XXVIII: La luz del mañana
—¿Hicieron lo que les ordené?— Preguntó una voz gruesa, a lo que tres jóvenes que estaban frente a el asintieron. Uno de ellos llevaba una muleta, pues aún no se había recuperado del todo luego del disparo que había recibido.
—Si señor Hades, vaciamos todas las cuentas de Milo Makris.— Uno de los jóvenes le entrego un portadocumentos con todos los movimientos bancarios de Milo. El mayor reviso a detalle todo y quedó satisfecho con los resultados, todas esas cuentas vacías. Había dejado a su rival en banca rota, sin duda tardó más de lo esperado, pero lo había logrado.
Pronto los golpes de la puerta lo sacaron de concentración.
—Adelante...— Una vez teniendo ese permiso, una bella joven de cabellos lilas se acercó al mayor con un rostro angustiado.
—¡Tio! ¿Ya viste?— La joven le mostró su celular al mayor, en dónde aparecía un noticiero con los últimos informativos, en ellos se resaltaba la captura de Milo, eso sin duda no se lo esperaba. Así que tomó mejor el celular de su sobrina, y escucho los titulares.
Milo Makris, el empresario de una de las constructoras más importantes del país, se encuentra detenido por diferentes delitos cometidos, entre ellos un secuestro, el lavado de activos y el tráfico de armas. Pronto daremos a conocer más detalles.
—Eso no me lo esperaba Sahori...— Dijo el mayor, devolviéndole el celular a la joven.— ¿Ustedes tienen algo que ver?
—Para nada señor... Luego del incidente de Aiacos, nos concentramos en hackear las cuentas de Milo.— Comentó un joven de cabellos plateados.
—¿Entonces que pasará con Milo?— Preguntó la joven un poco preocupada.
—Es obvio que investigaron el caso y si encuentran más evidencias acabará en prisión, por eso te lo dije desde un principio mi querida sobrina... Ese chico no te convenía, creo que el mismo karma se encargó de devolverle el daño que te hizo.— Dijo con una sonrisa siniestra, acariciando el rostro de su sobrina, quien solo asintió a sus palabras.
Hace un año, ella era la candidata perfecta para ser la esposa de Milo, incluso conocía a Kardia y se llevaba bien con su esposa Calvera, ambas mujeres ya tenían planes futuros una vez que Sahori se casará con Milo. Tanto así que Hades se ofreció a pagar la boda, pues quería que su única sobrina, tuviera la boda de sus sueños. Eso sí, debían formalizar su noviazgo, para luego ya pasar a los planes de casarse.
Sin embargo, todos esos planes se fueron a la basura, en cuanto Milo anuncio que no quería nada con Sahori. Lo peor fue que no lo dijo en privado, sino que humilló a la joven en medio de una fiesta.
—Ni de broma me casaría contigo Sahori, eres una chiquilla que solo vive a costa de su tío... No tienes ambiciones y lastimosamente solo eres una cara bonita.— En eso se acercó más a la joven y le susurro en sus oídos.— Nisiquiera sirves en la cama.
Eso último destruyo a la joven quien entre lágrimas y más que humillada salió de la sala cubriendo su rostro. Los demás invitados solo se rieron de ello, puesto que Sahori siempre andaba de presumida, diciendo que la debían respetar porque pronto sería la esposa de Milo. Por eso y mucho más, algunos quedaron satisfechos y otras personas más decentes, se quedaron tristes al ver a la dama.
Hades fue testigo de aquello, pero no pudo hacer mucho, ya había ocurrido lo peor, ese fecha corto conexión con Milo y su familia, retirandos sus inversiones. De ahí nadie supo más de Sahori y su tío, más que solo por la noticias de que su empresa iba teniendo las ganancias del año.
Pero en todo ese año que estuvieron ausentes de reuniones sociales, Hades invirtió sus ganancias en hacer caer las empresas de Milo y por fin lo había logrado.
En menos de 24 horas se darían cuenta que no solo las tarjetas de Milo estaban vacías, sino que los fondos de sus empresas habían desaparecido.
Estaba contento, por fin se había vengado del chico que había lastimado a su querida sobrina.
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Kardia no sabía que pensar o decir, vio como su hijo era llevado, quiso seguirlos, pero había cuestiones por resolver. Debía confirmar si el hijo que esperaba Camus era de Milo, de ser así no podía dejar que se fuera.
Se acercó a Camus a preguntar lo que había escuchado por su hijo.
—¿Lo que dijo Milo es cierto? ¿Estas esperando un hijo suyo?— Kardia hablo seriamente y Camus no sabía que decir. Sobre todo no quería que Shura se enterara de esa manera. Pero en eso el mayor se puso delante suyo, para ser el quien hable con Kardia.
—Señor Kardia... Creo que no es momento de hablar de eso. Camus debe estar cansado por todo lo que pasó hoy y creo que usted debería buscar un buen abogado para su hijo.—
—Disculpame Shura, pero no creo que esto pueda esperar... Necesito saber eso... ¿Al menos es cierto? ¿Desde cuándo estás embarazado?— Kardia estaba angustiado, esa noticia fue sorpresiva, pero estaba seguro de que si era verdad, haría lo que fuera posible para que el niño no se fuera con Camus.
—No lo sé señor Kardia... yo también recién me enteré.— Camus se abrazo a Shura. No quería pasar por exámenes médicos, el mismo no asimilaba la noticia ni en sus planes estaba tener un hijo. Era por eso que siempre fue cuidadoso y no sabía cómo era posible.
—Camus... Se que antes te dije que podías irte, pero si estás esperando a mi nieto no puedo dejarte ir, considero que lo más adecuado es que estés conmigo.— Kardia no podía dejar a ese niño desamparado, sobre todo sabía de dónde venía Camus, si tenía conocimiento de que no contaba con dinero, y eso nunca le importo hasta ahora.
—Debe ser una broma... ¡Kardia usted nos dio ya el permiso de irnos! ¡No puede cambiar los hechos!— Shura intervino en esa conversación, el bebé de Camus no sería un impedimento para llevarselo.
—¡Entiende que las cosas cambian Shura! ¿¡Que vida le espera ese niño a lado de Camus!? ¡Sin un padre y sin dinero solo sufrirá!— Kardia ya pensaba a futuro, deseaba de todo corazón que ese niño creciera bien. Pero grande fue su sorpresa al saber la respuesta del menor.
—¡No pienso tener al niño!— Tanto como Kardia y Shura se quedaron perplejos, al igual que los demás, esperaron todo tipo de alternativas menos eso.— ¡No pienso tener al niño que siempre me recordara la tortura que me hizo pasar Milo! ¡No lo quiero!
Fue ahí que recién Kardia entendió que debía ser más comprensible con la situación. Ese pequeño ser no tenía la culpa de nada y anhelaba verlo crecer.
—Camus... Perdóname, pensé solo en niño más no en ti.— Kardia volvió a tomar un tono más amable.— Porfavor vamos al hospital, veré qué estés bien para que puedes irte.
En esos momentos Kardia trato de sostener a camus de su hombro, pero este lo aparto. Ya se había dado cuenta que su suegro no era tan diferente a Milo.
—No iré a ningún lado con usted..— Camus mostró la rabia en sus ojos al ver al mayor. Se acercó al carro en el que habían llegado Shura y por fortuna era el mismo que habían usado, así que sus cosas estarían ahí. El mismo tomo la mochila y el cheque que antes Kardia le ofreció y lanzo todas esas cosas a los pies del mayor.— No necesito nada de usted ni de su familia... Ya no se preocupe por su nieto que nisiquiera lo tendrá.
Camus no espero a la respuesta ajena y se subió al auto, tanto Afrodita y Angelo hicieron lo mismo. Entendían la decisión del menor y estaban ahí para ayudar no para meterse en asuntos familiares. Shura junto a Kanon fueron los únicos que se quedaron un momento más con Kardia, quien trato de acercarse al auto pero Kanon no permitió que avanzará.
—Se nota que usted y Milo son la de la misma calaña.— Dijo con molestia Kanon, no se había atrevido a hablar en un asunto una importante, pero al ver qué ese asunto afectaba de más Camus, no pudo quedarse más de brazos cruzados.
—Kanon porfavor entiende mi posición... No quiero que mi nieto crezca lejos de mi y de mi hijo.— A pesar de que Kardia sonaba angustiado, no le convenció a Kanon. Pero antes de seguir discutiendo, Shura intervino.
—Camus tomo su decisión... Gracias por la ayuda pero creo que no debimos aceptar en un principio.— Shura también se sentía decepcionado de como había resultado ser Kardia, así que el también le devolvió el cheque.
—Shura porfavor espera... Realmente no pensé en lo que dije, pero no quiero que Camus haga alguna tontería. Porfavor tu eres el único que puedes cambiar su opinión.— la angustia de Kardia creció al saber que perdería a su nieto, le tocó suplicar, pero Shura solo negó.
—Le prometo que respetare la decisión de Camus, si desea tener al bebé yo me haré cargo de ambos, pero si Camus no lo desea... No tengo otra que apoyarlo.— Shura vio el dolor de Camus, así que en cualquier decisión que tomara lo apoyaría. No se quedó a escuchar a Kardia y el también subió al auto, imagino que ahora la opción de ir a España tardaría un poco más, pero haría lo posible para irse de ahí junto a Camus.
Kardia ya no se acercó a ellos, debía darle su espacio al menor, pues al estar todos alterados no llegarían a una solución. Fue Kanon el que se acercó al auto para despedirse del menor, al menos ahora estaría más tranquilo al saber que Milo estaría tras las rejas.
Camus al ver a Kanon dejo pasar su molestia y salió una vez más a abrazarlo, si el no hubiera estado a su lado, no hubiera podido soportar todo ese tiempo a Milo e incluso ahora cuido de el, gracias a Kanon y Aldebarán pudo estar bien aún cuando Milo hacia su vida un infierno.
—Donde quiera que vayas, porfavor ve con cuidado...— Recomendó Kanon con mucho cariño, abrazando al menor.
—Tu también... ¿Estarás bien verdad?— Camus no pudo evitar preocuparse. En sus ojos se notaba la tristeza de que talvez esa sería la última vez que lo vería.
—Por su puesto, Shura por favor cuida de él.— Como la puerta estaba abierta, Shura había escuchado esa pequeña conversación y solo asintió.— Se que no me corresponde, pero quiero pensar que el pequeño que esperas también es tuyo... Piensa mejor las cosas antes de tomar una decisión.
Camus no supo que responder y solo asintió. Volvió a subir al auto y Kanon cerró la puerta, alejándose un poco para verlo ir. Está vez estaba dejando a Camus en buenas manos, a el solo le quedaba seguir con su vida. Aunque por dentro deseaba haber sido el quien realmente hubiera salvado al menor y retomar su relación, pero alguien más estaba en su corazón, ahora solo deseaba su felicidad.
Angelo al ver que ya estaban todos, encendió el auto y nuevamente se dirigieron a la mansión. Nadie dijo nada en el camino y eso solo podía más nervioso a Afrodita, así que decidió dejar a solas a Shura para que hablara con el menor.
—Angelo... Tengo hambre, ¿Pasamos por algo de comida?—
—Son más de las 11, ¿Que restaurante está abierto?— Preguntó Angelo sin entender los antojos de su pareja, pero en cuanto el semáforo les indico luz roja, Afrodita bajo del auto.
—No lo sé, así que vamos a buscarlo. Shura, ¿Porque no se adelantan? Los alcanzaremos luego.— Dijo con una dulce sonrisa. Y Angelo recién entendió que quería dejar a los dos jóvenes para que hablarán, así que bajo del auto y les dejo las llave.
—Creo que recordé un lugar... Vamos dita.—
Fue así que ambos se fueron, y como las calles a esa hora estaban vacías, Shura no movió el auto.
—Camus... ¿Podemos hablar?— Shura no sabía cómo empezar a hablar con el menor realmente, para el también había sido sorpresivo la noticia del bebé, pero realmente amaba tanto a Camus que eso no le importaba. Solo deseaba que el menor realmente pensará mejor las cosas.
—Entiendo que ahora no me quieras...— Camus imaginaba lo peor, estaba seguro que nadie lo volvería a querer con un bebé de por medio.
—No es eso... Camus no hay nada en este mundo que me impida amarte.— Al estar ambos sentados en la parte trasera del auto, estaban cerca, por lo que el abogado acaricio con dulzura su rostro.— Yo quiero apoyarte en cualquier cosa que decidas, tener o no al bebé es tu decisión... Si lo tienes prometo ser el mejor padre para ese pequeño, pero sino es lo que quieres... No puedo obligarte a tenerlo.—
—Realmente no se que pensar ahora Shura... ¿Encerio estarías dispuesto a amar la hijo de otro hombre?— Camus tenía sus dudas, y estaba ahora en un dilema mayor. Elegir al bebé o no.
—Claro que si, porque ese niño que esperas no solo es hijo de Milo, sino también tuyo, ese bebé llevará un pedazo de ti y yo sería la persona más privilegiada de poder amarlo como se lo merece y tan solo imaginar que algún día me diga papá me llena de emoción.— Ante las palabras ajenas, los ojos de Camus se cristalizaron. Nunca imagino el amor incondicional que le tenía Shura. Esa confianza que le dió hizo desaparecer toda duda de su corazón.
Talvez después de todo, no estaría mal tener al bebé.
Continuará...
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