♡ Interés en tu inocencia ♡

https://youtu.be/Vfdq37BDM48

AmoOoOoOOo esta canción, fuuuuuuuck aHhHhHH /Convulsiona en fanatismo.

¿Qué podría ser más peor que los lunes? Sí, que sea Lunes y este lloviendo como si se fuera a acabar el mundo y para rematar, que la primera clase sea Matemáticas.

—¡Vamos Caín! Acelera, por tu culpa llegaré tarde —rezongó Meliodas con irritación mientras recargaba su mejilla en su mano derecha.

—Lo siento joven Demon, pero debo respetar el semáforo —dijo, sin voltear a ver al más joven quién soltó un gruñido al escucharlo. —Además ya estamos a una cuadra de llegar, sea paciente, por favor —, Meliodas soltó un respingó al ver su actitud autoritaria. 

Sin embargo, antes de que pudiera insultar al pobre anciano una figura femenina en las calles lo hizo prestar toda su atención en ella. Ahí estaba la dulce Elizabeth, caminando bajo la lluvia sin nada con que cubrirse; "La pequeña ratita olvido su paraguas —pensó en su interior con una sonrisa sínica en el rostro. —Si comienzo a ser caballeroso probablemente sea más fácil que caiga en mi plan"

—¿Sabes qué, Caín? —colgó su mochila en los hombros y abrió la puerta aprovechando el trafico. —Tengo un examen de matemáticas y no quiero llegar tarde por tu incompetencia.

—¿Joven Demon? ¿Usted caminando debajo de la lluvia? Imposible —vaciló el anciano sin miedo a enfrentar al egocéntrico de su jefe.

Guñó al escucharlo. —Como sea, no olvides pasar por mi. Adiós —bajó del auto, y con prisa camino hasta la albina, quién iba distraída mirando las calles mojadas. -Quizás deba empezar con un "hola" nada con estilo para no perder el orgullo -pensaba mientras más se acercaba a Elizabeth. -Quizás deba darle un zape y reírme como loco después, o aventarla discretamente a la carretera para después pretender que soy un héroe.

Blasfemó al ver como estaba pisándole los talones; en su mente, el reunir puntos de simpatía  con pequeños detalles lo llevaría al éxito, así que debía comenzar con algo dulce y sencillo, aunque por dentro se estuviera vomitando.

—¡Hey! Pero si es mi princesa Elizabeth con su peculiar cabello plateado —exclamó con una gran sonrisa para después ponerse a su lado. Elizabeth solo respingó al verlo. —¿Qué pasa? ¿Te comió la lengua el gato? Sabes estab- 

No pudo terminar pues la chica aumento su velocidad al caminar. —Esta mujer... ¡Oye princesa, te estoy hablando!

—Solo déjame en paz —murmuró lo suficiente alto para que el blondo escuchara y de un de repente, ya lo tenía frente a ella, cubriendo su paso mientras la sujetaba de los hombros.

—Oye, tranquila linda. ¿Tanto cuesta saludarme en la calle? —sonrió ladinamente al ver el leve sonrojo en sus mejillas albinas. —Se que comenzamos con el pie izquierdo pero podemos remediarlo, ¿verdad?

Elizabeth apartó sus manos al escucharlo. —Ajá, déjame decirte que tú fingiendo ser amable das miedo, así que déjame pasar necesito llegar ya. Oh, y procura no volver a acercarte, tu compañía no es algo que quiera tener.

—Eres una grosera —, se cruzó de brazos sin dejar de seguirla. —Por eso te hicieron lo que te hicieron, yo todavía que vengo a consolarte... Y así me pagas.

Elizabeth sintió su sangre hervir. —NO necesito la compasión del chico que me mandó golpear, ahórrate la hipocresía.

—Oh no, no es hipocresía corazón solo quiero ser amable, es todo.

—Aléjate Meliodas, me estoy empapando y necesito llegar al colegio —, logró dar tres pasos antes de que él le reprochará por su comentario, sin embargo, un auto paso con velocidad cerca de la orilla logrando alzar una gran cantidad de agua, Meliodas se puso detrás de Elizabeth logrando que esta se mojará de cintura a pies ante la mirada de varios alumnos.

Una vez más. Volvía a ser objetivo de largas carcajadas que la hacían querer correr lejos de todo.

—¿Hum? ¿Por qué se ríen? —cuestionó al escuchar los murmullos y carcajadas de los demás. Bajo la mirada al ver como la albina susurraba palabras inatendibles. —Hey Elizabeth, ¿Qué pasa ahora contigo? ¿No llevabas prisa?

—Te detesto... —, comentó con un nudo en la garganta. —En serio no tienes idea de cuanto te odio.

Meliodas alzó una ceja al escuchar sus balbuceos y se inclinó levemente para acercarse más a ella. —¿Qué dijiste?

—Dije... ¡Que quiero que te alejes de mi! —su inesperada acción hizo que el blondo retrocediera ante tal respuesta, y no solo eso, las lágrimas en los ojos de ella lo hicieron sentir un extraño sentir en su pecho. —Te lo pido —susurró con la voz cortada tratando de detener su cascada de lágrimas.

 —Solo quiero que te largues, eres un asco de persona, tú y todos tus amigos serán descubiertos... ¡Todo el mundo se enterara de quién en verdad es Meliodas Demon! ¿Qué te crees? ¿Un Dios? Déjame decirte que no voy a tolerar más tus humillaciones.

—Vaya —respondió con un tono burlón. —Creo que tu discurso ha sido el más memorable que he escuchado después del de mi padre. Aunque te pido que lo hagas menos repetitivo, estoy harto de escuchar lo mismo tantas veces, es tannnn aburrido.

Elizabeth lo miraba con aversión, no creía en lo que había escuchado, ¿Por qué Meliodas tenía que ser tan antipático? ¿Por qué tuvo la mala suerte de tenerlo en su camino?

—Eres un mal-

—Shuuu —la interrumpió con un dedo en los labios y una sonrisa sínica. —Te lo dije una vez Elizabeth, mientras seas mi centro de atención no dejaré de estar en tu camino, no importa que hagas yo estaré cerca de ti, por eso quiero hacer las pases contigo Goddess.

Gracias a tal espectáculo, nadie noto una bella limosina pararse frente la entrada del prestigioso colegio dando paso a un apuesto joven de cabellos albinos, quién presto su atención al círculo de gente expectante.

—¿Señor? ¿Ocurre algo? —preguntó su chófer.

—¿Eh? No Peronia, solo quiero saber que esta pasando.

—Entiendo, tenga cuidado joven Mael, y que le vaya muy bien.

—No, no, gracias a ti por traerme, nos vemos en la tarde, no olvides hacer tus pendientes. Con confianza —dijo para después salir del transporte y caminar hasta el show, donde sus ojos enfocaron a cierta chica que él conocía. —¿Elizabeth?

—Puede que no te gusten mis términos querida, pero así empiezan las grandes amistades ¿no? sobre todo si estas metiéndote conmigo y mi empresa, no sabes lo qu-

—Oye, ¿Qué se supone que estas haciendo?

La gente no tardo en murmurar con mas fuerza y sorpresa ante repentina aparición; no solo porque alguien se había metido a defender a Elizabeth, si no, por ser nada más y nada menos que uno de los líderes de la prestigiosa familia Arcángel. 

Ante la mirada molesta de Meliodas, Mael se quito su saco cubriendo con cierto cariño a Elizabeth, quién le agradeció a través de su mirada y una sonrisa que viniera en su inesperado rescate.

—Odio a los que se meten en mis asuntos —intervino el rubio con un claro enojo. —Tengo una charla con mi princesa y me estas quitando el tiempo —Mael alzó ambas cejas al escucharlo. —Incluso si me la niegas la buscaré hasta en el mismo infierno para poder hablar con ella.

—¿Para que vuelvas a ocasionar otro teatro? ¿Qué carajo te ocurre pelos parados? —, Meliodas apretó los puños. —A una mujer siempre se le habla con respeto.

Meliodas se acercó a Mael, poniéndose a su altura para susurrarle al oído. —No trates de hacerte el héroe ante este sinónimo de mujer, es mi presa y hagas lo que hagas no lo vas a cambiar  —cuando lo escucho gruñir, se alejó de él para mirar a la fémina.

 —Preciosa, nuestra charla aún no termina. Ten un lindo día, nos vemos —se esfumó con una sonrisa hasta donde Ban se encontraba, llevándose con él a la multitud de curiosos espectadores y dejando solos

—Mael, muchas gracias por... defenderme —habló con un nudo en la garganta mientras limpiaba sus pequeñas lágrimas.

—Jamás permitiría que a una amiga mía le hablaran de esa manera, además, estoy feliz de saber que estudiaremos juntos pequeña Goddess —llevó ambas manos a los hombros de la fémina, captando toda su atención para que olvidará sus ganas de llorar.

—Diosas, ya van dos veces que me salvas y yo no he podido hacer nada por ti —esbozó una sonrisa al verlo sonrojarse.

—Eso no es relevante, con ver tu sonrisa es suficiente, ¿te apetece un chocolate caliente después de la primera clase? 

Elizabeth tomo su mano para caminar hasta la entrada del colegio. —Sería maravilloso, ¿nos vemos a las ocho aquí mismo?

—Claro Elizabeth, aquí estaré —sus manos se separaron hasta que la albina lo perdió de vista entre los pasillos llenos de estudiantes.

Elizabeth suspiró al sentir el aire frío dándose cuenta que aún poseía el saco del albino; soltó una risita y volteó a ver los pasillos esperando ver a Elaine. Había quedado con ella ayer, pero no aparecía.

—Vamos Elaine, vamos a perder la clase —susurró con la esperanza que apareciera de repente. Sin embargo el universo le mando a alguien más.

—¡Ohhhh, Elizabethhhh! —canturreó con emoción mientras se acercaba a ella.

—¡Ugh! No otra vez por favor —apretó los dientes al ver como una silueta rubia se acercaba a ella como si fuera a cazarla.

—¡Por fin te separas de ese tonto! —Elizabeth suspiro con molestia.

—Meliodas hazme el favor de perderte, no quiero saber nada de ti, siempre que estas a mi al rededor paso el peor de los momentos —cruzó sus brazos al decirlo, no caería en sus absurdos intentos de conseguir su perdón.

Pero todo eso no basto pues el de ojos verdes la tomo de los hombros para acorralarla en la pared detrás de ellos. —Se lo que estas haciendo princesa pero  tú método de psicología inversa no funcionara, gritas que me odias pero se que te agrado en el fondo —, Elizabeth soltó un suspiro entre cortado.

—Hasta crees, creo que de tanto golpearte la cabeza te afecto el cerebro —, Meliodas rio. —Mejor lárgate con tu amigo abusador y déjame continuar con mi vida.

—Hablando de amigos, si estas esperando a tu pequeña amiga deja te digo que no llegará.

—¿¡Qué!? —golpeó el hombro de Meliodas con fuerza. —¿¡Qué le hiciste demonio!? —El chico respingo ofendido.

—¿Yo? Nada. Demonios mujer, ¿porqué piensas que soy tan cretino? —, ahora fue ella quien soltó una risa. 

—¡Porque contigo solo pasa algo, y esas son desgracias! Iré a buscarla yo misma ¡patán! —trato de soltarse de su agarre pero Meliodas se lo impidió sujetándola sutilmente de la cadera.

—¿Quién a dicho que nuestra conversación termino? —, sonrió ladinamente poniéndola nerviosa. —Aún hay términos pendientes.

—¡Estas loco si crees que te haré caso en algo!

La ignoro por completo sin dejarla de sujetar. —Primero, tendrás que estar a mis servicios las 24 horas del día —, Ella suspiró molesta. —Investigue tus documentos y como vi que te postulaste a enfermería tienes un código de salud del paciente y necesitado que te obliga a cumplir mi termino.

—Tu lo has dicho tonto, es solo para enfermos y necesitados y yo no te veo en ninguna de esas posiciones —, pero Meliodas paso por alto su comentario.

—Segundo, a partir de hoy seremos mejores amigos no importa si dices no, no te haré caso, mi palabra es más importante que la tuya —, Elizabeth comenzaba a notar que a pesar de todo también era un completo machista. 

—Hasta crees que te haré caso, ni siquiera te considero un amigo.

Pero de nuevo Meliodas la paso por alto. —¡Último termino! Tu atención va para mi, no para el sujeto "cara bonita y bonito peinado" ¿entendido? Qué sea un héroe no lo convierte en alguien importante.

La albina alzó una ceja al escucharlo. —¿Hablas de Mael? ¿Quién te crees para restringirme amigos? Tus términos me los paso por el trasero así que piérdete —una vez más trato de empujarlo, sin embargo, él colocó una de sus manos en su mejilla apegándola más a él.

—Creo que piensas que estoy jugando, pero no mi amor; los juegos son para niños, quiero remediar nuestra absurda relación así que a partir de ahora seremos mejores amigos y eso implica que estaré a tu lado siempre.

Elizabeth no soportaba su cercanía y de alguna manera él había logrado sacarle un sonrojo del cual no podía escapar si seguía mirándolo a los ojos. —¡N-N-No te pongas tan cerca de mi, tonto!

—Gracias amiga, nos vemos pronto —, la soltó y sin decir más se alejó de ella sin explicación alguna. Caminando con cierto aire orgulloso por los pasillos. 

—El porcentaje no subió mucho, pero mínimo ya logre hablar bien con ella —murmuró para él mismo al recordar su plan, mirando con indiferencia a cierto albino sentado a unos cuantos metros de él. —Y tú Mael, no volveré a dejar que me arrebates lo que más deseo.

◁◁ Interés en tu inocencia ▶▶

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¡Regreseeeeeeeeee! ¿Me extrañaron nishishi? (ya se que no pero digan que sí T-T) jajaja bueno, espero les haya gustado el capítulo, seguiremos con el mismo horario, y con las mismas dinámicas, gracias por la espera las y los amoooo.🤸‍♂️❤

Todos los sábados, actualización de "Rosas Y Espinas"

Una disculpa por cualquier falta de ortografía ✨

"Gracias a ti lector que te diste la oportunidad de leer mi historia" ❤️⚠️

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