XX: El pasado no desaparece

—¡Cada día me sorprendes aún más! No solo rescataste al amor de Shura, sino que lograste reunirlos.—Un poco más y Afrodita daba saltos de felicidad, mientras ambos bajaban por las elegantes escaleras de la mansión. Pero Angelo no parecía compartir esa misma felicidad y Dita se dió cuenta.— No te veo tan feliz, ¿Paso algo más?

—Algo así... Ese chico, ya lo conocía desde antes, solo que no lo recordaba. Me siento mal por lo que hice.— Dijo mientras se rascaba la nuca, tal vez no era buena idea contarle a su novio lo que había hecho. Pero su propia conciencia no podía quedarse tranquila luego de saber las intenciones del abogado y ver cómo el menor había estado en peligro.

De hecho el mismo no recordaría lo que hizo si de por casualidad no le hubiera pedido a unos de sus hombres que averiguaran sobre Camus, y cuando regresaron a la mansión le dieron un informe que confirmaba que si había conocido a Camus, pues la deuda de un señor habia pasado a sus manos. Pero hace un año el francés le había cancelado la deuda, no sabía cómo lo hizo, sin embargo, no cuestionó, pues ya tenía su dinero. 

—No entiendo... ¿De dónde se conocen?— Preguntó Dita un poco preocupado, puesto que su novio lo estaba dejando con la intriga.

—Directamente no nos conocemos... Pero si con su padre.— Comento más que nervioso empezando a caminar más rápido, Dita le siguió el paso, pero le tomo de la mano, su novio actuaba demasiado raro y quería ver qué traía en manos.

—¿Que quieres decir?— Al joven sueco le surgió una duda, y esperaba que su pareja hablara para no sobrepensar las cosas.

—Me odiarias si te lo digo.— El tema era tan delicado que Angelo tenía miedo de como reaccionaría su pareja a lo que le iba a decir.

—Sabes que puedes confiar en mi...— Dijo amablemente, acercándose a su novio y acariciar su rostro.

—Mate al padre de Camus y sin pensarlo el cargo con la deuda de ese maldito... No lo recordaba porque hace un año canceló la deuda.— Se hizo un silencio sepulcral, hasta nuevamente Angelo hablo.— No me arrepiento de matar a su padre, lo que me hace sentir mal es que ese jovencito cargo con la deuda...

—Se en lo que estás involucrado Angelo, pero trabajo era trabajo... Aunque la tuya vaya contra la moral. No te sientas mal, el ya pagó su deuda.—

—Lo se...  Se que es un asunto pasado, pero el cargo con algo que no le correspondía, en ese entonces yo también solo era un subordinado más, así que tuve que seguir cobrándole, sin considerar el daño que le haría.—

Al saber eso Afrodita solo abrazo con más fuerza a su pareja , no tenía por qué juzgarlo, pues así lo había conocido. Era bueno, pero su trabajo le hacía sacar su peor lado.

—Hoy lo salvaste... Creo que eso recompensa un poco el pasado. Vamos a dormir para que no pienses en lo que pasó.—

La dulce mirada de Afrodita y sus palabras calmaron un poco la conciencia de Angelo. Realmente se había enamorado de la persona correcta.

Así que más tranquilos, ambos se fueron a otra habitación para descansar.

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Como el celular de Shura no dejaba de sonar, el abogado tuvo que apagarlo, ya que esa noche tal como lo había dicho prefería enfocarse en Camus. A la mañana siguiente averiguaría quien le había llamado con tanto afán.

Fue así que esa noche se quedó dormido al lado de Camus y sus muestras de afecto no habían pasado a más que solo besos, tampoco hablaron de lo ocurrido, pues no querían romper tan bello momento. Todo hasta que se quedaron dormidos y así el tiempo paso lento y la mañana tardo en llegar, al menos así lo sintió Shura, quien ya había despertado, pero el reloj de la habitación le indicaba que tan solo eran las 6 de la mañana.

Lentamente se levantó de la cama para no despertar al galo, tomo su celular y una vez que lo tuvo se dirigió hasta un balcón que había en la misma habitación para ver quién le había llamado.

Al estar en la soledad de la mañana, encendió su celular y vio más de 20 llamadas perdidas, pero era de un número que no tenía agregado. Aún con duda reenvío la llamada y espero que contestaran, aunque por la hora imagino que no sería posible, solo esperaría a que su celular timbrara tres veces y luego cortaría, hasta que al segundo timbre respondieron.

—¡Shura! Por fin respondes, ¿Dónde estás?—

Al escuchar esa voz tan particular Shura tuvo que sostenerse de las barandas para no caer abajo. Habían pasado dos años desde que no sabía nada de la familia de Aioros y ahora menos quería lidiar con el hermano menor de su ex pareja. Mil veces se arrepintió de no cambiar su número, pero desgraciadamente por cuestiones del trabajo tuvo que mantener su contacto.

—Ah, Aioria que sorpresa... Estoy fuera de la ciudad por trabajo.— Mencionó algo nervioso, pero al escuchar la respuesta de Aioria lo dejo sorprendido.

—¿Encerio? Estoy fuera de tu departamento... Quise darte una sorpresa, pero creo que debí llamar antes. No tengo donde quedarme.— Aioria sonaba decepcionado y eso lo noto Shura. Se golpeó la frente por no haber contestado antes, pues Aioria no mentía del todo, sus padres siempre estaban de viaje e imaginaba que el menor no contaba con las llaves y suponía que tampoco conocía el paradero de su hermano.

—¡Debiste llamar avisando que llegarías!— Regaño Shura, pensando que hacer. Pues no podía irse a recoger a Aioria, pero tampoco dejarlo solo.

—Lo siento... Pero realmente quería darte una sorpresa.— Dijo con inocencia, a lo que Shura se sintió mal, así que pensaría en como recogerlo.

—Tranquilo, ¿Aún recuerdas a Dita? Pediré que pase por ti, luego llamaremos a tus padres para ver dónde te quedarás.— Al menos con esa propuesta ayudaría al menor, pero quién no estaba de acuerdo era Aioria.

—¡No! Mis padres tampoco saben que regrese... Además solo vine a verte.—

—Pero que... Ah Aioria espera dónde estas, Afrodita vendrá pronto por ti.— Shura no quiso escuchar más escuchar a Aioria así que corto la llamada, ahora solo quedaba despertar a su amigo y que recogiera al menor. Salió del balcón y cerró las puertas, aunque al hacerlo se encontró con el galo ya despierto.

—Buen día... Disculpa si te desperté.— Dijo Shura guardando su celular. Camus solo tallo sus ojos y le sonrió con dulzura.

—No te preocupes... Acabo de despertar, creo que anoche me emocioné mucho por verte que no se dónde estoy, este lugar no se parece en nada a tu departamento...— Mencionó mientras miraba alrededor, pero nada le daba un indicio de dónde posiblemente estaría.

—Estamos en la casa de un amigo.— Murmuró dudando un poco de sus palabras, pues no sabía si llamar amigo al novio de Dita, pero esos eran detalles menores, se acercó al galo y se sentó en un rincón de la cama para ver qué estuviera bien.— ¿Como te sientes?

—No sabría decirte con exactitud cómo me siento... Por un lado estoy feliz de que estés aquí, pero también tengo miedo de lo que pasó y miedo de saber lo que hará Milo... No quiero que estés en peligro por mi.— Dijo con dolor, pues recordo que Kanon también había muerto por su culpa o al menos eso creía. Shura entendió la angustia del menor y lo abrazo.

—Tranquilo, por ahora no tienes nada de que preocuparte, lo peor ya paso y aquí estás seguro...— Shura abrazo con cariño al menor y le dió un beso en la frente. Tratando de reconfortarlo.

—Gracias... Aunque tengo una duda, ¿Que pasó con Aiacos?— Preguntó con cierta preocupación, no tenía una relación estrecha con ese secretario, pero no pudo evitar preocuparse luego de lo ocurrió. Temía que algo malo le hubiera pasado.

—Lo siento no lo conozco, quien te ayudo se llama Angelo, el debe saber los detalles... —Shura no reconocía el nombre que le mencionaba Camus, pero esperaba que no fuera alguien importante para el galo, nuevamente su celular empezó a sonar y eso le hizo recordar que tenía un asunto pendiente por resolver.—Descansa un poco más, yo iré a ver si Angelo ya despertó para conversar sobre lo ocurrido.

Shura rápidamente salió de la habitación, no contesto la llamada, pero si se enfoco en buscar a Afrodita para que lo ayudará. Sin embargo, la mansión al ser tan grande no sabía en dónde podía estar su amigo. Por fortuna, uno de los hombres de Angelo lo vio merodeando por el lugar y luego de preguntar a dónde iba, lo llevo hacía la habitación de su jefe.

Allí shura tocó delicadamente la puerta esperando que Angelo le abriera, sin embargo luego de unos segundos quien salió fue Dita vestido solo con una bata.

—¿Qué sucede, Shura? Es muy temprano, ¿No crees?— Dijo medio somnoliento, a lo que Shura le tomo del brazo y lo saco de la habitación.— ¿Que pasa?

—Lo siento... pero necesito que vayas a mi departamento, tengo visitas inesperadas.— Dijo con cierta molestia, pero Dita no lo entiendo, puesto que su amigo no tenía familiares cercanos, así que le hizo curioso quien lo estaba visitando.

—¿Quien te vino a visitar sin previo aviso?— Preguntó con cierta curiosidad una vez que el sueño se le pasó.

—Aioria.—

A Afrodita se le abrieron los ojos al escuchar ese nombre, no lo había visto en dos años, pero lo último que recordaba era que fue un dolor de cabeza para su amigo por un buen tiempo. Era como una pequeña garrapata que se pegó a Shura y no lo soltó hasta que lo enviaron lejos. Jamás pensó en volver a saber de él, pero grande fue su sorpresa al saber que estaba devuelta.

—¿El hermanito de Aioros está aquí?— Cuestionó con sorpresa, pues por su mente no se le había ocurrido que llegara alguien del pasado de su amigo y menos ahora que estaba por iniciar una relación con alguien mas.

—Si, no tiene dónde quedarse... Aún debo conversar con tu novio sobre lo que pasó, así que mantén ocupado a Aioria, luego ya veré dónde lo dejo.—

—Esta bien... Iré enseguida, nos vemos más tarde Shura.— Dijo Amablemente el joven sueco, lo que sea por su amigo. Además sería bueno reunirse con Aioria para dejarle las cosas en claro, pues no dejaría que nadie se interpusiera en la felicidad de su amigo y ese jovencito no sería excepción.

Entro nuevamente a su habitación y se alistó para ir por el menor. Su novio ante el ruido que hacía, terminó por despertarse.

—¿Que haces Dita?— Preguntó un poco cansado, estirando sus brazos para ver si así lograba despertar del todo.

—Lo siento amor, pero debo ir a recoger al invitado de Shura... De paso iré a abrir la florería, mientras eso puedes conversar con Shura sobre la situación de Camus, pero no le digas la verdad. Ambos se sentirán mal de saber que tuviste que ver con la muerte de su padre.— Dijo algo preocupado, pues luego de hablar con su novio y saber lo que había pasado Camus le destrozó, y justo por eso quería evitar que Shura o Camus se enteraran de la verdad, ya que era más que seguro que odiarian a su pareja por lo ocurrido.

—Tranquilo, no hablaré más de la cuenta. Gracias por ayudarme Dita.— El joven italiano se sintió tranquilo al saber que había confiado en su pareja, ya que así también se quitó un peso de encima.

Una vez que Afrodita estuvo bien vestido, se acercó a su novio para darle un beso en los labios y luego le sonrió.

—Nos vemos más tarde... Pasa por la florería si es posible.— Le dijo guiñándole un ojo de forma coqueta antes de salir de la habitación.

El italiano solo le sonrió y se despidió moviendo su mano a manera de despedida, ahora solo debía hablar con sus invitados y averiguar con quién se enfrentaría. Y esa respuesta solo lo tenía el galo.

Continuará...

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