XII: Malos momentos

Discutir en plena vía pública no era una buena idea, no le convenía a Shura ni mucho menos a Kanon, así que ambos entraron a la florería.

—Si realmente te preocupas por Camus déjalo tranquilo, aún si demandas a Milo el solucionará fácilmente las cosas con un montón de dinero. En lo personal no quiero que vuelva a lastimarlo.— Kanon trato de convencer a Shura de que ya no volviera a tener contacto con Camus, pero lo que no sabía es que la determinación del español iba más allá de su imaginación.

—Pues bien, estoy dispuesto a perder todo por Camus tu quieres protegerlo pero no haces mucho, yo si ire con todo contra Milo para que Camus este bien. Tu jefe no es el único que tiene poder.— Las palabras de Shura no le convencieron del todo a Kanon, porque estaba seguro que eso solo traería problemas en el futuro, pero no tenía más ideas para que Shura se alejara del galo.

Ambos ya no se dirigieron la palabra luego de aquello y Shura simplemente se dedico a escoger las mejores rosas rojas para dárselas en un ramo a Kanon, cada rosa que escogía se encargaba de cortarle las espinas y cuando vio que era suficiente fue al mostrador y envolvió el ramo en una hermosa tela dorada de encajes y con un moño rojo.

Una vez que acabó, Shura le dió el ramo al mayor, quien se quedó sorprendido por lo arreglado que estaba, no entendió porque Aldebarán le había comentado que los arreglos florales que hacía ese chico eran horribles si ahora recibía uno bien delicado y hermoso. Kanon le extendió el billete de 100, pero Shura se negó a aceptarlo.

—No me debes nada, dile a Camus que las flores son de mi parte.— Ante esas palabras Kanon apretó sus manos con fuerza e insistió en pagarle.

—Alguien realmente se molestara conmigo si se entera que no te pague el ramo.— Comentó refiriéndose a Aldebarán, pues imaginaba que lo dejaría fuera del departamento al ver qué trajo las flores más no pago por ellas.

—No te preocupes, creo que es fácil mentir y decir que si pagaste por el ramo, solo dile a Camus que las flores si son de mi parte.— Shura realmente no le importaba el dinero, con tal sacarle a una sonrisa a Camus estaba más que feliz de darle ese ramo o más, el ya luego se lo respondía a Afrodita.— Aunque a cambio me gustaría saber el número de celular de Camus.

—Olvidalo... Camus no tiene celular y deja de intentar meterte con el, creo que aún no captas la idea de que el está casi casado con mi jefe, no hagas las cosas más difíciles ni tu mismo te ilusiones. Me dijeron que eres abogado así que también debes saber de moral.—

—Respetaría esa moral si Camus estuviera enamorado de tu jefe, pero no es el caso...— Shura se dirigió hasta la puerta y la abrió para que el secretario se fuera, no estaba de buen humor para seguir con la discusión.

Kanon se quedó aún más molesto por esas palabras, pero no tuvo tiempo de responderlas al ver qué el celular de Aldebarán sonaba. Como el lo tenía, por responsabilidad debía responder, así que así lo hizo.

—Señor Aldebarán, debe venir urgentemente al hospital... El joven Mü está en una situación crítica.—

—Si...— Esa llamada alertó a Kanon, no era cercano a Aldebarán, pero si sabía que debía avisarle de esa llamada lo más antes posible. Simplemente corrió devuelta al auto dejando el ramo en el asiento de copiloto y condujo devuelta al departamento.

Shura no entendió ese repentino comportamiento, incluso estaba por prepararse para una pelea, pero realmente le sorprendió que ese joven no hubiera hecho nada más que amenazarlo, suponía que estaba bien y el también se dedico a cerrar la puerta de la florería para regresar a su departamento, puesto que realmente no estaba con las ganas de trabajar ni como florista ni como abogado.

Al cerrar la puerta, recibió una llamada de Kardia por lo que no tardó en contestar.

—Shura lamento llamarte recién, pero no pude saber mucho de Camus más que solo se fue de viaje con mi hijo, estaba pensando en organizar una reunión para aclarar lo que pasó en tu departamento.— Kardia realmente estaba preocupado y Shura lo noto, no quería agregarle más problemas, pero debía decirle todo lo que sabía si quería ayudar a Camus.

—Yo me enteré de algo más señor Kardia, vera alguien me comentó que Camus está herido, si esa reunión puede solucionar algo le suplico que sea lo más antes posible.—

—¿Quien te dijo eso?—

—Uno de los secretarios de su hijo vino a la florería y me amenazó y parte de esa amenaza incluía lo que le dije... No quiero ser entrometido, pero realmente estoy preocupado por Camus.—

Las palabras Shura fueron una razón más para preocuparse, además que la actitud de su hijo y la de Camus realmente se le hacía sospechosa, por lo que debía estar alerta y saber que pasaba.

—Esta bien, te llamaré uno de estos días para decirte la hora y el lugar Shura, espero que me disculpes por los inconvenientes.— Luego de decir aquello Kardia corto la llamada y estaba de camino a su oficina, pues había pasado también horas en las que trato de esperar a su hijo fuera del departamento, pero talvez por ese viaje no volvería en un buen tiempo, así que solo quedaba esperarlos.

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Mientras Kanon ya había llegado al departamento luego de pasarse varios semáforos, al llegar si tuvo que esperar el ascensor puesto que se tardaría más en subir por las escaleras. Cuando por fin luego de unos minutos estaba en el departamento de Camus toco la puerta con fuerza y por fortuna fue Aldebarán el que le abrió.

—Si trajiste las flores, buen trabajo Kanon.— Mencionó Aldebarán con una sonrisa en su rostro, pues estaba seguro que esas flores le alegrarían bastante a Camus. Pero su sonrisa desapareció en cuanto Kanon le comentó otro asunto más importante.

—Luego me felicitas, llamaron del hospital y era urgente.— En ese mismo instante Kanon le entrego el billete, el celular y las llaves del auto. Alde ya ni siquiera discutió con Kanon sobre el dinero, simplemente se marchó tan rápido como pudo.

Aldebarán tardo unos minutos en llegar al hospital en el que su novio era atendido. Al ingresar fue directo a la habitación de su pareja, sin embargo, no había nadie, la habitación estaba vacía, temía que lo peor hubiera pasado pero una enfermera que lo reconoció lo llevo hasta la sala de cuidados intensivos, dónde el doctor que atendía a Mü lo recibió.

—Señor Aldebarán, temo decirle que la situación del joven Mü no es muy buena, estas semanas serán cruciales porque debemos operarlo de inmediato... Pero si no encontramos un donante, será demasiado tarde.— Dijo el doctor con preocupación.

Aldebarán solo vio como su novio estaba en una camilla conectada a varias máquinas. Tan solo verlo en ese estado le hizo desmoronarse por completo, saber que el amor de su vida podía morir en poco tiempo era una idea que no procesaba con facilidad.

—¿En verdad no hay nada más que podamos hacer?— Preguntó Aldebarán poniendo su mano por la pequeña ventanilla de la puerta que le dejaba ver a su novio.

—No, mire le recomiendo que visite otros hospitales y ver si tienen en su lista de donantes algun corazón que sea compatible con el joven Mü, créame que en el hospital también estamos haciendo todo lo posible por encontrar uno, pero si eso no pasa, le sugiero ser fuerte.— Sin más que decir el doctor dejo a Aldebarán solo y se retiró a ver a sus demás pacientes.

Ese día Aldebarán no se movió del hospital, debía pensar en una manera de salvar a su novio y darle la oportunidad de vivir. Solo que el tiempo estaba en su contra y la esperanza no era mucha.

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A la mañana siguiente Kanon se aproximó a la habitación de Camus, como no quiso despertarlo la noche anterior, dejo el ramo de rosas que había obtenido en un florero, dejándolo al lado de la cama y dónde Camus lo podía apreciar al despertar. Cuando lo dejo listo, fue a hacer sus demás deberes antes de que el menor despertara.

Camus mientras despertaba de su largo sueño con pesadez, apenas podía abrir los ojos ya que estaban hinchados de tanto llorar, se sentó en su cama con cuidado y fue ahí que observo el ramo de flores.

Su corazón latio rápidamente pensó que era un sueño, pues tenía el presentimiento de que esas flores eran de Shura.

Cómo estaba conmocionado, se sacó el catéter del brazo sin importarle el dolor que sentiría, algunas gotas de sangre mancharon las sábanas blancas, y como pudo se apoyo en las paredes para salir de la habitación, en su imaginación pensaba que Shura estaba cerca y realmente deseaba hablar con el en persona.

Kanon estaba en la cocina viendo que la comida de Camus estuviera lista para llevársela, pero pronto escucho como algo se caía, trato de no tomarle importancia pues había más personas en la casa y tal vez alguien se había tropezado, pero luego vio que el resto del personal se reunía cerca de la habitación del menor, lo que le hizo levantarse para ver qué ocurría.

Fue ahí que vio a Camus siendo ayudado por algunos de los hombres de Milo y vio que su brazo sangraba por dónde estaba el catéter.

—¡Camus!— Rápidamente Kanon se acercó a él y ver que nada malo le hubiera pasado, sin embargo, ya le había pasado algo. Su brazo no dejaba de sangrar.—Llamen al médico, de Milo yo me encargo.

—Si.— Respondieron los hombres, en lo que Kanon con ayuda de algunos llevó devuelta a Camus a su cama.

—Camus... ¿Qué diablos te pasa? ¿Porqué hiciste algo así?— Preguntó con preocupación, hasta el momento Kanon realmente lamentaba que Aldebarán no estuviera con ellos, pues siempre sabía que hacer o al menos que decir.

—Lo siento... Por un momento pensé que Shura estaba aquí, creo que me disocie de la realidad.— Comentó el menor con una voz apagada, mirando las rosas que había en el florero.

Kanon entendió a qué se refería y maldició haber ido por las flores, pues no ayudo en mucho a Camus y al contrario solo le hizo sentirse mal.

Continuará...

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