9 - Beso
Esa noche había mucha gente y los de las mesas más lejanas hacían señas para que se acercaran a recoger sus propinas. Mientras Rodri seguía tocando Pascu comenzó a recorrer las mesas donde la gente le llamaba recibiendo con una sonrisa las monedas aunque una parte de él se sentía como un limosnero. Rodri acabó de tocar la última melodía y se puso de pie para ir al encuentro de su compañero y retirarse pero el posadero ya estaba cortándole el paso. Cuando Pascu notó que la melodía había terminado y las conversaciones se habían reanudado, agradeció las monedas y se giró hacia su amigo justo para ver como el otro hombre le cogía entre sus brazos y le besaba con avidez entre gritos y aplausos de la gente. Sintió que el mundo se paraba a su alrededor, no quería ver pero estaba clavado al suelo como si sus huesos fueran de plomo. Temió que Rodri correspondiera el beso y su corazón empezó a latir de forma errática y dolorosa.
Quiso salir corriendo de ahí, pero Rodri se le adelantó. Dándole un violento empujón al hombre le mandó al suelo y salió disparado hacia la salida apartando bruscamente a todo el que se le cruzara. Pascu tardó unos instantes en reaccionar y se dispuso a seguirle, solo para ver como el hombre que le acababa de besar ya se había puesto de pie y abandonaba la posada detrás de su amigo. En cuestión de segundos los tres hombres se encontraban corriendo por la calle en medio de la noche.
Cegado por los celos y la rabia Pascu se lanzó tras en posadero. Iba dispuesto a matar a aquel imbecil si hacía falta. ¿Cómo pudo tener el valor de tocar a SU Rodri? Le haría pagar por ello. Cuando por fin logró darle alcance se gritaron un par de cosas y comenzaron a liarse a puñetazos en medio de la noche.
Rodri sin embargo no se enteró, ni había notado que le seguían. Simplemente siguió corriendo sin rumbo hasta que se quedó sin aire y las piernas le fallaron. Cayó sentado al suelo y cuando hubo recuperado el aliento empezó a mirar a su alrededor tratando de orientarse, acción un poco inútil ya que no veía nada en la oscuridad. En condiciones normales no hubiera salido voluntariamente a esa oscuridad casi absoluta pero estaba tan alterado en el momento que cuando se quiso dar cuenta ya no había vuelta atrás. Quizás había exagerado al salir corriendo pero solo quería alejarse de aquel hombre y sin darse cuenta acabó perdido otra vez. Decidió quedarse sentado hasta que se tranquilizara, si él no sabía donde demonios estaba posiblemente nadie le encontrara. Esperaba que al menos el posadero no lo hiciera. Se puso el gorro de su capa apoyando su frente sobre sus rodillas se quedó sentado en silencio.
¿Pascu sabría que había escapado? Probablemente no, ya que ni siquiera estaba cerca cuando el hombre le había robado el beso. Incluso si lo sabía, estaría muy molesto después de todo lo que le había dicho como para salir a buscarle.
Fantaseó por un segundo como hubiera sido si Pascu hubiera intervenido. O si Pascu se hubiera puesto celoso. O si el del beso hubiera sido él en lugar del maldito posadero. Estaba seguro de que su reacción hubiera sido muy diferente, pero eso no había pasado y ahora se sentía como una mierda, casi como si le hubiera sido infiel, lo cual era una estupidez si lo analizaba.
Se sentía sucio. Solo había un hombre en ése y en cualquier mundo que querría que le besara y no era el posadero. Pensó por un segundo si Pascu se había sentido así el día que él había intentado besarle y se sintió muy culpable, pero al menos ahora le entendía. De haber tenido un río cerca hubiera lanzado al tío ese sin pensárselo dos veces. Le daría a Pascu una disculpa nuevamente cuando le viera.
Claro que para que eso pasara tendría que armarse de valor y regresar a la posada para hablar con él.
Y antes de eso, tendría que encontrar el camino.
Siempre que ninguna criatura fantástica le atacara antes del amanecer.
*-*-*-*-*-*
Pascu sentía que eso ya lo había vivido antes, pero con unas variantes muy sutiles. Nuevamente había tenido que correr detrás de Rodri y este nuevamente había sido perseguido por un desquiciado por media ciudad. Pascu nuevamente había sido cegado por la rabia y un tío acabó inconsciente en el suelo. Nuevamente no tenía idea de donde estaba Rodri, tal como el primer día que se aventuraron a entrar en el pueblo. Las diferencias eran que esta vez había acabado con un par de golpes en el rostro y que en lugar de encontrar a Rodri tras la carrera, le había perdido.
Se limpió un poco el rostro con la manga y se alejó del posadero que quedó tumbado en el suelo viendo estrellas. Afortunadamente nadie más les había seguido y no parecía haber testigos de su pelea ni nadie que pudiera haberle escuchado gritar al otro hombre que Rodri era solo suyo.
Se lanzó a caminar sin saber bien en que dirección empezar a buscar, y una desagradable y tristemente familiar sensación de angustia comenzó a llenar su pecho. Rodri estaba vagando en la oscuridad casi absoluta a merced de cualquier bicho nocturno que pudiera entrar a la ciudad y la luna creciente que había en el cielo no iluminaba lo suficiente como para ver más allá de un par de metros. Otra vez no podía llamarle a gritos, pues a esa hora desde las ventanas le iban a lanzar de todo a la cabeza por armar escándalo y podía ser atacado por alguna bestia. Y otra vez no habían acordado un punto de encuentro en caso de separarse, aunque esta vez era comprensible pues habían discutido y no había estado en sus planes el salir corriendo porque un tío le besara.
Decidió continuar en línea recta por la calle en la que había visto por última vez a su amigo y envolviéndose en su capa caminó a paso rápido.
Ahora que se había desquitado con el posadero podía pensar con algo de claridad. Había entrado en pánico cuando vio a Rodri ser besado por el otro hombre pero ahora se sentía el hombre más feliz del mundo.
Rodri había rechazado al posadero. Podría haberle correspondido, podría haberle usado para hacerle sufrir pero no lo hizo. Le había apartado de manera casi instintiva, como si cada parte de su ser hubiera odiado ese beso. Pensó en la diferencia de su reacción a cuando él había estado a punto de besarle días antes y eso le llenó de esperanzas. Ese día Rodri había esperado por su beso, incluso se lo había pedido varias veces. Cuando le rozó los labios, no le rechazó. Claro, había alcohol de por medio, pero decidió no pensar en ese detalle. Se aferraría a cualquier cosa que le diera esperanzas para intentar enamorarle.
Cuando llevaba su buen par de horas caminando y ya había recorrido un tramo importante de la ciudad distinguió en una esquina una pequeña silueta recargada contra la pared y se sintió aliviado. Era Rodri sentado en el suelo. Se acercó lentamente intentando hacer el ruido suficiente para que este notara su presencia pero no tan abrupto como para asustarle. Rodri levantó la vista y le vio parado a un par de metros frente a él. Cuando sus miradas se encontraron, el enojo que habían sentido horas antes había desaparecido por completo.
Por un momento Pascu pensó por la posición en la que estaba Rodri que le encontraría llorando pero en sus ojos no vio lágrimas, si no preocupación.
-Pascu - exclamó éste poniéndose de pie de un salto y acercándose a él con rapidez - ¿Estás bien?
-Yo debería preguntar eso. - respondió con una media sonrisa. - Me tenías preocupado.
Antes de que pudiera decir algo más sintió la fría mano de Rodri tocarle la mejilla con cuidado y no pudo evitar una mueca de dolor.
-Lo siento. - exclamó Rodri retirando la mano rápidamente - ¿Te duele mucho?
-No, casi nada. - Decía la verdad. Hasta que Rodri no le había puesto la mano no se había percatado del hematoma.
- ¿Quién... quién te pegó? - preguntó con un susurro poniéndole las manos en los hombros y examinándole con los ojos llenos de preocupación y ansiedad.
-Nadie me golpeó.
-Sé qué tengo mala vista pero veo claramente que tienes el labio partido aquí - dijo apuntando el área mencionada con un dedo sin llegar a tocarle. - Y tienes un puño marcado acá. - agregó deslizando el dedo por la mejilla, apenas rozando la piel. - sin contar que estás manchado de sangre... ¿Qué pasó?
Rodri temía que le hubieran golpeado porque él había empujado al posadero. En su mente, había huido abandonando a su compañero en la taberna y la gente se había desquitado con él.
Pascu quería contestar pero su amigo estaba tan cerca que no lograba concentrarse. Tenía la vista fija en la boca de Rodri y el único pensamiento que rondaba su mente era el loco deseo de borrar todo rastro del otro hombre con sus propios labios.
-¿Tú estás bien? - logró preguntar después de una eternidad.
-Si. Pero quiero saber que te pasó. - insistió.
-Tuve una pequeña conversación con el posadero y logró darme un par de golpes. - dijo al fin. No quería preocupar a Rodri, había corrido hasta ahí para hacerle sentir mejor, no para darle más problemas.
-¿Te peleaste con él?
-Si, pero quédate tranquilo porque yo gané.
-Eso no es lo que me preocupa, idiota. - dijo en tono de reproche. - Mira tu cara como quedó, ni siquiera tenemos hielo para que te puedas poner en los golpes. Y tu labio... mierda, eso se va a poner todavía más feo.
-Si te sirve de consuelo, a él le fue mucho peor. Te aseguro que no le quedaron ganas de besar a nadie por un buen tiempo.
Pascu pudo notar por la forma en la que le apretó los hombros que Rodri se había puesto tenso ante el recuerdo del beso.
-¿Entonces lo viste? - preguntó en voz baja desviando la mirada, aunque sabía la respuesta.
-Si. Por eso los seguí.
-¿Nos seguiste? - Rodri miró confundido. - No sabía que me habían seguido. Pensé que habían peleado en la posada.
-El tío corrió detrás de ti, y yo corrí detrás de él. Lo alcancé en una esquina y...
-...y? - le miró esperando una respuesta.
- Y nada, le entregué un mensaje.
-Ya veo... Bueno, gracias por eso. - Rodri le soltó los hombros y sonrió con las mejillas rojas.
-Fue un placer. - Sonrió también al saborear los recuerdos de su venganza.
Se quedaron callados un momento, mirando a su alrededor intentando orientarse.
-¿Que haremos a partir de ahora? No pienso volver a entrar en ese lugar. - Comentó Rodri rascandose la barba y mirando hacia un lado.
-Me alegro, porque yo no te dejaría volver ahí.
-Aunque... Tampoco quiero dejar la ciudad así de golpe. Me gustaría comprar aunque sea algo de comer para el camino. No quiero retomar nuevamente la discusión que tuvimos pero el tema me preocupa.
-No debe faltar mucho para el amanecer en todo caso. Igual por hoy ya no necesitamos donde dormir. Apenas empiece a rondar gente, podríamos comprar algo y largarnos.
-Si... Pero tendremos que comer y dormir en algún momento, al menos yo estoy agotado. - una duda le cruzó la mente - ¿Alguien te vio golpear al idiota ese?
-Creo que no.
-Eso es bueno, pero quizás sería prudente que no nos vieran en la ciudad hoy, sólo por si acaso.
-Esta ciudad es grande, tal vez haya otra posada en la que ocultarnos antes de se corra la voz.
Sin un mejor plan, se lanzaron a recorrer las calles a ver si encontraban algún edificio que pareciera ser un alojamiento. Encontraron uno en una calle cercana al puerto, mucho más pequeño y menos acogedor pero lo suficientemente apartado del otro local como para que nadie les encontrara fácilmente. Entraron, pagaron y se fueron a la habitación sin siquiera mirar a su alrededor.
Cerraron la puerta y se acercaron a las camas dispuestos a acostarse, pero tras mirar a su compañero con mayor detenimiento bajo la luz, Rodri vio que tenía muy mal aspecto. Tenía bastante sangre en la cara y estaba muy sucio. Tuvo una idea y salió nuevamente de la habitación. Pascu le miró confundido y se quedó parado esperándole en medio del cuarto.
Estaba por salir a buscarle cuando le vio regresar con un recipiente con agua y unos trapos. Le miró intrigado.
-Siéntate un momento. - pidió Rodri empapando una de las piezas de tela que traía.
Pascu obedeció y vio como su compañero se acercaba y le levantaba un poco la cara con una mano. Cerró los ojos y esperó que sus mejillas encendidas no le delataran.
Rodri empezó a limpiarle con sumo cuidado toda la cara a toquecitos, removiendo suavemente toda la tierra y sangre seca que pudo. Poco a poco el rostro de su amigo quedó limpio, ahora podía ver que en realidad estaba menos maltratado de lo que había visto inicialmente y eso le alivió un montón.
- Lo siento. - Murmuró Rodri cuando ya hubo terminado mientras dejaba las cosas en una mesita.
-¿Por qué?
-Por las cosas que dije cuando discutimos.
-No importa, ya ni recuerdo por qué empezamos a discutir en primer lugar. - contestó encogiendose de hombros. - Yo también lo siento.
-También me disculpaba por... Emm, bueno...
-¿Por?- Pascu no recordaba algo más que Rodri hubiera hecho que mereciera una disculpa.
-Porque ahora se como te sentiste ese día en el río - dijo sin mirarle.
-¿Cómo...? - tardó unos segundos en entender de que hablaba - No compares. Ya te dije que no me molesta que me beses.
Rodri no le miró. Por el tono de su voz no pudo saber si bromeaba y no quería equivocarse e ilusionarse en vano, era algo que no necesitaba en esos momentos.
-Por favor, no... a estas alturas del día no estoy de humor para bromas. - suspiró, cansado.
-No estoy bromeando.
-...¿Qué?
Pascu se levantó y se acercó a él, quedando separados apenas por unos centímetros. Podía escuchar como la respiración de Rodri se aceleraba y cuando le puso una mano en la mejilla para levantarle un poco el rostro vio sus ojos brillar antes de que los cerrara ruborizado, anticipándose a los hechos. Redujo aún más la distancia entre ellos y sonrió al ver como Rodri respondía tan sinceramente a su cercanía, avanzando en su dirección con un suspiro. Deslizó su pulgar lentamente por sobre los labios levemente separados de Rodri, haciendo que este abriera los ojos sorprendido al ver que no había besado lo que esperaba.
-Jamás te besaría como lo hizo ese tipo. - Dijo apartándose un poco - Pero el día que tú quieras besarme, será otra historia.
-....qué?! - Rodri sintió que se había perdido una parte importante de la conversación porque no entendía que demonios acababa de pasar.
-Mañana vamos a beber una buena jarra de esa mierda que sirven acá para que te laves todo recuerdo de lo que pasó hoy. - comentó Pascu como si nada alejándose y quitándose su capa.
Rodri sintió que sus piernas se volvían de lana y se dejó caer sentado en la cama cuando su amigo le dio la espalda, atónito.
¿Qué mierda había sido eso?
Hubiera jurado que Pascu le iba a besar. Joder, no solo eso, él estaba más que deseoso de que el beso se concretara y de seguro Pascu lo notó. Le había besado el dedo, imposible que no lo notara.
¿Qué clase de juego estaba intentando ahora? ¿Sería tan solo una broma de muy mal gusto? ¿Y si realmente quería que él tomara la iniciativa y le besara primero? ¿Sería posible que le molestara que tuviera una "marca" de alguien más y por eso no quiso besarle? ¿¡Y si se arrepintió porque tenía mal aliento?! Un millón de teorías se peleaban en su cabeza para tener su momento protagónico.
Se había sentido tan feliz cuando supo que Pascu le había defendido, se ilusionó con la idea de que había sentido celos porque en el fondo si sentía algo por él pero con lo que acababa de pasar ya no sabía que creer. ¿Sería posible que Pascu supiera de sus sentimientos y se estuviera burlando de él? ¿Acaso realmente había querido besarle pero tener el labio herido se lo impidió? Terriblemente confundido y frustrado, comenzó a sacarse la capa y demás accesorios aceleradamente y se metió en la cama mirando en la dirección opuesta a la que se encontraba el otro.
Pascu fingía estar concentrado en quitarse la pechera pero lo cierto es que sólo buscaba una excusa para que Rodri no viera como le temblaban las manos. Otra vez había estado a nada de besarle y otra vez se había arrepentido. Las ganas de borrar con sus labios el recuerdo del posadero le dominaron por un momento pero una chispa de cordura todavía quedaba en su mente. Estaba actuando guiado por sus celos y Rodri no merecía que le saltara encima después del mal rato que le había dado el posadero.
Admitía que la reacción de Rodri ante su acercamiento había sido encantadora, no solo no le apartó si no que parecía más que dispuesto a recibir el beso que tanto deseaba darle. Le tuvo con los labios entreabiertos suspirando en anticipación, todo su lenguaje corporal le llamaba para que le besara.
Y justo ahí, en ese instante precioso, él se había apartado como un idiota.
Uno con muy nobles intenciones, pero un idiota al final de cuentas.
Sentía ganas de darse cabezazos contra la pared. ¿En que estaba pensando?
Estaba seguro de que había mandado a la mierda todos los avances que había hecho, probablemente en esos momentos Rodri estuviera cagándose en sus muertos. En el mejor de los casos, pensaría que sólo era estúpido. Lo grave sería que creyera que jugaba con él o que se estaba burlando.
Tenía que aclararle eso.
Se metió en su cama luego de apagar la vela de su lado de la habitación.
-¿Estás despierto, Rodri? - Susurró tras una interminable media hora de silencio.
-hmm- murmuró como respuesta. No sabía que decir.
-Yo... Lo siento si te puse incómodo. Solo quería demostrar que... Que yo no haría nada por la fuerza... No se si me entiendes... La cosa es que yo no soy como él... - su lengua deseaba hablar más rápido de lo que su mente hilaba los pensamientos por lo que terminó su frase balbuceando palabras sueltas.
-Ya no importa. - le interrumpió por fin esforzándose por entender qué había tratado de decirle. Solo quería que dejara de hablar del tema. - Al menos esta vez no me lanzaste al río.
Pascu sintió como el resentimiento en las palabras de Rodri le arañaba la cara.
-¿Estás enojado, verdad?
-No, Pascu, sólo quiero dormir - dijo sinceramente. Estaba mentalmente agotado. Lo más probable es que aquel mundo demencial estuviera causando efectos extraños en la mente de su amigo y por eso actuaba tan raro. Debían salir pronto de ahí antes de que las cosas se complicaran y Rodri terminara ilusionandose en vano. - Mañana será un día largo.
- vale, perdón. Nos vemos en la mañana.
-Sabes, de pronto tu idea de beber algo mañana no suena tan mal. - dijo con la cara oculta entre las mantas, intentando no sonar molesto.- Creo que lo necesito.
-Yo también.
Se mantuvieron sin hablar hasta que el sueño llegó, decididos ambos a beber hasta el hartazgo cuando despertaran. Se habían quedado con las ganas de besarse y en alguna parte tendrían que ahogar toda esa tensión.
**************
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top