XXXIII: Un amor tóxico
Al ver las lágrimas de Camus, el abogado lo abrazo, acarició su cabello y trató de calmarlo, ahí recién se dió cuenta que Camus tenía restos de comida en su cabello, pero antes de preguntar eso, trato de calmarlo con lo más importante.
—Camus te prometo que no dije nada parecido a eso, a nuestro hijo siempre lo reconoceré como mío... Te juro que no se cómo Aioria lo sabe.— El mayor tomo el rostro del francés entre sus manos y luego lo beso en su frente.
—Shura esto ya me dió miedo... Aioria me arrojó la comida y estaba por lanzarme el agua caliente al rostro.— Camus solo se abrazo a Shura, ocultando su rostro en su pecho. Temblaba como un cachorro muerto de miedo. Y aunque resultara imposible de creerlo, confrontaria a Aioria para saber la verdad, pues era realmente sospechoso que supiera del bebé cuando nadie más lo sabía. Excepto por Afrodita, Angelo y hasta Kardia, pero ninguno de los tres estaba tan relacionado con Aioria.
—Lo siento, no quería exponerte a más peligro... Pero se paciente porfavor, Aioria solo se quedará unos días hasta que sus padres vengan por el... Prometo que será la última vez que algo así te vuelva a pasar.—
Camus solo asintió con timidez, aún sin Milo cerca los problemas le perseguían y no sabía cuando acabaría su mala suerte.
Cómo la comida había ensuciado al menor, Shura se dedico a ayudarlo a desvestirse para luego bañarlo, por lo que tardaron más de lo esperado. Shura envolvió al menor en una bata y una toalla en el cabello, luego lo llevo entre sus brazos devuelta a la habitación, dónde aún seguía Aioria.
—¿Aún no te lavaste tu brazo?—Dijo con molestia Shura al ver qué el menor aún no se había movido de su lugar.
—No puedo hacerlo, realmente me duele mucho.— Comentó entre el dolor un tanto finjido, Shura solo suspiró y dejo a Camus en la cama.
—Esperame afuera, primero atenderé a Camus, luego hablaremos de lo que le hiciste.— La forma tan seria de hablar de Shura estremeció a Aioria, ya que el abogado nunca le había hablado en ese tono, observo que el mayor no le dirigía siquiera la mirada, así que no tuvo otra que salir de la habitación.
Al estar solos, Shura por fin pudo atender la herida de su pareja luego de envendar su mano, le ayudo a vestirlo y finalmente peino su hermoso cabello con mucho cuidado.
—¿Quieres algo especial de comer? Saldré un momento y para que estés más seguro me llevaré a Aioria conmigo.— Dijo sin dejar de peinar ese sedoso cabello.
—¿Tardaras mucho?— Preguntó con preocupación, lo poco que conoció a Aioria, se dió cuenta del interés que tenía por Shura, confiaba en su novio, pero no en su invitado.
—Una hora o dos, necesito darle el nuevo caso a un amigo, luego de eso llamaré a los padres de Aioria para que se lo lleven.—
—Esta bien... ¿Es mucho pedir algo de comida china?— Preguntó con una sonrisa traviesa, Shura solo rio ante eso. Esperaba encontrar algún local de comida china por la ciudad.
—Hare todo lo posible por conseguirlo.— El joven abogado beso los labios de su pareja y por fin el mal rato que Camus paso, se olvidó aunque sea por un momento.
En el regadero de la cocina Aioria estaba lavando su brazo, sin duda le dolía, pero le dolía más la indiferencia de Shura. Apretó sus dientes con fuerza y pensaba muchas maneras de deshacerse del francés.
—Milo, eres un maldito mentiroso... Se suponía que te llevarías a tu novio muy lejos de Shura...— Murmuró entre dientes, pronto el agua paro de salir y vio que Shura había apagado el grifo.
—Es suficiente, siéntate y muéstrame tu brazo.— Dijo el mayor, ambos pasaron a sentarse a la mesa y Shura se dedico a curar la herida del menor, la cual era más grande que el de Camus. Pero eso no hizo que tuviera más compasión.—¿Puedo saber porque le hechaste la comida a Camus? Y por si fuera el accidente que tuvieron fue porque le ibas hechar el agua caliente al rostro.
—¿¡Eso te dijo!? Está loco...— Dijo de manera indignada el menor, pero eso solo ocasionó que Shura apretara con fuerza su brazo herido.— Ay... Fue un accidente, me tropecé al momento que le iba entregar la comida, el en venganza quiso hecharme el agua caliente yo solo me defendí.
—Aioria quiero el número de tus padres ahora... No pensarás en quedarte aquí, ¿Verdad?— Cuestionó con seriedad, se notaba que el menor mentía, pues la forma desesperada de contar los hechos le delataba, todo lo contrario a la tranquilidad en que Camus hablo.
—No lo tengo... Verás cuando Afrodita vino por mí, se molestó y rompió mi celular, entenderás que no pude recuperar el contacto de mis padres.— Comento con total inocencia, a lo que Shura suspiro, sería realmente tedioso tener al menor bajo el mismo techo que su pareja.
—Se lo pediré a tu hermano mañana mismo... No puedo creer que intentaras lastimar a mi novio, te dije que lo menos que quería causarle es estrés. Lo que me recuerda, ¿Como sabes que el hijo que espera no es mío?—
—Eso...— Aioria está vez si se mostró nervioso, no sabía cómo reaccionaría Shura si le decía que tenía algo que ver con Milo.— Lo dije de la nada, yo que culpa tengo de que sea cierto.
Las palabras del menor solo molestaron aún más a Shura, un buen golpe era lo que necesitaba, pero eso solo ocasionaría más conflicto, así que solo respiro profundamente antes de hacer cualquier cosa.
—Aioria cuida tus palabras... Lo que hiciste hoy debería ser más que suficiente para botarte de mi casa, pero te tengo cierto aprecio por el pasado, pero no abuses de mi confianza. Espero que regresando te disculpes con mi novio.— Shura se puso de pie en cuanto acabo y guardo todo, dejando un poco confundido a Aioria.
—¿Regresando? No entiendo...—
—Veremos al nuevo abogado de tu hermano, no puedo dejarte aquí sabiendo lo que puedes hacerle a mi novio.— Hablo más que molesto.
—¡Ya te dije que fue un accidente!—
—¡No está discusión! Nos vamos ahora, ya van a ser las 6.— Aioria quería protestar al respecto, sin embargo, Shura le había tomado de su brazo herido y en el momento menos ambos estaban en el taxi yendo en dirección de la cafetería que quedaron anteriormente Shaka y Shura.
—Tu y Aioros siempre hablaron de ir a España, pero ahora.... ¿Te llevarás a ese chico allá? ¿Que pretendes?— Por primera vez Aioria dejo de fingir amabilidad, poco le importaba que estuvieran en el taxi, pero simplemente el menor quería saber las razones de porque Shura se aferraba a alguien como Camus.
—No tengo por qué darte explicaciones Aioria, pero como veo que no estarás tranquilo te lo digo: Amo a Camus, está esperando un hijo mío y el lugar más adecuado para darle una vida digna a él y a mi hijo es llevarlo allá... No pretendo quedarme en un lugar donde solo recuerdo lo que me hizo tu hermano.—
—¿Entonces lo haces por el pasado?—
—No en realidad... Simplemente es porque amo a Camus, el tampoco merece quedarse en un lugar donde solo recordara todo lo malo que vivió.—
Aioria no comprendió lo último, ni siquiera hizo el esfuerzo por hacerlo, pues escuchar a Shura solo hacía que su odio por Camus creciera, si la unión de ambos era ese bebé, trataría de eliminarlo antes de irse de la casa del abogado.
Pronto ambos llegaron y Shura pago el taxi, tardaron 15 minutos más de lo acordado y Shura solo esperaba encontrarse con el abogado, ya que sabía de lo importante que era la puntualidad para Shaka, por lo que no estaba seguro si aún lo esperaba. Por fortuna cuando ambos entraron, en una mesa de la esquina estaba el joven abogado observando su tableta. Al alzar la mirada y ver a su colega le saludo con una sonrisa invitando a ambos jóvenes a sentarse.
—¡Shaka! Lamento mucho la tardanza... Se me pasó el tiempo por un accidente en mi casa y luego...— Shura trato de explicarle, pero Shaka solo lo miraba con una una sonrisa, lo que le indico que no debía seguir.—Lo siento...
—No te preocupes, ¿Quien es tu acompañante?— Preguntó mientras miraba al menor, Aioria pocas veces vio a alguien tan hermoso, esa piel blanca y su melena rubia, no tenía ni un solo pelo fuera de lugar, se veía alguien pulcro y elegante, simplemente era maravilloso, tanto que se sonrojo en cuanto esos ojos azules lo miraron y agachó su cabeza.
—Es Aioria, el hermano menor del acusado.— Mencionó Shura como si nada, mientras alistaba de su maletín los documentos que Shaka necesitaría. Mientras Aioria se quedó un poco apenado, pues conocer a alguien tan lindo como ese abogado en esas circunstancias era vergonzoso.
—Quiero aclarar que no soy como mi hermano... Que me apena todo lo que hizo y que jamás seguiría sus pasos.— Se defendió el menor con cierta timidez. Shaka vio esa acción tan tierna que solo río ligeramente.
—Un gusto conocerte Aioria imagino que estarás preocupado por tu hermano, pero te prometo hacer todo lo posible para que se libre de los cargos en los que está involucrado.— La amabilidad de Shaka encanto aún más al menor, y solo asintió, dejando que ambos abogados discutieran la situación de Aioros.
Así paso una hora, Aioria solo se había pedido un café mientras que los otros dos estaban tan inmersos discutiendo que nisiquiera tocaron el vaso de agua que se les dió de cortesía.
Al finalizar Shura le dió la mano a Shaka a forma de despedirse y también de agradecimiento.
—Te debo una grande Shaka, espero compensartelo algún día.— Dijo Shura, más tranquilo al saber que un abogado tan bueno como Shaka asumiría el caso.
—De eso no te preocupes mi querido Shura, para eso estamos los amigos, aunque no tan cercanos en nuestro caso.— Shura se sonrojo ante lo último, odiaba no haber convivido antes con Shaka, pues su relación era más de compañeros que de amigos. El abogado solo se rió al ver lo apenado que estaba el español y le dió una palmada en la espalda.—Lo siento... No dije para que te imcomodaras, bueno nos vemos mañana. Espero también verte Aioria
Shaka se puso de pie y estaba listo para marcharse, sin embargo, antes de irse le guiño el ojo al menor y se marchó dejándole muy sonrojado.
Sin duda ese abogado sabía cómo poner nervioso a la gente. Y eso mismo lo experimentaron el español y aún más el menor, quien solto un suspiro al ver marchar al abogado, su mirada lo siguió hasta ver qué se subía a un lujoso auto. Sus ojos se iluminaron, ese joven no solo era alguien apuesto sino que también se notaba que tenía dinero.
Pronto dejo de verlo, pues Shura lo había tomado de la mano y se lo fue llevando fuera de la cafetería.
—¿De casualidad conoces un lugar de comida china?— Preguntó el mayor al ver qué Aioria no dijo nada desde su encuentro con Shaka.
—¡Acabo de llegar después de dos años! ¿¡Y todavía me lo preguntas!?— Grito el menor más que alterado, tan solo recordar esos dos años lejos de Shura fueron como una tortura. Y el mayor nisiquiera ponía en consideración lo que pasó.
—Se me olvidó...—Shura se sorprendió al ver ese reaccionar, más cuando observo que algunas lágrimas caían del rostro ajeno. hasta ese punto no lograba entender porque Aioria reaccionaba asi.—Lo siento, pero son pequeños detalles, no te pongas así.
—Shura realmente eres cruel... Es por ti en primer lugar que me enviaron allá, yo solo deseaba verte y ahora nuevamente quieres que me vaya, ¿Dime porque no puedo quedarme a tu lado!?— Aioria poco le importó que estuvieran discutiendo en plena via pública, la gente volteo a verlos en cuanto el menor grito.
—¡Te estás quedando en mi casa, pero no haces el mínimo esfuerzo por comportarte! Aioria atacaste a mi novio... No quiero que nadie ni siquiera tu lo lastimen, solo por eso quiero que te vayas.— Shura no grito, pero si hablo con seriedad y en un tono alto.
Aioria solo se frustró por esa respuesta y estaba por irse, pero Shura le tomo de la mano, evitando que diera un paso más.
—¡Sueltame! ¡Si quieres que me vaya así será!— El menor tenía sus emociones al borde del colapso y Shura no entendía ese comportamiento.
—Vamos a casa... Aquí todos nos están viendo.— Mencionó algo apenado el mayor, a lo que Aioria solo se molestó aún más. Ignoro a la gente que se les quedaba viendo y el abogado aún no se daba cuenta de sus sentimientos, así que en un impulso se acercó a Shura y lo beso en los labios.
Por fin su sueño de tocarlo aunque sea solo una vez se había logrado. Deseaba que el tiempo se detuviera en ese preciso momento.
Continuará...
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