahora no podia entender. Y todo volvio a ponerse negro otra vez.

-Dimitri debemos curarte para que vayas a demás debes regresar a la corte- habló Alberta mientras seguía a Dimitri quien empezaba a montarse en la camioneta.

-Me curaran allá no debes preocuparte- dimitri dijo esas palabras con un rostro muy duro, y su acento duro lo hacia más.

-Y nosotros en que regresaremos??!- pregunto Eddie.

-Por alla atrás hay la camioneta de los strigois, esta muy buena y la gasolina esta entera, Adios- encendió el motor y arrancó a toda velocidad mientras recordaba la llamada de su madre que le decía que Rose estaba en su pueblo y que estaba con heridas muy graves.
Con el corazón en las manos Dimitri aumento la velocidad mientras miraba fijamente el camino que lo llevaria a Rose.

Me levante de golpe sudando mientras al levantarme me dolia todo el cuerpo desde las raices del cabello hasta la planta de lo pies, estaba en una cama grandes y en una habitacion con muchos libros en ruso. Esta habitación tenia un aire familiar, habia algo que me recordaba pero no sabía que era.

-Oh! ROSE! al fin - una mujer muy joven con un acento ruso a quien yo conocía abrió la puerta de golpe y me miró con una expresion muy confundida.

La reconocí de inmediato, esos ojos identicos. Viktoria, la hermana de Dimitri, estaba con la familia Belikov.

Mi pecho parecía explotar de felicidad y me lance a abrazarla aunque antes de poder llegar a ella una corriente electrica paso por mis huesos y me hizo caer de rodillas al suelo.

-Rose no puedes levantarte estas muy mal- su acento ruso me hizo recordar tanto a Dimitri que las lagrimas empezaron a brotar de mis ojos y emití una débil sonrisa. Me ayudó a levantarme y volver a la cama y me tapó con una cobija de algodón blanco.

-Como te sientes Rose?- preguntó Victoria con sus ojos tan iguales a los de Dimitir que empezaba a doler el sentimiento de extrañarlo tanto.

-Pues como si me hubiera roto todos los huesos del cuerpo!- puse los ojos en blanco mientras me sobaba los muslos de las piernas y sentía las vendas que cubrían casi todo mi cuerpo.

-Pues casi, aún no se como lograste hacerlo! Como fue que sobreviviste Rose y como llegaste al lago?- dijo ella con una expresión de desentendimiento total, si supiera lo que tuve que pasar por escapar del strigoi y lo de mis heridas me mataría y me reviviría de nuevo.

-Mira yo, estuve peleando con un strigoi, con uno de los que me secuestro y ......

-Como que te secuestraron y mi hermano???!- se levanto de golpe y puso su mirada fija en mi.

-Dejame contarte Viktoria no te exaltes!- entorne los ojos y mire por la ventana de esa casa y recordé a mi vida, recordé a Dimitir y eché un largo suspiro.

-Extrañas a mi hermano, verdad?- dijo ella cambiando ahora su mirada a una de compasión justo como la de su hermano.

-Si, luchamos juntos contra Sedd y Ninna y... Pues lo lastimaron mucho- solté otro suspiro.

-Llamamos a Dimitri apenas te encontramos y te pusimos estable, la abuela nos dijo que estabas en el lago- dijo como escondiendo su vergüenza. Yeva?!! Otra Belikov, hasta encontrarme con ella en este momento me alegraría.

-Y como han estado todo aquí y el pequeño también?!-

-Cuando Dimitir este aquí lo hablaremos ahora cuenta me lo que paso-

-Pues yo te contare cuando Dimitir venga tambien- le dedique una sonrisa. Mis piernas se sentían débiles y querían caminar y ver al resto de las Belikovs.

-Llevame a ver a las demás -

Me ayudo a levantarme y bajar las gradas se me hizo una tortura total, hasta que llegamos a la sala y vi como todos clavaban sus ojos en mi, principalmente Yeva.

-No soy una rara especie de payaso de circo he!- quería animar un poco el humor de todos los ojos sorprendidos que me miraban.

-oh mi niña!- los ojos de la mama de victoria se llenaron de lágrimas al verme y vino a abrazarme y me aprento tanto que no pude evitar hacer un gemido. Otra vez ese acento ruso tan exquisito que siempre me encantaba oir.

-Si sigues maltratando tu vida así dejaras a mi nieto solo- la voz de yeva se escucho mientras se iba a otro salón con su típico aire misterioso.

Mire todo y recordé la ultima vez que estuve allí fue para decirle a su familia que Dimitir había sido convertido, el dolor que sentí cuando lo perdí esa vez, es incomparable y es demadiado paralo que una persona puede soportar. Los libros viejos del oeste con sus títulos en ruso.Definitivamente si perdiera a Dimitir una vez mas vendría aquí para dejarme llevar en este mar de recuerdos y pequeñas cosas que me recuerdan al hombre que amo.

El sonido de un coche apartándose me acelero el corazón e ignorando el dolor de mi cuerpo corrí hasta la puerta principal hasta mirarlo a el. Dimitri el hombre ruso más sexy y hermoso de la tierra.

Corrí hasta mirarlo a los ojos, esos ojos tan hermosos , ver los de su familia no se comparaba con ver los de el muy cerca. Lo mire y me tire encima de el tomándolo con mucha fuerza mientras notaba que en sus ojos empezaban a asomarse pequeñas lágrimas .

Lo abrace y el me abrazo un abrazo tan necesitado para los dos, cerré los ojos y empezaron a escurrir lágrimas de mis ojos como nunca, todo el dolor y la desesperación salieron en esas lágrimas.

-Oh mi Roza! Roza! - su voz, su dulce acento era como musica para mis oídos.

Lo mire a los ojos separándome un poco y le acaricie la mejilla suavemente.

-Estas viva mi roza- un susurro que me calmo el alma fue eso.

-El trato era no morir ninguno de los dos- Sonreí y pase los brazos por su cuello.

-Debes dejar de hacer cosas peligrosas o moriré de un infarto y no en una pelea-

-Si no lo hiciera, no fuera Rose Hathaway-

-Mi Rose Hathaway!- junto sus labios con los mios en un suave y casto beso que me hizo aliviar todo el dolor que tenia en mi alma y en mi cuerpo.

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