XXV: Felicidad garantizada
—Debo llamar a Milo y darle la noticia.— Comentó Aioros empezando a vestirse, mientras que su novio hacía lo mismo. Luego de unas horas de placer ambos habían tomado una ducha y se dispusieron a organizar sus deberes, sobre todo Aioros, quien realmente estaba ansioso por darle el informe a Milo.
—¿Tu crees que lo tomara bien?— Preguntó el mayor, mientras terminaba de vestirse.
—Creeme que si, hace tiempo me dijo que deseaba tener un bebé... Por eso cambio las pastillas anticonceptivas de Camus por otras, que resultaron ser más vitaminas. No creí que funcionaría, pero los resultados de sangre son los más precisos para confirmar un embarazo.— Pronto el joven también termino de vestirse y se dirigió a su escritorio para tomar su portafolio y guardar esos documentos ahí mismo. Luego de ello tomo su celular y marco al número de su jefe.
—Solo ten cuidado y no cometas el mismo error de Kanon.— Sugirió con cariño Saga, puesto que trabajar para un hombre como Milo tenía cosas buenas como malas.
—Tranquilo, al menos por un acuerdo del pasado me tiene un poco de respeto...— El joven tuvo que parar su conversación con su pareja en cuanto su jefe contesto.—Milo, lamento molestarte... Pero debo decirte algo urgente con respecto a Camus, ¿Tienes tiempo?
Al otro lado de la línea estaba Milo llevando a Aioria hacía el departamento de Shura, luego haberle comprado un celular e invitarle a comer. La noticia de Aioros le tomo por sorpresa, así que simplemente no podía esperar a escucharlo.
—Si es tan importante dímelo, ahora estoy ocupado.—
—No creo que una noticia así se deba decir por teléfono.—
—¿Así de importante es?— Preguntó más que serio el joven heleno, no imaginaba cuál era noticia que simplemente no se podía decir por teléfono.
—Si.— Ante esa afirmación, Milo solo suspiró y reviso su reloj, suponía que Aioria vería a Shura ya por la noche, así que tenía tiempo para agendar una cita extra.
—Esta bien, ven a mi departamento a las 6, te estaré esperando.— Dijo Milo, para luego cortar la llamada. Vio que solo faltaba media hora, y Aioros era puntual así que le indico a su chófer que cambiarán de dirección.
—¿A dónde vamos? Por ahí no queda el departamento de Shura.— Comentó Aioria al ver qué el auto de Milo se desviaba por otro camino.
—Lo siento, pero debo pasar a mi departamento por unas noticias que tiene mi doctor... Luego te llevaré devuelta al departamento del abogado, porque no creo que este ahí ¿O si?— Preguntó Milo, mientras que Aioria usaba su nuevo celular para marcar el número de Shura, que era el único número que se recordaba, pero la línea simplemente le indico que el celular estaba apagado.
—No, creo que no está.— Dijo un poco triste, cada hora que pasaba y no veía a Shura o al menos no lo escuchaba lo hacía sentir mal.
Milo noto esa tristeza en los ojos del menor, nunca había sido empático con nadie, nisiquiera con Camus, pero había algo en Aioria que le hizo sentir mal cuando lo vio triste al hablar de Shura.
—¿Puedo preguntar como conoces al abogado?—
—Es una larga historia...— Milo estaba por decir que no le interesaba escuchar su historia, sin embargo Aioria continuo.— Pero como insiste, todo empezó gracias a mi hermano...
Milo solo negó con la cabeza, esperaba llegar a su departamento lo más pronto posible. Aunque en los minutos que tardaron en el carro Aioria le contó toda la historia que envolvían a Shura, Aioria y su hermano. Tal vez Aioria era despistado, pero en su relato en ningún momento menciono el nombre de su hermano.
Así que sin quererlo Milo escucho una historia que parecía sacada de una novela. No parecía del todo aburrido, pero Aioria relataba su amor por Shura como una tragedia, hasta cierto punto lo entendió, el también se enamoro de quién no lo ama.
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—No pudo garantizar la seguridad de Camus una vez que se vaya de aquí, así que tengan cuidado.— Mencionó Angelo mientras veía al menor subir al auto que les estaba prestando para la reunión que tendrían con Kardia. En esos momentos Shura le estrecho la mano al italiano en forma de agradecimiento antes de subir.
—No te preocupes, porfavor sigue con la investigación de Milo, es bueno tener más de una opción.—
Angelo también estrecho la mano del abogado, asintiendo ante sus palabras.
—Los estare esperando, si las cosas empeoraran no duden en llamarme.—
Luego de quedar en esos acuerdos, Shura subió al auto para conducirlo, y fue así que se dirigió al restaurante que le dijo Kardia, empezaba a creer que ese restaurante era el lugar de sus aventuras y también nuevos problemas.
Pronto su celular notificó un mensaje, pero como estaba al volante no pudo revisarlo, así que el paso su celular al menor.
—¿Puedes fijarte que es porfavor? Talvez es algo del trabajo.— Dijo el mayor sin quitar su vista del camino, a lo que Camus tomo el celular y reviso la bandeja de mensajes. Lo que leyó hizo que se quedará pasmado por unos segundos.
"Shura el novio de Camus lo esta buscando... Y no es precisamente el empresario."
"Ven a la florería a las 8 y aclaren las cosas. No quiero que Camus te haga lo mismo que Aioros."
Los dos mensajes eran claros, solo que se quedó pensando en el primero y trato de analizar el segundo. ¿Quien era la persona que lo buscaba y todavía profesaba ser su novio, sino era Milo? Y segundo ¿Quien era Aioros?
Eran dos cuestiones que no lograba entender del todo, pero no debía decírselo a Shura, primero porque no era un experto en el amor, sin embargo, un mensaje así se podría malinterpretar y si recordaba Kanon lo dejo sin siquiera poder explicarle lo que sucedió y Milo igual, llegó al punto de lastimarlo sin saber la verdad. Pensaba que Shura no sería diferente a esos dos. Lentamente borro ambos mensajes, para que Shura no lo viera.
—¿Quién era?— Preguntó el mayor, a lo que Camus justo termino lo que hacía y hablo de manera tranquila.
—Mensajes de oferta de la operadora que usas.—
—Oh pensé que era importante.— Shura no le dió importancia a los mensajes y Camus solo apagó el celular del mayor, solo para prevenir que Afrodita enviara más mensajes. Debía pensar como ir a la florería a esa hora y ver de qué se trataba. Sabía que estaba mal ocultarle algo tan importante a Shura, pero realmente tenía miedo a como reaccionaría el mayor.— ¿Como te sientes?
—Bien... Creo que un poco tranquilo, porque se que podemos hablar con Kardia.— Camus trato de no pensar en los mensajes y mejor se concentro en lo importante, aunque le resultara imposible, porque su corazón latía fuertemente por la duda. Pero ese momento tan ansioso paso cuando sintió la mano de Shura sobre la suya.
—Te prometo hacer todo lo posible para que las cosas vayan bien...— Dijo Shura con una sonrisa, causando que Camus se le cristalizaran los ojos ante tal determinación, jamás le había pedido nada a Shura, pero sin darse cuenta le había todo lo que le faltaba. Apoyo y amor.
Dos cosas que no había sentido hace mucho tiempo, y realmente no quería perderlo por malos entendidos, asi que el mismo resolvería los cuestionamientos que tenía pendiente.
Paso un largo tiempo, hasta que faltando 5 minutos para la hora indicada, Shura y Camus habían llegado al restaurante. Al entrar al lujoso lugar Shura le indico al recepcionista que tenía una reservación a nombre de Kardia, dicho eso y con ayuda de un mesero, fueron a la mesa donde el mayor ya los esperaba.
Aunque ni siquiera se sentaron, Kardia se levantó rápidamente al ver a Camus. No tardó en alcanzarlo y darle un fuerte abrazo. Para el, Camus era un hijo más y saber que posiblemente fue secuestrado le hizo sentir mal a tal punto de no dormir, muestra de ellos eran las grandes ojeras que tenía debajo de sus ojos azules y hasta su cabello estaba más desordenado de lo normal.
Camus sintió que hizo bien en venir, solo así había aliviado las preocupaciones de su suegro y Shura no sería visto como el responsable.
—¡Camus, estaba tan preocupado por ti! ¿Que paso? ¿¡Dónde estabas!?— Kardia se separó del menor, pero le tomo del rostro con delicadeza y se fijó que realmente fuera su yerno el que estaba viendo. Sonrió con gran felicidad, pero luego miro con molestia a su abogado.— Espero buenas explicaciones Shura.
Shura estaba por hablar, hasta que el menor fue el que respondió amablemente a su suegro.
—Señor Kardia, Shura me salvó.— Las palabras del menor le tomaron por sorpresa a Kardia, y al mirar a Shura este asintió.
—Mejor sentemonos y conversemos sobre lo sucedido.— Sugirió con cortesía el joven abogado. A lo cual más tranquilo Kardia accedió.
Una vez que los tres estaban sentados y bebiendo una copa de vino cada uno se pusieron a explicarle la situación de Camus al mayor, desde como había conocido a Milo hasta porque había decidido escapar con ayuda de Aiacos, claro que omitió que un mafioso los ayudaba para evitar problemas a Angelo.
Kardia escucho atento esas palabras, incluso dejo de tomar el vino para no malinterpretar algo, el mismo se sorprendió de las cosas que había hecho su hijo, pero tampoco estaba tan lejos de la realidad. El mayor suspiro y dentro suyo se reprochó por no haber corregido desde más antes a su hijo y ahora solo le había hecho la vida imposible a su yerno.
Cuando Camus termino de relatar todo lo ocurrido de principio hasta ahora, Kardia tardó un momento en responder, aún trataba de asimilar lo que había escuchado. Entrelazó los dedos de sus manos y agachó la cabeza.
—No se que decir Camus... Más que solo pedirte disculpas, no imaginé que mi hijo fuera capaz de todo eso.— Hizo una pequeña pausa y su mirada se dirigió al español.— También te debo una disculpa Shura... No tenía la menor idea de que habías ayudado a mi querido yerno.
—No se preocupe señor Kardia, cualquiera en su situación hubiera reaccionado igual. Aunque eso no es todo lo que queríamos decirle.— En esos momentos Shura sonrió ligeramente al menor, quien en más confianza se armó de valor para decirle lo más importante a su suegro.
—Quiero cancelar mi compromiso con Milo.— Camus puso sobre la mesa la mochila que tenía, y se la entrego a Kardia, dentro de la mochila aún estaban las lujosas joyas que Milo le había obsequiado.— También devolveré todo lo que Milo gasto en mi, por ahora gracias a que por él no puedo conseguir un buen trabajo quiero irme del país, pero aún así prometo depositar todo lo que debo cada fin de mes.
Kardia se quedó sorprendido por las palabras de su yerno, aúnque no sabía si decirle así, el menor estaba decidido a cancelar el compromiso que tenía con su hijo, y al menos en eso lo apoyaría ya que no pudo ayudarlo en todo ese tiempo que su hijo lo lastimo. Le devolvió la mochila al menor y le sonrió con un cariño paternal.
—Guarda eso Camus, es tuyo...— El mayor saco de su bolsillo su chequera y escribió una cantidad de dinero, e hizo lo mismo con un segundo cheque. Quitó ambos cheques y uno se lo entrego a Camus y el otro a su abogado.— Porfavor acepten eso, es lo menos que puedo darles luego de todos los problemas que les dió mi hijo, yo mismo hablaré con el.
Camus y Shura recibieron el cheque y ambos se quedaron sorprendidos por el monto que recibían. Shura rápidamente se lo devolvió al mayor, no creía que mereciera tanto.
—Señor muchas gracias por su amabilidad, pero yo no puedo aceptarlo... No creo merecerlo.— Comentó más que apenado el español, pero Kardia insistió en dárselo.
—Shura salvar la vida de Camus merece incluso más de lo que te ofrezco... Porfavor toma ese dinero y ayuda a mi yerno a irse de aquí, no te preocupes por mi caso, buscaré a otro abogado que pueda ayudarme.— Kardia tenía sus prioridades claras, primero ayudar al galo, en segundo lugar debería buscar a su hijo para recibir buenas explicaciones sino el mismo lo metería a la cárcel, pues ni más ni menos merecía luego de matar a alguien, por último resolver sus problemas matrimoniales con otro abogado, pues estaba más que seguro que Shura estaría ocupado ayudando a Camus.
—Entiendo, lamento no acompañarlo hasta el final en su caso...— Shura agradeció que Kardia fuera tan comprensivo. Y sobre todo que ayudará aún más Camus, con ese dinero era más que suficiente para empezar una nueva vida.
Camus solo agachó su cabeza y algunas lágrimas descendieron de sus bellos ojos, estaba tan conmovido por la amabilidad de su suegro, tanto que no creía que alguien tan bueno como él tuviera un hijo tan cruel como Milo. Pero eso pronto lo dejaría atrás, lo más importante estaba hecho, ahora sí podía irse tranquilo, pues tampoco estaba comprometido.
Kardia había notado el reaccionar del menor, pero antes de consolarlo, este se acerco a abrazarlo. Sin duda el mayor era amable y así siempre lo había visto Camus, era como el padre que nunca tuvo. Cómo hubiera deseado ser el hijo de alguien tan amable, de tan solo pensarlo imagino un futuro distinto. Pero estaba seguro que no quería cambiar su presente, pues ahora estaba en camino de construir su nueva vida a lado de alguien tan maravilloso como Shura.
—¡Gracias por todo señor Kardia! Algún día se lo pagaré, se lo aseguro.—
— Consideralo un regalo...— Dijo en un susurro el mayor, acariciando los suaves cabellos del menor.— Si necesitas un vuelo para irte de aquí, puedo darte un boleto en una de mis aerolíneas. Solo dime a dónde quieres ir.
Camus no sabía que decir ante la última propuesta de Kardia, había anhelado salir de Grecia para nunca más estar cerca de Milo, pero ahora que tenía la oportunidad de escoger, no sabía que lugar era adecuado para una vida lejos de Grecia, miro a Shura, quien solo asintió.
Era como si ambos ya supieran a dónde querían ir y dónde empezar una vida, tímidamente Camus aclaro el lugar al que deseaba irse junto a Shura.
—A España...—
Continuará...
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